La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Entradas etiquetadas como ‘primavera’

Cada vez estamos más cerca de la Doñana silenciosa

Doñana es ruido, pajarería inquieta, volatinera. Puro paisaje sonoro. Ruidosos flamencos trompetean sus cielos mientras las cigüeñas crotorean en los árboles, los zarapitos silban, las golondrinas trisan, las abejas zumban, las cigarras chirrían; graznan las cornejas, gorjean los ruiseñores y carriceros, machacan incansables escribanos cerillos y trigueros, gorgoritan las currucas, chascan las tarabillas, pían las lavanderas, trinan los pardillos, zurean las palomas, arrullan las tórtolas, reclaman las perdices, voznan las urracas, trisan las alondras.

Rectifico. Doñana ERA ruido, pajarería inquieta, volatinera. Porque Doñana está enmudeciendo. No en sus lugares más mágicos como el Caño Madre de las marismas del Rocío, los lucios o sus caños repletos de vida. Pero sí su entorno, cada vez más transformado en un apretado corsé para esa naturaleza enjaulada, encarcelada, en que hemos convertido a uno de los lugares naturales más importantes del mundo. La desembocadura deltaica del río Guadalquivir es cada día más un penal de biodiversidad empobrecida. Lee el resto de la entrada »

Ya han llegado las golondrinas, los cucos y los ruiseñores

Golondrina ventana_Mario Cea

Las aves migratorias están de vuelta a casa. A la nuestra, pues para ellas tan casa es la zona de invernada como la de cría. Volver a disfrutar con el vuelo familiar de las primeras golondrinas en los pueblos, escuchar en el soto el primer ruiseñor, la bella oropénola, el aprovechado del cuco o el incansable abejaruco; también las meseteñas collalbas. Lo habrás notado estas vacaciones a poco que hayas salido al campo, donde el milano negro vuelve a ser habitual. La primavera es ahora mismo una evidencia pajaril, aunque cada vez estas especies llegan con el calendario más trastocado.

Las golondrinas, por ejemplo, vuelven cada vez más pronto a España. El estudio y seguimiento de las poblaciones que lleva a cabo SEO/BirdLife de manera continua está permitiendo constatar un cambio en sus pautas migratorias. En medio siglo, la llegada de estas aves desde África al comienzo de la primavera se ha adelantado dos semanas. Si en la década de los 60 del siglo XX la fecha media de llegada a la península Ibéricaestaba en torno al 30 de marzo, ahora está en el 16 de marzo.

Los primeros ejemplares de golondrina común (Hirundo rustica) llegan en el mes de febrero y los últimos en partir lo hacen en el mes de noviembre.  Además, la península Ibérica es una zona de paso de parte de la población europea. Millones de golondrinas atraviesan en primavera nuestro territorio cuando se dirigen hacia las zonas de cría en el norte del continente y vuelven a pasar hacia el sur en otoño en su ruta hacia las áreas africanas donde invernan.

Gracias al registro de los primeros avistamientos por parte de observadores aficionados a las aves es posible anotar cada año la fecha de llegada y de paso migratorio de esta especie por el mayor número posible de lugares (Programa Aves y Clima de SEO/BirdLife). El registro de estos datos desde mediados del siglo XX ha permitido constatar el adelanto de la llegada de las golondrinas a España.

“Esta pauta podría tener que ver con el cambio global”, explica Blas Molina, técnico del área de Seguimiento de Avifauna de SEO/BirdLife, a través de una nota de prensa. “Unas temperaturas más benignas conllevan que la disponibilidad de insectos sea mayor y haya recursos disponibles para un ave insectívora a finales de invierno, pero parece que esto por sí solo no explica estos cambios en los patrones de migración”, matiza el ornitólogo de SEO/BirdLife.golondrina3© José Manuel Arcos

Otros factores como los cambios en el uso del suelo en el norte de África parecen tener un peso mayor en el acortamiento de las distancias migratorias, comenta Blas Molina. De hecho, esto ha dado lugar a un aumento de los individuos que deciden no cruzar al otro lado del Sahara para pasar el invierno y se quedan en zonas del norte de África. Esto implica acortar el camino de ida y vuelta y que puedan llegar mucho más pronto a las zonas de cría en Europa.

