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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Comienza la masacre de focas en Canadá

Es la mayor matanza de mamíferos marinos de todo el Planeta. Más de 3.000 cazadores de Canadá se lanzarán a partir de hoy a una desenfrenada carnicería de sangre, dolor y muerte contra cientos de miles de crías de focas arpa (Phoca groenlandica). En apenas dos semanas, el blanco hielo ártico se teñirá de rojo ante nuestro espanto sosegado de tertulia de café.

¿Cuántas focas matarán?

Ajenos a las protestas de todo el mundo (salvo Noruega, donde hacen lo mismo), el gobierno canadiense ha fijado la cuota de captura en 338.000 ejemplares, 55.000 inocentes animales más que el ya de por sí sangriento año pasado. Según declaraciones de la ministra de Pesca, Gail Shea, esta cuota de caza fue establecida tras consultarlo con expertos, «para garantizar que se preserve la población de focas».

¿Cómo las matan?

Utilizan rifles pero especialmente el hakapik, un instrumento de madera con un gancho metálico en punta, a modo de piolé, con el que las golpean repetidamente en la cabeza, con cuidado de no dañar la piel para que no pierda precio. Cerca de la mitad de ellas no mueren en el acto y son despellejadas aún vivas.

¿Por qué las matan?

Las acusan de ser las responsables del descenso de capturas de bacalao, que en realidad está provocado por la sobrepesca industrial. Lo cierto es que nutren una vergonzosa y vergonzante industria que se enriquece con su sufrimiento.

¿Para qué las matan?

Ante todo para arrancarlas la piel y abastecer con ella el mercado peletero internacional. También pero en menor medida se comercializan sus penes (muy cotizados en los mercados asiáticos como afrodisíacos), el aceite y la carne.

¿Podemos hacer algo para impedirlo?

Podemos presionar a nuestros políticos para que España prohíba el comercio de pieles de foca y sus derivados. La UE ya lo está estudiando, pero como han hecho otros países, el nuestro puede aprobarlo en cuanto quiera. Una sociedad civilizada no puede permitir esta salvajada.

También podemos aportar nuestro grano de arena apoyando las ciberacciones de grupos conservacionistas como la Fundación Altarriba o Humane Society.

Y por supuesto, rechazando cualquier producto que venga adornado con la piel de estos masacrados animales.

Matan 43 zorros a pesar de las protestas ecologistas

No lo consiguieron evitar, pero el terrible asesinato legalizado de 43 zorros realizado impunemente el sábado pasado en la localidad de Rodeiro (Pontevedra), durante el VI Campeonato Nacional de Caza del Zorro, no le salió gratis al casi un millar de escopeteros allí reunidos.

Convocados por Equanimal, más de un centenar de ecologistas pertenecientes a 20 asociaciones diferentes se concentraron allí bajo el lema «Matar por matar, non«, con pancartas y haciendo todo el ruido posible para tratar de impedir la carnicería. Y es que tras su prohibición en Inglaterra, tan despreciable convocatoria se mantiene únicamente en Galicia.

La protesta transcurrió sin incidentes graves. Según informó Europa Press, la Guardia Civil tan sólo destacó que una cuadrilla de cazadores habría denunciado a los activistas por «bloquearles el paso», y éstos a su vez hicieron lo propio cuando un miembro de Equanimal dijo recibir amenazas «con un cuchillo, una escopeta o verbalmente» mientras hacía fotografías de la competición.

Por su parte, el delegado de Medio Ambiente en Pontevedra reivindicó la legalidad de este tipo de campeonatos y el hecho de que el número de zorros muertos no supone «ni el 10 por ciento del cupo que se calcula para esa zona«, establecido en 400, aunque no reconozca la falta de rigor que tienen tales estudios. De hecho, la Xunta de Galicia permite cazar esta temporada la espeluznante cifra de 25.995 zorros en toda la región. Y ha autorizado decenas de matanzas legales en todo su territorio para los próximos meses.

El presidente provincial de la Federación Galega de Caza, Javier Nogueira, da lógicamente la razón a la Administración gallega y afirma que estas carnicerías no sólo no ponen en peligro al zorro, sino que son «un elemento de gestión cinegética imprescindible en Galicia«.

