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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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El Supremo prohíbe tener carpas, vender cangrejos, criar wakame o plantar pataca

Pocas veces una sentencia del Tribunal Supremo me ha parecido tan clara y ecologista como la que amplía el catálogo español de especies exóticas invasoras. A la ya larga lista oficial de plantas y animales introducidos tremendamente agresivos con la biodiversidad autóctona, y por ello a erradicar, se une ahora la carpa común (Cyprinus carpio), la trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss), el alga comestible wakame (Udaria pinnatifida) y la pataca o tupinambo (Helianthus tuberosus). Tampoco se podrán montar granjas de cría de visión americano (Neovison vison), ni vender u ofrecer en restaurantes cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii).

La parte mala es que todas las empresas que hacían negocio con estas especies deberán cerrar o cambiar de actividad. La decisión judicial se basa en informes científicos y prohíbe su posesión, transporte, tráfico y comercio, tanto de ejemplares vivos como muertos. Lee el resto de la entrada »

Matar cigüeñas sale muy barato

©Tatavasco Images

© Tatavasco Images; SEO/BirdLife

¿Te acuerdas del cura de Alcolea de Cinca (Huesca)? ¿Ése que desahució a las cigüeñas de su parroquia? Ocurrió la pasada primavera. Como os conté en su momento, el tal párroco desalojó por las bravas a las 39 parejas de cigüeña blanca en el momento más crítico de su nidificación, cuando ya estaban con huevos y pollos. No contento con tirar estos 39 nidos, electrificó la torre y tejados para garantizar que no regresaran las patilargas. Lo hizo tan a lo salvaje que una de ellas murió de un calambrazo.

«A ver si se hace justicia y crujen a esos sádicos», comentó un lector.

Pues sí, al final ha habido sentencia gracias a la denuncia que interpuso SEO/BirdLife, pero no se ha hecho justicia.

Como ha informado la veterana entidad conservacionista, la resolución no reconoce la gravedad de los hechos, al sancionar al párroco (José María Huerva Mateo), responsable confeso del estropicio, con una raquítica multa de 500 euros cuando el daño estaba valorado en 13.480 eurosEn realidad mucho más, pues ¿puede valorarse una vida en euros?

La sección de Régimen Jurídico del Servicio Provincial de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Huesca solicitó a los técnicos una valoración económica de la infracción, quienes establecieron que del total de la colonia, unos 13 pollos habían muerto a causa de las molestias causadas por las obras. ¡13 pollos muertos de inanición!

No menos grave resulta el hecho de que, además de realizar las obras en el tejado de la iglesia durante un periodo no autorizado, el propio párroco decidió instalar un dispositivo de descargas eléctricas para ahuyentar a las cigüeñas desalojadas y evitar que volvieran. De resultas del invento, una de las cigüeñas sufrió una fuerte descarga y quedó ensartada en la cruz-veleta de hierro de la iglesia.

En el informe veterinario oficial del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de la Alfranca, al que fue llevado el animal agonizante tras pasar varios días ensartado en el tejado y ser rescatado por los bomberos de la comarca del Cinca Medio, se establece que:

Muy probablemente el accidente se ha visto favorecido por la presencia de un pastor eléctrico recientemente instalado en el tejado de la iglesia” y continúa afirmando que dicho dispositivo “representa un serio peligro para estas aves. El cable del pastor eléctrico está levantado sobre pivotes metálicos, constituyendo una trampa mortal”.

SEO/BirdLife (y cualquiera con dos dedos de frente) considera que la sanción ha sido insuficiente dada la gravedad de los hechos y la valoración oficial realizada. Igualmente tilda de «alarmante y del todo injustificable» que la Dirección Provincial contara con informes emitidos por técnicos de la propia Administración y resolviera el expediente sin tener en cuenta su contenido.

Beneficiosas para los agricultores 

Las cigüeñas han resultado ser unas auténticas devoradoras de cangrejos americanos (según la necropsia del veterinario, el ejemplar que murió tenia el buche lleno de estos invertebrados), topillos y ratones entre otras presas, por lo que son un buen aliado de los agricultores y muy beneficiosas para que las explotaciones sean más rentables.

Prohibido tirar sus nidos

La legislación ambiental prohíbe la retirada de nidos, la destrucción de los mismos o cualquier molestia o afección que repercuta negativamente en la fase reproductora de las aves, por lo que algunas prácticas habituales como la rotura o retirada de nidos de cigüeñas, golondrinas o aviones comunes, o el tapado de mechinales donde se reproducen vencejos, es una infracción administrativa.

