La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Archivo de febrero, 2014

España pierde una cuarta parte de sus mejores bosques maduros

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Hay noticias terribles que apenas tienen repercusión en la opinión pública. Especialmente las referidas al medio ambiente. Por ejemplo, la terrible desaparición de los últimos bosques maduros españoles, aquellos verdaderamente viejos y complejos, nuestras últimas selvas ibéricas.

No tenemos datos nacionales, pero sí sabemos que en los últimos 5 años se ha perdido una cuarta parte de los poco más de 200 bosques centenarios inventariados en Cataluña. Y la culpa no la tuvieron los incendios forestales. Su desaparición o grave degradación se debe, directamente, a talas autorizadas.

Esos 200 bosques únicos cubrían apenas el 0,3% de la superficie arbórea catalana, pero daban cobijo a una extraordinaria riqueza biológica y paisajística. El 90% de las formaciones centenarias pertenecían a manos privadas y no contaban con protección efectiva, aunque las protegidas y de titularidad pública tampoco se salvaron del exterminio.

Eran auténticos tesoros dentro de bosques con menor valor, islas de biodiversidad que durante siglos se habían librado de las talas y los incendios. Eran. Pasado irrecuperable. Porque han sido eliminados a hachazo limpio y a una velocidad escalofriante.

Es verdad, no se arrasó todo el bosque. Tan sólo una parte. Pero fue la más valiosa, la más insustituible. También la que estaba llamada a convertirse en dinamizadora sostenible de las economías rurales gracias a su explotación turística o pedagógica ¡Cuántos bosques escuela hemos perdido!

La falta de interés de la Administración por conservarlos, unida a la desatención y la crisis económica, han puesto en la picota a las masas arbóreas con mayor valor biológico del país, se lamentan los expertos de DEPANA, Ecologistas en Acción, GEPEC-EdC, Greenpeace e IPCENA. Una vez más los árboles raquíticos, productivos, no nos dejan ver el bosque, el ecosistema, nuestro futuro.

Foto: La Fageda d’en Jordà. Wikimedia Commons

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Los lobos logran modificar el curso de los ríos

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Un vídeo está corriendo estos días como la pólvora por Internet. Ha sido colgado por la página norteamericana Sustainable Man y subtitulado al castellano en La Voz del Muro. Explica el sorprendente cambio registrado en el Parque Nacional de Yellowstone (Estados Unidos), tras la reintroducción del lobo. Extinguido de la región hacía 70 años, su llegada en 1995 fue concienzudamente seguida por los científicos. Y el resultado es que los cánidos salvajes han logrado modificar los cauces de varios ríos.

Su aparición, es verdad, ha eliminado a algunos competidores como el coyote. Pero por el contrario, ha beneficiado enormemente a decenas de especies amenazadas.

¿Cómo ha sido posible algo así? El secreto está en lo que en ecología se conoce como «cascadas tróficas«. El vídeo te lo explica muy bien, pero por si no puedes reproducirlo te lo resumo.

Hasta la llegada de los lobos, el número de ciervos se había disparado, pues en Yellowstone la caza está prohibida. En consecuencia, la vegetación natural se encontraba seriamente dañada. Los lobos empezaron a cazar ciervos, pues eran presa fácil para ellos, pero lo más interesante fue el cambio que se produjo en el comportamiento de esos grandes herbívoros. Atemorizados por el nuevo depredador, dejaron de frecuentar los lugares más desprotegidos como el fondo de los valles. E inmediatamente, en esas zonas comenzó a regenerarse la vegetación natural. En algunos sitios, la altura de los árboles se quintuplicó en sólo 6 años.

Las hasta entonces orillas desforestadas de los ríos pronto se cubrieron de sauces y álamos. Detrás de ellos llegaron las aves forestales, muchas especies hasta entonces inexistentes. Y también aparecieron los castores, amigos de roer árboles y hacer grandes presas que modifican el curso de los ríos. Es así como los lobos lograron cambiar indirectamente su aspecto. Hasta tal punto que estas modificaciones han reducido los efectos de la erosión, estrechado los cauces, generado lagunas y remansado rápidos.

