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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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España lidera la lista europea de obras disparatadas y ruinosas

Un aeropuerto en Castellón que ha costado más de 150 millones de euros a las arcas públicas y que no ha recibido ningún vuelo.

Un tren de alta velocidad Toledo-Albacete que ha tenido que cerrar porque sólo transportaba nueve pasajeros al día mientras que su mantenimiento era de 18.000 euros diarios.

Un puerto industrial en Arinaga (Gran Canaria) que ha recibido, en seis años de funcionamiento, menos barcos que los que se pueden contar con los dedos de una mano y en el que sin embargo se van a invertir 142 millones de euros para su ampliación.

Un puerto exterior en Punta Langosteira, en A Coruña, cuyo presupuesto inicial de obra era de 479 millones de euros y que va alcanzar los 1.000 millones.

Esta es solo una parte de la política de construcción de infraestructuras auspiciada por las administraciones públicas y que sigue su curso a pesar de los recortes que se imponen en otros ámbitos como la educación, la sanidad, la cooperación o la protección del medio ambiente. La lista europea de obras disparatadas y ruinosas que España lidera.

¿Se acabó la locura del despilfarro? En absoluto. Aún nos queda Canarias, donde políticos y empresarios pretenden tirar al mar más de 143 millones de euros, en un proyecto tan disparatado como todos los anteriores e incluso más: el puerto de Granadilla, en Tenerife.

Más de 143 millones de euros tirados al mar

El Puerto de Granadilla es, para los colectivos ecologistas (WWF, SEO/BirdLife, Greepeace y Ecologistas en Acción) uno de los casos más paradigmáticos de esta burbuja de infraestructuras que existe en el Estado español. Esta obra produciría la pérdida de ecosistemas marinos y terrestres de gran importancia y su utilidad es a todas luces cuestionable, ya que como puerto comercial no realiza ninguna función que no pueda cubrir el Puerto de Santa Cruz, a tan solo 50 kilómetros de distancia.

Además, el Puerto de Granadilla únicamente puede ser operativo para el transbordo de contenedores durante el 40% del año dada la fuerza de los vientos dominantes en la zona, y se calcula que generaría como máximo 50 puestos de trabajo. Por otra parte, esta obra podría declararse ilegal cuando se resuelva cualquiera de las múltiples denuncias que han presentado ante los tribunales distintas organizaciones sociales y medioambientales, ya que se han detectado numerosas irregularidades en su puesta en marcha. Entre ellas, el incumplimiento de la declaración de impacto ambiental del proyecto, la descatalogación ilegal de una parte de la pradera de sebadal que quedaría sepultada con esta construcción, o la falta de aprobación inicial del proyecto por el Ministerio de Fomento. Y todo ello, a pesar del generalizado rechazo que el proyecto tiene entre la comunidad científica y la población canaria en general.

Estas disparatadas obras ya han empezado en tierra, pero los efectos más graves sobre el ecosistema marino al que amenaza todavía están a tiempo de evitarse. ¿Les parará la crisis? O todo lo contrario, ¿el olor del hormigón (y del dinero) les dará alas?

Más información: WWF España, Ecologistas en Acción, No al puerto de Granadilla.

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Un pequeño escarabajo frena el macropuerto industrial en Tenerife

Qué mala suerte tienen los especuladores canarios. Deciden hacer un segundo puerto en Tenerife, en las desiertas costas de Granadilla, bañado por millones de euros de ganancias, pero les surge un problema inesperado. Allí está la mejor pradera submarina de seba (Cymodocea nodosa) de toda Canarias, una especie protegida. ¿Imposible seguir? Tranquilos, ningún problema, para eso están los amigos. Y es así como el Gobierno de Canarias se saca de la manga un nuevo catálogo regional de especies protegidas que, entre otras barbaridades y sin necesidad de consultarlo con especialista alguno, desprotege a la molesta hierba marina por el puro interés público de unos pocos. Vía libre a la destrucción-especulación de la costa.

Sin embargo, un nuevo obstáculo ha vuelto a cruzarse en el camino del macropuerto tinerfeño. Se trata de un pequeño escarabajo endémico de tan sólo dos centímetros, la Pimelia canariensis. Por un error imperdonable de los políticos no se había desprotegido con el nuevo decreto, dejándolo en la categoría de «en peligro de extinción», tras perecer bajo las urbanizaciones de Los Cristianos y el polígono industrial de Güímar. Y han aparecido tres ejemplares justo donde trabajan ahora las máquinas.

¿Pararán la obra estos bichos? Lo intentan pero, sinceramente, lo tienen difícil. Los promotores ya han pedido su descatalogación urgente, faltaría más. Y mientras tanto, se comprometen a dedicar un día a la captura de estos incómodos bichitos, que serán liberados en algún espacio protegido donde no den tanta guerra, dejando así vía libre a la labor urbanizadora de las excavadoras. «No más de 40 ejemplares», advierten.

