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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Cuándo ver (con cabeza) los cerezos en flor del Jerte

© Turismo Jerte

Podríamos celebrar la llegada de la primavera disfrutando con la observación de las primeras golondrinas, con el concierto del primer ruiseñor, con el vuelo de hermosas mariposas tempranas. También podríamos celebrar la aparición de las violetas o de las siempre espectaculares orquídeas. Pero a los seres humanos nos fascina especialmente la floración de los cerezos, esa nevada primaveral de blancos pétalos.

Los japoneses la conocen como Hanami, y acuden en masa a parques y jardines para contemplar sus flores (sakura). Los españoles lo llamamos Valle del Jerte, y también cada vez en mayor número acudimos a esa maravillosa comarca cacereña para disfrutar del gran espectáculo primaveral, aquí intensamente rural.

Son más de un millón y medio de árboles floridos en apenas 50 kilómetros cuadrados, algo único en el mundo.

En mi caso, si tuviese que elegir entre los jardines urbanos nipones o nuestros exuberantes valles jertanos no tendría ninguna duda: me quedo con el norte de Extremadura. Pero eso sí, disfrutando de sus cerezos en flor con cabeza, sin arrancar ramas de los árboles ni colarme sin permiso en las fincas particulares. Lee el resto de la entrada »

Llega la primavera más florida

Toda la primavera dormía en nuestras manos este largo invierno de fríos, lluvias y nieves. Parecía imposible, pero al final ha despertado. Exactamente, astronómicamente, la nueva estación hará su entrada triunfal en nuestro hemisferio mañana sábado a las 18.32 horas (hora oficial peninsular).

Sin necesitar reloj, los primeros almendros y cerezos hace días que visten sus más floridas galas, anticipando la fecha junto a violetas, narcisos y orquídeas. También han hecho su aparición las primeras aves viajeras, aquellas cuyo prodigioso instinto no precisa calendarios. Golondrinas y aviones, recién llegados de África, empiezan a arreglar sus frágiles nidos de barro, ajenos a los gritos nerviosos de los siempre con prisa vencejos, al canto aflautado del zorzal. Milanos, alimoches, águilas culebreras ciclean sobre los cielos en un placentero baile nupcial, mientras se despiden las últimas grullas y los gansos más tardíos. Eslizones y lagartos salen de su letargo para saludar al sol, la boca abierta de asombro ante otro duro reto de la vida.

La nueva estación durará 92 días y 18 horas, y será mucho más luminosa a partir de que el próximo domingo 28 de marzo recuperemos el horario de verano. Cada día amanecerá dos minutos antes y atardecerá un minuto más tarde, haciéndonos así más felices a todos.

Es verdad que “una golondrina no hace verano”, que hasta el 40 de mayo no nos podremos quitar el sayo, pero el espectáculo está servido. Para todos, incluso para los alérgicos al polen, quienes por la misma razón se enfrentarán a una época complicada. Más luz, más calor, después de un invierno inusualmente lluvioso, nos augura una primavera florida como pocas.

Este fin de semana es un buen momento para descubrir los primeros indicios. Para pasear por parques y campos. Para sentir esa naturaleza sin la que, como decía Miguel Delibes, no somos nada.

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