Y todo porque los lobos expulsaron de los valles a los ciervos. Pero aún hay más. Esas presas de los castores dieron cobijo a peces, anfibios, reptiles y mamíferos como la rata de agua o la nutria. Al desaparecer los coyotes aumentaron los ratones y los conejos, oportunidad que supieron aprovechar rapaces, comadrejas, zorros y mofetas. Las poblaciones de carroñeras también se beneficiaron enormemente de todos esos restos animales dejados abandonados por los lobos. Incluso los osos, quienes además de la carroña también disfrutaron de una cantidad inusitada de arbustos repletos de fruta y bayas.

Es así cómo un pequeño número de lobos no sólo ha logrado modificar el ecosistema de un espacio tan inmenso como Yellowstone, sino que incluso ha sido capaz de cambiar su fisonomía. Absolutamente increíble ¿No te parece?

Este argumento, el de las cascadas tróficas, deberían tenerlo muy en cuenta nuestros gestores ambientales. Especialmente los del Parque Nacional de Picos de Europa, o los de las comunidades autónomas de Asturias, Cantabria y Castilla y León, empeñados como están en exterminar a tan imprescindible escultor de la naturaleza. Pero no hay peor sordo que el que no quiere oír.

Foto: Wikimedia Commons

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El lince ibérico, ¿futura mascota de La Roja?

Lince¿Qué podemos hacer para salvar de la extinción al lince ibérico? Científicos, periodistas, políticos, fiscales, guardas y hasta cazadores aportan decenas de ideas en un libro que acaba de publicar la Sociedad Española para la Conservación y Estudio de los Mamíferos (SECEM) en el marco del proyecto Life Iberlince. Pero de todas ellas la más original es la propuesta de la veterinaria Astrid Vargas: elegirlo mascota de la Selección Nacional de Fútbol. Mejor aún de las de España y Portugal, territorios donde sobreviven los últimos ejemplares del planeta, apenas 300.

Astrid sabe de lo que habla. Desde 2003 a 2010 fue responsable de poner en marcha el exitoso proyecto de cría en cautividad de nuestro gran felino. Antes había logrado un milagro parecido en Estados Unidos, donde salvó al turón de patas negras  (Mustela nigripes), extinguido en la naturaleza. No por casualidad, la famosa primatóloga Jane Goodall la tiene en su personal lista de “héroes de conservación”.

Hace unos meses estuve con ella y reconozco haber caído seducido por su entusiasmo, su inteligencia y sí, también por su belleza. Esa misma pasión medioambiental que ella derrocha a raudales es la que nos propone como eficaz tabla salvadora del lince ibérico. Dejar los argumentos científicos y apostar por los sentimientos. Lograr que nuestro orgullo por tan bello animal se extienda a todo el país y lo sintamos como algo profundamente nuestro que merece la pena defender.

No se me ocurre ningún otro animal mejor para representar a La Roja: fuerte, noble, ágil, rápido, hermoso y muy, muy nuestro, exclusivo. Icono nacional, querido y protegido por todos, emblema en camisetas y muñecos, su protección efectiva en el campo llegaría de forma natural.

¿Lo lograremos? Si algún día lo conseguimos, hasta yo mismo, analfabeto del fútbol, aplaudiré emocionado los triunfos de nuestra escuadra bermeja, ¡la selección de los linces!

El libro “Ideas para conservar al lince ibérico. Nuevas aportaciones para la supervivencia del felino más amenazado del mundo” cuenta con la contribución del instrumento financiero LIFE de la Unión Europea y es fruto de la participación de SECEM en el Proyecto LIFE+ Iberlince, “Recuperación de la distribución histórica del lince ibérico (Lynx pardinus) en España y Portugal (LIFE10NAT/ES/570)”, cuyo beneficiario coordinador es la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.

