La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Archivo de enero, 2014

Un toro la lía parda en el Museo del Prado

Prado Sólo hay algo más imposible que meter un elefante en una cacharrería sin romper una taza. Meter un toro bravo en el Museo del Prado y ponerlo a dialogar con Rubens y su rapto de Europa. Posar un gorrión albino junto a las Meninas de Velázquez, enfrentar un águila real a la escultura broncínea del emperador Carlos V, colar una serpiente entre el Adán y Eva de Durero, plantar dos sapos bajo el aquelarre de Goya, sobrevolar el esqueleto de un delfín entre marmóreas divinidades griegas.

El artista Miguel Ángel Blanco ha sido capaz de eso y de mucho más con sus increíbles Historias Naturales, que hasta el 27 de abril pueden disfrutarse en nuestra más importante pinacoteca nacional.

He tenido la oportunidad de visitar la muestra de la mano de su autor, un «hombre-bosque» con quien me une una estrecha amistad. A su lado, lo que para mi formación como historiador del Arte se me presentaba una herejía, como naturalista he quedado fascinado pues la naturaleza salta de los lienzos y grita.

Sus 22 intervenciones junto algunas de las pinturas señeras de la Humanidad no sólo no las distorsionan, sino que funcionan como excepcionales herramientas educativas. Por ejemplo, ¿qué pinta ese gorrión blanco junto a la obra cumbre de la pintura? Blanco lo justifica así:

«Una rara avis, el pájaro, dialoga con otra rara avis, Velázquez, y ambas sacan pecho ante la atenta mirada de los galgos del cercano cuadro del Príncipe Baltasar».

Y vaya si se miran. Ambos espíritus se han cruzado.

La exposición recuerda que el primer destino del hoy Museo del Prado fue Real Gabinete de Historia Natural, algo que nunca llegó a ser. Y recupera el espíritu de los antiguos Gabinetes de Maravillas. Pero sobre todo nos enseña a descubrir la naturaleza en el arte y el arte en la naturaleza.

No se la pierdan. Incluso podrán escuchar los cantos de las aves escapadas de las pinturas.

En la foto superior, el artista Miguel Ángel Blanco (MAB) contempla el toro disecado de Veragua, una de las cinco únicas castas fundacionales de la ganadería de lidia, y al que ha puesto en brutal diálogo con El rapto de Europa, obra maestra de Rubens. El animal es también una obra maestra de la taxidermia (dermoplastia) y procede del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

En este enlace del Museo del Prado puedes ver todas las piezas de MAB perfectamente contextualizadas y explicadas. También existe un precioso material didáctico editado para los niños que visiten la exposición.

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Los turistas les sientan mal a las cigüeñas de Alcalá de Henares

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Dice un refrán burgalés que «las cigüeñas anidan en los campanarios porque no hacen caso de badajos». Populares connotaciones eróticas al margen, es verdad que las campanas no son molestia para ellas, pero nuestra presencia cercana sí. Y mucho. Que se lo digan si no a las que crían en la catedral de Alcalá de Henares (Madrid).

Según me informa el Colectivo Ciconia, asociación dedicada al estudio y defensa de las cigüeñas alcalaínas desde hace 31 años, la presencia de turistas en la torre del templo durante la época de nidificación de estas aves está provocando un altísimo fracaso reproductor. Tiene la culpa esa reciente moda de cobrar en las iglesias españolas por subir a torres y chapiteles para disfrutar desde sus alturas de vistas áreas únicas. En el caso de Alcalá, 2,50 euros la ascensión a la torre Magistral, 4 euros si se añade visita al interior del espacio catedralicio.

¿Y qué pintan las cigüeñas en todo esto? Pues que ante la llegada de los curiosos las aves salen huyendo, dejando sin calor a sus huevos y pollos, lo que acaba provocando la muerte de su descendencia.

Se había llegado a un acuerdo con el cabildo catedralicio para que estas visitas quedaran suspendidas entre febrero y mayo. Pero desde hace dos años dicho acuerdo se ha roto. Y los resultados han sido terribles para las cigüeñas. La mitad de sus crías murieron y el número de nidos también ha descendido.

¿Tan difícil es compaginar turismo con biodiversidad? Señores canónigos de la Santa e Insigne Iglesia Catedral Magistral de los Santos Niños Justo y Pastor de Alcalá de Henares. Ustedes que por tradición son todos doctores universitarios. Tengan más respeto por las cigüeñas, que también son hijas de Dios.

