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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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¿Correr por el Sueve? Los viejos bosques no aceptan carreras

Tejeda

El próximo día 5 de abril está programada una carrera campo a través por los concejos de Colunga y Caravia, de libre inscripción y unos 30 kilómetros de recorrido. Es el I Trail del Sueve «La Pisada del Diantre». Para ello cuenta con los permisos reglamentarios de los ayuntamientos por los que pasa y del Principado de Asturias.

Lo que podría ser un evento normal se convierte en una aberración cuando la ruta elegida transcurre por el corazón de dos parajes de enorme valor ecológico: el hayedo de la Biescona y la tejeda del Sueve.Tejeda2

Ambos espacios son dos bosques maduros muy especiales del norte cantábrico, pero también extremadamente frágiles. La erosión y su escasa regeneración natural los hace de cristal. Cientos de personas atravesando sus trochas es lo peor que le podría pasar. Con toda la razón, la Asociación Amigos del Tejo y las Tejedas ha puesto el grito en el cielo ante lo que sus miembros califican, a través de una nota de prensa, como «un desatino«. No entienden (y yo tampoco), que unos lugares tan especiales, perfectos para la contemplación y el estudio a través de un plácido senderismo, se conviertan ahora, por culpa de una creciente moda deportiva, en lugar de agitación y pisoteo.

¿Cómo se permite discurrir una carrera de estas características por medio de uno de los mejores hayedos de la Cantábrica y una de las tejedas más importantes de Europa, hábitat de protección prioritaria para la Directiva Hábitat, LIC, ZEC, Paisaje Protegido y no sé cuántas protecciones más? ¿Cómo toda una administración regional contradice de manera tan flagrante los objetivos de conservación y las medidas de gestión que ella misma decreta en el Instrumento de Gestión de la ZEC Sierra del Sueve? ¿Cómo se autoriza esta carrera sin realizar estudios previos de impacto ambiental ni tener en cuenta el número máximo de corredores permitido?

La Sierra del Sueve es muy grande y hay buenos sitios para poder correr por ella sin alterar los lugares más frágiles. Por poner un ejemplo, en el Puerto de la Llama y la majada de Espineres hay ya adaptado un espacio para la celebración de este tipo de eventos públicos masivos. Pero como nos gusta llegar a esos lugares donde nadie llega, la carrera elije precisamente entrar en lo más difícil, que debería de ser lo más intocable.

Da lo mismo. Estamos en elecciones y todo estos días se hace a mayor gloria del elector. Como los lobos, los viejos tejos y las añosas hayas asturianas tampoco votan.

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El hacha amenaza a los últimos abuelos del bosque

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Abeto centenario del amenazado bosque singular de Riu de la Cerdanya. © Acció Natura

Hay técnicos, políticos, a los que el bosque no les deja ver los árboles. El conjunto sigue, pero el individuo viejo, centenario, monumental, soberbio desaparece entre la masa amorfa de los jóvenes ejemplares aparentemente más productivos (tan sólo en metros cúbicos de madera) sin que notemos la tragedia.

Los últimos abuelos del bosque no sólo son importantes reductos de biodiversidad, testigos del cambio climático, generadores de paisaje, dinamizadores sostenibles de las economías rurales y herramientas de educación medioambiental. Son ante todo la experiencia genética de los más fuertes, atesorada durante siglos contra vientos e incendios. Sus características ambientales, estéticas y educativas les otorgan un valor económico muy superior al valor de la madera que se pueda obtener de ellos. Pero los estamos talando.

El último y más alarmante caso se ha producido en Cataluña. Allí hay tan pocas masas de árboles viejos que las tienen perfectamente catalogadas. Muchas son de propiedad pública, pero da lo mismo. En los últimos cinco años se ha destruido una cuarta parte de los bosques singulares inventariados por el CREAF (Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals).

Los 292 bosques centenarios incluidos en el inventario del CREAF, que cubrían una superficie de 2.355 hectáreas (equivalentes al 0,3% de la superficie forestal arbórea de Cataluña), eran representativos de la diversidad forestal y estaban formados por pequeños rodales, generalmente inferiores a 10 hectáreas, enclavados dentro de bosques con menor valor, que se habían librado de las talas forestales y los incendios desde hace siglos. En los escasos casos donde se había podido realizar una prospección científica dentro de estos bosques habían aparecido casi siempre especies nuevas para la comarca, Cataluña o el mundo.

Tan solo el 10% de su superficie está protegida de una manera efectiva (reservas naturales, acuerdos de custodia del territorio, compra de derechos de tala, etc.), pero esto tampoco garantiza nada. De hecho, el último caso de tala autorizada afecta a un rodal del bosque centenario de Bagues del Riu, de titularidad pública y situado en el Parque Natural del Cadí-Moixeró, que fue subastado el pasado mes de mayo, pese al informe negativo del propio órgano gestor del parque y del espacio Red Natura 2000.

