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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Mortadelo y Filemón se hacen ecologistas

Grandes peligros amenazan al Planeta: el cambio climático, el efecto invernadero, el agujero de la capa de ozono, el deshielo de los polos, el hecho de que Raúl sea convocado por Del Bosque. Pero hay un peligro aún mayor, Mortadelo y Filemón.

Azuzados por el fracaso de la cumbre sobre el cambio climático de Copenhague, los populares personajes del genial dibujante Francisco Ibáñez han vuelto a la carga. En su última aventura, Guía para la vida del ecologista de hoy en día (Ediciones B) tratarán no sólo de salvar al mundo de los desastres ambientales sino algo mucho más importante, de concienciarnos a golpe de su habitual humor hilarante.

De todas formas, que nadie se llame a engaño. A lo largo de sus 144 páginas los esperpénticos agentes de la T.I.A. (Técnicos Investigación Aeroterráquea), acompañados por el ‘Súper’, la secretaria Ofelia, el profesor Bacterio y Rompetechos, se ríen hasta de su sombra.

El libro fue el regalo de Reyes de mi hijo de 10 años, quien no lo ha soltado desde entonces, bombardeándome continuamente con las charlotadas de la estrambótica pareja.

La ficha inicial para ingresar en la ecológica T.I.A. ya lo dice todo. Por ejemplo, debes responder afirmativamente a preguntas tales como:

>Si tienes perro ¿recoges sus cacas?

>Si tuviese diarrea ¿usarías fregona?

>¿Amas a las flores y a los capullos?

>¿En lugar de fútbol ves documentales?

Y para identificarte como miembro del grupo te piden que pegues tu foto con mocos para así no utilizar pegamentos químicos.

De locos. Como su diccionario ecológico:

Energía sostenible: Fuerza que emana de los sostenes.

Contenedor: Restaurante en el que se come con un sólo cubierto.

Organismo: Capacidad para tocar el órgano.

Mortadelo nos invita en el libro a poner un animal en nuestras vidas: la orca para el condenado a muerte; el buitre para el político; la cobra para el inspector de Hacienda; una pitón para el árbitro.

También expone los mandamientos del «antiecologismo», donde justifica su apoyo a la energía atómica pues «si no hubiese sido por los experimentos nucleares no habrían existido nunca La Masa, Spiderman y la mayoría de los superhéroes».

La nómina de ecologistas famosos incluye a Umberto Eco, Fauna Pausini y Reciclark Gable. Como antiecologistas célebres cuenta con Sofía Matagatos, Eduardo No Riega, Gasolina Jolie, Vertido Osborne, Liofuel Messi o Quemando Torres.

El padre de algunos de los personajes más populares de los tebeos se autorretrata aquí como un ecologista tan comprometido que llega a vanagloriarse de usar el «calcetín del artista» como insecticida efectivo 100%, «sin propelentes, gases, CO2 ni otras gaitas».

Genial. Un libro verdaderamente recomendable, divertidísimo e incluso instructivo. Yo sólo le he visto una pega: está editado en poco ecológico papel cuché, a pesar de asegurase que toda la Guía ha sido elaborada «con papel higiénico reciclado procedente de los lavabos de la T.I.A.»

¿Fracasará la cumbre del clima de Copenhague?

15.000 delegados de 190 países y 5.000 periodistas asisten esta semana en Copenhague (Dinamarca) a la 15 Conferencia de las Partes de la Convención de la ONU sobre Cambio Climático (COP15). Como ya todos sabéis, en esta reunión debería aprobarse un acuerdo mundial de reducción de emisiones de CO2 que sustituya al Protocolo de Kioto a partir de 2013. Es nuestra última oportunidad para hacer frente al calentamiento global.

¿Fracasará Copenhague, tal y como estaba previsto en los altos despachos que mueven el mundo? ¿Lograremos seguir creciendo económicamente pero reducir nuestra contaminación a los umbrales de 1990?

Es mucho lo que nos jugamos. Si no lo conseguimos la temperatura en el planeta aumentará al menos 2º C y con ello los impactos del cambio climático serán devastadores.

Ayer lo comentaba con un taxista, esos supuestos símbolos del pensamiento básico de la sociedad, y su respuesta me produjo un escalofrío:

Si el planeta se va a la mierda por nuestra culpa, pues que nos den a todos por el culo.

Una corriente de nihilismo destructivo se está adueñando de nosotros. Esto es como la burbuja inmobiliaria, pero a escala global. Todos participamos en una loca carrera hacia el abismo pero nadie para el carro, nos importa un bledo el futuro. El último que apague la luz.