Para estos casos se cuenta con medidas alternativas, y en cualquier caso, si se demostrara tras un preceptivo informe técnico que se están produciendo daños al patrimonio monumental o existe riesgo real para las personas, el órgano ambiental competente de la comunidad autónoma correspondiente podría emitir una autorización para realizar los trabajos necesarios, siempre en la época más adecuada (cuando no afecte a la reproducción de las especies protegidas). También podría aautorizar la posible retirada de nidos si no existiese otra solución satisfactoria, pero siempre con permiso.

El vallado eléctrico sigue matando

No hay multa, pero tampoco obligación de retirar ese sanguinario sistema anti cigüeñas. De hecho ahí sigue.

SEO/BirdLife ha solicitado al párroco la retirada del dispositivo eléctrico y su estructura metálica antes de que se produzcan más muertes, y que tras finalizar las obras de rehabilitación estructural de la cubierta, se vuelvan a instalar nidales para las cigüeñas, compensando o minimizando, en la medida de lo posible, los daños causados a una especie protegida.

¿Les hará caso? Lo dudo. Tanto lío por 500 euros. Ningún problema. Se mete mano en el cepillo y asunto resuelto. Y a las cigüeñas, que les den… calambrazos.

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El cangrejo autóctono no lo es tanto, pero es nuestro

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Cangrejo de río europeo o de patas blancas. © David Gerke / Wikimedia Commons

Era la hazaña más rememorada por mi tío Nemesio. En una tarde logró pescar en el arroyo de Hontoria de la Cantera más de 50 docenas de cangrejos. O puede que fueran 100. Una barbaridad. Ahora no queda ninguno.

Tampoco en el río Úrbel, la meca de los cangrejeros burgaleses, donde el reflejo de un prismático en lo alto de la montaña te recordaba que los guardas hacían bien su trabajo. Bueno, allí sí que los hay. Y muchos. Pero no son los autóctonos, los europeos de patas blancas. Esos casi se han extinguido, diezmados por una peste, la afanomicosis.

Los de ahora son americanos (del Norte). El cangrejo rojo, procedente de las marismas de Luisiana y que muy pronto invadió las de Doñana y media España. Y el señal, inconscientemente soltado por la Administración para repoblar los ríos ibéricos. Al ser las especies americanas portadoras del mortal parásito, mientras estén ellas no podrá sobrevivir la nuestra.

En realidad, lo de cangrejo autóctono es muy matizable. Una reciente revisión publicada en la Revista Quercus apunta a que “el nuestro” no es tan nuestro. Habría sido introducido en la península Ibérica hace menos de 200 años a partir de poblaciones italianas, de donde sí es originario. A la sorpresa le ha seguido el estupor. Incluido en la Lista Roja como especie autóctona en peligro de extinción, muchas Comunidades Autónomas y hasta asociaciones ambientales tienen en marcha proyectos de recuperación.

El cangrejo de río es famoso por nadar de espaldas, pero en lo que se refiere a su gestión nosotros lo hemos hecho aún más difícil: de espaldas y a lo loco.

¿Qué hacemos entonces? En mi opinión, dos siglos de historia, cultura y una importante función ecológica son suficientes para seguir protegiendo al de patas blancas. Aunque sólo sea como homenaje a esas tardes cangrejeras de reteles y asombro.

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Plantas invasoras ponen en peligro a las aves

Priolo

Muchos nos llaman exagerados. Cada vez que criticamos con dureza el escaso interés de los Gobiernos por impedir la llegada de especies invasoras nos tachan de alarmistas. ¿Qué hay de malo con tener cotorras en Barcelona, eucaliptos en Asturias, visones americanos en Galicia, mapaches en Madrid, cangrejos americanos en el Duero, galápagos de Florida en el Guadiana? ¿Qué hay de malo en que el plumero de la Pampa «se escape» de los jardines y se extienda por los prados cantábricos, que la uña de gato tapice las dunas de Doñana, que el catus de Arizona conquiste nuestros desiertos ibéricos?

Para cada una de estas preguntas se podrían escribir varios libros, detallando los mil y un desastres que estas liberaciones, intencionadas o accidentales, están provocando en la naturaleza. Porque su aparición no es, como piensan algunos, evolución natural. Es involución.

Que se lo digan al priolo (Pyrrhula murina). Muchos no habrán oído en la vida tan extraño nombre ni lo sabrán relacionar con un bellísimo pajarito.  Pero existe, aunque está en las últimas en el único lugar del mundo donde puede observarse: las Azores (las del famoso anticiclón). En concreto en sólo una de estas islas: San Miguel.