Precio: 6 euros (gastos de envío incluidos)
Boletín de pedido

Contacto: SECEM, secretaria@secem.es

Foto: Wikimedia Commons

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Las cigüeñas ya no saben si migrar o quedarse en España

Cigueña_con_emisor_©J.De-la-Puente-SEOBirdLife

Eran el emblema de las aves migratorias, pero ahora mismo ni ellas mismas ni los científicos tienen muy claro qué son. Las cigüeñas blancas, probablemente el pájaro más popular y reconocible de toda la fauna española, pasa ya definitivamente de San Blas. El viejo refrán de que por esa fecha (3 de febrero) regresaban las blanquinegras de sus cuarteles de invernada en África ha quedado más obsoleto que el fax. ¿Han dejado entonces de hacer sus increíbles migraciones? Pues tampoco. Las últimas tecnologías nos acaban de demostrar que, definitivamente, las cigüeñas están hechas un inmenso lío.

Dentro del programa Migra de SEO/BirdLife, entre 2012 y 2013 se han marcado con emisores GPS 30 cigüeñas blancas: cinco en Álava, siete en Cáceres, ocho en Ciudad Real, una en Huesca, una en La Rioja, dos en León y seis en Madrid. De las aves marcadas 24 eran cigüeñas adultas reproductoras y seis eran pollos. Y sólo 3 de los 24 adultos marcados se han ido a África. Sin embargo, casi todas las aves marcadas como pollos sí que se han ido en invierno al Sahel africano.

Ello parece indicar que el instinto empuja a los jóvenes a dar el gran salto, pero luego la experiencia les acaba convenciendo de que, con tanto vertedero y arrozal como hay en la península Ibérica,donde abunda la comida fácil, el viaje ya no merece la pena. Por ello, las distancias a las zonas de invernada han variado desde cero [dos de las aves de Ciudad Real no se han movido y han pasado todo el invierno junto a sus nidos] hasta 3.400 kilómetros. Ahí es nada.

En el fondo lo prefiero. Su imagen blanquinegra siempre me causa alegría, y aún más si durante todo el año puedo verla «dormitar volando», que diría el genial Antonio Machado:

La blanca cigüeña,
como un garabato,
tranquila y disforme, ¡tan disparatada!,
sobre el campanario.

Foto: Cigueña marcada con un emisor. © J. De la Puente-SEO/BirdLife

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Los jóvenes ya no sueñan con tener un coche

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Lo recuerdo como si fuera ayer. Sonó un claxon en la calle y mi madre, con sonrisa sospechosa, nos pidió a los tres hermanos que miráramos por la ventana. Y allí estaba mi padre, emocionado junto a su flamante Seiscientos recién comprado. Blanco para más señas. Todos saltamos de júbilo como si nos hubiese tocado la lotería. El sueño se había hecho realidad.

Hoy los jóvenes ya no sueñan con tener un coche. Así lo confirma un estudio publicado por la consultora KPMG, basado en una encuesta internacional realizada entre 200 altos cargos del sector del automóvil, donde el 54% de los directivos confiesa su preocupación porque los menores de 25 años no quieren ser dueños de un vehículo.

Tampoco sueñan con tener una casa en propiedad. Lo que quieren es trabajo. Y un móvil de última generación, la nueva herramienta de comunicación global, el verdadero símbolo de estatus e independencia del siglo XXI.

El coche ya no sirve en las ciudades. Resulta caro y aún más caro calmar su voraz sed de combustible; pagar multas, impuestos, aparcamientos, mantenimiento, averías,… Es mucho más sencillo, barato y sostenible moverse en transporte público o en bici. O pillar por Internet chollos de viajes a cualquier lugar del globo sin más ataduras que la mochila. Los mayores de 60 años comienzan a optar por lo mismo. Mi padre, sin ir más lejos, ya no tiene coche.

