La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Archivo de marzo, 2015

Estas vacaciones, conoce las reglas del turismo responsable

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Haga frío o calor, siga apretando la crisis o nos deje respirar algo, lo cierto es que esta Semana Santa que ya tenemos a la vuelta de la esquina nos va a permitir relajarnos durante unos merecidos días. Muchos optarán por el turismo rural, es lo clásico, otros por la playa o las siempre excitantes escapadas a grandes capitales del mundo. Cada vez nuestro turismo es más exigente, pero ¿es también más sensato?

La Fundación FADA por un turismo responsable ha editado un calendario donde nos da muchas claves para que nuestras vacaciones ayuden a promover el respeto por los animales allí donde nos los ofrezcan como un atractivo turístico más. Nos resultan muy atrayentes, nos encanta tocarlos, fotografiarnos con ellos, sin darnos cuenta del error de estos comportamientos.

Por eso hay zoológicos con loros caminando en bicicleta y otros tristes animales encarcelados, acuarios exhibiendo maltratados delfines equilibristas, serpientes y chimpancés lisiados con quienes fotografiarse en plan aguerridos Indiana Jones, circos con elefantes haciendo el payaso y payasos torturando a los leones.

Te enternece alimentar a un cachorro de tigre pero no te preguntas qué ha sido de su madre ni qué futuro tendrá. ¿Te crees que un oso baila porque le gusta la música? ¿Qué el toro prefiere morir torturado en una plaza para satisfacción de ese respetable que tan poco respeto da a la vida ajena?

Un turista responsable huye de todos esos bochornosos espectáculos, pero también rechaza comidas exóticas incalificables como las aletas de tiburón o la carne de perro. No compra abalorios de sangriento marfil, ni mariposas o caballitos de mar disecados. Disfruta de la naturaleza en su estado salvaje e imprevisible.

En realidad el turista responsable no es un turista. Es un viajero. Y eso se nota.

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Acorralado el vigía palmero de la autopista

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Viajemos hoy a La Palma, la Isla Bonita de Canarias, en busca de un árbol muy especial al que se le calculan 400 años. Según se sale del aeropuerto y se toma la autopista hacia la capital, Santa Cruz de La Palma, justo antes de pasar bajo el viaducto de desvío hacia Los Cancajos y El Socorro, muy pocos, prácticamente nadie, se fijan en la solitaria sabina canaria (Juniperus turbinata ssp. canariensis) que crece al borde de la carretera, en lo alto de una loma cortada a bisel por las máquinas de Obras Públicas para facilitar el trazado de la moderna vía de comunicación. Junto a ella, el talud abierto para permitir la construcción de una vivienda le ha acercado aún más al abismo. Y por detrás, una gran cantera se acerca inmisericorde hacia el árbol, devorando con mordiscos certeros la montaña de volcán.Sabina2-001

El vigía de la autopista está rodeado pero no se rinde. Valiente y altivo, sigue de pie en la cima, coronando un territorio cuya transformación es cada día más radical, profunda y vertiginosa. Se me antoja un faro verde oscuro, aparasolado, con la mirada fija en el horizonte, hacia un mar abierto por el que ha visto llegar las primeras naves cargadas de inmigrantes europeos dispuestos a tomar posesión de la isla, pertrechados con bueyes y arados para abrir cultivos en unos bosques virginales que ya nunca volvieron ser lo mismo, afanados por plantar cultivos americanos como la papa, el millo, el tomate o el tabaco, pero también mediterráneos como el trigo, la cebada o el viñedo.

Tiempos de abundancia a los que siguieron otros muchos de hambre. Barcos de vela y después a motor. Caminantes descalzos, recuas de mulas y burros, carretas, coches, camiones y bólidos con locos al volante. Todo lo ha visto siglo tras siglo este árbol, una realidad siempre cambiante, siempre anhelante.