Paralelamente al adelanto de la llegada de la golondrina en primavera a España, se ha registrado un aumento de los individuos presentes en pleno invierno (diciembre-enero) principalmente en el suroeste peninsular, en las zonas más térmicas, explica Blas Molina.

Sobre los viajes de las golondrinas

En sus rutas migratorias, las golondrinas tienen que atravesar zonas marinas y aunque cruzan por el Estrecho de Gibraltar, no desdeñan hacerlo también por pleno mar hasta alcanzar la costa. El cruce África-Europa puede verse frenado por los vientos fuertes de Levante que soplan con frecuencia en la zona del Estrecho. Las condiciones meteorológicas en un año concreto pueden influir por tanto en un atraso o adelanto del cruce desde África a Europa en esa temporada. Sin embargo, la larga serie histórica de observaciones permite constatar que hay una marcada y continua tendencia a adelantar su llegada a Europa, al margen de las variaciones que puedan darse entre años consecutivos.

Durante sus viajes, las golondrinas utilizan los ríos y las líneas de costa que marcan la dirección de avance. Y usan las masas de vegetación en los humedales para pasar la noche. En esas ocasiones se pueden concentrar cientos y hasta varios miles de ellas, sobre todo una vez terminada la reproducción. 

Golondrina, Ave del Año 2014

La golondrina común fue declarada Ave del Año 2014 por SEO/BirdLife, ya que se ha constatado un fuerte declive de su población, que ha descendido un 30% en la última década. En 2004 se estimó una población de 30 millones de golondrinas comunes en España. Lamentablemente, las estimaciones actuales indican una reducción en torno a 10 millones de ejemplares.

Fenología golondrina

Si te ha gustado esta entrada quizá te interesen estas otras:

Los plaguicidas nos arrastran hacia un mundo silencioso… y hambriento

Warning2Pesticides

Imagen: © Colin Grey / Wikimedia Commons

En 1962 Rachel Carson horrorizó al mundo al explicar cómo el DDT, peligroso y cancerígeno insecticida, arrastraba al mundo hacia una Primavera Silenciosa. Un planeta sin aves canoras. Bosques y campos sin otros sonidos que el viento y nuestros coches. 10 años después se prohibía su producción y uso. Pero no hemos aprendido nada.

Una revisión de la literatura científica publicada en los últimos años sobre los plaguicidas sistémicos o neonicotinoides confirma que están causando daños significativos a un gran número de especies de invertebrados beneficiosos y son un factor clave en el declive de las abejas.

Según los autores del estudio, el uso generalizado de estos productos está teniendo un impacto similar al del DDT y su efecto va más allá de las tierras de cultivo.

Según explica SEO/BirdLife a través de un comunicado, lejos de asegurar la producción de alimentos, estos plaguicidas están amenazando la propia capacidad productiva a largo plazo, pues reducen o eliminan los polinizadores y los controladores naturales de las plagas, elementos clave del buen funcionamiento de los sistemas agrarios.

La preocupación sobre el impacto de los plaguicidas sistémicos o neonicotinoides en una amplia variedad de especies beneficiosas ha crecido en los últimos 20 años, pero hasta ahora las evidencias no habían sido consideradas concluyentes.

Para realizar un análisis completo de la situación, el Task Force on Systemic Pesticides, un grupo internacional de científicos independientes que asesora a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), ha revisado durante cuatro años toda la literatura científica disponible, más de 800 estudios publicados en revistas de alto impacto sometidas al sistema de revisión por pares.

Este meta-análisis, el Worldwide Integrated Assessment (WIA), será publicado próximamente en el Journal Environment Science and Pollution Research. Su conclusión es que hay claras evidencias de que los plaguicidas sistémicos causan un impacto tan grave que exigen una imperiosa regulación de su uso.

