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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Llegan las viejas locas a Canarias

Pardela

Un año más han llegado, puntuales a su cita. Son mis queridas viejas locas, las pardelas cenicientas (Calonectris diomedea). Las he visto ayer cuando regresaba en el ferry de Lanzarote a Fuerteventura, justo enfrente de ese solitario volcán en medio del Atlántico que es la isla de Lobos.

Espantadas por las espumas (y ruidos) del barco, levantaron cansinas el vuelo más de 50 de estas curiosas gaviotas nocturnas, nuestro albatros europeos. No me extraña que se hicieran las remolonas.

Desde que abandonaron las aguas de Canarias, hace ahora cinco meses, se han metido entre pecho y pluma más de 10.000 kilómetros de océanos impetuosos. Sin tocar tierra firme, durmiendo y alimentándose en el mar, buscando esas curiosas «autopistas de viento» que les permiten surfear sobre las corrientes marinas, han visitado las aguas del sur de África pasando antes por Brasil como quien se da un pequeño rodeo. Y ahora regresan de nuevo a Canarias con el difícil empeño de sacar adelante un nuevo pollo, tan sólo uno por pareja, que entre incubación y cría no estará listo para enfrentarse a tan formidable aventura viajera hasta dentro de seis meses; todo un récord de crianza en la naturaleza.

Aún más. Para encontrar pesca suficiente los adultos se verán obligados a hacer largos desplazamientos entre Canarias y la costa del Sáhara y Mauritania, mientras el pollo esperará pacientemente en su hura la llegada de la pitanza incluso durante varios días de exigente ayuno.

Tanto trabajo para que muchas de estas aves se queden en el camino enganchadas en los anzuelos de algún palangre, intoxicadas por un vertido tóxico o por los numerosos plásticos de nuestra basura marina que trágicamente ingieren al confundirlos con comida. Tanto trabajo para que luego un descerebrado se canse de su gato y lo suelte cerca de la colonia, con el torpe propósito de que el minino acabe con decenas de estas aves maravillosas y protegidas. O para que otro bodoque capture los pollos y se los coma en ese escalofriante desafío a la razón en que consiste el bestialismo de buscar raros caprichos gastronómicos.

Todo eso pensaba yo ayer mientras seguía con la vista el vuelo pausado de las pardelas sobre las olas canarias. Buena suerte viejas compañeras. Locas, que estáis locas.

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Exterminio de gatos en Lanzarote

Gato

El manejo del lenguaje es importante, pero lo es mucho más el profundizar en su significado o, más en concreto, saber leer más allá de los titulares.

Estos días hay una petición que está tomando fuerza en la plataforma Change.org. Recoge firmas para exigir al Gobierno Canario y al Cabildo de Lanzarote que, «por motivos éticos y de eficiencia», no opten por el exterminio de los gatos de la isla de La Graciosa, sino que tomen medidas para controlar la población felina mediante el método captura-esterilización-suelta.

La alarma ha saltado después de que SEO/BirdLife haya publicado el informe Lugares a restaurar para frenar la pérdida de biodiversidad, donde marca una serie de medidas que deberían tomarse en varias Áreas Importantes para la Conservación de las Aves (IBA) para detener la pérdida de biodiversidad. Y más en concreto, en el control/erradicación de gatos en La Graciosa.

Pero los recogedores de firmas han metido la pata. No se dan cuenta sus promotores de que erradicar no es lo mismo que exterminar.

Me explico. Los gatos en islas oceánicas son más peligrosos para los animales autóctonos que una bomba atómica. Soltados o escapados se convierten en terribles depredadores de una fauna que durante miles de años ha evolucionado sin recursos para poder luchar contra ellos. Es como encerrar a un león en un corral de ovejas. Arrasan con todo animal que no pueda escapar de sus fauces.

Ley natural, dirá más de uno. Que se adapten, responderá otro. Imposible. Ya os he contado lo que ocurrió en Nueva Zelanda con el famoso chochín de las Stephens. El gato del farero acabó en apenas un invierno con toda la población mundial de esta singular especie. El extraño pájaro fue poco más que un postre para el lindo gatito del aburrido farero. Y a nosotros nos burló algo único, irrepetible.

En una isla como La Graciosa, o en los vecinos islotes de Alegranza o Montaña Clara, todos ellos pertenecientes al extraordinario Archipiélago Chinijo, un único gato suelto puede provocar una masacre entre las especies de aves más amenazadas del planeta como la pardela macaronésica  (Puffinus baroli) o el petrel de Bulwer (Bulweria bulweri).

