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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Diez consejos para pasar calor en casa ahorrando energía

Para estar caliente en casa no es necesario tener la calefacción siempre a tope. Todo lo contrario. Una casa bien preparada no sólo es más confortable sino que además resulta mucho más económica. A la larga, la inversión que hagas en ella para mejorar su eficiencia energética te saldrá a cuenta.

Desde el Colegio de Aparejadores de Madrid están difundiendo un útil listado de consejos que puedes poner en práctica este invierno en tu hogar. Lee el resto de la entrada »

La merluza gallega se viste de etiqueta sostenible

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Los consumidores inteligentes ya han comenzado sus compras navideñas, antes de que la cercanía de las fiestas dispare los precios. Los aún más listos adquieren ahora la carne y el pescado de calidad, que sin sobresaltos del bolsillo aguardará en el congelador la llegada de esos días de alegre despilfarro gastronómico. Pero hay todavía un consumidor aún más sabio, aquel concienciado que compra con tiempo alimentos etiquetados como sostenibles y de comercio justo. Por ejemplo, la merluza gallega de pincho certificada por MSC. Lee el resto de la entrada »

Consejos para no derrochar comida en Navidad

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© Wikimedia Commons

Cuando viví en Inglaterra eran habituales los chistes y los consejos referidos al plato estrella de Navidad, el pavo. Grande, hermoso… e inacabable. Terminaban los festejos y seguías comiendo los restos de ese mismo pavo de todas las maneras posibles.

De regreso a España me di cuenta de que, en nuestro país, las compulsivas compras navideñas de alimentos se resuelven de dos formas radicalmente diferentes. Las de los derrochones y las de los apañados. Los primeros no tienen reparos en tirar a la basura todo aquello no consumido en el mismo día. Los segundos tratan de aprovecharlo con imaginación.

Bien es cierto que los españoles no somos los únicos. En el mundo se desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos cada año, según denuncia la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). En concreto Europa arroja al cubo de basura 89 millones de toneladas de alimentos anuales, de acuerdo a los datos de la Comisión Europea. Esto significa que cada europeo tiramos unos 179 kilos de comida al año. Y más en concreto, España es el sexto país que más comida tira dentro de Unión Europea (UE), con 7,7 millones de toneladas, como recoge un informe del Parlamento Europeo. Esto se traduce en que desperdiciamos el 18% de lo que compramos para alimentarnos. Lo preocupante es que casi la mitad de estos alimentos (45%) no tendrían por qué acabar en la basura si se hubieran gestionado mejor.

Para evitar esta situación, la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), apoyada por la estrategia “Más alimento, menos desperdicio” del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, ha difundido en estas fechas ocho consejos para recordar a los ciudadanos cómo evitar el desperdicio de alimentos navideños:

  1. Planificar con inteligencia los menús y compras navideñas.
  2. Congelar raciones para otros días y reutilizar los restos de las comidas.
  3. Pedir consejo al camarero para medir bien lo que el grupo puede consumir.
  4. Llevarse las sobras del restaurante a casa.
  5. Organizar bien el frigorífico.
  6. Seguir las instrucciones de almacenamiento, conservación y preparación que aparecen en las etiquetas de los alimentos.
  7. Respetar la cadena de frío.
  8. Organizarse bien mientras se cocina para no tirar nada.

¿Se te ocurre alguna idea más? Yo pondría como primer punto las benditas croquetas, nuestro plato estrella de aprovechamiento alimentario, pero seguro que hay otras recetas fantásticas para reutilizar tanta comida maravillosa que, muchas veces, acaba en la basura. Tienes los comentarios abiertos para darnos todas esas ideas fantásticas.

Puedes descargarte en este enlace la Guía práctica para el consumidor: Cómo reducir el desperdicio alimentario.

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¿Quieres pagar menos en el recibo de la luz?

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Te habrá llegado la carta, como a todos. Muy amablemente, nuestras compañías eléctricas tratan de explicarnos ese galimatías del nuevo recibo de la luz con el que supuestamente pagaremos el precio exacto del mercado en cada momento en lugar del mismo durante meses. Incluso nos ofrecen una tarifa plana, como en los teléfonos móviles.

Mucho cuidado con esas ofertas, pues el ahorro no es lo que parece. Entre otras cosas, porque la mayor parte de la factura se la lleva “el mínimo”, lo que pagamos al mes usemos o no esa electricidad. Y ahí nos las han dado con queso y ricino. El año pasado, la parte fija de la factura eléctrica era el 35% del total y ahora supone casi el doble, el 60%. ¡A tomar por saco la crisis! Da igual apagar obsesivamente las luces del pasillo o poner bombillas de bajo consumo. El ahorro eléctrico está penalizado.bombilla-euro-thinkstock

¿Y si en vez de quejarnos y pagar, cambiamos las reglas? Es lo que Greenpeace, junto con otras 23 organizaciones ecologistas, de consumidores y profesionales, te proponen: bájate la potencia eléctrica contratada. Pagarás menos y será una manera elegante, la elegancia del bolsillo rascado, de mostrar tu descontento con la actual política energética.