Foto: Carlos Delgado/Wikimedia Commons

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La industria turística vuelve a la naturaleza

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La curiosidad nos hizo turistas. Los griegos ya viajaban a Olimpia para disfrutar de sus famosos juegos olímpicos ¿Turismo deportivo? Los romanos llegaban de muy lejos para disfrutar en Roma de las termas de Caracalla. ¿Turismo termal? En la Edad Media se cruzaba media Europa haciendo el Camino de Santiago. ¿Turismo de aventuras? ¿Turismo cultural?

En 1841 Thomas Cook creó en Inglaterra la primera agencia turística de la historia. Comenzó dando cobertura a una reunión británica antialcohólica, pero los siguientes viajes los dedicó a visitar las exposiciones universales de Londres y París. ¿Turismo de congresos? Poco tiempo después puso de moda viajar a Suiza para dar a conocer su paisaje alpino. ¿Turismo de naturaleza?

Hoy el turismo moviliza a casi 1.000 millones de personas al año, 60 millones en  España. Estos días se celebra en Madrid la feria FITUR, donde he podido comprobar el escaso interés que despierta el turismo de sol y playa. Sigue existiendo, es verdad, pero ya no vende solo. Para distinguirse necesita hablar de paisaje, cultura, naturaleza, gastronomía o deporte. Y cuanto más cercano al territorio se presenta más seduce al visitante.

Me alegro por el cambio. Hace años hablar de turismo rural, ornitológico o geológico sonaba imposible. Hoy es justo lo contrario. No existe región que no reconozca la importancia de sus bosques, de sus especies protegidas, de sus montañas y ríos, de sus espacios naturales. Esos elementos únicos amenazados por el hormigón, cuya protección se consideró un freno a las economías y que se han convertido en reclamos turísticos, en potentes generadores de bienes y servicios.

Los que arrasaron su entorno se tiran ahora de los pelos tratando de llevar turistas a degradados lugares cuyo único atractivo es la cerveza barata.

Foto: Tajinaste rojo (Echium wildpretii) en El Teide (Tenerife). Wikimedia commons.

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Cuentos mágicos para niños de 7 a 107 años

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Estos días he aprovechado para recuperar el contacto con un viejo amigo y paisano burgalés del que hacía demasiado tiempo que la vida nos había separado. Rafa Ruiz es de esas personas imprescindibles. Brillante redactor en El País Semanal, nos conocimos cuando yo colaboraba con esa revista recorriendo España en busca de árboles singulares con historia. Ahora se ha embarcado en una preciosa aventura empresarial, Mad is Mad, increíble galería de arte dedicada a creadores emergentes.

Pero más maravillosa aún (si cabe) es su producción cuentística. Apoyándose en las tres obras cumbres de nuestra literatura infantil (Alfanhuí, El Principito y Platero y yo) indaga en el «realismo mágico-ecológico» con historias para niños «de entre 7 y 107 años«. El resultado no puede ser más asombroso, propio de ese Asombrario digital donde también nos asombra a todos con su cuidado periodismo.

Soy poco dado a recomendar libros en La Crónica Verde, pero los de Rafa Ruiz son siempre una apuesta segura. Delicioso, impecable el de Ninoninoni, «el niño que no sabía dibujar lobos ni avutardas», amorosamente ilustrado por Lorena Álvarez. Un cuento poema para educar en valores sociales y ambientales.

¿Y qué decir de Toletis? 12 cuentos protagonizados por dos niños, una niña y un perro (Amenofis) donde el paisaje, el viento o los árboles son personajes en sí mismos, poética comunidad rural dispuesta a descubrirnos otro mundo mejor. Las ilustraciones textiles de Elena Hormiga reflejan perfectamente esa atmósfera mágica.

Como explica el autor, por encima de edades e ideas estos cuentos tratan de enseñarnos

«a considerar la naturaleza como un ser que piensa y siente, que respira y ríe, llora y habla, que nos da muchas lecciones a poco listos que seamos y queramos atender».

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Fotos: Mad is Mad

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Los cerdos vietnamitas amenazan a los jabalíes españoles

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La culpa la tuvo George Clooney. Como él, muchos quisieron tener de mascota un cerdito vietnamita. Con apenas 5 kilos, tiene pinta de no haber roto un plato en su vida. Pero vaya si los ha roto. Los imitadores del actor no se pararon a pensar que compraban un cerdito, cer-di-to. Una cría que con el paso del tiempo se convirtió en adulto ganando peso y tamaño. No como nuestros cerdos blancos, que pueden llegar a pesar 300 kilos, pero sí casi los 100. ¿Les parece posible tener un bicho así trotando por el pasillo? El original regalo de Reyes pronto se convirtió en un tormento. Pero sus dueños no podían convertirlos en chorizos, así que optaron por “liberarlos”.