Por eso la inocente idea de esterilizarlos y soltarlos de nuevo en tan paradisíaco espacio natural protegido es, claramente, una descabellada atrocidad. Por eso es necesario, obligatorio y prioritario erradicar de tales territorios a los gatos.

Erradicar: Arrancar de raíz. Eliminar algo que se considera perjudicial o peligroso.

No confundir con exterminar: Acabar del todo con algo o alguien.

Porque los gatos pueden y deben desaparecer de La Graciosa, pero en absoluto deben de ser exterminados.

¿Qué se puede hacer? Pues lo que ya se está haciendo en muchos sitios donde se han resuelto situaciones semejantes. Capturarlos sin daño para ser posteriormente ofrecidos en adopción. Adopta un gato sin hogar. Para que tenga una vida relajada pero, sobre todo, para que no extermine, éste sí, a nuestras especies amenazadas.

Para eso, cuenta con mi firma.

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Cámaras ocultas confirman el daño ambiental provocado por los gatos caseros

Un nuevo estudio científico sobre los gatos domésticos cuyos dueños les permiten vagar al aire libre ha demostrado su alta incidencia sobre el medio ambiente y especialmente sobre las poblaciones silvestres de aves. Casi un tercio de los gatos captura y mata animales con frecuencia. Muchos más de los que luego traen a casa como trofeo.

Los felinos llevaban cámaras especiales de vídeo alrededor de sus cuellos. Gracias a estos dispositivos se descubrió que matan un promedio de 2.1 animales por semana, pero llevan menos de uno de cada cuatro a casa. El 13 por ciento de las muertes totales fueron aves, aunque cazaron de todo: lagartijas, ratones, ardillas, ranas y serpientes.

En total fueron elegidos para este experimento 60 gatos de la ciudad de Athens (Georgia) cuyos dueños les dejaban vagar habitualmente fuera de sus casas. El estudio descubrió que los felinos pasaban fuera un promedio de 5-6 horas al día.

En base a estos resultados, American Bird Conservancy y The Wildlife Society estiman que los gatos domésticos matan al año, sólo en Estados Unidos, mucho más de los mil millones de animales que estudios previos habían calculado. Lo más probable es que sean responsables de la muerte de más de 4.000 millones de animales al año, de los que por lo menos 500 millones son pájaros. La depredación del gato está considerada una de las razones por las cuales una de cada tres especies de aves de América están en declive.

¿Son incompatibles gatos y aves? En absoluto. Los que en mi opinión son incompatibles son los dueños de estos animales, tan irresponsables como para dejarlos libres a la caza y captura de todo bicho viviente. La responsabilidad de tener una mascota va más allá de cuidarla y alimentarla. Incluye también el evitar daños ambientales tan terribles como la muerte de millones de aves al año ¿no os parece?. Es verdad. Resulta difícil tener un gato confinado en una casa. Pero más terrible es tenerlo matando seres indefensos.

El estudio se llevó a cabo por científicos de la Universidad de Georgia y el programa de la National Geographic Society Crittercam. Puedes leer más sobre el tema en este enlace de la American Bird Conservancy.

Puedes seguirme (si quieres) en Twitter (@lacronicaverde) y en Facebook (www.facebook.com/lacronicaverde)

El incierto futuro del lagarto gigante de Tenerife

Hasta 1996 no sabíamos que existía. Descubierto por el naturalista Efraín Hernández y descrito para la ciencia junto con los profesores Aurelio Martín y Manuel Nogales, el lagarto moteado canario (Gallotia intermedia) o ‘lagarto gigante de Tenerife’ (1.400 ejemplares en todo el mundo) está menos amenazado que sus vecinos del Hierro (300 ejemplares) y la Gomera (un centenar de ejemplares), pero su futuro es igualmente incierto.

Vive encarcelado en inexpugnables riscos a donde sus enemigos, las ratas y los gatos, no llegan. Sobrevive con dificultad en un hábitat que no es el suyo, extremo, pero antes de que llegáramos los humanos y nuestros animales ocupaban toda la isla. En cuanto salen de esos refugios mueren.

En peligro de extinción, su presencia molesta a las autoridades canarias, que sin consultar ni a Dios ni al diablo acaban de rebajar su categoría de En peligro crítico a una supuesta situación de vulnerable, antesala de su desprotección. Su futuro depende de un Plan de Recuperación que todavía no tiene. Ni tiene visos de que algún día lo vaya a tener.

