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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Stop a la moda más cruel

Conejo

© Joanne McArthur / Igualdad Animal

Ni te imaginas el sufrimiento que hay detrás de la ropa. No sólo por las condiciones miserables en las que viven algunos de los trabajadores que hacen posible la fast fashion, la moda rápida y barata, ambientalmente insostenible y socialmente inaceptable. También por el maltrato al que sometemos a los animales que nos abastecen de pieles y cuero. Pero algo está cambiando entre los consumidores.

Más de 60.000 personas en tan sólo tres días han firmado la petición de la campaña “Stop Moda Cruel”, de la organización internacional  Igualdad Animal, instando a grandes firmas de moda  a que dejen de vender pieles.

Después de llevar a cabo una investigación encubierta de dos años de duración en granjas de conejos de España, Igualdad Animal ha descubierto que numerosos diseñadores compran pieles obtenidas a base de métodos crueles y salvajes. Igualdad Animal lanza ahora una campaña para instar a estas firmas a que dejen de vender prendas fabricadas en piel. Algunas tan famosas como Burberry, Dior, Armani, Yves Saint Laurent, Louis Vuitton, Marc Jacobs, y Diane Von Furstenberg.

Igualdad Animal ha creado una página web www.StopModaCruel.org  así como un vídeo con imágenes terribles que muestra la brutalidad que se ejerce en estas granjas y que os dejo al final de este post.

Los voluntarios de Igualdad Animal han documentado un maltrato muy extendido en las granjas, como por ejemplo granjeros golpeando a conejos enfermos hasta la muerte delante de sus aterrados compañeros de jaula. A otros conejos lisiados, enfermos o con graves heridas se les dejaba sufrir sin proporcionarles tratamiento médico.

Estos animales que son altamente sensibles son obligados a vivir en pequeñas jaulas con suelos hechos a base de barrotes de metal duro y no se les permite ni un momento de consuelo durante sus cortas vidas. Cuando los conejos alcanzan los dos años de edad, se les mata y despelleja.

“Más de 60.000 personas en tan sólo tres días han firmado nuestra petición pidiendo a estas grandes firmas que dejen de vender pieles. Esto es reflejo de la sensibilización de la sociedad y de su rechazo a que en pleno siglo XXI se siga maltratando a los animales para hacer prendas de piel. Esperamos que estas firmas dejen de apoyar el maltrato animal y apuesten por un moda sin crueldad hacia los animales, ha manifestado a través de un comunicado de prensa Javier Moreno, coordinador internacional de Igualdad Animal.

Yo ya he firmado. Las pieles ni son bellas ni abrigan más que otros tejidos. ¿Firmas también tú?

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En la Comunidad Valenciana estudian aves a cañonazos

parany-seo

Este país nuestro se empeña a seguir aferrado a la pandereta como mejor sistema de gobierno. Sólo así se entiende la ridícula actuación de los políticos de la Comunidad Valenciana, empeñados en mantener la matanza de aves migratorias protegidas como una actividad tradicional.

El parany es un método de caza de aves con pegamento que ya ha sido prohibido por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, el Tribunal Supremo, el Tribunal Constitucional y el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas. Pero siguen sin aceptarlo. Por su culpa mueren millones de aves al año. El Gobierno valenciano intentó primero justificar el parany como un sistema para evitar daños a los cultivos y los tribunales lo rechazaron. Luego trató de autorizarlos invocando la tradición, y también fue desestimado. Ahora van más lejos en el disparate al acogerse al presunto interés científico del parany para el estudio de la migración, incluso en aves que nos son migratorias. Todo con tal de saltarse a la torera las directivas europeas y las leyes nacionales.

¿Investigar embadurnando pajarillos en pegamento? ¿Sin señalar siquiera el tipo de marcaje? Tan sólo se exige la liberación de las aves una vez se les haya quitado el pegamento. ¿Con plumas o sin ellas? Eso se llama querer estudiar aves a cañonazos. Docentes e investigadores de los centros universitarios de la Comunidad Valenciana con reconocido prestigio nacional e internacional en el estudio de las aves silvestres ya se han manifestado decididamente en contra de tamaña barbaridad.

Desde hace un siglo existen métodos inocuos para la obtención de estos datos internacionalmente reconocidos y científicamente validados. Los supuestos científicos coordinadores de este desaguisado, que avalan 33 de estas instalaciones de la muerte, son dos profesores del Departamento de Ingeniería Rural y Agroalimentaria de la Universidad Politécnica de Valencia. Ocultan que este departamento no tiene ninguna relación con el estudio de la biología y migración de las aves, y que esos profesores carecen de artículos científicos relacionados con estos temas. Parece ser que el único currículo es su apoyo ciego a las más crueles tradiciones.

Tradición significa: Si siempre lo hemos hecho ¿por qué ahora no vamos a poder matar pajaritos con liga, alancear toros, tirar las cabras desde la torre de la iglesia, arrancar el cuello a los gallos, apedrear perros, hacer fumar a los murciélagos, bailar a los osos, apalear a los caballos?

Quien así se lo pregunte debería mirar un momento el calendario: Año 2013. Siglo XXI. Europa occidental.