Los automóviles han dejado de ser la solución para convertirse en el problema. Ruidos, atascos, contaminación, accidentes, robos. Tras décadas de expulsión, poco a poco los peatones empiezan a retomar el control de las ciudades. Pasos de cebra elevados, calles cerradas al tráfico, férreos límites de velocidad, carriles para autobuses y bicicletas, zona azul y verde.

Algo está cambiando en la sociedad y no es por culpa de la crisis. O quizá sí, y haya sido este terrible palo el que nos ha hecho ver que otra manera de vivir menos derrochona y agresiva con el entorno, con nuestro espacio vital, es posible. La cañera “Autopista al Infierno” de los AC/DC pierde atractivo. ¿Quemar asfalto? Mucho mejor quemar zapatilla.

Foto: Wikimedia Commons

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Rebuznos que salvan lobos y ovejas

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El proyecto europeo Wolf pretende fomentar el uso de burras para proteger al ganado de los lobos. «WOLF: Wild Life & Farmers» (Vida Salvaje & Mundo Rural) es un proyecto de cooperación interterritorial y trasnacional donde once Grupos de Acción Local (GAL) españoles de Asturias, Castilla y León y Galicia, más GALs de Estonia, Portugal y Rumanía, tratan de llevar a cabo una labor de concertación medioambiental, económica y social entre agentes y colectivos implicados en la problemática sobre la coexistencia entre la vida salvaje (oso y lobo) y la agroganadería.

¿Burras contra lobos? Efectivamente. Ya os he contado en La Crónica Verde cómo estos equinos protegen el ganado como si fuera de su familia. Con sus grandes orejas detectan al lobo antes que una vaca o una oveja y rebuznan alertando de su presencia. Incluso si las cosas se ponen feas y el ataque es inminente, sus coces tienen un contundente efecto disuasorio. Ante una defensa enconada del rebaño los lobos, que no son nada tontos, deciden buscarse unas presas peor protegidas.

Esta práctica, conocida desde hace miles de años por los ganaderos de Namibia (allí contra leopardos), ya se ha implantado con éxito en los Alpes suizos, en Estados Unidos e incluso en Galicia. Ahora se pretende desarrollar en Castilla y León, nada menos que con burras de la raza zamorano-leonesa. Su empleo reducirá los ataques de los lobos hambrientos al ganado y de los ganaderos cabreados a los lobos. También ayudará a la conservación de una raza autóctona en peligro como es la zamorano-leonesa.

Esta iniciativa, surgida del propio sector rural, choca frontalmente con la actitud oficial de una región empeñada en exterminar al lobo. Sin ir más lejos, hoy mismo el presidente de la Asociación Lobo Marley, Luis Miguel Domínguez, presentó ante la Fiscalía de Ávila una denuncia contra la Diputación Provincial (presidente y 23 diputados) por haber aprobado en un pleno la declaración oficial de la provincia como «zona libre de lobos«, y haber solicitado a la Junta de Castilla y León la eliminación de los apenas 30 ejemplares existentes. Una más que probable prevaricación, pues la especie está protegida por la Unión Europea al sur del río Duero.

Esos políticos sí que rebuznan, y no las eficientes burras zamoranas.

Foto: Wikimedia Commons

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Los telediarios cada vez hablan más de medio ambiente

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No sé si te has dado cuenta, pero en los telediarios casi siempre sale alguna noticia dedicada al medio ambiente. Un toque verde entre tanta política, economía y fútbol. Pero no es un florero. De hecho, los informativos televisivos son la primera fuente de información ambiental para el 64% de los ciudadanos, por delante de la prensa escrita, Internet y la radio.

Asombroso ¿verdad? Como que el 71% de los españoles dependamos de los medios de comunicación para conocer la problemática ambiental.

Todos estos datos proceden de un reciente estudio realizado por tres expertos gracias a la colaboración de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA). Según este trabajo [*], las noticias de temática ambiental supusieron un 3,4% del total de las emisiones en los telediarios, donde han conquistado por mérito propio un nicho permanente en el espacio “prime time” de la programación televisiva.

