Estos primeros días de febrero, en lugar de sufrir los rigores del invierno hemos disfrutado de un tiempo que yo denomino “asquerosamente bueno”. Porque oculta la tragedia de la emergencia climática y sus negativas consecuencias para nuestra economía, nuestra salud y nuestro futuro.
Ahora tenemos una moderna tecnología para saber cómo hará dentro de unos meses. Pero antes contábamos con los santos y los animales para tratar de adivinarlo. Entrañables futurólogos que por culpa del cambio climático y nuestro compulsivo sistema de consumo derrochador se han quedado sin trabajo. Lee el resto de la entrada »