Es muy probable que no necesites tanta potencia como ahora mismo tienes contratada. La mayoría ni sabemos cuál tenemos. Si nunca te han saltado los plomos en casa cuando enciendes a la vez varios electrodomésticos, tienes margen suficiente para bajarte la potencia al menos un tramo. Las compañías te cobrarán 11 euros por el cambio, pero con descender un solo peldaño te ahorras más de 50 euros al año. Merece la pena ¿No crees?

En la web de la plataforma “Bájate la potencia de la luz” tienes toda la información. Porque vamos a ahorrar energía y dinero aunque al monopolio eléctrico no le guste.

En este vídeo te lo explican con toda claridad. No dejes de verlo y difúndelo entre tus contactos.

Foto: pixabay.com

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Cinco razones para no usar el ascensor

Razones

Una visita obligada en Londres es la iglesia de Saint Martin in the Fields. Localizada en la plaza de Trafalgar, junto a la National Gallery y la gran columnata dedicada a Nelson, ofrece maravillosos conciertos de música clásica, muchos de ellos gratuitos. Tras una costosísima restauración, desde 2009 se muestra espléndida. Tanto el templo como la sugerente cripta subterránea, reconvertida en café restaurante.

Un ascensor permite acceder a ella, aunque muy poca gente lo utiliza. El mérito lo tiene un sencillo cartel instalado junto a la puerta de entrada. Se titula «Cinco razones para usar las escaleras» y son las siguientes:

  • Sólo son 22 escalones.
  • Es un buen ejercicio.
  • Es más rápido.
  • Ahorras energía.
  • Aquellos que realmente necesiten usar el ascensor valorarán que lo hagas.

Impecable razonamiento. ¿No te parece?

Me encantaría poder ver este tipo de carteles en tantos y tantos edificios donde el ascensor se utiliza por rutina, muchas veces sin necesidad. Como ves, no se habla de ecología. Es puro sentido común.

Dicen los médicos que hacer el amor consume la misma energía que subir cuatro pisos de escaleras. Ésta podría ser la sexta razón. Desde Romeo y Julieta escaleras y amantes siempre se han llevado medianamente bien. Pero tampoco es como para contarlo en una iglesia.

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Los viejos bosques nos ayudan a luchar contra la crisis

Roble centenario

Los bosques nos ayudan a salir de la crisis. Que se lo digan si no a los miles de españoles que este invierno se han pasado a la estufa de madera o de pellets. Con el gasoil, el gas y la electricidad por las nubes, la leña vuelve a estar de moda. La de esos árboles que durante décadas mirábamos con el desdén de quien no los necesitaría nunca. Hoy es diferente. Ahora los vemos como una fuente de ahorro. De riqueza. Los pueblos deforestados los empiezan a echar de menos.

Pero los bosques nos ayudan mucho más. A comer gracias a la fertilización y mantenimiento de los suelos. A protegernos de los desastres naturales, del avance del desierto. A reducir el efecto de nuestro propio gran desastre no natural, el efecto invernadero. A respirar gracias a su oxígeno. A sentir que respiramos cuando caminamos por ellos, notamos el palpitar la vida en cada pisada, en cada hoja, mariposa o rayo de luz, en cada gorjeo.

Aunque no todos los bosques son iguales. Muchos son meras plantaciones de árboles, monocultivos dedicados a producir pasta de papel o serrín para aglomerados. En ellos falta lo más importante: la biodiversidad. La variedad. Ese “desordenado orden” del que nos hablaba Félix Rodríguez de la Fuente.

Ayer, inicio de la primavera, celebramos el Día Internacional de los Bosques. Una iniciativa de las Naciones Unidas muy matizable, pues a muchos los árboles no les dejan ver el bosque. Los míos son de viejos hayedos, encinares, robledales, tejeras, pinares maduros repletos de vida, casa común de una flora y fauna única. También los bosques de un único árbol, esos asombrosos árboles singulares tan viejos como una catedral y tan delicados como una flor, auténticos ecosistemas en miniatura.

¿Y el tuyo cómo es? Búscalo. Acércate a él y díselo: ¡Feliz día del Bosque!