En ese remoto lugar en medio del Atlántico, más cercano a América que a Europa, hay un camachuelo único adaptado a vivir tan sólo en sus escasos bosques de laurisilva. Durante siglos esta vegetación igualmente única desapareció bajo el hacha, el fuego y el diente del ganado. Pero lo poco que ha quedado se enfrenta hoy a un problema aún mayor. Varias de las más de 500 especies vegetales introducidas están modificando gravemente el monte. Y los priolos, incapaces de adaptarse a esos nuevos bosques bastardos, son cada vez menos.

En el siguiente vídeo, la Sociedad Portuguesa para el Estudio de las Aves (SPEA) explica el problema y nos pide ayuda a través de una «campaña de Naturfunding«. Con ella recauda dinero para seguir en la desigual lucha de acabar con las invasoras y recuperar el bosque nativo, fundamental para la supervivencia de estas singulares aves y decenas de otras especies únicas.

Y hablando de plantas invasoras, aprovecho para felicitar desde aquí a mi querido amigo y maestro Wolfredo Wildpret de la Torre, a quien el Ayuntamiento de Cádiz ha concedido el Premio Iberoamericano de Botánica José Celestino Mutis. Botánico y doctor en Farmacia, se premia a este canario universal por su estudio «Plantas exóticas invasoras en Canarias procedentes del continente americano». Considerado por el jurado como mejor trabajo original e inédito sobre la ciencia botánica, lo firma junto a su inseparable mujer y gran científica (además de gran amiga) Victoria Eugenia Martín Osorio.

Patear el campo junto a tan entrañables sabios es uno de esos raros lujos que la vida nos concede.

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Más nutrias en Murcia: Chiqui tiene mellizos

Empieza la semana con una buena noticia. En Murcia han logrado la cría en cautividad de la nutria, la segunda vez que se consigue algo parecido en España.

Según informaron fuentes de la Administración regional, el nacimiento se produjo el pasado lunes a las 9 horas, cuando la nutria Chiqui, que vive en el zoológico de la Fundación Terra Natura en Murcia, parió dos crías.

En Inglaterra y Alemania se había logrado hace tiempo, pero en el sur de Europa tan sólo se había conseguido en 2002 en el Centro de Pont de Suert (Lérida), donde sin embargo las crías murieron poco tiempo después de nacer.

Con el nacimiento de estas dos crías de nutria se afianza el programa de conservación para la especie en la Comunidad Autónoma de Murcia que incluye, entre otros objetivos, su reproducción, su estudio genético y la viabilidad de su población salvaje.

La nutria (Lutra lutra) no es en estos momentos una especie amenazada en España. Lo estuvo, y mucho, a mediados del siglo pasado, cuando la persecución motivada por su valor peletero y la contaminación de los ríos provocó su extinción en gran parte de la Península, especialmente en su mitad oriental y en las zonas más habitadas; se estima que entre 1966-68 y 1985 desapareció el 60% de la población nacional.

Hacia 1987 se produjo un cambio radical en la tendencia, iniciándose un proceso de recuperación de la nutria que se mantiene en la actualidad, en parte al mejorar su protección, pero también debido a la expansión del cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) y el cangrejo señal (Pacifastacus leniusculus).

Por suerte para todos, cada vez es más fácil ver a una nutria en el río, alguna vez tan descaradas que no se inmutan de nuestra presencia y siguen jugando en el agua o zampándose un pez como si nada. ¿Las has visto tú alguna vez? Cuéntamelo, seguro que fue una experiencia sensacional.

El logro murciano, junto con translocaciones como las realizadas en Cataluña con ejemplares asturianos, extremeños y portugueses, no son la panacea. Son unos instrumentos más en la conservación de la especie, pero los mayores esfuerzos, no debemos olvidarlo, deben encaminarse a la protección de su delicado hábitat fluvial y a la reducción de la mortandad de las poblaciones salvajes, especialmente los atropellos en las carreteras.

Algo que a Chiqui, de momento, no le preocupa. Para ella lo más importante ahora mismo es criar sanas a sus dos crías. Y a buen seguro que lo logra.

En la imagen superior, la nutria Chiqui amamanta a una de sus dos crías que nacieron el pasado lunes en cautividad en el parque Terra Natura de Murcia. Sobre estas líneas, una nutria adulta comiéndose una trucha.