El año pasado, en una convocatoria semejante, los escopeteros lograron abatir 69 zorros en Portomarín, 26 más que ahora. Aunque sólo sea por las vidas inocentes salvadas de estos salvajes, ha merecido la pena el esfuerzo y la valentía de los ecologistas llegados desde todos los rincones de España. Quienes, de forma pacífica, están haciendo reflexionar a muchos cazadores sobre las supuestas bondades del supuesto deporte cinegético.

Los que no hemos sido tan valientes como para acompañaros os damos desde aquí las gracias por vuestro valioso esfuerzo.

Matan 4.700 ballenas para comprobar que están delgadas

La comunidad científica internacional está estos días tan horrorizada como dividida. La culpa la tiene un estudio científico japonés publicado en la Polar Biology, la revista más prestigiosa del mundo en investigaciones sobre ecosistemas polares.

El reciente trabajo de cuatro japoneses y un noruego sugiere que, en aguas subantárticas, las ballenas Minke (Balaenoptera bonaerensis) han perdido un 9% de su grasa corporal en 18 años debido a la escasez del krill, probablemente por efecto del cambio climático. Como recoge el periódico Público, la historia no tendría mucho mayor interés si no fuera por que «para evitar errores estadísticos» se han cazado 2.890 ballenas macho adultas y 1.814 hembras preñadas. 4.700 ballenas cazadas de forma supuestamente legal (interés científico, aseguran) para comprobar que los pobres animales están cada vez más delgados por falta de comida.

La caza de ballenas está prohibida en el mundo desde hace 23 años «salvo para fines científicos». Son precisamente este tipo de estudios los fines científicos que justifican la matanza ballenera japonesa, miles de ejemplares todos los años de cuya carne luego dan cuenta los más caros restaurantes nipones a precios de crimen contra la Humanidad.

Lo lógico hubiera sido que los referees o censores científicos encargados de supervisar el trabajo para Polar Biology lo hubieran rechazado de plano por inmoral. Pero para muchos especialistas, hacer Ciencia, con mayúsculas, está por encima de cualquier limitación ética.

Y no me creo, como aseguran sus autores, que esta investigación vaya a ser fundamental para garantizar la supervivencia de la especie. Las Minke no están ahora en peligro de extinción desde que se acordó la moratoria de su caza pero, si les dejamos a los balleneros, lo estará en poco tiempo, al margen de que con esta matanza hayamos obtenido «con escaso margen de error» evidencia científica de que el calentamiento global puede perjudicar a las ballenas.

¿Qué os parece que elegirían los pobres animales si les dejáramos? ¿Sacrificarse por la ciencia o adelgazar? En mi caso lo tengo claro, antes en los huesos que en sushi.

Sobre estas líneas, imagen distribuida por el gobierno australiano donde se ve cómo un ballenero japonés captura a una hembra Minke y su cría en el Océano Ártico, dentro de su supuesto programa de pesca científica.

Un mes matando pajaritos en Castellón

Decenas de cazadores de pajaritos de Castellón darán rienda suelta desde esta semana y durante más de un mes a su pasión más primaria: matarlos.

Hasta el próximo 22 de noviembre, la Guardia Civil y los agentes de Medio Ambiente no podrán hacer nada contra ello por una razón de peso. Dicha matanza es legal, está autorizada, y cuenta con todas las bendiciones políticas pues, supuestamente, no se matan, tan sólo se capturan. Se encarcelan.

Los pajareros castelloneses hacen gala de dos eufemísticas denominaciones, clara muestra de hasta dónde se puede manipular el lenguaje. Se les llama silvestristas otoñales o, más técnicamente, «cazadores de enfilat Opción-B». Son más de medio millar.

A pesar de las protestas de la Unión Europea y de los grupos conservacionistas españoles, cazaron el otoño pasado y lo vuelven a hacer ahora durante 35 días seguidos, como también se lo permitieron hacer este verano. ¿La razón? Una única. Es un sistema de caza tradicional, algo tan supuestamente divertido como la caza inglesa del zorro, sólo que con aves y en versión valenciana.