En este artículo de la plataforma de noticias científicas SINC puedes saber más sobre tan increíbles y olvidados animales.

También puedes pedir al Ministerio de Medio Ambiente que proteja a ésta y otras especies a las que el Gobierno de Canarias ha bajado de categoría. Se ha abierto un trámite de participación pública del Proyecto de Real Decreto para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPE) y del Catálogo Español de Especies Amenazadas (CEEA) al que puedes presentar tus alegaciones pinchando en este enlace. Para que no se extingan por puros intereses mercantilistas que ahora maquillan como intereses políticos.


Foto: Lagarto moteado canario en libertad en los acantilados de Teno, Tenerife (Aurelio Martín /SINC).

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El gato que extinguió al chochín

El hombre es el depredador que mayor número de especies vertebradas ha extinguido de la faz de la tierra. El segundo es el gato, nuestro fiel compañero doméstico desde hace 9.000 años.

Sólo en Gran Bretaña, los 8 millones de gatos caseros censados cazan al año no menos de 75 millones de aves silvestres como gorriones, petirrojos o mirlos. Con esa misma proporción, los 50 millones de gatos europeos consumen anualmente más de 400 millones de pajaritos, una tercera parte de los calculados para Estados Unidos.

Amo los gatos, pero reconozco mi pena cada vez que uno de ellos te deja triunfal a los pies el cadáver de una de estas pobres aves, justo antes de ponerse a comer en su siempre bien surtido comedero. Nunca pierden su instinto cazador.

La extinción más rápida de una especie la provocó un gato. Se llamaba Tibbles y era la mascota de David Lyall, el ayudante del farero de la isla Stephens, un pequeño saliente rocoso entre las dos islas principales de Nueva Zelanda. Allí vivía un extraño pájaro nocturno no volador, algo parecido a un chochín, en cuya caza se especializó el eficaz felino doméstico. Los 16 ejemplares llevados como trofeo a su amo son los únicos de un ave que nadie vio nunca viva, bautizada para la ciencia Xenicus lyalli. En un solo invierno, el de 1895, acabó con la totalidad de la población mundial, sin duda muy pequeña. Él los descubrió y él solito los exterminó.

Sin irnos tan lejos tenemos el caso de Canarias. La llegada del gato al archipiélago hace 2.000 años se considera una de las causas de la desaparición de algunas aves poco voladoras como la codorniz gomera (Coturnix gomerae) o el escribano patilargo (Emberiza alcoveri), además de dos múridos gigantes de Tenerife y Gran Canaria (Canariomys bravoi y Canariomys tamarani) y del lagarto gigante de La Palma (Gallotia auaritae).

Una vez más la culpa no es de ellos, es nuestra por llevarlos y soltarlos. Nuestra también es la responsabilidad medioambiental de tenerlos controlados. Poniéndoles cascabeles que les dificulten la caza y recriminándoles siempre sus capturas. Porque las mascotas, donde mejor están es en casa.

En la imagen superior, dos de los 15 únicos especímenes disecados que existen del raro chochín de Stephens.

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Trabajan gratis para ayudar a la Naturaleza

Acabo de regresar de pasar 15 días inolvidables en uno de los últimos bosques primarios de Europa, las selvas de monteverde de La Gomera, en el Parque Nacional de Garajonay. Mi labor no ha podido ser más gratificante, ser monitor de una docena de animosos voluntarios medioambientales llegados de toda España con una única ilusión: trabajar gratis en estas selvas de la laurisilva canaria, con la satisfacción de ayudar a su mejor conservación como único premio.

El de La Gomera es uno de los muchos campos de trabajo de voluntariado que durante este verano y otoño SEO/BirdLife ha organizado en doce Parques Nacionales y cuatro centros asociados al Organismo Autónomo de Parques Nacionales.

¿En qué consistía el trabajo? Nada menos que en censar las poblaciones de palomas endémicas canarias, las bellísimas palomas tuquesas (Columba bolli) y rabiches (Columba junoniae).

También se hacían recorridos en busca de desplumaderos de gavilán (Accipiter nisus granti) y excrementos de gato, los dos grandes depredadores junto con la rata negra de estos bosques. Una actividad que muy pronto quedó bautizada en el argot del grupo como cagarruting.

¿Sirvió para algo tanto trabajo? Desde el punto de vista práctico, estos 15 días nos han permitido confirmar el excelente estado de conservación de las poblaciones gomeras de ambas palomas, cada vez más abundantes y por lo tanto menos amenazadas.