Viet-na-mi-ta. Procedente de Vietnam. Ni de Móstoles ni de L’Hospitalet. Muchos no lo han entendido así. Y han soltado sus cerditos glotones por el campo español.

«No harán daño a nadie», pensará más de uno. «Podrán vivir salvajes, igual que un jabalí». Exactamente, ahí está el problema. Estos cerdos asiáticos, una raza de otro continente, se han adaptado perfectamente a nuestros montes. Incluso han hecho tan buenas migas con los jabalíes que se han reproducido con ellos dando lugar a extraños híbridos, como demuestra un reciente estudio científico publicado en la revista Animal Biodiversity and Conservation.

¿Divertido? En absoluto. Es una catástrofe ecológica. Su presencia pone en peligro la pureza genética de nuestros jabalíes autóctonos. Sin miedo al ser humano aumenta el peligro de que produzcan daños en la agricultura. También provocarán accidentes de tráfico. Y todo por no tener un poco de cabeza sus dueños.

Mapaches, serpientes, coatís, galápagos, cotorras,… Nos estamos cargando la naturaleza a golpe de liberaciones descabelladas. Cuando lo fácil sería acudir a una protectora de animales y dar hogar a alguno de tantos perros y gatos abandonados, dejando a cerdos vietnamitas y al resto de este zoo loco de exóticas en sus países de origen.

Foto: Pets clan

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Félix Rodríguez de la Fuente tenía razón

Félix Rodríguez de la Fuente Félix Rodríguez de la Fuente, el gran divulgador de la naturaleza, el culpable de que cientos de miles de personas (yo entre ellas) se apasionaran por el estudio de la naturaleza, tenía razón. La Vieja Tronca es un ecosistema en miniatura, un hermoso concentrado de biodiversidad.

¿Qué es la Vieja Tronca? Ese árbol viejo (un roble, una encina, un chopo) lleno de huecos, quizá el único árbol de la zona o uno de los más añosos del bosque, casa común de la gineta, de la lechuza y hasta del simpático lirón careto, ese ratoncillo con antifaz y cola de pincel. Un ejemplar grandioso superviviente a incendios, vendavales, nieves y hachas; e incluso ese ejemplar ya muerto cuyos huecos siguen dando refugio a todo tipo de animales y su madera vida a multitud de insectos, hongos, líquenes y musgos. Un espectacular set de rodaje en los documentales de Félix.LogoenArbolar

Hoy llamamos a esas viejas troncas árboles singulares o monumentales. Algunos son justamente famosos, como el drago de Icod de los Vinos (Tenerife), el ciprés de Silos (Burgos), el roble de Guernica (Vizcaya) o el Pi de les tres branques (Barcelona). Pero los hay a miles, en cada pueblo, monte e incluso en cada calle.

Porque si la singularidad es una percepción individual, todos tenemos esos árboles preferidos, como los tiene el pastor, el paseante, los niños juguetones o los enamorados.

¿Qué es un árbol singular? Muy sencillo. Aquellos árboles o grupo de árboles que, cuando desaparecen, los echamos de menos.

Ya os he contado que soy el director de un precioso proyecto europeo empeñado en comunicar a la gente las bondades que el árbol viejo, la vieja tronca, el árbol singular, el bosque maduro, nos ofrecen: reductos de biodiversidad, testigos del cambio climático, generadores de paisaje, dinamizadores sostenibles de las economías rurales y herramientas de educación medioambiental.

El proyecto se llama EnArbolar. Lo promueve la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente y está cofinanciado por el programa LIFE+ de la Unión Europea y la Diputación de Valencia a través de su Departamento de Árboles Monumentales, el único que desgraciadamente existe en Europa.

Tenemos una exposición itinerante que ya ha visitado Salamanca, Orense y ahora está en Toledo hasta la próxima semana, en el maravilloso Museo Victorio Macho de la Real Fundación de Toledo. Y que de allí se irá a Valencia, donde estará dos meses.

