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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

La lucha contra el cambio climático empieza en el frigorífico

La nevera tiene la culpa del cambio climático. No ella como tal ni solo ella, pero sí su mal diseño, causa directa de muchos de los graves problemas ambientales que sufre el planeta. Como por ejemplo el cajón de las verduras. No funciona. Metes la lechuga y en un par de días la tienes que tirar porque se ha quedado marrón y gelatinosa; un asco. Lo mismo pasa con la fruta. Como además estos electrodomésticos cada vez tienen mayor capacidad, al final acumulamos cantidades ingentes de comida que irremediablemente acabarán en la basura.

De acuerdo con un reciente informe del Parlamento Europeo, cada año se desperdician en la UE 88 millones de toneladas de alimentos, el 20% del total producido. 135 kilos por español. Y no solo es un problema moral por derrochar comida cuando la mitad del planeta pasa hambre. Producir esos alimentos, envasarlos, transportarlos y distribuirlos supone un gasto ingente de recursos naturales, trabajo y energía que al final acabarán en el vertedero. Donde como no se reutilizan, provocarán perniciosas emisiones de metano, uno de los principales gases responsables del cambio climático. Volviendo al desperdicio europeo, esas 88 millones de toneladas que acaban en la basura por culpa de nuestras neveras (entre otras razones) equivalen a la emisión de 170 millones de toneladas de CO2 y al consumo de 261 millones de toneladas de recursos no renovables como agua o tierras de cultivo.

El ejemplo del mal diseño del frigorífico como principal agente causante del cambio climático no es una idea mía. Es el tema estrella de la australiana Leyla Acaroglu, a quien tuve la oportunidad de conocer y entrevistar en la conferencia de clausura del Congreso Internacional de Cambio Climático SOCC 2017 celebrado en Huelva del 10 al 12 de mayo.

Un momento de la conferencia de Leyla Acaroglu en el SOCC Huelva 2017.

Leyla se autodefine como “provocadora de la sostenibilidad”. Y vaya si lo es. Sus ataques a los frigoríficos son un claro ejemplo de su potente actitud crítica, refuerzo del «método de diseño perturbador» que promueve como columna vertebral de un gran cambio social al que aspira llegar gracias al diseño sostenible de los productos que consumimos, frigoríficos incluídos.

Leyla es diseñadora, socióloga y educadora, además de una extraordinaria comunicadora. Ha fundado dos innovadoras agencias de diseño, Disrupt Design y Eco Innovators. Con ellas pretende construir objetos útiles basados en prácticas sostenibles. También ha fundado UnSchool, un «laboratorio del conocimiento experimental rebelde» con el que quiere modificar la forma habitual en que adquirimos y compartimos conocimientos, proyecto por el que ganó el Premio CORE77 Design Education Initiative. En 2016 recibió de la ONU el Premio Campeona de la Tierra.

Selfi con Leyla Acaroglu en Huelva.

De su paso por Huelva os adjunto a continuación una docena de frases suyas recogidas a vuelapluma y que resumen perfectamente su revolucionaria propuesta: cómo es posible solucionar los complejos problemas ambientales y vitales del mundo gracias a la adopción de soluciones creativas basadas en la economía circular. Repensando por ejemplo el diseño de los frigoríficos. Su conferencia magistral la comenzó descolocando a los escépticos con una fase genial del pensador griego Heráclito: «Nada es permanente a excepción del cambio«.

  • El futuro no está definido; Lo co-creamos participando juntos en la construcción de lo que es relevante ahora.
  • Los problemas de hoy pueden ser las soluciones de mañana.
  • El consumo es uno de nuestros mayores problemas. Pero el diseño sostenible es una de sus mejores soluciones.
  • La naturaleza no produce desechos. Los humanos sí.
  • Somos productores activos de basura.
  • Debemos abandonar la cultura del residuo, del consumo rápido y barato, ofreciendo productos que no generen desechos.
  • Comprar, consumir y tirar es un sistema lineal que no funciona en la naturaleza, donde todo es circular.
  • Los problemas de hoy vienen en muchos casos de malas soluciones a problemas antiguos.
  • La solución está en el desarrollo de una cultura de la innovación rápida, comunitaria y adaptativa que no pasa por confrontar el modelo actual sino por cambiar el modelo en sí mismo.
  • La sostenibilidad es una oportunidad para la innovación.
  • Necesitamos pioneros de este cambio que quieran salirse del sistema lineal.
  • Los sistemas lineales son modelos viejos. El futuro es una economía circular. ¡Sube de nivel en nuestra nueva clase!

Termino donde empecé: en el frigorífico. No te pierdas la charla TED de Leyla Acaroglu [puedes seleccionar idioma subtítulos] donde desarrolla ésta y otras interesantísimas teorías capaces de revolucionar nuestro actual sistema de vida.

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7 comentarios

  1. Dice ser Uno

    Por qué nunca se habla del consumo de carne? Documental Cowspiracy:

    La agricultura animal produce más gases de efecto invernadero que todo el sector del transporte junto. Criar ganado produce más gases de efecto invernadero que todos los autos, camiones, trenes, barcos y aviones juntos. 13% comparado con el 51% del ganado.

