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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Bebamos toda el agua de mar que queramos

Vivo en un desierto rodeado de agua, en medio de una isla sedienta. Pero también es un oasis, pues tenemos el secreto tecnológico que nos permite seguir aprovechándonos del océano hasta sus últimas gotas.

El milagro, el sueño de beber agua del mar de forma fácil y sencilla, es posible. Tan sólo nos hace falta tener la energía eléctrica necesaria para potabilizarla. Lo acabo de comprobar ayer mismo aquí, en Fuerteventura.

Hace un mes llegaron en barco tres contenedores azules repletos de extraños artilugios con la última tecnología en desalación, la cada vez más modernizada ósmosis inversa. No venían de muy lejos. En realidad de la isla de enfrente, pues se trata de tecnología nacional, canaria para más señas. Conectados rápidamente los tres módulos entre sí, por un lado bombean agua marina y por el otro entregan agua dulce de gran calidad a la red general de abastecimiento, mientras un emisario submarino devuelve mar adentro toda la salmuera extraída. Las 24 horas del día, los 365 días del año.

Los tres contenedores azules producen por sí solos 2.500 metros cúbicos diarios, agua suficiente para abastecer a una población de 10.000 habitantes. Movibles, manejables, se pueden instalar en cualquier lugar cercano a la costa. Y lo que es mejor, son tremendamente eficientes. Gracias a ello se ha logrado aumentar la producción y reducir a la mitad el consumo eléctrico, pasándose de un gasto de 4,7 kilowatios por hora para cada 1.000 litros de agua a tan sólo 2,7 kilowatios por hora. Dicen los expertos que los 1,2 millones de euros invertidos en la nueva planta majorera es una cantidad muy barata comparando con lo que costaba antes lograr lo mismo.

Mar tenemos mucho. El problema es el enchufe. Como ya os he contado en otra ocasión, la práctica totalidad de la energía eléctrica consumida en Fuerteventura proviene de quemar petróleo en una gran central térmica terriblemente contaminante.

El día en que logremos unir estas nuevas plantas móviles de desalación con centrales de energía renovable como eólicas, solares o incluso abastecidas con el eterno movimiento de las olas, habremos acabado con la sed del planeta. Igual en Europa que en la más perdida aldea africana o asiática. Un día cada vez más cercano.

Sobre estas líneas podéis ver los tres contenedores de la desaladora móvil instalada en Puerto del Rosario, capaz de potabilizar agua para más de 10.000 personas en cualquier sitio costero donde se ubique. Todo un éxito tecnológico «Made in Spain».

Fuerteventura: un desierto rodeado de agua

La paradójica frase no es mía. Es el lema del programa que presenta Fuerteventura en la Expo de Zaragoza.

Mi isla es el lugar más árido de toda España, un sediento trozo del Sáhara en medio del Atlántico, y por lo tanto rodeada de agua, pero de un agua salada, inconsumible.

La segunda isla de Canarias en extensión malvivió mirando a un cielo estéril hasta la llegada de la primera desaladora hacia 1971. Desde entonces, crecimiento económico y poblacional han estado directamente ligados a la producción de agua potable, y ésta a la producción de energía eléctrica en centrales alimentadas por gasoil.

No es el majorero un caso aislado. Canarias tiene actualmente unas 330 desaladoras en funcionamiento, que se concentran básicamente en Gran Canaria, Lanzarote, Tenerife y Fuerteventura. Con todas ellas se producen unos 214’6 Hm3 anuales de agua desalada, generándose unos 588.000 m3 diarios.

La evolución tecnológica, con el desarrollo del sistema de la ósmosis inversa, ha permitido reducir el consumo energético requerido para la desalación de agua hasta un 10% del que era necesario cuando a finales de los 60 del pasado siglo comenzaron a funcionar las primeras desaladoras en Canarias. A pesar de ello, todavía esta desalación representa un tercio de toda la energía eléctrica que se consume en Fuerteventura.

Somos el lugar con más sol de Europa y también el más ventoso, pero tan sólo tenemos un parque eólico y ningún huerto solar. La incapacidad de nuestros políticos nos ha hecho absolutamente dependientes del petrolero, en cuya carga periódica se basa peligrosamente toda nuestra economía y, con ello, nuestro futuro.

¿Les parezco exagerado?

Un único dato estadístico resulta esclarecedor. Nuestra única industria es la turística, y se calcula que por cada plaza alojativa se consumen 320 litros de agua al día. Hagan cuentas. En Fuerteventura recibimos casi un millón de turistas al año. Y eso significa mucha agua y mucho petróleo.