Dicen que esto es gestión ejemplar de los recursos naturales en uno de los reductos de la biodiversidad más importantes del planeta. Que la producción de plátanos en la isla nada tiene que ver con los tradiciones métodos de gobierno de otras repúblicas bananeras. Que a los políticos lo que de verdad les gusta son los escarabajos peloteros, aficionados a hacer bolas de mierda, y no estos de seis patas que sólo tienen por amigos a ecologistas y otras gentes de mal vivir.


En la imagen superior, fotografía de Pimelia canariensis, pequeño escarabajo que de todo el mundo sólo vive en el sur de Tenerife, y cuyas poblaciones cada vez son menores y están más fragmentadas.

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Nuevas leyes amenazan a la biodiversidad de Canarias

A muchos políticos no les gustan las normativas medioambientales, esas que les impiden urbanizar el territorio a su antojo. No entienden que bichos y plantas sean capaces de paralizar aeropuertos, autopistas, campos de golf o urbanizaciones. Hasta ahora luchaban contra ellas o trataban de ignorarlas, pero en Canarias, avanzadilla de la progresía, Coalición Canaria y Partido Popular han encontrado la fórmula perfecta: si una ley te molesta, sustitúyela por otra diseñada a imagen y semejanza de tus intereses políticoeconómicos. Si la biodiversidad es un obstáculo para el desarrollo, rebajando su protección reduciremos los problemas.

De esta forma, sin necesidad de estudios técnicos, procesos de información pública o consensos, sin contar con los ciudadanos ni con la comunidad científica, el Parlamento de Canarias aprobó la semana pasada un nuevo catálogo regional de especies protegidas que rebaja la categoría a la mitad de ellas, reduciendo la protección de 290 y desprotegiendo directamente a otras 29. Y como lo han elevado de decreto a ley es la suya una decisión inapelable, a no ser que el Gobierno español presente una denuncia contra la norma por inconstitucional que, al paso que van las cosas en el alto tribunal, tardará décadas en obtener respuesta.

La ley incluye una nueva categoría de protección única en el mundo, las «especies de interés para los ecosistemas canarios”, disparate legal aplicable a aquellas especies (171 nada menos) merecedoras de atención especial exclusivamente mientras se encuentren en espacios protegidos. Si se salen fuera por ser aves voladoras o tortugas marinas quedarán automáticamente desprotegidas, al igual que todas las poblaciones que sobrevivan fuera de tal ordenamiento.

¿Son tontos los políticos canarios? En absoluto. Y si no, compruébenlo ustedes mismos. Minutos después de aprobarse el engendro legislativo, al consejero de Medio Ambiente y Ordenación Territorial del Ejecutivo canario, Domingo Berriel, le faltó tiempo para instar a la Autoridad Portuaria a aplicar la recién aprobada ley y desbloquear la suspensión cautelar de las obras del puerto de Granadilla (Tenerife). Esa obra faraónica, inútil y lesiva para el medio ambiente está parada por afectar a la mejor pradera submarina de sebadales del Archipiélago. Más de 500 millones de euros estaban en juego. Y ahora, de un plumazo, las plantas acuáticas acaban de dejar de ser un problema legal. Como pueden ver, estos políticos de tontos no tienen nada.


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Cadena humana para salvar animales y plantas en Canarias

Estoy orgulloso de mis compatriotas canarios. Frente a unos políticos que no nos merecemos la ciudadanía ha dicho basta a tanto hormigón, desarrollismo y especulación. No sólo grupos ecologistas o asociaciones de vecinos. Hasta la durmiente Universidad se ha alzado contra el intento de aprobación del nuevo Catálogo Canario de Especies Protegidas propuesto por el Grupo Parlamentario de Coalición Canaria. Como ya os he contado recientemente, esta medida pretende adaptar la protección de las especies de flora y fauna canarias a un proyecto de desarrollo totalmente insostenible para Canarias, eliminando barreras legales a proyectos de infraestructuras salvajes como el Puerto de Granadilla, el Puerto de Fonsalía, el anillo insular de Tenerife, los trenes, los puertos deportivos, los campos de golf,…

La nueva Ley propone radicales cambios respecto a la situación actual de protección de las especies canarias, sin ningún tipo de fundamento científico, tan sólo la decisión de un puñado de políticos (CC y PP) con mayoría parlamentaria. Tenemos un catálogo que prácticamente sólo existe sobre el papel, pues sirve para muy poco, pero ahora se le quiere dejar en puro papel mojado a cambio de otro papel, el del dinero.

Para que os hagáis una idea, en uno de los lugares con mayor riqueza natural del mundo, el Archipiélago canario, un partido político acaba de decidir, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, agarrar las 450 especies protegidas en 2001 y, para facilitar sus intereses especulativos:

>226 especies protegidas se eliminan de un plumazo del catálogo regional.

>A 131 especies protegidas se les rebaja el grado de protección, incluyendo las que entran en una nueva categoría, “De interés para los ecosistemas canarios”, y aquellas que estaban incluidas en la categoría “Sensible a la alteración de su hábitat”, que desaparece en la nueva propuesta.