Les explico el método. Cada pajarero sale al campo con 20 pequeñas jaulas donde tienen encerrados jilgueros, pardillos u otros pequeños fringílidos capturados en otras ocasiones con el mismo método. Montan grandes redes abatibles de 8 metros de largo por dos metros de ancho, en unos amplios cazaderos fijos construidos a propósito en sitios estratégicos por donde pasan habitualmente los mayores bandos de pajarillos, la mayoría de ellos agotados migradores europeos en su viaje otoñal hacia el sur de Europa y norte de África.

Allí los cazan a diario por cientos, haga frío o llueva, y sin ningún control especial ni de los agentes de Medio Ambiente ni del Seprona. Tampoco lo necesitan, pues el final último de la mayoría es siempre el mismo e inconfesable. Muchos de esos amantes de la naturaleza los matan con sus propias manos, asfixiándolos o retorciéndoles el pescuezo, para tras desplumarlos y destriparlos guardarlos en arcones congeladores para su aprovechamiento culinario. Como pajaritos fritos o, mucho más tradicional, en paella de pajaritos. ¿Delicioso? Deleznable.

Me dirán algunos que no, que muchas de esas decenas de miles de aves así capturadas se utilizan como aves de jaula.

Pues tampoco. Para esa clase de gente está la licencia valenciana del Enfilat Opción-A que les permite hacer capturas todos los fines de semana de julio y agosto, pero sólo de pajarillos jóvenes machos,

“por ser los únicos aptos para aprender el canto limpio y sin copiar notas de otras especies”.

Desengañados, los conservacionistas ya han presentado dos denuncias en el Juzgado, una por la vía civil y otra por la vía penal, con las que confían tanto en desenmascarar a estos pajareros asesinos como a esos funcionarios presuntamente corruptos, que a sabiendas de que las aves acabarán en la sartén, conceden estas 500 licencias sin ningún control.

No es por desanimarlos, pero dudo que lo consigan. Tradición, política, gastronomía y pasteleo van siempre demasiado unidos.

Canadá y Noruega subvencionan la matanza de focas

Si no hay mercado, no hay negocio ¿O sí?

Si no compramos abrigos, bolsos y guantes de piel de foca, no se matarán cientos de miles de focas en el mundo ¿O sí?

Si no es rentable la matanza de focas se abandonará. ¿O no?

Pues no, se mantendrá la carnicería polar con subvenciones estatales, tanto del gobierno noruego como del canadiense.

El Gobierno de Canadá autorizó en 2006 la matanza de 335.000 focas, mientras que en 2007 sólo permitió 270.000 ejemplares y este año dará muerte a 275.000. ¿Vamos por el buen camino?

Pues tampoco. No es que se quieran matar menos porque somos más ecologistas o se venden peor las pieles, es que por culpa del cambio climático cada vez quedan menos focas. Por eso entre 1995 y 2001 se han concedido más de 20 millones de dólares en subvenciones a la industria canadiense de la caza de focas para ayudarles a soportar las posibles pérdidas en el negocio. Así que seguimos igual o peor que antes.

Porque aunque países miembros de la UE como Bélgica y Países Bajos ya han prohibido la comercialización de productos derivados de las focas de manera particular, y el resto de los países lo está considerando, el emergente mercado asiático está supliendo con creces nuestra retirada comercial, ávido no sólo de pieles, sino también de la grasa y hasta de unos genitales a los que asigna supuestas propiedades afrodisíacas.

En Noruega son más magnánimos. Sólo matan unas 50.000 focas al año. Pero no se vayan ustedes a pensar que lo hacen por interés comercial, en absoluto. Su actividad es una desinteresada contribución a la biodiversidad del Polo Norte. O al menos eso dicen.

El gobierno noruego, en su portal oficial para España, lo considera una gestión adecuada de los recursos. Porque, nos explican sin que les crezca la nariz, en el Nordeste Atlántico,

“la foca de Groenlandia consume ella sola más arenques de lo que es capaz de pescar toda la flota pesquera noruega”.

Y si hay que controlar las capturas de alguien, por supuesto que sea la de las focas, faltaría más. Foca buena, foca muerta. O vegetariana.