 

Las aves agrarias están en declive 

Para SEO/BirdLife, ésta es una prueba más de la degradación ambiental de los sistemas agrarios, detectada ya a través de sus programas de seguimiento de aves, que muestran un declive continuado de las especies comunes asociadas a los paisajes agrarios.

Por ejemplo, la golondrina, Ave del Año de 2014, muestra una reducción de su población de más del 30% en la última década. Y otras, como la codorniz, el sisón o la calandria están en una situación similar.

El uso de plaguicidas se une a otros factores que influyen en este escenario de pérdida de biodiversidad, como la reducción directa de hábitats favorables o enfermedades nuevas traídas con el comercio internacional de mercancías.

Aunque la UE ya ha prohibido temporalmente el uso de estos productos en algunos cultivos, el problema tiene una escala global. De acuerdo con SEO/Bird Life, sería necesario empezar a trabajar en un cambio profundo del modelo agrario, reconectando los sistemas productivos a los ciclos naturales.

Esto podría tener un impacto en los rendimientos por hectárea en ciertas zonas, pero igualmente acabaría reduciendo los costes crecientes en inputs y ofrecería más garantías de futuro sobre el suministro de alimentos. Cuestión que por otra parte requiere atajar también otros problemas como la distribución, el acceso y el desperdicio de comida, junto con los modelos de consumo y las dietas.

En todo caso, lo fundamental ante los neonicotinoides sería aplicar el principio de precaución, pero no se hace. El principio máximo de nuestra sociedad actual es el del negocio. Los que vengan detrás, ya sean abejas, pájaros o nuestros hijos, que arreen.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interesen estas otras:

¿Conoces el árbol más viejo y legendario de Madrid?

Ciprés calvo

Cuenta una vieja leyenda madrileña que este monumental árbol de extraño aspecto es hijo del situado en Popotia (México), bajo el cual Hernán Cortés lloró en la Noche Triste. Ese 30 de junio de 1520, los aztecas pasaron a cuchillo a la mitad del ejército español y les expulsaron de Tenochtitlán, la actual capital mexicana. Las lágrimas de amargura del conquistador habrían regado así el retoño antes de llegar a España.

Pero para algunos jardineros del Parque del Retiro (Madrid), donde se yergue majestuoso, su origen es más antiguo. Incluso los hay que piensan que lo trajo Colón después de uno de sus primeros viajes a América. “Así siempre se dijo”, ratifica una tradición oral sin duda equivocada.

En realidad no lo pudo traer ni Colón ni Cortés porque el Retiro es posterior. Más de un siglo. Aunque el misterio se mantiene, pues no se sabe con exactitud ni de dónde vino el árbol, ni quién lo trajo, ni cuándo se plantó.

Oficialmente se considera que fue de los primeros ejemplares plantados en 1633, cuando el conde duque de Olivares crea el parque madrileño como lugar de descanso y recreo para la corte de Felipe IV.

Especie originaria de México (Taxodium mucronatum), donde se conoce como ahuehuete, también recibe el nombre de ciprés calvo por ser una de las pocas coníferas de hoja caduca; pero las de este ejemplar, en lugar de caer, se mantienen secas en el árbol hasta la primavera.

Otra antigua leyenda madrileña señala la horcadura de este viejo árbol como el lugar sobre el que las tropas francesas instalaron un cañón durante la guerra de la Independencia, desde donde disparaban contra la ciudad. Esta historia podría ser cierta, pues se sabe que los soldados napoleónicos establecieron en esta zona del Parque del Retiro su cuartel general y convirtieron en leña la mayor parte de sus árboles, respetando el ciprés sólo por su utilidad artillera. Aunque los botánicos también la ponen en duda, pues su madera es muy blanda y un cañón puesto encima lo hubiese destrozado.

Pero poco importa si todas estas leyendas son verdaderas o falsas. El ciprés calvo del Retiro está considerado el árbol más viejo, monumental e histórico de la ciudad de Madrid, un símbolo viviente apreciado por todos. O por casi todos.

Desde hace varios años, una reja lo protege de los vándalos que en varias ocasiones han intentando acabar con él arrojando sal sobre sus raíces. Y hasta de los alucinados que lo eligieron como altar para supuestos ritos de magia negra.