>94 especies pasan a estar protegidas de forma perversa e intermitente: sólo se protegerá a la planta o el animal que esté dentro de un espacio protegido pero si pisa, crece, nada o vuela fuera de estos lugares deja de estar protegido. Además, se podrán desproteger en estos espacios por interés general, si afectan a un proyecto o a una infraestructura.

Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife, ATAN, Amigos de la Tierra y Ben Magec se han unido contra tamaña barbaridad y han convocado para el próximo sábado 28 de noviembre una gran cadena humana que rodeará el Parlamento de Canarias. Seguro que será un gran éxito. Esta Ley la vamos a parar entre todos.

Los bosques marinos de Canarias están en peligro

Las praderas submarinas de Canarias, auténticas selvas subacuáticas del océano atlántico y uno de los principales puntos calientes de la biodiversidad marina mundial, están en peligro.

Una categórica afirmación en la que están completamente de acuerdo tanto las principales organizaciones ecologistas del país como la comunidad científica, pero que rechaza de plano el Gobierno canario. Para la Administración regional la extensión de los sebadales, como se conoce a estos peculiares bosques marinos cuya especie dominante es una fanerógama denominada seba (Cymodocea nodosa), es el doble de lo que se pensaba hace unos pocos años. Y por eso ha decidido rebajar su rango de protección de la segunda categoría, “sensible a la alteración de su hábitat”, a la cuarta y última, “de interés especial”.

Detrás de tan sorprendente desacuerdo subyacen las dificultades de políticos y empresarios para desarrollar importantes proyectos de puertos comerciales y deportivos en el Archipiélago, entorpecidos por la presencia de estas comunidades acuáticas férreamente protegidas por la legislación española y europea.

Así ha pasado en Lanzarote y en Fuerteventura, pero ahora la auténtica razón es la de dar luz verde definitiva a la construcción del puerto de Granadilla, en el sur de Tenerife. Un megaproyecto que desde hace siete años mantiene en pie de guerra a la población local, quien en numerosas manifestaciones se ha mostrado mayoritariamente contraria a su ejecución.

Un gran polígono industrial se levanta ya en el desértico lugar elegido para ubicar la gran infraestructura portuaria (el dique previsto tendrá dos kilómetros de longitud), una zona donde la especulación urbanística está logrando importantes ganancias.

Inicialmente, la Autoridad Portuaria y el Gobierno de Canarias afirmaron que en esa costa no había sebadales y, por lo tanto, el impacto ambiental sería mínimo. Tras numerosas denuncias a Europa, ahora se dice exactamente lo contrario, que son tan extensos como vulgares. A pesar de afectar la obra a dos Lugares de Importancia Comunitaria (LIC), la Unión Europea ha dado finalmente luz verde al proyecto tras recibir unos polémicos informes del Gobierno español donde se justifica la intervención ante el supuesto colapso por falta de espacio del puerto de Santa Cruz de Tenerife.

El último escollo que le quedaba al puerto de Granadilla para comenzar a construirse era la presencia de los sebadales en el Catálogo canario de especies amenazadas. La pasada semana, el consejero de Medio Ambiente del Ejecutivo canario, Domingo Berriel, lo solucionó con un decretazo «a la carta». Firmando una orden departamental por la que se excluye del Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias a la población de sebadal afectada por la construcción del puerto de Granadilla. Aunque alegando el «principio de prevención» mantiene de momento protegido el resto de sebadales a la espera de nuevos estudios, seguramente tan manipulados como los actuales. Para ellos lo importante es que las obras del gran muelle tinerfeño empiecen a mover millones de euros cuanto antes, desde ya mismo.

Frente a las protestas ecologistas, sus promotores prometen unas medidas compensatorias “pioneras”, como el trasplante de este sebadal fuera de la zona de afección del muelle.

“Esas medidas parecen sacadas de un libro de Julio Verne”, critica con acidez Carlos Espinosa, portavoz en Tenerife de Ben Magec-Ecologistas en Acción. En su opinión, y como han demostrado con contundencia los primeros experimentos realizados, el trasplante es, además de imposible, una estupidez.

“Es como si quisieran llevarse un encinar de Madrid a Dinamarca; hasta los niños entienden que algo así no se puede hacer, que los bosques no se pueden arrancar y ponerse en donde uno quiera sólo porque molestan”.

Lo mismo opina el prestigioso botánico Wolfredo Wildpret y el más de medio centenar de profesores de las dos universidades canarias que han firmado un manifiesto por la protección de los sebadales. Un informe donde se advierte que rebajarles la protección a estos frágiles ecosistemas es “condenarlos a la desaparición”, pues su situación es de “clara regresión general”.

En este vídeo se puede apreciar la gran belleza e importancia de los sebadales canarios como sustento del ecosistema marítimo costero que acogen gran biodiversidad marina. En peligro por culpa de políticos y empresarios interesados ¿Os suena?

Este blog actualiza el artículo que a finales de enero escribí para el periódico Público.

Foto: Ben Magec / Ecologistas en Acción