Por todo ello no sólo se permite esta caza, sino que como en Canadá, la salvaje actividad recibe periódicamente ayuda estatal. Que el propio Gobierno justifica como una necesidad

“para asegurar la regulación adecuada de los stocks de focas y para mantener las tradicionales técnicas de caza y para poder seguir controlando convenientemente la población de focas”.

¿Les parece una solución cruel? En absoluto, es pura humanidad. Copio aquí las tranquilizadoras palabras del Ministerio de Asuntos Exteriores noruego sobre el humanitario sistema de caza utilizado.

Según la ley, se debe matar a los animales con rapidez, humanidad y con el menor sufrimiento posible. Los únicos instrumentos que se pueden utilizar son los rifles y los hakapik (un tipo de arpón). Las focas adultas se cazan con el rifle, mientras que los cachorros se cazan con el rifle o con el hakapik. El hakapik puede parecer primitivo, pero es una herramienta eficaz que aturde inmediatamente al animal y lo mata rápidamente. La legislación noruega no permite la caza de lactantes, es decir, cachorros que no han sido abandonados por sus madres.

Se exige a los cazadores que asistan a un curso y a pruebas de tiro cada año antes de la estación de caza. Cada embarcación de caza lleva un inspector a bordo. Los inspectores son, además, veterinarios e informan directamente a las autoridades pesqueras.

¿Se quedan más tranquilos? Dicho de esta manera suena muy bien. Pero comprobado en este vídeo (no recomendable para personas sensibles), la impresión que uno se lleva es exactamente la contraria.

¿Estaremos equivocados?



Matanza de ranas en un parque de Tenerife

Este blog, este periódico, lo hacemos entre todos. Con vuestras ideas y comentarios alimentáis una actualidad teñida de verde esperanza, un trabajo que nunca os lo podremos agradecer bastante.

Una lectora, Idaira G.S.J., nos escribe ahora para protestar por la injustificada muerte de cientos de ranas y renacuajos en el bellísimo Parque García Sanabria de Santa Cruz de Tenerife. Reproduzco a continuación su queja, junto con algunas de las fotos que nos ha remitido:

Les envío unas fotos tomadas a día de hoy, 17 de abril de 2008, en donde pueden observarse unos renacuajos y ranas muertas entre el barro. Son sólo unas pocas de las cientos o miles que muerieron entre ayer y hoy en el parque García Sanabria de S/C de Tenerife. Esto ocurre porque el Ayuntamiento de dicha ciudad utiliza un sistema de vaciado de las charcas del parque público ya citado, totalmente incompetente y sobre todo despiadado. Apartan las carpas grandes, sacan el agua de los estanques y retiran el barro del fondo con palas. Esos contenedores de barro que resultan del vaciado de los estanques están plagados de renacuajos, ranas, peces pequeños, y demás, que van a parar al PIRS, uno de los basureros orgánicos de la isla. Las fotos que tomé a día de hoy son sólo de los restos de barro que se cayeron fuera de los contenedores. Algunos de los renacuajos aún estaban vivos entre el barro, y lo único que pude hacer por ellos es devolverlos a una de las charcas que ya habían llenado de nuevo los operarios del Ayuntamiento.

No tengo idea de términos legales, pero por mi parte haré la correspondiente denuncia por medio de la protectora de animales con la que suelo colaborar, temiendo de antemano que hagan oídos sordos; confío en que vosotros podáis difundir esta indignante situación sin tener por ello que entrar en acusaciones directas o personales.

Muchas gracias por vuestra atención,

Una lectora de vuestro diario digital.

Muchas gracias a ti, Idaira, por tu sensibilidad. Las ranas son especies introducidas en Canarias, donde no existían de forma natural debido al aislamiento de su localización atlántica. Se piensa que fueron llevadas al Archipiélago como sistema natural de lucha contra el paludismo. Sea como fuere, llevan allí muchos cientos de años, cumpliendo de manera ejemplar una doble función: librarnos de los mosquitos y acunanar nuestras noches.

