La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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¿De verdad necesitamos nuevas especies de águilas en España?

Dos de los pigargos del proyecto asturiano de reintroducción. Foto: GREFA

La historia parece genial. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) junto con la asociación conservacionista GREFA impulsan el proceso de reintroducción en Asturias del pigargo europeo, un ave rapaz de gran tamaño (dos metros y medio de envergadura) que se alimenta sobre todo de peces y otras aves, extinta hace muchos siglos en nuestro país.

Pero científicos y algunos grupos conservacionistas se han echado las manos a la cabeza. Si no existe ninguna observación, ni actual ni histórica, de la presencia de esta especie en Asturias, ni tampoco está globalmente amenazada en el mundo, ¿para qué gastar tanto dinero en un proyecto de este calibre?

¿No sería más importante dedicar esos esfuerzos en algunas de las muchas especies autóctonas verdaderamente en peligro, que se están extinguiendo y necesitan una atención urgente, como por ejemplo el urogallo? ¿O tantas plantas, anfibios y reptiles, pequeños mamíferos, insectos increíbles a los que nadie parece hacer caso seguramente por que no son tan grandes e imponentes como una gran águila? Lee el resto de la entrada »

Este fin de semana, escápate al campo sin salir de casa

Pareja de águilas calzadas de Guadarrama aguantan junto al nido la caída de un fuerte chaparrón.

No sé tú, pero yo cada día llevo peor esto de permanecer encerrado en casa. En cuanto pongan fin al confinamiento voy a salir cual jabalí enloquecido hacia el campo, a patear de nuevo mis montañas, tumbarme sobre la hierba y disfrutar del vuelo de las mariposas. Hasta entonces, me tendré que conformar con hacer paseos virtuales, en plan «La ventana indiscreta«.

Es lo que nos ofrecen SEO/BirdLife y WWF, conectarnos a sus cámaras web instaladas en lugares muy especiales para espiar cómo la vida sigue apacible su ritmo en la naturaleza sin molestias de los siempre incordiantes humanos. Lee el resto de la entrada »

Registran en Cádiz el tremendo porrazo de un águila contra un aerogenerador

Águila

Los aerogeneradores matan aves y murciélagos cual guillotinas. No siempre, por suerte, pero sí cuando estos campos de turbinas se instalan en lugares de paso, en zonas muy transitadas por los animales y que enseguida los naturalistas empezamos a reconocer como puntos negros. Los cálculos hablan de 400 aves muertas al año por esta causa sólo en España. Lee el resto de la entrada »

¿Amenazan los drones a la cetrería?

drone

Los drones están de moda. Esos aviones no tripulados han revolucionado en muy poco tiempo nuestras vidas (estudios científicos, vigilancia, transporte) y muertes (asesinatos selectivos, ataques militares). Lo que yo no me esperaba era que aspiraran a acabar con la cetrería, ya sabes, esa vieja técnica de caza con rapaces recientemente declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.

El caso es que son ya muchas las empresas que ofertan modelos de avioncitos trucados como azores, águilas o halcones, con la finalidad de espantar aves no deseadas en aeropuertos o parques. Incluso emiten gritos grabados de alarma.

¡Si Félix Rodríguez de la Fuente levantara la cabeza!

Fue él quien en 1968 puso en marcha un plan aparentemente descabellado: utilizar aves rapaces para el control de las aves potencialmente peligrosas en los aeropuertos. Empezó en Barajas y rápidamente se vio el éxito de la propuesta. Tanto que todavía hoy en día la mujer del llorado naturalista sigue encargándose de esta función en nuestro principal aeropuerto español.

Se lo comenté el otro día a su hija, Odile Rodríguez de la Fuente, y aunque ella no es una experta en la altanería, rápidamente rechazó la posibilidad de utilizar este tipo de aparatos como halcones teledirigidos contra gaviotas y estorninos. «Para espantarlos es fundamental que las rapaces cacen«, me explicó. «Si no lo hacen, rápidamente se dan cuenta de que son inofensivas y acaban ignorándolas».

Tiene razón. El verano pasado en Dublín me encontré con unas esculturas de halcones colocadas en un club náutico para espantar pájaros de tan distinguido lugar. Cada 10 minutos las maquetas reproducían gritos de halcón, pero las aves se lo habían aprendido. No les hacían el menor caso. Incluso algunas se posaban con descaro sobre ellas.

