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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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La Armada salva a los charranes

Os voy a contar una historia que no es mía, pero creo debe ser conocida por todos. Nos la acaba de relatar en un curso de verano mi buen amigo Pascual Calabuig, biólogo, veterinario y director del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Tafira, dependiente del Cabildo de Gran Canaria.

El charrán común (Sterna hirundo), una preciosa golondrina de mar, era antes numerosísimo en Canarias, pero actualmente está en grave peligro de extinción. En Gran Canaria apenas quedan 3-5 parejas nidificantes, que por falta de hábitat apropiado suelen criar en lugares dispersos y tan poco habituales como barcas o plataformas marinas, siendo raro que saquen adelante algún pollo.

El caso es que esta primavera una pareja de charranes tuvo la osadía de instalar un nido en la punta de uno de los muelles de la Base Naval o Arsenal, en medio de la bahía del Puerto de La Luz, en la céntrica Avenida de Mesa y López de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

Era para estar contento, pero la presencia de estas aves no le hizo ninguna gracia a uno de los vigilantes del muelle, quien molesto por los ataques de estos territoriales pájaros a todo aquél que se acercara a su nido, agarró una pistola de aire comprimido que tenía para matar ratas y dejó malherido a uno de los adultos.

Pero los animales son tercos. El charrán superviviente volvió a emparejarse e hizo un segundo nido en el mismo sitio. Esta vez molestaron a un pescador, quien harto de los ataques agarró la manguera con la que estaba limpiando su barquillo y de un manguerazo tiró nido y huevos al mar.

Empeñados en criar como fuera, por tercera vez las aves rehicieron el nido en la misma punta del muelle. Aquí ya mi amigo Pascual decidió tomar cartas en el asunto. Decidido, fue directamente a hablar con el almirante responsable de la Base Naval.

«En nuestras islas la gente es muy responsable, y si hablas con ellos y se lo explicas bien enseguida colaboran», justifica Calabuig. «Sólo hay que ser perseverante».

Su atrevida lógica funcionó. Avisado de la importancia de esa especie, el alto militar de la Armada se tomó la protección de la pareja como un asunto personal. Incluso llegó a cerrar la punta del muelle para garantizar la máxima tranquilidad al lugar.

El pasado 30 de julio, como un regalo de la Naturaleza a sus celosos guardianes, dos preciosos pollitos daban sus primeros paseos ante la satisfacción de todos. Una vez más, hablando y educando se entiende la gente.

¿Todos felices? No del todo. Ajenos a la historia, los charranes se portaron con la ingratitud natural de los malinformados. Y Pascual Calabuig todavía presenta en la cabeza las heridas producidas por los picotazos de esas aves a las que salvó su pollada. Aunque para él, más que un castigo, es una señal de cariño.

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Tanto la historia como las fotografías son propiedad de Pascual Calabuig. Muchas gracias compañero por compartirlas con todos nosotros, pero sobre todo por tu trabajo en favor de la Naturaleza canaria.

El pinzón azul de Gran Canaria renace de sus cenizas

El pinzón azul de Gran Canaria (Fringilla teydea polatzeki), una de las aves más amenazadas del planeta, ha logrado renacer de las cenizas de un terrible incendio forestal que a punto estuvo de acabar con él. Sólo la mitad de su exigua población mundial, apenas 150 ejemplares, ha conseguido superar la dura prueba. A pesar de ello, los expertos son optimistas respecto a su futuro y confían en que logrará escapar de una extinción que parecía inminente.

La culpa la tuvo un trabajador forestal a quien se le acababa el contrato. En julio del año pasado provocó un pavoroso incendio forestal que arrasó 6.000 hectáreas de superficie arbolada y otras 12.000 de matorral, en el suroeste de Gran Canaria. Prácticamente la totalidad de los bosques maduros de pino canario, el último refugio de este bellísimo pájaro.

Un año después, los especialistas están moderadamente felices. El pinzón azul de Gran Canaria no se extinguirá, al menos de momento. Así lo confirma Pascual Calabuig, biólogo, veterinario y director del plan de recuperación de la especie.

«Son unos pájaros asombrosos y han sabido buscarse la vida muy bien, manteniéndose algunos en lugares quemados y conquistando otros zonas».

Además se ha hecho otro descubrimiento asombroso. El pájaro ha logrado salir del gueto de Inagua, colonizando los primeros pinares de repoblación de la cumbre grancanaria.

