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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Garajonay abre sus selvas a las personas con problemas de movilidad

Silla Jöelette

Una turista francesa visita Garajonay gracias a la Jöelette.

Imagina que tu pasión es el campo, la limpia brisa azotándote la cara, pasear, ver y escuchar los pájaros, abrazar un gran árbol. Eres joven y tienes un prometedor futuro por delante. Hasta que la fatalidad hace añicos tu espalda de cristal. Un tropiezo, un resbalón tonto durante una de tantas caminatas, acaba de golpe con sueños e ilusiones anclándote a una silla de ruedas.

Pero estás viva y la naturaleza sigue allí, esperándote. Amorosa aunque incómoda. ¿Renegar de ella? Ni lo sueñes. Es una nueva etapa. Vuelves a nacer. Te reinventas. Regresas al campo y a las excursiones incluso con más alegría que antes. No le das importancia. Eres una heroína.

Esta semana he vuelto a la isla de La Gomera. Fue en estas misteriosas selvas de Garajonay donde conocí a mi querida chiqueta. He llegado pensando en ella, pues su mítico parque nacional es el primero que ofrece gratuitamente un servicio de sillas de ruedas adaptadas al senderismo de montaña.

La silla Joëlette fue inventada por un guía francés con el fin de poder transportar a su sobrino, enfermo de distrofia muscular. Y qué bien funcionan en la laurisilva canaria. Será una de las estrellas de la serie de documentales dedicados al arbolado singular que estamos produciendo en la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente para RTVE, gracias al proyecto LIFE+ dedicado a los grandes árboles para la vida.

Bosques para todos. Solidarios, pues es necesaria la ayuda de al menos dos personas para trasladar en esa peculiar silla a quien lo necesite por entre viñátigos y laureles centenarios. Respetuosos, al no ser necesario modificar el entorno. Accesibles, sin más barreras que el horizonte. Ejemplares.

Mi heroína acaba de enviarme un mensaje:

“Háblale a Garajonay de mí. Y dile que muy pronto rodaré por sus sendas”.

¡Hecho!