Lo confieso. No me gusta nada la cetrería. Pero, en el fondo, prefiero ver volar una rapaz viva que gritones drones de plástico. ¿Y tú qué piensas? ¿Crees que esas réplicas teledirigidas acabarán sustituyendo a las rapaces en los aeropuertos?

Curiosamente, el pájaro que ilustra este artículo está diseñado por la empresa española de armamento EXPAL. Así que además de para cetrería, su uso como vehículo aéreo camuflado va a tener mucho más éxito comercial en el campo militar y del espionaje. Desgraciadamente.

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El veneno mata en diez años a 7.000 animales protegidos

El uso ilegal de veneno representa una gravísima amenaza para la biodiversidad en España.

En la última década, unos 7.000 animales salvajes y protegidos, de extraordinario valor natural, han muerto envenenados como consecuencia del uso de esta sustancia. Así ha ocurrido con 7 osos pardos, 40 quebrantahuesos, 114 águilas imperiales, 348 alimoches, 168 águilas reales, 638 buitres negros, 2.355 milanos reales y negros, y 2.146 buitres leonados.

Que se sepa, pues en realidad sólo se encuentra en el campo una pequeñísima parte de los cadáveres.

Esta escalofriante estadística se ha difundido en el I Encuentro para la Lucha contra el Veneno del Proyecto Life + Veneno.

¿Pero quién pone veneno en el campo?

Algunos cazadores para controlar supuestas alimañas.

Algunos ganaderos para controlar supuestas alimañas.

Y yo me pregunto:

¿Quién controla a esas alimañas de dos patas que juegan con la salud y la fauna de todos nosotros?

Lo peor del uso ilegal de venenos en la naturaleza es la impunidad con la que estos delitos se cometen.

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Todos contra el veneno en el campo

Al final se ha conseguido dar un importante paso en la erradicación del uso de venenos contra animales en el medio natural. Para acabar con esos criminales que, como ayer mismo, mataban con sus ponzoñas un águila imperial en Ávila, la tercera de estas hermosas y amenazadas aves muertas de tan vil manera en apenas un mes en esa provincia.

Al mismo tiempo que se recogía el cadáver de la rapaz, el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) presentaba en Madrid el proyecto LIFE + Acciones. Una batería de iniciativas destinadas a reducir de manera significativa el uso ilegal de tan letales sustancias en el campo.

En el proyecto se unen, por primera vez, organizaciones conservacionistas y administraciones públicas con un presupuesto total de 1,67 millones de euros para el periodo 2010-2014. Será coordinado por SEO/BirdLife y tiene como socios a la Fundación para la Conservación de los Buitres (VCF) y a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

Cuenta con la colaboración del Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino, la Fundación Biodiversidad, el Cabildo de Fuerteventura, la Junta de Andalucía, el Gobierno de Cantabria y la Editorial América Ibérica.

Desgraciadamente, Aragón, Cataluña, Murcia, Castilla y León y Gran Canaria sólo participarán en acciones puntuales, mientras que Comunidad Valenciana, Gobierno de Canarias y Madrid tan sólo apoyan la iniciativa. El resto, Extremadura, Asturias, País Vasco, Navarra, La Rioja, Murcia o Tenerife siguen pasando olímpicamente del problema. En el caso de Extremadura, la región más rica y más castigada por los envenenadores, esta falta de interés clama al cielo.

En el marco del proyecto se elaborarán planes y protocolos de actuación para la lucha contra el veneno en siete comunidades autónomas y un cabildo canario, y se formará en la investigación especializada contra el veneno a agentes forestales de cinco comunidades autónomas y dos cabildos. Se crearán patrullas especializadas de agentes medioambientales en Castilla-La Mancha, como ya las hay en Andalucía, y reforzarán las campañas de divulgación y sensibilización de la población gracias a la colaboración de varias publicaciones.

En este vídeo de TVE se explica con detalle la tragedia medioambiental que supone el uso ilegal de venenos en nuestro país y el protocolo desarrollado por el Seprona para denunciar a los delincuentes responsables de tan inconscientes masacres.