Si nos acercamos a su tronco, seguro que todavía podemos oír el murmullo de los rebaños de cabras sesteando bajo su sombra, canturreados por el pastor, un hombre enjuto como este malpaís imposible donde su pedregosa superficie sólo deja crecer cornicabras, vinagreras y aromáticos inciensos, pero cierra el paso incluso a la dura tunera.

Este gran ejemplar de sabina crece sobre un estéril terreno de lavas sin apenas suelo, directamente sobre rocas a las que aprisiona con sus raíces. A su alrededor presenta una acumulación cuadrada de piedras a modo de pretil, levantada durante la construcción del muro de piedra que protege el talud bajo el que se edificó una casa. Cinco grandes ramas se abren como las varas de un paraguas a partir del escaso metro de altura de su fuste, aunque su aspecto resulta poco frondoso, seguramente por el crónico estrés hídrico que sufre. Y es que poca agua se puede extraer de un pedregal tan inmisericorde, aunque se lleve cientos de años intentándolo.

Pero por si carreteras, canteras, ganado, sequía y piedras fueran poco, el viento le azota de día y noche hasta haber logrado doblegar ligeramente su altiva figura, inclinándola hacia el sur. Aunque nada más. Nadie puede con esta sabina colosal, la última representante de un bosque esquilmado hace siglos, respetada por el hacha tan sólo en agradecimiento a su benéfica sombra.

Aquí el tiempo ni fluye ni se transforma, no corre para tratar de esquivar el mañana, ni se pierde tras el viento. Junto a la vieja sabina el tiempo no pasa, se queda. Bajo ella les propongo un ejercicio de concentración. Cierren los ojos, intenten imaginarse esos tiempos pretéritos de anhelos y pobrezas, y vuelvan a abrirlos mirando hacia el horizonte. Sólo el mar sigue siendo el mismo.

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Milán convoca al mundo en torno a un banquete

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En la Expo de Sevilla nos preocupaba la historia. En la de Zaragoza el agua. En Shanghái la calidad de vida en las ciudades. Y la próxima Exposición Universal, que será inaugurada dentro de apenas 40 días en Milán, apuesta por nuestra última y más acuciante preocupación: la comida.

El lema elegido para esta incomprensiblemente poco publicitada convocatoria es «Alimentar el planeta, energía para la vida«. Se trata de reunir a 145 países, que por sí mismos representan el 94% de toda la población mundial, para reflexionar sobre los grandes retos de la humanidad: el hambre, la seguridad alimentaria, la agroganadería sostenible y el cambio climático. Espera recibir más de 20 millones de visitantes.

El pabellón español sacará pecho con la calidad de nuestros productos y nuestra cocina, pero también con su gran atractivo turístico. Otros países como Israel nos van a sorprender con lo último de cultivos en ambientes tan imposibles como ese desierto que se nos viene encima. Los holandeses presentan tractores drones impulsados por energías renovables, capaces de arar y cosechar con exactitud milimétrica bajo las órdenes de un ordenador. Los norteamericanos proponen campos de cultivo verticales instalados en las fachadas de los edificios.

Habrá mucha tecnología, es verdad, pero sobre todo se dará prioridad a los productos agroalimentarios tradicionales de alta calidad. Porque por muchas innovaciones científicas y tecnológicas que presentemos en esta época de globalidad mundial, la mesa y el mantel se han convertido en lo poco que nos queda verdaderamente auténtico, el sabor de las culturas. Unos productos que además son modeladores del paisaje, el otro gran atractivo identitario y turístico de los países.

Por si teníamos dudas, la comida es nuestra patria… y su correcta gestión nuestro futuro.

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¿Escribías de niño cartas a Félix Rodríguez de la Fuente?

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Este sábado se cumplieron 35 años de la muerte en accidente de aviación de Félix Rodríguez de la Fuente. 35 años sin Félix. Un episodio que conmocionó a toda la sociedad española, hasta el punto de que, como ocurre con esos acontecimientos cruciales de nuestra historia, todavía hoy la gente se pregunta: ¿Dónde estabas tú cuándo murió Félix?