El Cabildo de Gran Canaria lleva décadas trabajando en esa dirección, ampliando los todavía hoy reducidos bosques de pino canario en la isla, un árbol endémico sobre el que se sustenta la exquisita población de pinzones azules. Siguen así el ejemplo de la vecina Tenerife, donde los pinares abrazan como una circular corona verde las cumbres del Teide, permitiendo la existencia de cerca de 20.000 pinzones de la subespecie tinerfeña (Fringilla teydea teydea), parecida a la grancanaria pero algo más pequeña y genéticamente diferente.

Sin embargo, el crecimiento de estos bosques es lento y las necesidades de pinares maduros demasiado urgentes para un ave tremendamente selectiva, que no puede vivir en otro lugar ni alimentarse de otra cosa que no sean piñones. Por eso también existe un proyecto de cría en cautividad, con el que Pascual Calabuig confía en poder reforzar algún día las poblaciones más amenazadas. O recuperar las recientemente extinguidas, como la que hasta hace apenas diez años sobrevivía en la Caldera de Bandama. «Si nosotros les ponemos el hábitat adecuado, lo demás lo harán ellos», asegura el biólogo convencido.

Yo soy menos optimista. La población de pinzón azul grancanario es todavía extraordinariamente pequeña, por eso muy vulnerable, pero tras millones de años de adaptación, tiene más recursos de supervivencia de los que sospechábamos los más agoreros. Hábitat. Eso es lo que más necesitan. Un programa serio de reforestación y de creación de corredores naturales, junto con una mayor sensibilidad de los políticos isleños que ponga fin a la urbanización salvaje a la que se está sometiendo a Gran Canaria.

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P.D. Esta entrada es resumen del artículo que publiqué el pasado 30 de diciembre en el periódico Público y que podéis leer íntegro en su página web. La fotografía del macho de pinzón azul grancanario pertenece a mi buen amigo el naturalista y fotógrafo Domingo Trujillo, uno de los especialistas que están trabajando ahora mismo en el estudio de este extraordinaria pájaro.

Sáhara pierde el norte, o la historia de una foca friolera

Como en la poesía de Alberti, pero con una foca polar en lugar de la famosa paloma que “por ir al norte fue al sur”. Eso es exactamente lo ocurrido a Sáhara, la foca de casco (Cystophora cristata) salvada de una muerte segura cuando apareció el año pasado, muy debilitada, en el puerto saharaui de El Aaiún. Una vez más el entusiasmo del veterinario y biólogo Pascual Calabuig, director del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Cabildo de Gran Canaria, logró lo imposible, salvar al animal a pesar de las gigantescas dificultades técnicas, materiales y hasta políticas para poder moverse en tan conflictiva región africana. Incluso fue necesario un permiso especial de la familia real de Marruecos.

Gracias a su tenacidad se consiguió trasladar al animal al Instituto Canario de Ciencias Marinas, primero, y al zoológico Loro Parque de Tenerife después, donde terminó de recuperarse.

La despistada foca de aguas heladas se encontraba a miles de kilómetros de sus zonas habituales de campeo, en las templadas aguas saharianas. Por esta razón, en lugar de devolverla al mar Atlántico, se decidió ahorrarle el viaje y trasladarla en avión a un santuario de focas de Gran Bretaña, liberándose el pasado 9 de octubre en Orkney, norte de Escocia.

Pero a Sáhara no le gusta el frío. Y tomó de nuevo rumbo hacia el sur. Ante el asombro de los expertos, el ejemplar apareció la pasada semana en el puerto vizcaíno de Ondarroa, a 2.000 kilómetros del lugar de suelta. “Apareció en la rampa del muelle, como si nada”, explica un todavía asombrado Calabuig.

Mientras, en Escocia, los responsables del Seal Sanctuary, la asociación responsable de su liberación, alucinaban en colores frente a la pantalla del ordenador. Desde allí seguían minuto a minuto sus movimientos gracias a un emisor de control satélite instalado en su dorso. Y la foca en ese momento ¡se movía por el interior del País Vasco y a 100 kilómetros por hora! Fue Pascual Calabuig quien les resolvió el misterio. El animal no era candidato al Guinness de los Récords. Estaba siendo trasladado en automóvil al Centro de Recuperación de Gorliz.

¿Se le enviará de nuevo a Escocia? Está por decidir, aunque es donde mejor la pueden cuidar. Si se recupera, pues de momento, como reconoce Pascual, la impresión es mala. Además de desorientada, Sáhara está de nuevo enferma. Por eso se dejó coger con tanta facilidad.

Imágenes de Sáhara en Canarias. Comiendo hielo de manos de Pascual Calabuig, y recibiendo las atenciones veterinarias de Sara Capelli y Víctor en las instalaciones de Loro Parque.