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Nuevo éxito científico de la ‘Princesa de la Selva’

Lo ha vuelto a conseguir. Incansable, arrebatadoramente entusiasta, Ruth Muñiz acaba de concluir una hazaña científica y humana sin paragón. Con la inestimable ayuda de los indígenas cofanes, el pasado viernes ha logrado instalar un emisor satélite al espíritu del bosque, a un pollo de la amenazadísima águila harpía (Harpia harpyja), la reina de la jungla, símbolo vivo de la conservación de la biodiversidad y de los ecosistemas de la amazonia ecuatoriana.

Conocí a Ruth hace un mes en Tenerife, durante las Jornadas Medioambientales Isla Baja, y reconozco que me dejó impactado. Frente a tantas pequeñas miserias que nos enfrentan a los defensores del medio ambiente, la suya es una lucha tenaz, limpia y valiente para lograr algo tan imposible como salvar a la Amazonia (toda ella, flora, fauna y comunidades indígenas) de la codicia de madereros y petroleras, bajo el paraguas de la formidable Cunsi Pindo, La Señora de los Monos.

La Harpía (con H, especifica siempre Ruth, quien distingue así a la gran rapaz tanto del ser mitológico como del duro insulto femenino) es el águila más grande de América, pero también la más poderosa del mundo. Vive en lo más intrincado de la selva, alimentándose fundamentalmente de perezosos y monos, coronándola con nidos en ceibas de más de 40 metros de altura, invisible. Para que os hagáis una idea, pesa 10-12 kilos, el doble que un buitre ibérico. Y sus garras con uñas como machetes, son tan inmensas como la garra de un oso, capaces de atravesar sin esfuerzo el cráneo de un hombre.

Frente a tan formidable animal Ruth es exactamente lo contrario, pequeña, rubia, delgada y con una engañosa apariencia de fragilidad. Pero lo ha conseguido.

Prácticamente nada se sabe sobre este águila. Antes que Ruth, un especialista ecuatoriano estuvo cinco años tratando de estudiarla y en todo ese tiempo no logró ver ni un solo ejemplar. Ruth pasó dos años de penalidades, de malaria, de mosquitos, de serpientes venenosas, de caminatas «más largas que los días», de viajes en canoa, apenas viendo su sombra, sin encontrar un solo nido. Pero nunca desfalleció, pues tenía una teoría que, tras ocho años viviendo en el corazón del Amazonas, se ha confirmado:

Tú no puedes llegar a la selva como un gran experto y ponerte a hacer trabajos científicos siguiendo métodos de censo establecidos como si estuvieras en un bosque europeo. Es como si yo entrara en tu casa y me pusiera como un loco a buscar un cenicero. Lo lógico será preguntarte antes dónde está el cenicero.

Lo mismo hice yo con las harpías. Me hice amiga de las comunidades indígenas, lo cual no es fácil pues están muy maltratadas, y después les pregunté: ¿Dónde están las águilas?

Ellos me llevaron a ellas y, tras hacerles ver lo importantes que son, son ellos ahora quienes las protegen e incluso estudian.

Una solución tan simple como maravillosa, bautizada por la bióloga gallega como «Programa de conservación participativa«.

Tanto Ruth, la princesa de la Selva, como las águilas, están ahora férreamente protegidas por los cofán, záparas, shuar, achuar, kichwa y tantas otras etnias tan en peligro de extinción como la propia Amazonia. Para Ruth es toda una garantía, pues se sabe amenazada de muerte por esas mismas mafias destructoras de la jungla que han matado ya a varios compañeros suyos.

Pero la noticia de hoy es el nuevo éxito científico de Simbioe, el equipo de Muñiz, la instalación de un espía GPS a un pollo de harpía bautizado como Tava.

Este águila sólo tiene un pollo que se mantiene en el nido durante dos años y medio, tardando seis años en formar pareja. Durante todo este tiempo nadie sabe qué hace y por donde se mueve. La única manera es seguirlas gracias a la utilización de emisores satélite. Pero tampoco es fácil. Llegar a esos nidos situados en lo alto de los más altos árboles de la selva es casi imposible, y mucho más capturar sin daño a un ave que te puede matar con sólo cerrar sus garras sobre ti. Una proeza que sólo ha logrado el experto venezolano Alexander Blanco, quien se juega la vida en ello.