También está protegido legalmente, pues es uno de los 255 ejemplares incluidos en el Catálogo de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre de la Comunidad de Madrid.

Lo puedes ver (y disfrutar), estos días de maravillosa primavera, en el parterre francés del parque, cerca de la puerta de Felipe IV y la calle Alfonso XII.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interesen estas otras:

Los pájaros son pura música, incluso sin cantar

birdswire-660x250

Estoy aprovechando las vacaciones de Semana Santa para colaborar con SEO/BirdLife en el nuevo Atlas de las aves reproductoras en España, una ambiciosa revisión sobre el estado de nuestra avifauna nidificante que se prolongará hasta 2017. Escusa perfecta para disfrutar de la primavera y reencontrarme con la naturaleza en estado puro. Son jornadas de 6 horas de pateo, duras pero enriquecedoras a pesar de las quemaduras del sol y de las ampollas en los pies. Una gozada.

¿Has salido ahí fuera? El campo está reventón, maravilloso. Florecido y con todas las aves en su máximo esplendor de plumaje y canto.

Pero incluso sin cantar, esas aves son pura música. Así lo demostró hace unos años el artista brasileño Jarbas Agnelli.

Leyendo un periódico, vio la fotografía de unos pájaros posados en unos cables eléctricos. Le parecieron notas en un pentagrama y así lo hizo. Sin modificar su posición exacta ni utilizar Photoshop, recreó esa composición musical absolutamente casual. «Tenía curiosidad por escuchar la melodía que los pájaros estaban creando», justificó. El sorprendente resultado le valió ganar en 2009 el premio YouTube Play de la Fundación Guggenheim.

Te dejo a continuación ese vídeo, Birds on the Wires. Si como dijo Bruce Lee, nosotros somos agua, está claro que los pájaros son música, my friend.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interesen estas otras:

Las dos últimas primaveras «locas» dejan el campo con menos pájaros

european-goldfinch

El tiempo está loco. Tanto como para acabar convenciendo a los más incrédulos de que eso del cambio climático al final va a ser cierto. Las dos últimas primaveras han sido un fiel reflejo de una inusual tendencia meteorológica que cada año parece más arbitraria.

Según AEMET, mayo, junio y julio de 2012 fueron meses más secos y cálidos de lo normal. Con temperaturas medias superiores en 2ºC con respecto a otros años y valores de precipitación media inferiores al 50%.  2013 ha sido justo al contrario, esos mismos meses resultaron mucho más fríos y húmedos de lo habitual, con la temperatura media en junio más baja desde 1997.

Sin embargo el verano, en contra de aquellos que pronosticaron que tal estación no existiría en 2013, y como acertadamente anunció mi compañero bloguero Emilio Rey, está siendo tan cálido y seco como siempre se le supuso al periodo estival.

Víctimas inocentes de las estaciones extremas, las aves también se comportan como excelentes bioindicadores de los altibajos climáticos. Para su desgracia, y según los resultados del programa Paser de seguimiento de aves de SEO/BirdLife, la productividad de aves comunes de 2012 y 2013 ha sido especialmente baja.

Entre las especies afectadas se encuentran nuestros pájaros más urbanos como el jilguero, el verdecillo, el verderón, el pinzón, el mirlo y el petirrojo. También las cigüeñas. En todos los casos han volado menos pollos por pareja de lo habitual.

Es la ley de naturaleza, es verdad, pero apena saber que los fríos y lluvias de la primavera han malogrado decenas de miles de puestas de esas avecillas que tanto nos gusta ver y escuchar cuando salimos al campo o paseamos por los parques y jardines. Y da todavía mucha más pena saber que la culpa en el fondo es de todos nosotros. Y de ese cambio climático provocado por la especie humana que amenaza con cambiarnos a todos, pero a peor.