¿Te parece una exageración? Pues echa un vistazo a estos terribles vídeos, si es que puedes. Yo no los he podido terminar. Te descubren, con toda la crudeza de la realidad, cómo funciona este salvaje método de captura de pajaritos. Crueldad máxima para nutrir unos tristes guisos de arroz, eso sí, muy tradicionales.

Sin más razón que la testicular, 28 paranys, todos ellos en la provincia de Castellón, están este otoño matando aves protegidas. Han sido detectados y denunciados ante la Guardia Civil por voluntarios de diversas asociaciones valencianas (GECEN, GEPEC, GER-Ecologistas en Acció y Acció Ecologista-Agró), quienes los han localizado y georreferenciado en el sitio Paranymaps.

En Change.org puedes firmar en contra de esta atrocidad.

ACTUALIZACIÓN (11/11/2013): La Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente ha suspendido hoy cautelarmente la resolución que emitió el pasado 1 de octubre autorizando la actividad de 33 paranys con el argumento de que iban a utilizarse para estudiar la migración de las aves. Finalmente se ha impuesto la cordura y el sentido común al paralizar una errónea resolución que no tenía argumentos que la sostuvieran.

En la foto superior, cadáver de un pobre petirrojo, especie extrictamente protegida en toda Europa, muerto en esas trampas mortales de pegamento conocidas como parany (© SEO/BirdLife).

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Canadá y Noruega subvencionan la matanza de focas

Si no hay mercado, no hay negocio ¿O sí?

Si no compramos abrigos, bolsos y guantes de piel de foca, no se matarán cientos de miles de focas en el mundo ¿O sí?

Si no es rentable la matanza de focas se abandonará. ¿O no?

Pues no, se mantendrá la carnicería polar con subvenciones estatales, tanto del gobierno noruego como del canadiense.

El Gobierno de Canadá autorizó en 2006 la matanza de 335.000 focas, mientras que en 2007 sólo permitió 270.000 ejemplares y este año dará muerte a 275.000. ¿Vamos por el buen camino?

Pues tampoco. No es que se quieran matar menos porque somos más ecologistas o se venden peor las pieles, es que por culpa del cambio climático cada vez quedan menos focas. Por eso entre 1995 y 2001 se han concedido más de 20 millones de dólares en subvenciones a la industria canadiense de la caza de focas para ayudarles a soportar las posibles pérdidas en el negocio. Así que seguimos igual o peor que antes.

Porque aunque países miembros de la UE como Bélgica y Países Bajos ya han prohibido la comercialización de productos derivados de las focas de manera particular, y el resto de los países lo está considerando, el emergente mercado asiático está supliendo con creces nuestra retirada comercial, ávido no sólo de pieles, sino también de la grasa y hasta de unos genitales a los que asigna supuestas propiedades afrodisíacas.

En Noruega son más magnánimos. Sólo matan unas 50.000 focas al año. Pero no se vayan ustedes a pensar que lo hacen por interés comercial, en absoluto. Su actividad es una desinteresada contribución a la biodiversidad del Polo Norte. O al menos eso dicen.

El gobierno noruego, en su portal oficial para España, lo considera una gestión adecuada de los recursos. Porque, nos explican sin que les crezca la nariz, en el Nordeste Atlántico,

“la foca de Groenlandia consume ella sola más arenques de lo que es capaz de pescar toda la flota pesquera noruega”.

Y si hay que controlar las capturas de alguien, por supuesto que sea la de las focas, faltaría más. Foca buena, foca muerta. O vegetariana.

Por todo ello no sólo se permite esta caza, sino que como en Canadá, la salvaje actividad recibe periódicamente ayuda estatal. Que el propio Gobierno justifica como una necesidad

“para asegurar la regulación adecuada de los stocks de focas y para mantener las tradicionales técnicas de caza y para poder seguir controlando convenientemente la población de focas”.

¿Les parece una solución cruel? En absoluto, es pura humanidad. Copio aquí las tranquilizadoras palabras del Ministerio de Asuntos Exteriores noruego sobre el humanitario sistema de caza utilizado.

Según la ley, se debe matar a los animales con rapidez, humanidad y con el menor sufrimiento posible. Los únicos instrumentos que se pueden utilizar son los rifles y los hakapik (un tipo de arpón). Las focas adultas se cazan con el rifle, mientras que los cachorros se cazan con el rifle o con el hakapik. El hakapik puede parecer primitivo, pero es una herramienta eficaz que aturde inmediatamente al animal y lo mata rápidamente. La legislación noruega no permite la caza de lactantes, es decir, cachorros que no han sido abandonados por sus madres.

Se exige a los cazadores que asistan a un curso y a pruebas de tiro cada año antes de la estación de caza. Cada embarcación de caza lleva un inspector a bordo. Los inspectores son, además, veterinarios e informan directamente a las autoridades pesqueras.

¿Se quedan más tranquilos? Dicho de esta manera suena muy bien. Pero comprobado en este vídeo (no recomendable para personas sensibles), la impresión que uno se lleva es exactamente la contraria.

¿Estaremos equivocados?