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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Por qué correr cuando ves a un oso pardo en el monte no es buena idea

Adulto de oso pardo.

Vas por el campo, supongamos que por las montañas de Picos de Europa o de los Pirineos, y de repente te das de bruces con un oso pardo ibérico. ¿Gritas y echas a correr como alma que lleva el diablo? Haces mal, muy mal. Puedes acabar teniendo un buen susto. Tus gritos lo asustan, tus movimientos violentos lo enfurecen y, por si no lo sabías, ahí donde lo ves tan grandote y hasta gordo, el oso pardo puede llegar a los 50km/h en medio de una carrera loca. Y si corres seguro que irá detrás de ti. Y si te subes a un árbol, no olvides que son unos excelentes trepadores. Y si sales huyendo cuesta abajo, porque piensas que así irás más rápido, que sepas que a los osos les ocurre lo mismo. ¡Nunca corras!

¿Y entonces? ¿Qué hacemos si nos encontramos un oso?

  • Información número uno: es muy difícil que ocurra.
  • Información número dos: si te das de frente con uno de ellos, el 99,99% de las veces el bicho saldrá por patas pues nos tiene (con razón) más miedo que a un nublado.
  • Información número tres: en el hipotético caso de que te encuentres uno especialmente enfadado, ante todo mucha calma. No grites, no hagas gestos violentos. Y aléjate de él poco a poco, a ser posible hacia algún coche o refugio donde puedas estar a salvo. Lee el resto de la entrada »

Finlandia autoriza la caza de 81 osos pardos

Al menos 17 osos pardos han sido abatidos en Finlandia en tan sólo los dos primeros días de la temporada de caza, iniciada el pasado fin de semana. Este año fueron los propios cazadores quienes pidieron retrasar la apertura a septiembre para poder matar más animales, pues con esto del cambio climático en agosto hace allí todavía mucho calor y, cito de la propia agencia de noticias, “los perros se cansan muy rápido en la difícil tarea de seguir el rastro de los osos”. Otro factor decisivo para proponer el retraso ha sido que “los rastros de los plantígrados se dispersan mucho más en los bosques secos”. Como tercera ventaja, reconocen, los cazadores han tenido además tiempo suficiente “para poner al día sus permisos”.

La información completa, obtenida de la edición electrónica de Club de Caza, resulta escalofriante. Recuerda lo exitoso de este cambio de fechas, pues

“al principio de la pasada campaña un gran número de osos fueron heridos y no pudieron ser rematados porque los perros no fueron capaces de encontrar el rastro de los animales heridos por culpa del calor. Muchos osos desaparecieron en el bosque y debieron morir a su suerte sin ser encontrados. Con esta medida se espera que no vuelva a ocurrir esto”.

Habrá que darles las gracias a los esforzados deportistas fineses por ser tan civilizados. A cambio ellos deberán reconocer su suerte. Porque la caza del oso pardo europeo está prohibida en Finlandia salvo en las provincias donde estos plantígrados provocan más problemas en los rebaños de renos. Y se aprovechan de ello para, a su modo, pasárselo en grande disparando a estos gigantes del mundo animal. Según datos oficiales, la población censada en el país nórdico se estima entre 930 y 990 osos, habiéndose autorizado este año la muerte legal de 81 ejemplares, cinco más que en 2006.

En Rumanía la caza del oso comienza el próximo primero de octubre, pudiéndose completar con otras especies como lobo, lince europeo y urogallo. En Rusia son más impacientes y abren la veda el 15 de agosto, donde hace poco se logró el triste récord de abatir un ejemplar de 360 kilos cuya piel medía 2,6 metros de largo. En ambos países hay numerosas empresas que cobran pequeñas fortunas por ofrecer todas las comodidades a los turistas cinegéticos, muchos llegados directamente de España. El Rey Juan Carlos es uno de los habituales, quien en su última cacería conocida abatió en agosto de 2006 un oso rumano sospechosamente manso. Para evitar peligros, en muchas ocasiones se dispara desde lo alto de esbeltas torretas colocadas ex profeso en las zonas de paso de los animales.

Como al final creo que nadie se come el oso, concluido el lance tan sólo queda el recuerdo de la gesta, una fotografía para colocar encima de la chimenea y quizá un gigantesca alfombra apolillada.

Algunas de estas imágenes, colgadas orgullosamente en Internet como reclamo comercial, nos dan una idea del espíritu deportivo de semejante hazaña.