Otras entradas relacionadas:

Puedes seguirme (si quieres) en Twitter (@lacronicaverde) y en Facebook (www.facebook.com/lacronicaverde)

Atención a la lluvia primaveral de pollos y otros animales

S

Me llama mi amiga Fernanda. Fue a visitar una fabulosa encina monumental de Toledo y al acercarse a su tronco se dio un buen susto. Bajo el árbol, dos grandes bolas de algodón se hinchaban y bufaban amenazantes. Entre el blanco inmaculado resaltaban dos pares de ojos amarillos que la miraban igualmente asustados. Eran dos pollos de búho real (Bubo bubo). Se habían caído del nido, precariamente instalado en una vieja plataforma de corneja, en lo más alto de la gigantesca y solitaria encina manchega.

¿Qué podía hacer? Desde luego no cogerlos, fue mi apresurado consejo telefónico. Tampoco llamar a Medio Ambiente, como hizo el año pasado cuando se encontró otro de estos pollos en situación parecida. Llevarlos a casa o a un centro de recuperación tiene poco futuro. Lo mejor es dejar que la naturaleza siga su curso. Muchas parejas de búho real crían en el suelo y su prole prospera sin problemas. Como las avutardas, las perdices o las ortegas y sisones.

Éstas y otras especies tienen pollos que casi podríamos llamar nidífugos; en cuanto son medianamente grandes saltan del nido y empiezan a moverse por la zona. No los vemos, pero los padres están siempre muy cerca. Les cuidan y alimentan sin problemas allá por donde éstos vayan.

Así que mi amiga hizo lo mejor. Agarró una escalera y dejó las dos bolas de plumón en la cruz de la gran encina, pollos que se mantenían engrifados como habitual método de defensa pues les hace parecer más grandes y peligrosos de lo que en realidad son. Y ahí siguen hoy, hermosos y seguros.

En estos días de espléndida primavera, en nuestras salidas al campo nos podremos encontrar crías de animales aparentemente desvalidas. Incluso corzos, como ya os he contado en otra ocasión. Cogiéndolas no les hacemos ningún favor. Todo lo contrario. Lo mejor es no tocarlas. La madre naturaleza es sabia y nosotros pelín torpes.

En la foto, los búhos una vez subidos de nuevo a la encina.  © Fernanda Serrano

Puedes seguirme (si quieres) en Twitter (@lacronicaverde) y en Facebook (www.facebook.com/lacronicaverde)

Por fin llegó el verano a la naturaleza

Sí, ya lo sé. Astronómicamente el solsticio de verano es el 21 de junio (exactamente a las 17,16 horas) y para tan mágica fecha aún falta mes y medio. Pero para la naturaleza española el verano ha comenzado.

Personalmente defiendo la llegada de los ruidosos vencejos a las frías tierras mesetarias de Burgos como el inicio oficial de la nueva y esperada estación. Hace casi un mes se hicieron habituales en los cielos de Sevilla y Cáceres, pero para estas aves especializadas en alimentarse del plancton aéreo, de esos mínimos y abundantísimos insectos arrastrados por el aire cual maná, cruzar las montañas del Sistema Central y adentrarse en nuestra particular Siberia española no es tarea fácil. Sólo cuando la primavera está plenamente desarrollada se atreven a dar el salto. Y ahí están los primeros, persiguiéndose en sus kamikazes vuelos alrededor de los chapiteles de la catedral burgalesa. Dentro de poco se harán habituales, y en seguida sus gritos aéreos nos traerán el recuerdo de los pesados días de canícula estival.

No son los únicos heraldos veraniegos. En realidad ya han llegado de la lejana África todas las aves migrantes, cucos y ruiseñores, alimoches y aguiluchos, currucas y zarceros. Lo mismo ocurre con las flores, donde violetas y primaveras han dado paso a amapolas, margaritas y achicorias.

Aprovechando noches menos frías y la oscuridad de una luna todavía en incipiente cuarto creciente, es igualmente el momento de escuchar el misterioso canto de chotacabras y cárabos. También de mirar por encima de nuestras cabezas y descubrir que el paisaje celeste ha cambiado. Júpiter ha sido sustituido por un luminosísimo Saturno, y hoy mismo podremos gozar de la mejor lluvia de estrellas del trimestre, las originadas por el cometa más famoso de la historia, el Halley.