¿Poco? ¿Mucho? Pues no está nada mal, aunque nunca llegarán a ese 20% que ocupa el deporte. Como curiosidad, TVE1 fue la cadena que más noticias ambientales emitió, seguida de Cuatro, A3 y Tele5.

Pero una cosa es la cantidad y otra la calidad. Ahí flojeamos. Las noticias ambientales se centran en el catastrofismo, el dramatismo, el atractivo visual y el conflicto. Por no hablar de los errores garrafales muchas veces vertidos en ellas, herederos de la dramática desaparición de periodistas especializados.

Al menos en 20 Minutos tenemos abierta esta ventana al campito desde hace ya una década, La Crónica Verde, todo un récord. O más bien una necesidad.

Y es que con estas ciudades cada vez más insufribles, con unos espacios naturales cada vez más degradados y con unas especies cada vez más amenazadas, la voz del poeta Miguel Hernández sigue tronando tan actual como un telediario cuando dice: ¡Pobre flor! ¡Qué mal naciste!

[*] FRANCESCUTTI, Luis Pablo; TUCHO FERNÁNDEZ, Fernando; ÍÑIGO JURADO, Ana Isabel (2013): “El medio ambiente en la televisión española: Análisis de un año de informativos”. Estudios sobre el Mensaje Periodístico. Vol. 19, Núm. 2 (julio-diciembre), págs.: 683701. Madrid, Servicio de Publicaciones de la Universidad Complutense. Versión digital en este enlace.

Foto: Wikimedia Commons.

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Apadrina una colmena, promueve dulce naturaleza

Apicultores

Apadrina un lince, un alimoche, un mochuelo, un árbol. Cada vez surgen más iniciativas ofreciéndonos la posibilidad de apoyar programas de mejora de la naturaleza aportando una pequeña cantidad de dinero. Aves, mamíferos, plantas, pero ¿es posible apadrinar una abeja?

Una solo no, no tendría sentido pues estos laboriosos insectos apenas viven tres meses, pero sí una colmena completa.

Decía el zoólogo Karl von Frisch (Premio Nobel de Medicina en 1973) en su famoso libro La vida de las abejas:

El labrador puede poseer una sola vaca, un solo perro e incluso una sola gallina, pero jamás podrá tener una sola abeja, porque si esto ocurriera no tardaría en quedarse sin ella.

Desgraciadamente, en estos momentos, y por causas poco claras, “los pueblos de las abejas”, como también llamaba Von Frisch a las colmenas, se están quedando desiertos.

Apadrina una colmena, disfruta de sus dulces productos y ayuda a crear dulce naturaleza. Es la iniciativa de proyectos como Ecocolmena. O de Miel Ecológica Urzapa. Esta última acaba de firmar un convenio de colaboración con la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente por el que, si te conviertes en padrino de alguna de sus colmenas, además de recibir una parte de esa aportación anual en forma de miel y otros productos derivados de la apicultura, ayudarás a mantener el legado y el mensaje proteccionista de Félix Rodríguez de la Fuente.

Ya os lo he contado en otras ocasiones. Sin abejas no hay paraíso. Ni bosques ni agricultura. Pero las enfermedades, contaminación e incendios las tienen contra las cuerdas, pues sus poblaciones mundiales han descendido de forma alarmante en los últimos años. Tanto que en algunas ciudades como Viena se están desarrollando experiencias para instalar colmenas en sus más famosos monumentos públicos. En esa ciudad, 16 apicultores asociados se encargan del cuidado de 80 colmenas repartidas por el casco histórico, algunas emplazados en enclaves tan turísticos como los palacios de Schönbrunn y Belvedere.

En España no hemos llegado aún a tales emergencias, de momento. Pero es importante seguir apoyando con nuestro consumo solidario a estos heroicos ganaderos de insectos que tanto bien hacen a la naturaleza.

Foto: Apicultores recogen miel de abejas en una colmena. © CRIC / 20 Minutos

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