Por el contrario, ha evidenciado el temido derrumbe hacia la extinción segura de las poblaciones de cuervo gomero, aniquiladas por el veneno. En 15 días sólo vimos cuatro ejemplares, cuando hace 10 años en apenas cuatro días se veían más de un centenar.

Pero lo más importante ha sido la experiencia de una estrecha convivencia con personas maravillosas, de las que todos hemos aprendido muchísimo. Esas mujeres y hombres (siempre hay más féminas en los programas de voluntariado) que te demuestran que aún queda mucha gente buena por el mundo, entregada desinteresadamente a trabajos solidarios durante sus escasas vacaciones. Entusiastas capaces de abandonar el descanso nocturno por ver estrellas, escuchar pardelas e incluso acudir de romería a Chipude.

Gracias a las incansables María José, Pilar y Paula, a Eva y Rafa, a Montse, Loli, Aiala, Jesús, Elena, Enric y Ana. También a nuestro amigo César, propietario del restaurante Las Chácaras, en Hermígua, sin duda uno de los mejores de la isla. Y por supuesto a mi compañero Pablo. Pero gracias también a todos esos cientos de voluntarios que durante este verano han sacrificado parte de sus vacaciones en algo tan hermoso como ayudar a la Naturaleza. Con gente como vosotros este mundo será cada vez mejor. Seguro.

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Os dejo a continuación unas fotos hechas estos días, la primera de una parte de los voluntarios censando palomas y rapaces desde el mirador de Igualero.

En la siguiente imagen, Pablo enseña a Aiala los detalles del extraordinario pico de una chocha perdiz que encontramos atropellada.

Y para terminar, parte del grupo visitando el Museo Arqueológico de San Sebastián de La Gomera, pues siempre hay sitio para la cultura.

Busca en Madrid un hogar para su puma o lo mata

En el foro de la Asociación Madrid Felina se han quedado estupefactos. Dedicados a la adopción de gatos, les ha llegado una petición surrealista:

«Compré hace ocho años de manera del todo legal y con toda su documentación un cachorro de puma americano de sexo hembra. Vive conmigo como un gato, y está sana y sin ningun problema.

El caso es que me tengo que marchar de la finca donde vivo con mis animales, el dueño la ha vendido y los compradores no quieren que me quede, y me han dado de plazo hasta finales de septiembre. Hace un tiempo vi en la televisión un programa en el que salía un centro situado en Madrid que recogía grandes felinos y les daba una vida digna sin comerciar con ellos ni explotarlos. Es por eso que me dirijo a vosotros, por si habíais oído o sabíais algo de ello.

Si me pudiérais dar una solución os lo agradecería enormemente, porque no sé cómo superaría el tener que sacrificarla, pero antes de que fuera a parar a malas manos es lo que haría».

Tampoco yo salgo de mi asombro. ¿Un puma en casa, con perros y gatos, como una mascota más? ¿Al que si no encuentra un hogar digno está dispuesto a sacrificar?

Pues parece cierto. El pobre animal se llama Xesca y vive en una finca madrileña junto con cinco gatos, cuatro perros sin raza y varios dogos alemanes. Y su caprichoso dueño, supuesto amante de los animales, se da cuenta ahora de lo difícil de reinstalar a un gran felino salvaje en un apartamento.

El puma (Puma concolor) es el segundo mayor felino de América, cazador solitario de ciervos. Una hembra como Xesca puede pesar más de 50 kilos y medir de morro a rabo más de dos metros. No es en absoluto «un lindo gatito» al que le gusta jugar con Piolín. Pero para algunas mentes frívolas debe parecerlo.

El problema no es qué hacer con una hembra de puma de ocho años y medio centenar de kilos de poderosos músculos. La auténtica tragedia es qué hacer con nuestras autoridades, capaces de permitir la venta legal de estos peligrosos animales a cualquiera que tenga el capricho de tenerlos. No sólo pumas, también leones, tigres, cocodrilos, pirañas, tarántulas, escorpiones,… que al final acaban en un zoo, en un circo o, lo que es aún peor, soltados en el campo con el riesgo de provocar un auténtico desastre medioambiental, como ya os he contado que está ocurriendo con mapaches y coatíes.

Lo siento por el pobre puma, pero creo que a éste no va a poder encontrarle casa ni siquiera mi admirada compañera Melisa Tuya, siempre dispuesta a dar una segunda oportunidad a nuestros queridos animales de compañía.