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Los Reyes Magos no encuentran la estrella de Navidad

Esto de ser Rey Mago es cada año más difícil, y no me refiero a los esfuerzos económicos que tal labor conlleva. Hace 2012 años, año más, año menos, los cielos nocturnos reventaban de estrellas. Hasta se decía entonces que los astros estaban engarzados en esferas de cristal cuyo giro producía un sonido mágico.

Pero esa música celestial ha desaparecido, como también han desaparecido las propias estrellas. Y si no, hagan la prueba y miren esta noche el cielo ¿cuántas pueden ver? Si viven en una ciudad reconocerán con suerte al luminoso Sirius, nuestro particular faro del Universo. La contaminación lumínica nos ha arrebatado en apenas unas pocas décadas el espectáculo más impresionante de todos, los cielos estrellados. Ha condenado así a los Reyes Magos a vagar de centro comercial en centro comercial, desorientados, incapaces de dar con el cometa que les señale el camino hacia nuestras ilusiones navideñas.

¿Tiene sentido seguir derrochando electricidad en estas fiestas? Si lo hacemos para animar el consumo ¿por qué no se apagan las luces cuando cierran los comercios? Si añadimos una gran iluminación extra en calles habitualmente bien iluminadas ¿por qué no apagamos mientras tanto las farolas? Si es para celebrar la Navidad ¿por qué no se encienden sólo durante las fiestas?

El problema no es sólo de estas fechas. España es, junto con Italia y Portugal, el país más derrochador en iluminación de toda Europa. Y de nuestras ciudades, las mediterráneas como Valencia, Alicante o Murcia tienen el récord. Su contaminación lumínica es hasta tres veces más intensa que la de Madrid o Barcelona. ¿Alguna explicación lógica? Tan sólo el gusto por el despilfarro.

Hemos rodeado la vida nocturna de farolas de todo tipo, paradójicas compañeras de nuestros sueños e insomnios. ¿Cuanta más luz más seguridad? Pues tampoco. Esa iluminación extra también ayuda mucho a los cacos a robar en tiempo récord.

El problema es que ya no valoramos lo auténticamente bueno, el silencio, las estrellas, el aire puro. No escuchamos a poetas como Jacint Verdaguer, quien decía sabiamente:

«La llum del dia és per mirar la terra;

la de la nit, per contemplar lo cel”.

He tomado este precioso poema de la página de la Asociación contra la Contaminación Lumínica Cel Fosc, cuyos miembros luchan desde hace años por lograr que la cordura y las estrellas regresen a nuestra vida.

Porque hay otra manera de encender la noche, seamos eficientes, iluminemos nuestra vida.

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Apaguemos las farolas (y las luces de Navidad)

─ «Niño, apaga la luz, que no tenemos acciones en la Electra».

Toda la infancia me la pasé escuchando a mi madre la famosa frase. Para entonces la Electra era Iberduero (ahora Iberdrola), pero daba igual pues nunca tuvimos acciones de esa empresa (ni de otras). Lo que se tenía entonces era pánico a la factura de la luz.

Hoy ya no tenemos miedo a la factura. Y si alguno lo tiene es más por la crisis que por sus repercusiones en el cambio climático. Aunque eso sí, ahora lo llamamos economía sostenible, puro ahorro en versión «cool» a base de bombillas de bajo consumo, leds y programadores electrónicos de última generación.

Pero quienes definitivamente no tienen miedo a la factura eléctrica son los Ayuntamientos. Especialmente los españoles, en bancarrota económica pero empeñados en romper la noche con avenidas desiertas llenas de farolas encendidas a unas horas en las que todo el mundo duerme.

¿Tanto miedo nos da la oscuridad? Ah, que lo hacemos por seguridad, para luchar contra el crimen organizado de revientapisos y asalta vecinos, a pesar de que los pisos se siguen reventando y los vecinos son asaltados a cualquier hora del día o de la noche, estén o no iluminadas las ciudades.

En el Reino Unido, siempre tan prácticos, no se lo han pensado dos veces. La mayoría de los Ayuntamientos británicos (más del 75%) ha decidido apagar una gran parte de sus farolas por la noche, y no sólo para reducir la factura. Lo hacen en un intento por ahorrar energía y combatir el cambio climático. Algunos protestan pues creen que aumentará la delincuencia y los accidentes de tráfico, pero los defensores de esta medida, además de negar esos miedos, recuerdan que no existe obligación legal de iluminar las calles.

¿Y aquí en España? Aquí nos preparamos ya para una Navidad esplendorosa, llena de luces y monumentos iluminados. Eso sí, «el último en salir que apague la luz».