Pero aún localizando el nido, tarea casi imposible, y llegando a él, tremendamente peligroso, la idea de seguir por satélite a estas aves se ha mostrado como una hazaña casi imposible.

El primer intento fracasó pues el aparato, que debía funcionar dos años y medio, se estropeó a los 15 días. En la segunda ocasión falló el pollo, pues contra todo pronóstico, en esos dos años y medio de seguimiento, para un territorio por pareja de entre 5.000 y 100.000 hectáreas, la distancia máxima a la que el ave se alejó del nido fueron 280 metros. Frustrante. «Le pasó algo raro», justifica Ruth.

Pero a la tercera va la vencida. Tava nos descubrirá por fin qué hacen las harpías en los primeros años de su independencia juvenil, qué peligros les acechan y qué podemos hacer para evitar su desaparición. En ella están depositadas todas las esperanzas de un entusiasta grupo de maravillosos idealistas que saben que bajo sus alas podrán ayudar a proteger el pulmón verde de nuestro planeta, refugio último de biodiversidad natural y cultural.

Buena suerte princesa. Que el espíritu del bosque te acompañe.

Uno de los adultos de águila harpía ataca a Alexander mientras éste desciende del nido.

Ruth filmando al pollo en su nido, en lo alto de una ceiba a más de 40 metros de altura.

Con Tava, en el momento de instalarle el rastreador satélite.

Foto del grupo que ayudó a encontrar y marcar a Tava. Como podéis ver, la mayoría son indígenas, los propietarios incuestionables de la selva amazónica, tan amenazados de extinción como las propias harpías, y a quienes el águila ayudará sin duda a proteger su querida selva.

Fotos: Todas ellas facilitas por Ruth Muñiz desde la selva ecuatoriana.

En este vídeo del programa Naturalistas (Cuatro TV), realizado por Luis Miguel Domínguez, podéis ver la aventura que supuso el marcaje del anterior pollo de harpía, noticia que se ofrece junto a la de la reintroducción del quebrantahuesos en Cazorla.

Fotografían el terror a la muerte de unas grullas

Sucedió en Gallocanta (Zaragoza) hace menos de un mes. Raúl Radiga, un estupendo fotógrafo de la Naturaleza vallisoletano, observaba un bando de grullas (Grus grus) comiendo plácidamente al atardecer cerca de la famosa laguna. De repente, los animales se pusieron en alerta, agrupándose muy juntos, gritando, mirando asustados al cielo ¿Qué estaba pasando?

La explicación llegó volando instantes después, cuando apareció en escena un joven de águila real (Aquila chrysaetos) que se lanzó sin dudarlo contra el aterrorizado bando de aves. Ya tenía elegida la presa, la grulla más solitaria y alejada del grupo, la más vulnerable, la que se ve en la fotografía dando un traspiés a la derecha del grupo. Pero el sistema defensivo habitual surtió efecto. Fijaros en la grulla más a la izquierda. Detectó a tiempo la llegada de la poderosa rapaz y con sus gritos y carreras activó todas las alarmas.

¡Qué viene el águila!

Gracias a este aviso, las aves se apretujan como una piña en una masa cerrada buscando la protección del grupo. Pero como se ve en la siguiente imagen, la presa elegida está demasiado lejos para encontrar refugio entre sus compañeras.

¿Llegará a tiempo para salvarse? El miedo, el terror a la muerte, invade al grupo.

Esta vez hubo suerte, pues en el último instante, con pasmosa agilidad para tan largas patas de zancuda, la presa elegida logró fintear al adversario con un ágil requiebro que le permitió incorporarse al grupo salvador.

Realista, el águila asumió al momento su fracaso cinegético. Hoy no habría grulla para cenar.

Al final todo quedó en un susto más para el bando, que por supuesto tardó tiempo en pasarse.

La última imagen nos muestra a las grullas muy tiesas, todavía nerviosas, como diciendo: ¡Uff, escapamos por las plumas!

Y es que nadie dijo que vivir en la Naturaleza, libre como un pájaro, fuera fácil. Sólo que esta vez el fotógrafo estaba allí y nos lo contó. Muchas gracias Raúl por tu trabajo.

Los pájaros también se odian

¿Creías que el odio es un sentimiento exclusivo de los humanos? Estabas equivocado. Muchos animales, por encima de meras razones alimenticias o territoriales, demuestran tener un odio terrible hacia otras especies, sin que ni nosotros, ni seguramente ellos, sepamos exactamente a qué responde.