    Se debe a que las vacas producen una gran cantidad de metano en su proceso de digestión. El gas metano del ganado es de 25 a 100 veces más destructivo que el dióxido de carbono vehicular.

    El ganado no solo afecta el calentamiento global sino que es la mayor causa de consumo de recursos y degradación ambiental que destruyen el planeta hoy. Por citar un ejemplo, la fractura hidráulica para gas natural usa gran cantidad de agua, unos 100 mil millones de galones (380 mil millones de litros aprox.) de agua se usan por día en EE.UU. Pero si comparamos con la agricultura animal criar ganado consume 34 billones de galones (más de 129 millones de millones litros) solo en EE.UU. Y las emisiones de metano de ambas industrias son casi iguales (Es decir, si la fractura hidráulica consume ya una gran cantidad de agua, la agricultura animal consume esa cantidad multiplicada por 340 cada día).

    La carne y los productos lácteos consumen muchísima agua en parte porque los animales consumen mucho agua y granos que consumen más agua. Comen eso, y por lo tanto el agua dentro de los granos que el animal consume se considera, esencialmente, parte del impacto hídrico de ese producto.

    Una hamburguesa de 100 gramos usa más de 2500 litros de agua en su producción.

    En el caso de Estados Unidos, el consumo doméstico de agua es el 5% del consumo total contra el 55% de la agricultura animal.

    Se requieren más de 9,450 LITROS de agua producir MEDIO KILO de carne. Huevos 1,800 litros de agua. Queso casi 3,400 litros. 1 litro de leche casi 1,000 litros

    (NOTA: Para producir 1 kilo de carne se requerirían 19mil litros de agua; solo tomando en cuenta recursos hídricos, sin contar el uso del espacio, granos, deforestación, la degradación humana que implica ésta actividad, etc.)

    19 mayo 2017 | 08:37

  2. Dice ser Solomillo

    El cambio climático empieza por tener niños.
    No tengáis más putos niños, dejad de superpoblar el planeta.
    Y suicidaos sin miedo, sobra gente.

    19 mayo 2017 | 08:59

  3. Dice ser Juan

    Encuentro el artículo de un absurdo subido.
    O sea, la teoría es que uno no dice: necesito comprar una lechuga (o dos). Sino que uno mira su nevera, dice: me caben 40 lechugas… y va al supermercado y compra 40 lechugas para llenar la nevea. Lechugas… que luego tira.
    Oiga, pues yo seré raro, pero es que eso me costaría un dineral. Yo hago la lista de la compra de lo que necesito. Y si la nevera está a medio llenar, no hago ningún esfuerzo por llenarla, me basta con lo que necesito. Y así yo creo que el 99,9% de la gente. No conozco ni he conocido jamás a nadie que haga la compra en función del tamaño de la nevera, para llenarla.
    También seré raro porque en mi nevera las lechugas duran entre 10 días y dos semanas en perfecto estado. Qué decir de la fruta, donde las manzanas o las granadas me duran fácilmente 2 y 3 meses (son frutas que de por sí duran mucho, sí, pero en mi nevera todas duran semanas).

    19 mayo 2017 | 09:55

  4. Dice ser los ecologistas son ahora los gobiernos... pffff

    La lucha del cambio climático empieza por los gobernantes.
    Lo que haga la gente es irrelevante. Si a la gente le dices que apague la luz una hora y luego no le das herramientas para no contaminar, olvídate. Pero olvídarte total. Lo spásticos abundan por todas partes, los combustibles fósiles se siguen quemando. Olvídate. Somos 9000 millones de bichos. Que no, que por mucho que se haga viene Trump y demás y pasan de todo. Cuando vean su territorio asolado por cambios del clima, su scosechas, sus gentes sufriendo devastación, entonces harán algo. Mientras tanto, olvídate. Yo no creo y aen el buenismo humano.

    19 mayo 2017 | 11:08

  5. Dice ser lamborghinidiablo

    El problema no es de las neveras.

    Sí tú compras una lechuga o una manzana, o cualquier fruta o verdura, y se pone pocha a los dos días, no es de la nevera, porque en la nevera es un instrumento que sirve precisamente para conservar los alimentos frescos por más días, el problema es de la mala calidad de los alimentos, que estos los cogen cuando aún están verdes y los terminan de de madurar en cámaras frigoríficas.

    Yo he cogido alimentos de la huerta y te puedo decir que me duran en la nevera o fuera de ella el triple del que te dura la compra de los establecimientos y digo de todos, ya que lo que supuestamente se hacen llamar ecológicos, lo mismo, con la única diferencia de que te cobran por un tomate el triple.

    19 mayo 2017 | 12:26

  6. Dice ser Gonzalo

    El CO2 no afecta al clima. Es lo que sabemos los que hemos estudiado estos temas. Existe una mafia que ha corrompido la ciencia insitucional, algo que hemos aprendido tras desvelarse los escándalos Climategate y NASA. El que escribe este artículo es uno más de esos oportunistas sin escrúpulos que viven de esta estafa global.

    19 mayo 2017 | 14:05

  7. Dice ser Contestataria

    Puede que sí o puede que no, pero, ante algo tan grave, como sería la alteración del clima mundial no nos podemos arriesgar: solo cabe el «principio de precaución».

    19 mayo 2017 | 22:32

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