Efectivamente, nuestra sociedad sólo piensa en «lo que se ve», en los grandes animales, y se olvida de lo pequeño, de «lo que no se ve», de los anfibios. Ya os he contado hace poco lo mal que están las ranas en todo el mundo. Éstas del García Sanabria son ranitas meridionales, una especie por suerte no amenazada. Pero da igual, es cuestión de sensibilidad. ¿Por qué no se tamizó el barro para salvarlas? Seguramente ni sabían que existían. O lo que es peor, no las dieron importancia.

Australia quiere matar 10.000 caballos salvajes

En Australia los caballos salvajes son una plaga, una terrible plaga sobre cuatro patas a la que se acusa de dañar los ecosistemas. Por eso las autoridades han decidido acabar con ellos por lo sano. A tiro limpio.

Sólo en el Parque Nacional de Carnarvon, en el Estado de Queensland, ya han matado más de un millar en el último año. La mayoría desde helicópteros, dejando a los animales heridos abandonados a su agonía. 10.000 más serán sacrificados en los próximos tres años si no se logra parar entre todos esta barbarie. Si no se buscan otras alternativas menos salvajes como la captura, la traslocación o la esterilización.

Australia es el hogar de unos 300.000 caballos salvajes, la mayor población de este tipo en el mundo, a pesar de ser allí una especie introducida. Los trajeron los ingleses desde Europa en el siglo XVIII. Fueron una gran ayuda para los colonos, tanto como animales de tiro como para carne. Pero ahora molestan. Sobre todo en los parques nacionales, donde su abundancia pone en peligro a las especies vegetales autóctonas. Porque como cruelmente ha señalado Keith Muir, director de la Fundación Colong para la Vida Silvestre , un grupo ambiental de Sydney que apoya el sacrificio de los populares brumbies, «los caballos son animales exóticos que no pertenecen a Australia». Y añade este sujeto mal llamado ecologista:

«Si soltaran canguros en América sería como los caballos aquí. Estarían disparándolos como locos para tratar de controlarlos».

Pues no despreciable señor. No lo haríamos. Como tampoco dispararíamos a las vacas y a las ovejas que por millones pueblan su país, con toda probabilidad ambientalmente mucho más dañinas que los pobres equinos.

No conozco ningún ser vivo más maravilloso que el caballo. Como ya os conté en una ocasión, sólo la noble energía del contacto con su piel cura graves enfermedades.

¿Matarlos en masa como a ratas? Jamás. Debemos impedirlo. ¿Qué podemos hacer? De momento, firmar aquí en contra de esta salvajada. Hasta él momento apenas se han recogido 5.000, pero podemos llegar al millón. La mía ya la tienen. ¿Y la tuya?


Condenados a muerte miles de elefantes

A partir del 1 de mayo Sudáfrica volverá a matar elefantes para hacer frente al aumento poblacional experimentado por esta especie y reducir así sus daños en cultivos y ecosistemas. Lo denominan “sacrificio selectivo” y supondrá la muerte de miles paquidermos, aunque como ha indicado a los periodistas el ministro de Medio Ambiente de ese país, Marthinus van Schalkwyk, “no hay intención de que se convierta en un matanza a gran escala”.

Desde 1967 y hasta 1994 en que se acordó una moratoria se mataron en Sudáfrica 14.562 ejemplares y 2.175 más fueron trasladados a otros lugares. Este hecho, unido a la desaparición del furtivismo tras la prohibición del tráfico internacional de marfil, ha permitido la recuperación de las poblaciones de elefantes por encima de lo que los ecosistemas pueden soportar. En total se calcula que en el país hay cerca de 20.000, de los cuales 14.000 están en el Parque Nacional Kruger, donde un censo equilibrado debería de ser la mitad, unos 7.000. Y que de mantener su actual tasa de crecimiento podrían llegar en 10 años a 34.000 ejemplares, algo insostenible para el espacio natural.

La decisión se ha tomado tras comprobar que otras medidas, como la esterilización de estos animales o su traslado a otros lugares, no ha dado los resultados esperados. Por eso volverán los rifles, aunque no de los cazadores, pues la explotación cinegética de estos descastes no se contempla.

