Este puente de la Constitución hará buen tiempo. O al menos eso auguran los meteorólogos. Previsiblemente disfrutaremos de unos días poco nubosos y sin lluvias. Perfectos para salir despavoridos de nuestras contaminadas ciudades en dirección al campo, los pueblos, la montaña. Cambiaremos la boina de humos asesinos por la boina del abuelo. Pisaremos tierra. Miraremos ensimismados las nubes. Tocaremos, palparemos, olisquearemos, aguzaremos los oídos, respiraremos ¡al fin! Combatiremos nuestro agudo trastorno por déficit de Naturaleza dándonos un atracón rural o al menos un buen festín de parque. Sólo al aire libre encontraremos la auténtica libertad, el verdadero relax.
Nuestra necesidad es animal, nada exclusiva. Incluso la tienen las aves urbanas, queridas compañeras sufridoras. También ellas necesitan dejar la ciudad y salir al campo de vez en cuando o pierden capacidad comunicativa. Nuestros ruidos las hacen más chillonas, igual que a nosotros. Más simples. Menos sociables.
Lo acaban de 
comprobar investigadores españoles del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) con el carbonero común (Parus major), el famoso chichipán de los jardines. La investigación, que se publica en la revista Animal Biodivesity and Conservation, viene a decirnos que estas populares avecillas también sufren parecido déficit de naturaleza, semejante aislamiento canoro. Tanto que los científicos recomiendan tenderles puentes verdes, a modo de corredores forestales entre ciudades y bosques, para favorecer el contacto con sus primos del pueblo. Que charlen, liguen, peleen por territorios fronterizos. El estudio demuestra que sólo así las aves de asfalto recuperan conocimientos olvidados entre agobiantes sirenas y cláxones.
Desconozco si los carboneros, herrerillos, mirlos y demás volatería aprovecharán el puente de diciembre para renovar su repertorio cantarín. Lo que sí tengo muy claro es que muchos pájaros (y pájaras) de dos patas tomamos buena nota.
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Artículo citado: Javier Bueno-Enciso, Daniel Núñez-Escribano y Juan José Sanz (2015) Cultural transmission and its possible effect on urban acoustic adaptation of the great tit Parus major. Animal Biodiversity and Conservation 38: 221-231.
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Los amigos urbanitas cada dia son mas insufribles. Independencia rural YA.
04 diciembre 2015 | 22:53
ME VOY TAMBIÉN… ¡ME VOY!
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…Pues sí, amigo César-Javier, huiré de Madrid también. Ahora es cuando no tiene que llover. Ahora es cuando necesitamos días despejados y azules para decirle adiós a Madrid. Adiós a su chapela de óxido de nitrógeno, óxido de azufre y monóxido de carbono. Adiós a sus más de millón y medio de coches. Adiós a la contaminación de sus 15.000 taxis. Adiós al 6% que genera solamente su aeropuerto Madrid-Barajas. Adiós a su irritación y su asma. Que la sufran otros, hala.
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…Me marcho al pueblo con mi novia a dar rienda suelta a nuestra necesidad animal. A vivir que la vida son dos días y uno es de mili. Me voy a darme un atracón rural, como usted aconseja. Nos tocaremos, palparemos, olisquearemos. Nos daremos un buen festín en el parque. Me marcho al pueblo de mis padres a disfrutar de mi pareja y que se mueran los feos, amigo César-Javier.
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…Y si los científicos recomiendan, como usted dice, tenderles puentes verdes a los pájaros, habrá que tendérselos y punto. Para eso tendremos que atraparlos primero. Tengo yo una serie de truquillos para agarrar algunos usando una simple caja. La trampilla es infalible. Sólo tenemos que colocar una caja boca abajo y apoyarla en una varilla con cebo. Cuando el pajarito entra para comer y tira del cebo, ¡cataplán!, la caja cae y ya tenemos uno. Otros sistemas son el del tubo con un extremo cerrado o el del lazo. Pero mi favorito es el de la caja.
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…Los científicos, sin embargo, no dicen cuántos pájaros tenemos que atrapar para llevarlos al campo. ¿Le parece a usted bien tres docenas? Se lo digo porque más no me van a dar tiempo, de aquí a mañana por la tarde. Hablo, claro, de tres docenas bien surtidas: currucas, escribanos, mirlos, colirrojos… Una vez lleguemos a mi pueblo, los pensamos soltar. Eso sí, antes pintaremos algunos con spray de colores para hacerle creer a la gente que son exóticos, como pasa en la novela ‘Como agua para chocolate’. ¿La ha leído?
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…Después quiero enseñarle a mi novia el pueblo: Peal de Becerro. Su patrimonio y su gastronomía. Las dos torres (la Mocha y el Reloj), el antiguo castillo medieval, la iglesia y la ‘bicha de Toya’. E invitarla a comer en la taberna de ‘La Chasca’, especializada en carnes y pescados. O llevarla a mi casa donde también se come muy bien: codornices con jamón y verdura, arroz en paella con mirlos y alcachofas, currucas en salsa de cebolla, escabeche de colirrojos, estofado de herrerillos con nueces, pinchos de carboneros al picantón… Todo regado con un buen vino de la tierra.
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…Que lo pase bien en su pueblo, querido amigo. Y ahora un refrán: ‘Más vale pájaro en mano, que compañía de amigas’.
05 diciembre 2015 | 23:54
Es obvio que este es un blog para urbanitas, desde César hasta el 99% de los lectores.
Suelen ser los que dan lecciones desde el asfalto a las gentes rurales, pero lo más gracioso es cuando nos pretenden instruir sobre naturaleza….para partirse de risa…….
11 diciembre 2015 | 16:02