Catorce entidades conservacionistas y científicas han firmado un manifiesto donde solicitan la paralización de las talas de árboles en estas joyas naturales. ¿Les harán caso? De momento siguen ganando aquellos que no ven los árboles del bosque.

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España pierde una cuarta parte de sus mejores bosques maduros

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Hay noticias terribles que apenas tienen repercusión en la opinión pública. Especialmente las referidas al medio ambiente. Por ejemplo, la terrible desaparición de los últimos bosques maduros españoles, aquellos verdaderamente viejos y complejos, nuestras últimas selvas ibéricas.

No tenemos datos nacionales, pero sí sabemos que en los últimos 5 años se ha perdido una cuarta parte de los poco más de 200 bosques centenarios inventariados en Cataluña. Y la culpa no la tuvieron los incendios forestales. Su desaparición o grave degradación se debe, directamente, a talas autorizadas.

Esos 200 bosques únicos cubrían apenas el 0,3% de la superficie arbórea catalana, pero daban cobijo a una extraordinaria riqueza biológica y paisajística. El 90% de las formaciones centenarias pertenecían a manos privadas y no contaban con protección efectiva, aunque las protegidas y de titularidad pública tampoco se salvaron del exterminio.

Eran auténticos tesoros dentro de bosques con menor valor, islas de biodiversidad que durante siglos se habían librado de las talas y los incendios. Eran. Pasado irrecuperable. Porque han sido eliminados a hachazo limpio y a una velocidad escalofriante.

Es verdad, no se arrasó todo el bosque. Tan sólo una parte. Pero fue la más valiosa, la más insustituible. También la que estaba llamada a convertirse en dinamizadora sostenible de las economías rurales gracias a su explotación turística o pedagógica ¡Cuántos bosques escuela hemos perdido!

La falta de interés de la Administración por conservarlos, unida a la desatención y la crisis económica, han puesto en la picota a las masas arbóreas con mayor valor biológico del país, se lamentan los expertos de DEPANA, Ecologistas en Acción, GEPEC-EdC, Greenpeace e IPCENA. Una vez más los árboles raquíticos, productivos, no nos dejan ver el bosque, el ecosistema, nuestro futuro.

Foto: La Fageda d’en Jordà. Wikimedia Commons

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Una de cal y otra de arena en el Día Mundial de la Biodiversidad

Biodiversidad

Desde el año 2000, cada 22 de mayo celebramos el Día Internacional de la Diversidad Biológica. ¿Sirve para algo? Pues por lo menos para recordar los avances y retrocesos en la protección medioambiental. La cal y la arena de nuestra apuesta por la sostenibilidad. Para que cada uno saque sus propias conclusiones, traigo hoy aquí dos ejemplos claramente antagónicos.

Una de cal:

Me acaba de llegar, vía Twitter (@lacronicaverde), el vídeo de una bella iniciativa. La construcción de una pasarela de madera a través del maravilloso hayedo de Faedo en Ciñera de Gordón, en la montaña central leonesa y dentro de la Reserva de la Biosfera del Alto Bernesga.

La subvención del Ministerio de Medio Ambiente sólo llegaba para comprar los materiales, así que todos los vecinos se unieron este verano para trabajar gratis. Para proteger un delicadísimo bosque maduro al que el exceso de visitas estaba pasando factura. Entre ellos, medio centenar de mineros en huelga.

Algunos piensan que mejor está el monte sin pasarelas y tienen razón. Pero cuando un espacio natural se hace archifamoso puede acabar muriendo de éxito. Comprueba tú mismo el resultado y dame tu opinión.

Y otra de arena:

La laguna del Cañizar, en la provincia de Teruel. Desecada en el siglo XVIII, en 2009 y por iniciativa municipal se ha recuperado de nuevo, convirtiéndose en el segundo humedal de agua dulce más extenso del interior de la Península Ibérica. Para ello, los ayuntamientos de Cella y Villarquemado han aportado 450 hectáreas de terrenos y han financiado parte de las actuaciones.

Llevan gastados más de 500.000 euros en canales, motas, observatorios de aves, embarcaderos, etc. con el fin de convertir la gran laguna en un centro turístico de primer orden, al estilo de Gallocanta. Pero no lo habían hablado antes con los vecinos. Y a los agricultores, ganaderos y cazadores no les gusta. Así que el pasado verano se han abierto los drenajes hasta dejarla de nuevo seca.

En este caso son los vecinos quienes se oponen a una mejora que les ayudaría a diversificar su siempre intervenida economía. Muy escasos en educación ambiental, prefieren seguir pendientes del regadío y de las subvenciones europeas. En este enlace recogen firmas contra tan incomprensible decisión. Yo ya he firmado.

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