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Muere Pancho, el pez más famoso de Canarias

Todos nos temíamos lo peor, pero nadie se atrevía a confirmarlo. Al final el tiempo nos ha traído la triste evidencia, como me reconoció ayer mi experimentado instructor de buceo: Pancho, el pez más famoso y querido de Canarias, ha muerto. O lo han matado, que es seguramente lo más probable.

Para quien no lo conociera, Pancho era un descomunal mero de 40 años, tan grandote como pacífico. Estrella indiscutible de la Reserva Marina del Mar de Las Calmas, en la isla de El Hierro, vivía en una zona apodada El Desierto, precisamente porque no había en ella prácticamente nada, salvo el buen Panchito.

No siempre estuvo solo. Hasta hace cinco años vivía con su novia de toda la vida, por nombre Natalia. Pero la pobre cayó en manos de los pescadores furtivos (en esa zona está prohibida la pesca), quienes ajenos no sólo a la gran riqueza natural que esta especie supone para el ecosistema, sino también a su interés económico como atractivo turístico, se hicieron con ella una triste merienda. Todo parece indicar que Pancho haya seguido el mismo y trágico camino.

Desde hace cuatro meses nadie ha vuelto a verlo en su cueva. Animal muy territorial, sólo la muerte lo ha podido apartar de su cita diaria con los submarinistas. Al conocerse la noticia, los restaurantes de La Restinga se han negado a servir mero en sus platos, dejando así constancia de su compromiso con el medio ambiente, pero alejando también toda sospecha de que estuvieran sirviendo los restos de quien siempre fue para ellos un símbolo muy querido.

Nos queda su imagen, una y mil veces repetida en un famoso vídeo con el que una televisión introduce en Canarias los espacios publicitarios, pero lejos de animarnos nos produce pena. ¿Cómo podemos estar tan ciegos? Pescando estos viejos peces no sólo matamos un portento de la naturaleza. También acabamos con un símbolo de la relación sostenible entre el hombre y el mar. O quizá sea precisamente eso. Que dicho vínculo no existe.

(Foto: Eduardo Acevedo / Canarias7)

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La pesadilla de Darwin es un pez

De la misma manera que las Galápagos tienen sus extraordinarios pinzones, el Lago Victoria, donde nace el río Nilo, posee la más asombrosa riqueza de peces exclusivos del mundo, cerca de 500 especies diferentes de cíclidos. Todos distintos y perfectamente adaptados a diferentes maneras de alimentación o supervivencia, y todos descendientes de un mismo ancestro común llegado allí hace no más de 12.500 años.

No existe por lo tanto en el mundo un laboratorio natural más fascinante donde poder estudiar el origen de las especies, un sueño para Darwin que últimamente se ha tornado en pesadilla, pues está en grave peligro. Y la culpa la tiene un pez, la perca del Nilo (Lates niloticus), tan habitual en nuestras pescaderías en forma de limpio fileteado.

Conocido con el sobrenombre de «el elefante acuático«, debido a la gran talla que alcanza, en realidad es un insaciable tigre acuático. Su introducción en Victoria para cría y venta posterior en Europa fue recibida con júbilo por la población, como una fuente importante de desarrollo económico de la región. Pero sin lograr mejorar la economía de los países ribereños (todo se exporta, y quienes lo pescan no lo pueden consumir debido a su alto precio), su voracidad ha provocado un auténtico desastre ecológico: la extinción de más 200 de especies de peces endémicos, situando al resto al borde de la desaparición.

Según la asociación No te comas el mundo, 2 millones de personas del mundo rico comen diariamente perca del Nilo. Esta cantidad cubriría las necesidades básicas de una tercera parte de la población desnutrida alrededor del lago Victoria (15 millones de personas), pero tan sólo les deja los desechos.

Cuando la perca llega a nuestros mercados nos la venden muchas veces como mero fresco. Nos estafan, es cierto, pero mucho peor es la complicidad involuntaria en la que caemos consumiéndolo. Son las miserias de la globalización.

Si os interesa el tema os recomiendo vivamente el documental La pesadilla de Darwin (2004), del director Hubert Sauper, que se puede visionar íntegro en You Tube.

Después de verlo no os quedaréis indiferentes y seguramente apoyaréis las diferentes iniciativas de boicot a este pescado que tan terrible desarreglo social, económico y ecológico está provocando a millones de personas de Uganda, Tanzania y Kenia.