Lógicamente, los grupos proteccionistas han protestado por esta drástica decisión. Como Michelle Pickover, del Centro Africano Xwe de Investigación sobre la Vida Salvaje de Johannesburgo, para quien

“el sacrificio es un eufemismo para referirse al asesinato masivo de elefantes. Nunca puede ser justificado y nunca ha de ser visto como una opción humana”.

Pero no nos escandalicemos. Aquí hacemos lo mismo con el lobo.

Matanza de gansos en un espacio protegido

Jorge Remacha y su hijo decidieron pasar el fin de semana pasado en la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila (Zamora). Se las veían felices, disfrutando de la naturaleza en estado puro en una de las joyas medioambientales de Castilla y León, un remanso de paz para las aves esteparias y los miles de ánsares que cada año nos visitan en invierno. “¡Menos mal que existen los espacios protegidos!”, se congratulaba Jorge. Pero lo que vio fue muy diferente. Os copio aquí el relato que me ha enviado:

El domingo, ya anochecido, empezamos a oír tiros a diestro y siniestro en los campos que rodean a la laguna de Barillos.

– ¿Pero quién estará disparando y a qué?, nos preguntábamos.

Dormimos en la furgoneta y de madrugada empezamos de nuevo a oír disparos por todas partes. Aquello parecía la toma de Irak. Cuando amaneció subimos con el telescopio al observatorio y vimos cómo varios cazadores llevaban orgullosos varios ánsares muertos.

– ¿Pero no puede ser, cómo pueden cazar aquí? ¿Serán desalmados? Vamos a llamar al Seprona ahora mismo.

– Oiga, que estamos en Villafáfila y los cazadores se están cargando a los ánsares y yo creo que no pueden cazar aquí.

– Sí…, ¿que están dónde?

– En Villafáfila.

– Bueno pues ya le digo yo a la patrulla si eso que se pase.

– ¿Pero oiga si no le he dicho el sitio concreto donde estoy?

– Bueno, pues dígamelo.

– En un observatorio de aves que hay….

Al rato vienen dos lugareños con tres ánsares y un azulón más tiesos que la mojama. Yo, en un acceso de ira le digo al que llevaba los trofeos:

– No sabía que estaba permitido cazar ánsares aquí. ¿Tiene usted permiso para hacerlo? ¿Esto no es una reserva?

Se me queda mirando en tono chulesco y me dice:

– Pues claro que se puede cazar, ya lo está viendo.

Y le comenta al compañero.

Solamente falta que vengan de afuera a tocarnos los co….

Le dije que yo creía que no era así y que les tomaría la matrícula del coche para informar al Seprona.

– Infórmeles, infórmeles, y dígales que ayer maté a 12 como estos y que ahora me voy a tomar algo a un bar de Villafáfila.

Indignado me encaminé a la Casa de la Reserva a contar lo sucedido y uno de los empleados de allí me miró muy sorprendido y me dijo:

– ¡Pues claro que se puede cazar en los límites de la reserva! Por eso se llama Reserva de Caza.

– ¿Pero cómo es posible que permitan cargarse a los ánsares de esa manera?

– No hombre, si en realidad hay muchos, la caza de unos cuantos no significa nada.

Y yo pensaba, si no se sabe ni los que matan, si hasta por la noche los cazan (me confirmaron que podían hacerlo según la ley hasta dos horas después de la puesta de sol), sin que hayamos visto guardería ni Guardia Civil ni a nadie controlando… Pero si hasta me dijeron que se subían al observatorio a pegarles tiros cuando al amanecer salían de la laguna para ir a comer a los campos de cereales. Que no les da tiempo ni siquiera a los pobres bichos a coger altura, de lo cerca que están de la laguna los cazadores.

En fin una tremenda decepción. Nos volvimos a casa pensando que éramos unos ilusos que nos pensábamos que los espacios naturales servían para algo.

Y tú ¿qué piensas? ¿Debe prohibirse la caza en un espacio protegido como Villafáfila? ¿Las reservas son ante todo simple marketing turístico? ¿Los derechos de los cazadores están por encima de los de los animales?

Aprovecho para poneros unas fotos de cazadores de gansos en Canadá, seguramente el sueño de muchos de los cazadores de Villafáfila. Para que os hagáis una idea.