35 años después, lo que muchos nos preguntamos ahora es: ¿Qué queda del mensaje de Félix? Y la respuesta es tan sorprendente como maravillosa: Todo. Queda todo e incluso más.

Es verdad que seguimos cazando lobos, envenenando rapaces, contaminando ríos y talando bosques, pero también es verdad que lobos, rapaces, ríos y bosques están ahora mucho mejor que entonces. Y algo aún más importante. La sociedad española puede enorgullecerse de ser una de las más concienciadas ambientalmente del mundo, gracias en parte a la benefactora influencia de Félix.

También por suerte somos muchos los puretas que, cada uno en sus trabajos y con sus familias, llevamos con orgullo ese toque especial que nos insufló el querido naturalista burgalés.

Miles de ellos, cuando aún eran muy niños, le escribieron preciosas cartas que siempre él respondía personalmente con celeridad y cariño. Algunas de esas cartas, por fin, podemos leerlas emocionados. Porque con el objeto de conmemorar el 35º aniversario del fallecimiento de Félix Rodríguez de la Fuente, la fundación que lleva su nombre ha rescatado de su archivo personal una primera selección de cartas que le fueron dirigidas por jóvenes admiradores en los años 60 y 70 del pasado siglo. ¿Está entre ellas la tuya?

Las cartas enviadas, especialmente en el caso de niños y jóvenes, ilustran la pasión por la naturaleza que despertó en ellos el mensaje de Félix a través de su obra en televisión, radio y medios escritos. Son muchos los remitentes que le anuncian su intención de dedicarse en un futuro a trabajar para conservar la fauna y alguno incluso le pregunta “qué hay que estudiar para llegar a ser como usted o algo parecido”.

Algunos escritos se acompañan de preciosas poesías, dibujos realizados a mano, recortes de periódico con noticias sobre animales o retratos de Félix.

El archivo que ha digitalizado la Fundación contiene copias de las respuestas enviadas por Félix a muchos de sus seguidores, en las que les animaba a seguir su vocación de naturalistas y les agradecía sus muestras de afecto.

En algún caso, Félix invita a un joven a unirse al Club de los Linces de Adena (actual WWF-España), ofreciéndose incluso a hacerse cargo del coste al decirle que “si tienes dificultades económicas para pagar la cuota, dímelo y yo mismo la abonaré en tu nombre”. Además, en sus respuesta Félix a menudo adjuntaba una fotografía firmada, que seguramente muchos admiradores todavía conserven a pesar de los años transcurridos.

A través de una nota de prensa, Odile Rodríguez de la Fuente ha resaltado que

“el archivo personal de Félix Rodríguez de la Fuente es una radiografía de la sociedad de los años 60 y 70 e ilustra el despertar de toda una generación, que descubrió su amor por la naturaleza gracias al trabajo de divulgación realizado con tanta pasión por mi padre”.

Las primeras cartas digitalizadas se han publicado en una sección especial de la página web de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, bajo el título  “35 años con Félix”, a la que poco a poco se irán añadiendo más contenidos.

La Fundación también anima a los seguidores de Félix que aún conserven sus cartas a enviarlas en formato digital a info@felixrodriguezdelafuente.com junto con algún comentario personal, a fin de poder añadirlas a este nuevo archivo común y compartido que, sin duda, es el mejor de los homenajes posibles al legado de Félix, 35 años después de su fallecimiento.

Archivo Félix

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Extremadura construirá un nuevo aeropuerto fantasma

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Otro despropósito más. Después del escándalo del aeropuerto de Ciudad Real (1.100 millones de euros de inversión y cerrado), del aeropuerto de Murcia-Corvera (260 millones y sin terminar), del aeropuerto de Castellón (150 millones de euros y con algo de suerte a exclusivo beneficio de Ryanair), llega ahora la tontuna del aeródromo de Cáceres, recién licitado por la Junta de Extremadura. Más modesto, es verdad, sólo costará 4,3 millones de euros, pero muy probablemente será igual de inútil. Como el papel todo lo aguanta, aspira a recibir 250.000 pasajeros al año, más que el de Valladolid o el de San Sebastián, o que la suma de todos los pasajeros que reciben anualmente los aeropuertos fantasmas de Burgos, León, Salamanca, Logroño, Badajoz y La Gomera.