Si quieres saber más sobre estos árboles y sus incontables beneficios te invito a participar en unas jornadas que sin duda te van a interesar. Las celebraremos el próximo jueves 16 de enero por la tarde en la Real Fundación de Toledo y la entrada es libre. Allí hablaremos de árboles formidables de Europa, pero también de bosques únicos como el Parque Nacional de Cabañeros.

Contaremos además con la presencia de Odile Rodríguez de la Fuente, la hija menor del querido naturalista y directora general de la Fundación que mantiene vivo su legado, quien nos hablará, no podía ser de otra manera, de la Vieja Tronca. ¿Te lo vas a perder?

Pinchando en este enlace tienes toda la información sobre las Jornadas Informativas del próximo jueves 16 de enero en Toledo: El valor de los árboles singulares y bosques maduros en la salvaguardia de la biodiversidad de Castilla-La Mancha.

Foto: Fundación Félix Rodríguez de la Fuente

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Un pueblo burgalés compite con el MoMA de Nueva York

MuMo

Dicen que una mirada al pasado es un paso hacia el futuro. Tengo mis dudas después de haber visitado estas Navidades el MuMO (Museo de Modúbar de la Emparedada), que no el MoMA (Museum of Modern Art de Nueva York), con quien tan sólo compite en similitud nominal.

Modúbar de la Emparedada es un pequeño pueblo de 600 habitantes cercano a Burgos con un museo etnográfico recientemente inaugurado. Allí se exponen perfectamente restauradas más de 300 piezas con las que recorrer la extraordinaria historia de la agricultura desde sus orígenes hasta la radical modernización del campo emprendida hace apenas medio siglo. Emulando con gracia a su casi homónimo museo neoyorkino, la colección de artefactos agrícolas se llama pomposamente “La Recolección”.

Para más lustre, es el propio alcalde de la localidad quien hace de cicerone, pues todo aquí se cubre con voluntariosos voluntarios.

Trillos, guadañas, hoces, carros y bieldas nos recuerdan el gran salto hacia el olvido dado por nuestra sociedad, cada vez más mecanizada y urbanizada, cada vez más eficiente pero también más dependiente y global.

Sus promotores son ambiciosos. Aspiran a inaugurar otros museos etnográficos en otras poblaciones cercanas dedicadas, por ejemplo, al mundo de la lana o al del vino. Atractivos ejes culturales empeñados en mantener viva la llama de la nostalgia bajo el agrupador nombre de “El hombre y los ingenios”.

Sebastián el alcalde y Carlos el coleccionista están convencidos del éxito de tal propuesta, pero se enfrentan a una dura certeza. No hay voluntad política y la voluntad ciudadana también es escasa. La cultura ya no vende. El recuerdo de los tiempos de la escasez y la penuria aún menos.

Son pueblos que lo intentan todo por seguir viviendo/sobreviviendo. Sin embargo, la realidad es tozuda y los jóvenes no encuentran la oportunidad para quedarse en las tierras de sus mayores. O quizá sí y éste sea el principio de un gran cambio. La tan ansiada vuelta al campo.

Carro

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Los senderistas se movilizan contra los cazadores

Cazador

El monte y la naturaleza es de todos los ciudadanos. Su disfrute es un derecho amparado por la Constitución española en su articulo 45. Pero cuando se habla de cazadores con escopetas parece que la cosa cambia. Este colectivo ha propuesto al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente que en la nueva Ley de Montes, actualmente en proceso de redacción,  se incluya la prohibición de paso a los montes por parte de senderistas y demás usuarios, en las zonas y días en que se organicen batidas o monterías. Dicen que así se evitarían accidentes fortuitos, léase disparos a inocentes viandantes confundidos con ciervos o jabalíes. La futura ley podría incluir sanciones de hasta 1.000 euros por caminar por estos espacios durante la celebración de monterías.

Ante esta propuesta de dar prioridad a la caza frente al uso pacífico del monte, senderistas, ciclistas y hasta recogedores de setas se han movilizado estos días. Así, el colectivo Senderismo por España ha iniciado una recogida de firmas a través de la web  Change.org, en una ciberacción que en apenas una semana ha recogido casi 50.000 firmas indignadas, la mía entre ellas.

Paralelamente, la Asociación RedMontañas recoge en el mismo portal firmas proponiendo que la Federación de Caza mantenga una página web centralizada y única donde se informe con toda claridad y precisión de las fechas, municipios y ámbitos territoriales de dichas actividades. De este modo, los usuarios podrán consultarla antes de organizar sus propias salidas, igual que se consultan las páginas meteorológicas, y todo el mundo tendrá sus derechos intactos.