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Los buitres nos permiten ahorrar mucha energía

El ministro de Industria Miguel Sebastián lo tiene fácil. Si apuesta por la diversificación y el ahorro energético, lo suyo son los buitres. Según un reciente estudio difundido por la Agencia EFE, las rapaces necrófagas evitan cada año la incineración de miles de toneladas de animales, lo que se traduce en un ahorro energético equivalente al gasto anual de 9.000 hogares y evita que 193.000 toneladas de CO2 acaben liberadas en la atmósfera.

En España, se generan cada año 380.000 toneladas de carroña, de las que unas 150.000 corresponden a rumiantes (cabras y ovejas). Su incineración implica «un alto coste energético, económico y ambiental derivado de la emisión de gases contaminantes y la imposibilidad del reciclaje natural de estos nutrientes por parte de la fauna salvaje», afirma el presidente de la Asociación para la Defensa de la Naturaleza Caralluma, Bernardo Robles.

De ahí la importancia, defiende el experto, de la contribución que pueden realizar los buitres al problema del tratamiento del gran volumen de carroñas generado por las explotaciones ganaderas.

Un buitre adulto en libertad consume alrededor de tres kilos de carne por semana, y se estima que toda la población española de estas aves consume unas 10.000 toneladas.

Los buitres nos ayudan a ahorrar

Según Robles, que trabaja con rapaces necrófagas desde 1988, la incineración de los residuos animales supone el gasto anual de 46 millones de fuel oil, lo que equivale a la energía producida por la central nuclear de Cofrentes durante 21 días a pleno rendimiento o la iluminación de 780.000 hogares.

Otra ventaja del uso de los buitres en esta tarea reside en la recuperación de la propia población de buitres, mermada tras la aprobación de distintas normativas europeas y nacionales como consecuencia de la crisis de las vacas locas. A raíz de estas reglamentaciones, el ganadero está obligado a comunicar la muerte de sus animales -ya que pasaron a considerarse material específico de riesgo- y quemarlos, prohibiéndose su abandono en el campo.

«Realmente esto ha supuesto un desastre. Los buitres dependen ahora de unas fuentes de alimentación mucho menos abundantes, como la caza o los comederos artificiales», subraya el experto.

Los ganaderos prefieren buitres

En este contexto, Robles pide introducir cambios en el actual modelo de gestión para la alimentación de las aves carroñeras, entre ellos abaratar los seguros ganaderos e incluso su «supresión total».

Hoy, el ganadero abona una cuantía por cabeza de ganado para sufragar la recogida y tratamiento del cadáver; «nosotros abogamos por una nueva línea de seguros a la que pueda acogerse sobre todo la ganadería extensiva tradicional (y restringida a las áreas de campeo de los buitres), de modo que se beneficien de la actividad de las aves».

Por último, Robles califica de «surrealista» el que una oveja viva de 45 kilos tenga un precio mayorista de 23 euros, y su destrucción oscile entre los 30 y 40 euros. En otras palabras es más cara una oveja muerta que viva.

Aunque para mantener el chollo medioambiental de las aves carroñeras, el ministro Sebastián también tendrá que tener en cuenta esos peligrosos campos eólicos mal situados que, junto con los venenos, están acabando con los buitres.

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38 Audis para pasear ministros un día por A Coruña

¿Sabes que el pasado viernes hubo una cumbre de ministros de Transporte de la Unión Europea en A Coruña?

Fue otra de tantas. Hoy aquí, mañana allí. Por eso de hacer turismo, de salir del sopor de Bruselas, de acercar la política a los ciudadanos.

La cumbre no ha tenido apenas repercusión mediática pues nada importante se decidió en ella. Y a mí se me habría pasado completamente desapercibida de no ser por un correo que me ha enviado Jose, un lector madrileño de La Crónica Verde al que agradezco el chivatazo. En él me informa de algo tan indecente como desvergonzado.

Para facilitar el transporte de los señores ministros desde el aeropuerto a la ciudad durante tan sólo un día, la UE ha hecho llegar al puerto de A Coruña 13 camiones articulados que transportaban 38 vehículos de alta gama y dos furgonetas.

Una lujosa flotilla de Audi A8, probablemente traída desde miles de kilómetros de distancia, quizá porque sus señorías piensen que aquí en España no tenemos coches de la alcurnia suficiente que ellos se merecen.

Para que luego estos mismos ministros nos hablen de ecología, de desarrollo sostenible, de limitación de la contaminación, de lucha contra el cambio climático, de ahorro, de crisis, de recorte de las pensiones,… de usar el transporte público y la bicicleta.

¿No os parece algo escandalosamente obsceno?

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Fotos: César Quian /La Voz de Galicia.

Aquí os dejo un vídeo sobre el traslado de todos esos vehículos de lujo una vez terminada la cumbre.

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