También como era de esperar, su impacto ambiental en una zona de altísimo valor ecológico será brutal, pero no se preocupen que está todo controlado. Habrá medidas preventivas como evitar volar a los aviones a menos a 200 metros por encima de las cuatro zonas de especial protección para las aves (ZEPA) a las que afecta directamente. Todavía no cuenta con los preceptivos permisos del Ministerio de Medio Ambiente, es verdad. Sin embargo, como se va a solicitar una evaluación ambiental simplificada, el procedimiento se supone sencillo y rápido. Puro trámite.

¿Y qué harán con la cercana colonia de 50 nidos de cigüeña blanca? Ésa misma utilizada en folletos y carteles como imagen publicitaria de la pureza natural de la región. Trasladarla, que para eso hay dinero y facilidades administrativas. Los nidos claro, porque lograr que las aves no vayan a comer saltamontes a sus pastizales de toda la vida será un pelín más complicado.

Aunque en el fondo, usted y yo sabemos que esas cigüeñas, hagan lo que hagan, no van a tener que esquivar demasiados aviones.

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Llegan las viejas locas a Canarias

Pardela

Un año más han llegado, puntuales a su cita. Son mis queridas viejas locas, las pardelas cenicientas (Calonectris diomedea). Las he visto ayer cuando regresaba en el ferry de Lanzarote a Fuerteventura, justo enfrente de ese solitario volcán en medio del Atlántico que es la isla de Lobos.

Espantadas por las espumas (y ruidos) del barco, levantaron cansinas el vuelo más de 50 de estas curiosas gaviotas nocturnas, nuestro albatros europeos. No me extraña que se hicieran las remolonas.

Desde que abandonaron las aguas de Canarias, hace ahora cinco meses, se han metido entre pecho y pluma más de 10.000 kilómetros de océanos impetuosos. Sin tocar tierra firme, durmiendo y alimentándose en el mar, buscando esas curiosas «autopistas de viento» que les permiten surfear sobre las corrientes marinas, han visitado las aguas del sur de África pasando antes por Brasil como quien se da un pequeño rodeo. Y ahora regresan de nuevo a Canarias con el difícil empeño de sacar adelante un nuevo pollo, tan sólo uno por pareja, que entre incubación y cría no estará listo para enfrentarse a tan formidable aventura viajera hasta dentro de seis meses; todo un récord de crianza en la naturaleza.

Aún más. Para encontrar pesca suficiente los adultos se verán obligados a hacer largos desplazamientos entre Canarias y la costa del Sáhara y Mauritania, mientras el pollo esperará pacientemente en su hura la llegada de la pitanza incluso durante varios días de exigente ayuno.

Tanto trabajo para que muchas de estas aves se queden en el camino enganchadas en los anzuelos de algún palangre, intoxicadas por un vertido tóxico o por los numerosos plásticos de nuestra basura marina que trágicamente ingieren al confundirlos con comida. Tanto trabajo para que luego un descerebrado se canse de su gato y lo suelte cerca de la colonia, con el torpe propósito de que el minino acabe con decenas de estas aves maravillosas y protegidas. O para que otro bodoque capture los pollos y se los coma en ese escalofriante desafío a la razón en que consiste el bestialismo de buscar raros caprichos gastronómicos.

Todo eso pensaba yo ayer mientras seguía con la vista el vuelo pausado de las pardelas sobre las olas canarias. Buena suerte viejas compañeras. Locas, que estáis locas.

