Realidades paradójicas en Castilla y León:
Realidad número 1: la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León ha suprimido por segundo año consecutivo los principales programas de subvenciones a unas 250 actividades de educación ambiental desarrolladas por asociaciones y pequeños ayuntamientos.
Realidad número 2: la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León subvenciona con 300.000 euros a la Federación de Caza de Castilla y León para llevar a niños de entre 7 y 12 años el programa “Cazador por un día”. Una actividad que persigue compensar el paulatino descenso en el número de licencias de caza motivado entre otros por el escaso interés por la caza de los jóvenes y los efectos de la que llaman «cultura de Bambi«. Esa donde el ciervo es el bueno y el cazador es el malo, y no al revés como en el caso de Caperucita y el lobo.
Realidad número 3: Ecologistas en Acción de Segovia considera incomprensible la inyección de dinero público en esta iniciativa en un momento en el que se anuncian importantes recortes en la educación que afectan a aspectos esenciales para la calidad de la enseñanza como el número de docentes, las dotaciones para becas o calefacción o las plazas que se ofrecen en educación infantil.
¿Queréis saber mi opinión sobre el tema? Prefiero que mis hijos admiren a Bambi y detesten a Caperucita, por mucho que ésta vaya a la escuela con una cestita cargada de perdices estofadas bien trufadas de perdigones de plomo. Además, creo que el lobo no era tan malo, pues se tragó sin masticar a la abuela. Y eso de llenarle el estómago de piedras, ¿lo explicarán los cazadores a los niños como un acción de mejora medioambiental?
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