Qué equivocados estamos. El mundo no acabará con nosotros. Apenas somos una anécdota en sus miles de millones de años de historia. Más pronto o más tarde nos extinguiremos, de eso no hay duda, es ley de vida natural. Pero el planeta no desaparecerá con nosotros, tan sólo se estremecerá no sin pena por una pérdida tan idiota.

Como concluye el maravilloso poeta T. S. Eliot en Los hombres huecos,

Así termina el mundo

no con una explosión sino con un sollozo.

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Foto: Aussiegall / Flickr

¿Tienes un minuto para ayudar al planeta?

El planeta está en peligro por culpa del cambio climático y nosotros somos los culpables. Pero aún estamos a tiempo de echar el freno en esta loca carrera hacia el desastre del mundo, de nuestro mundo.

Algunos gobernantes y altos ejecutivos de nuestros países más industrializados (y culpables) no se enteran. Por eso nos estamos uniendo todos los ciudadanos de base para darles un aldabonazo en su sensibilidad, para pedirles que hagan algo en la próxima reunión de Copenhague y que lo hagan ya. Más liderazgo, valentía y, sobre todo, solidaridad con los países en desarrollo.

Aunque después del fracaso de la cumbre de Barcelona la cosa pinta mal. Incluso la ONU tiene muchas dudas, y considera que el esperado tratado mundial que debe sustituir al protocolo de Kioto y fijar las bases de la reducción de emisiones de gases no se decidirá en la cumbre que se celebrará en diciembre en Copenhague.

El tick-tack del reloj avanza imparable en nuestra contra. Y así se llama esta gigantesca iniciativa internacional, tcktcktck, la más grande hasta ahora acometida para cambiar el mundo actual.

Colabora con tu firma en esta ciberacción para conseguir un acuerdo justo, ambicioso y vinculante en la cumbre de cambio climático de Copenhague.

El mundo está preparado para un tratado ambicioso, pero por lo visto no lo están ni sus gobernantes ni sus economías. ¿Lo estás tú? Pues firma pinchando en este enlace. Ya somos tres millones y seguimos creciendo.

Fidel Castro se hace ecologista

El compañero Fidel Castro, líder de la revolución cubana y ex dictador (por relevo familiar) de ese bello país caribeño, se ha hecho ecologista. A sus 83 años acaba de dar un nuevo giro ideólogico a su proyecto socialista, tras ponerse en la primera fila de los luchadores contra el cambio climático.

En el último de sus sermones semanales que autotitula Reflexiones, publicado en CubaDebate y luego reproducido en la totalidad de los medios de comunicación oficiales, el viejo «comandante en jefe» abraza con pasión la causa ecologista. Asegura Fidel:

Ya no es cuestión de “Patria o Muerte”; realmente y sin exageración, [el cambio climático] es una cuestión de “Vida o Muerte” para la especie humana.

El modelo productivo socialista trató de modernizar a la sociedad industrializándola de forma masiva desde la colectividad. Sus fábricas, minas y centrales nucleares envenenaron media Europa. Aunque Cuba también lo intentó de la mano de la extinta Unión Soviética, su industrialización fue un fracaso. Por eso le resulta ahora fácil a Castro renunciar a ese sueño equivocado y abrazar con fervor la búsqueda de un nuevo sistema productivo que sustituya al actual sistema capitalista que «no sólo nos oprime y saquea», si no donde «los países industrializados más ricos desean imponer al resto del mundo el peso principal de la lucha contra el cambio climático».

La cumbre mundial de Copenhague será crucial para salvar el planeta. De eso no hay duda. Otra cosa más discutible es que, como asegura Fidel, la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), formada por Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador, vayan a ser fundamentales para lograr ese acuerdo mundial que nos aleje del desastre ambiental. Eso me suela a oportunismo político.

Pero al menos en una cosa tiene razón Fidel Castro.

En ningún otro momento de la historia humana se presentó un peligro de tal magnitud.

¿Os dais cuenta? Desaparecido Bush del candelero mediático también han desaparecido todos los escépticos del cambio climático. Ya nadie lo pone en duda, ni siquiera el viejo Fidel. Quizá antes no eran tantos como parecía, quizá las evidencias no eran tan firmes, o quizá el dinero de las petroleras ya no fluye por entre algunas conciencias de forma tan ágil. Al final va a ser verdad que nos estamos cargando el futuro, sea éste capitalista o socialista.