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Preparados para cazar avutardas y buitres

Avutarda

Estos días los machos de avutarda (como el de la foto) andan como locos buscando hembras. Aves polígamas, nuestras grandes pavas de la estepa son una joya ibérica, pues las 25.000 censadas en España suponen la mitad de toda la población mundial y el 80% de la europea.

Desde que en 1980 se prohibiera cazarlas su número apenas ha aumentado. La mecanización de la agricultura, el uso masivo de fertilizantes y pesticidas, junto con esos tendidos eléctricos contra los que chocan como moscas en un parabrisas no les dan respiro. Sin embargo, muchos cazadores reclaman ahora su caza como supuesto mejor sistema de protección. Para pasmo de los científicos, aseguran que eliminando a los machos viejos las hembras criarían más pollos.

Me río por no llorar. O por no gritarles bien alto: ¡Tarugos! Por desgracia, este tipo de tancretadas no son un caso aislado.

Otros amigos del rifle, esta vez en Asturias, proponen abrir la veda del oso en cuanto sus poblaciones sean mínimamente viables. Una comunidad donde han decidido matar todos los años cientos de cormoranes, criminalizados injustamente como los responsables del descenso de la pesca en unos ríos donde cada vez hay más pescadores y menos salmones.

Los lobos, ya se sabe, de protegidos nada. Tantos ingenieros y biólogos para que al final su gestión científica vuelva a apostar por el método del palurdo, a tiro limpio.

Sambenito del que ya no se libran ni los pobres buitres leonados, carroñeros, limpiadores de basura, pero últimamente señalados como feroces atacantes de indefensos corderitos. Una próxima normativa en Extremadura (la estrategia regional contra el veneno) autorizará a acabar con ellos si así lo decide la autoridad competente, a sabiendas de la imposibilidad de separar los ejemplares sanguinarios de los bonachones, de la falsedad de la mitad de las denuncias y de la inutilidad de tal eliminación.

¿Estamos locos, tontos o es año electoral?

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Los toros quieren entrar en la escuela

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La Plataforma La Tortura No Es Cultura (LTNEC) ha denunciado que entre las conclusiones del I Congreso Internacional de Tauromaquia celebrado la pasada semana en Albacete se plantee llevar la tauromaquia a la escuela. Según el plantel de supuestos expertos reunidos con dinero público (tuyo y mío) en ese foro, los toros es un arte «que tiene mucho que enseñar» y serviría para plantar cara «al gran problema del relevo generacional» que existe en la afición al toreo. Un argumento, por cierto, idéntico al esgrimido por los cazadores.

Los taurinos, más que nadie, deberían saber que este tipo de propuestas son absolutamente descabelladas. Adjetivo procedente de descabellar. Según la RAE: «Matar instantáneamente al toro, hiriéndolo en la cerviz con la punta de la espada o con la puntilla». Pues sólo quien mata así, a sangre fría y para satisfacción del respetable, es capaz de idear tamaño despropósito, educar en el gusto por la tortura animal.

Porque además, y como recuerdan los antitaurinos, la propuesta contraviene la recomendación  del Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas que, en sus revisiones sobre la situación de la infancia de Portugal (2014) y Colombia (2015), ha instado a los gobiernos a “proteger a la infancia de la violencia física y psíquica de la tauromaquia”. Sin embargo, en España siguen muriendo niños en eventos taurinos y se siguen subvencionando las escuelas de tauromaquia con fondos públicos.

De la misma manera, es igualmente “descabellado” que nuestro Gobierno nacional plantee que la UNESCO declare  la tauromaquia “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”, objetivo último de este congreso internacional. Trágicamente, el mismo gobierno que se está cargando la cultura en este país aplicándole unos impuestos abusivos, es el que quiere promocionar como cultura algo arcaico y tan dudosamente cultural como los espectáculos de leones y cristianos del circo romano, por suerte cada vez con menos apoyo popular.

Ideas descabelladas, con vuelta al ruedo de los siete enanitos toreros y peón de brega cargando con la suerte de tantos maestros venidos a menos.

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