Con tantas novedades ¿te apuntas a disfrutar de este intenso verano biológico?

**Comparte con tus amigos este post:

Bookmark and Share

Mete tu ordenador en la primavera

Sí, es verdad, siento pasión por el campo pero paso demasiado tiempo pegado al ordenador, conectado a un mundo on line diametralmente opuesto al que en verdad me gusta, la vida al aire libre, las aves, las plantas, los insectos,…

Esta paradoja es especialmente insoportable ahora. La primavera está rompiendo ahora el silencio del bosque y yo, como tantos otros de nosotros, entusiastas de la naturaleza, debo conformarme con fugaces escapadas de fin de semana. Pero acabo de encontrar un truco que quisiera compartir con todos vosotros: poner un micrófono en el bosque.

Para celebrar la entrada de la primavera, la Red de Custodia Alzando el vuelo para la conservación del águila imperial ibérica de SEO/BirdLife ha puesto en marcha una webcam que permite observar todo el periodo de cría de una pareja reproductora localizada en el Parque Nacional de Cabañeros, uno de los más emblemáticos de España.

Resulta una maravilla espiar a tan fabulosa ave preparando con ternura el nido. Sin embargo, más fantástico que las imágenes es el sonido ambiente que llega en tiempo real al ordenador. Herrerillos, rabilargos, pinzones, carboneros, zorzales, mirlos, los primeros ruiseñores, el viento y hasta las moscas se oyen con una nitidez asombrosa. Como si nuestro despacho estuviera puerta con puerta con el nido de la imperial, como si trabajáramos en uno de los bosques más maravillosos del mundo. Incluso para dormir la siesta no hay nada parecido. Cierras los ojos y te parece estar en el corazón del bosque mediterráneo, sesteando bajo una vieja encina.

Queridos amigos, se acabó el jazz y el barroco como música ambiente. A partir de ahora cambio el Spotify por Cabañeros [Os repito aquí el enlace]. Probarlo también vosotros, merece la pena 😉

**Comparte con tus amigos este post:

Bookmark and Share

Llega la primavera más florida

Toda la primavera dormía en nuestras manos este largo invierno de fríos, lluvias y nieves. Parecía imposible, pero al final ha despertado. Exactamente, astronómicamente, la nueva estación hará su entrada triunfal en nuestro hemisferio mañana sábado a las 18.32 horas (hora oficial peninsular).

Sin necesitar reloj, los primeros almendros y cerezos hace días que visten sus más floridas galas, anticipando la fecha junto a violetas, narcisos y orquídeas. También han hecho su aparición las primeras aves viajeras, aquellas cuyo prodigioso instinto no precisa calendarios. Golondrinas y aviones, recién llegados de África, empiezan a arreglar sus frágiles nidos de barro, ajenos a los gritos nerviosos de los siempre con prisa vencejos, al canto aflautado del zorzal. Milanos, alimoches, águilas culebreras ciclean sobre los cielos en un placentero baile nupcial, mientras se despiden las últimas grullas y los gansos más tardíos. Eslizones y lagartos salen de su letargo para saludar al sol, la boca abierta de asombro ante otro duro reto de la vida.

La nueva estación durará 92 días y 18 horas, y será mucho más luminosa a partir de que el próximo domingo 28 de marzo recuperemos el horario de verano. Cada día amanecerá dos minutos antes y atardecerá un minuto más tarde, haciéndonos así más felices a todos.

Es verdad que “una golondrina no hace verano”, que hasta el 40 de mayo no nos podremos quitar el sayo, pero el espectáculo está servido. Para todos, incluso para los alérgicos al polen, quienes por la misma razón se enfrentarán a una época complicada. Más luz, más calor, después de un invierno inusualmente lluvioso, nos augura una primavera florida como pocas.

Este fin de semana es un buen momento para descubrir los primeros indicios. Para pasear por parques y campos. Para sentir esa naturaleza sin la que, como decía Miguel Delibes, no somos nada.

**Comparte con tus amigos este post:

Bookmark and Share