Ocurre especialmente con rapaces nocturnas como búhos, cárabos o lechuzas. Seres de la noche, cuando asoman su ganchudo pico por el día son recibidos con una inusitada violencia por las rapaces diurnas, e incluso y especialmente por los córvidos. Muchas veces el atacante es peligrosamente más pequeño que la víctima, pero les da igual, no lo pueden remediar.

Las fotos que os incluyo a continuación son una buena prueba de ello. Recogen la pelea encarnizada de dos cernícalos (Falco tinnunculus), empeñados en expulsar de la zona a una pobre lechuza común (Tyto alba), a la que el hambre de este invierno tan duro le había obligado a salir a cazar a pleno día por los campos de Lancashire. Las ha hecho hace unos días el fotógrafo Damian Waters, y han sido publicadas en los diarios británicos Metro y Daily Mail.

La historia no tiene nada de excepcional. Los pájaros de la noche siempre se han llevado muy mal con los del día. Tanto que durante siglos fueron utilizados como peculiar técnica cinegética, hoy por suerte prohibida.

En su libro El camino (1950), el genial Miguel Delibes relata de forma prodigiosa uno de estos viejos sistemas de captura de rapaces ¿Lo recuerdas? Cuando Dani el mochuelo acompaña a su padre a cazar con un búho real y, agazapados cerca, matan a un milano que se lanzó ciego de ira contra el Gran Duque. Y que al final el niño recibió accidentalmente un perdigonazo en la cara que puso punto final al lance.

Lo leí de pequeño y siempre que me encuentro en el campo alguno de estos ataques entre rapaces me acuerdo de la historia. ¿Por qué se llevarán tan mal? En mi opinión sólo hay una razón objetiva: se odian. Y ese odio, como el amor, es algo irrefrenable. Quizá por eso, cuando los veo perseguirse con saña, les miro con condescendencia. Sus debilidades los hacen más cercanos a nosotros, homínidos siempre tan impulsivos.

Los disparates de la Real Academia

El oso, “acosado por el hambre, ataca a toda clase de ganados y aún al hombre”. El lince o gato clavo “trepa a los árboles y es muy dañino”, siendo usada su piel en peletería. La garduña también es “muy perjudicial porque destruye las crías de muchos animales útiles”, como le ocurre a la comadreja, “pues se come los huevos de las aves y les mata las crías”. El lobo es un “mamífero carnicero”, al igual que la nutria. El turón “despide olor fétido”. El águila tiene “vista muy perspicaz, fuerte musculatura y vuelo rapidísimo”. El búho es un “ave rapaz nocturna, indígena de España”. La lechuza “resopla con fuerza cuando está parada”. La gaviota “vuela mucho, es muy voraz y se alimenta principalmente de los peces que coge en el mar”; por si no lo sabían, “hay otras especies muy parecidas, pero más pequeñas”. Avutarda es “ave zancuda muy común en España”. Y ya para rematarlo, el jabalí es un “mamífero paquidermo”.

¿La enciclopedia de los disparates? Ni mucho menos. Todas estas definiciones delirantes, equivocadas, vetustas, tergiversadas y hasta malintencionadas proceden de una de las últimas ediciones del Diccionario de la Lengua publicado por la Real Academia Española.

¿Sorprendidos? Yo el primero. Toda la vida apoyando mis dudas sobre el lenguaje en tan insigne obra, y el primer arrebato de curiosidad léxica referida a la fauna la transforma en la mayor chapuza nunca antes escrita sobre animales.

Dirán que no es una obra especializada, que está escrita por lingüistas y no por biólogos. Es cierto pero ¿tan difícil era asesorarse?

Cualquiera no ya naturalista, tan sólo aficionado a los programas de Félix Rodríguez de la Fuente, habría mejorado estas y otras muchas definiciones erróneas del diccionario más importante de nuestro idioma, base fundamental en la comunicación de 400 millones de personas.

Y es que hasta mi hijo de nueve años sabe que los jabalíes no son mamíferos paquidermos ni las avutardas aves zancudas, pero claro, al contrario que los insignes académicos, él no se queda dormido cuando a la hora de la siesta ponen en televisión los documentales.