Me gusta la postura anticaza de esta entidad montañera, resumida en cuatro puntos:

  • En las sociedades occidentales no es necesario cazar para vivir. Disfrutar matando parece una afición sórdida y anticultural cuando existe un espectro tan amplio de actividades con las que disfrutar de la naturaleza, en las que realizar ejercicio físico o incluso en las que canalizar el hipotético instinto cazador del ser humano.
  • Admitimos que la caza mueve mucho dinero. También mucho dinero negro, que jamás se incorpora a la economía social. Eso sí, en el curso de los eventos cinegéticos y su entorno se cierran muchos grandes negocios. Negros muchos de ellos.
  • Las monterías y batidas son, de todas las modalidades de caza, probablemente las menos ‘deportivas’ y no es creíble que nadie argumente que en ellas se disfruta de la naturaleza, el silencio, etc. Sus participantes acuden en todoterrenos, se les abren las barreras de las pistas forestales, y ellos se quedan sentados en los puestos con el rifle listo, mientras los perros y los ojeadores les traen las víctimas a su alcance. ¿Esto es cazar, o ‘asesinar’ animales?
  • Precisamente porque las batidas y monterías son absolutamente incompatibles con cualquier otra actividad pacífica de recreo en la naturaleza, debido a su peligrosidad y al riesgo de accidente mortal, son ELLOS quienes deben poner de su parte, y no los demás. La solución en ningún caso puede ser prohibir la entrada, privando al resto de la sociedad de su derecho al libre disfrute del medio natural.

¿Y tú qué opinas? ¿Hay que cerrar el paso a los senderistas cuando hay batidas o cerrar el paso a las batidas cuando hay senderistas?

Foto: Ángel Sánchez Carbonell

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La noche no les sienta igual de bien a todos los búhos

A pesar del ruido de la fuerte lluvia que caía pude oírle la pasada noche, potente, inconfundible, en el cortado rocoso de un pequeño valle burgalés. Era un macho de búho real (Bubo bubo), el «gran duque» como lo llamaba Félix Rodríguez de la Fuente, marcando su territorio; presto a iniciar una nueva temporada de cría en este año que acaba de comenzar.

Hacia 1980 detectar uno de estos machos cantarines resultaba muy díficil, pues sus poblaciones eran escasas y se encontraban muy desperdigadas. Últimamente resulta fácil escuchar su impresionante ulular en el campo español, incluso en lugares insospechados. Su facilidad para adaptarse a un paisaje agrario en continua transformación donde abundan las ratas y otros micromamíferos parece ser parte de la clave de su éxito imparable.

Lo mismo ocurre con los cárabos (Strix aluco), los señores nocturnos del bosque. En su caso, el éxito se relaciona con el aumento de las masas boscosas en las cada vez más numerosas tierras agrarias marginales.

Pero la noche no le sienta igual de bien al resto de las rapaces nocturnas españolas. Gracias al programa Noctua de SEO/BirdLife, que estudia el estado de las poblaciones de aves nocturnas por toda España y en el que participan 700 voluntarios dentro de un gran esfuerzo de «ciencia ciudadana», sabemos que mientras las poblaciones de búho real, búho chico y cárabo van en aumento, las de lechuzas, mochuelos y autillos están a la baja. De estos últimos hay ahora entre un 10 y un 15% menos que en 2006.

La conclusión resulta evidente:  Las rapaces nocturnas asociadas a los medios agrarios están en declive, mientras que prosperan las asociadas a medios forestales y arbustivos. El programa Noctua (Tendencia de las aves nocturnas) es una herramienta excelente para conocer cómo les va, año tras año, a las aves de la noche.

Participar en él es tan sencillo como interesante. Escuchar el misterioso reclamo de la lechuza en medio de la oscuridad, cuando todo parece dormido, supone una emoción indescriptible. Comprobar que la noche sigue viva cuando todo se apaga. ¿No te parece interesante?

Si te apetece participar en Noctua, puedes probar tu habilidad con este «vídeo sonoro» preparado para SEO/BirdLife por el naturalista y experto en grabación de sonido Carlos de Hita. En el montaje aparece primero un coro nocturno formado por todas las aves a la vez. Pasados los primeros segundos, empiezan a aparecer individualizadas una por una y con el nombre rotulado bajo el sonograma, para que puedas aprender a distinguir cada una de ellas. De ahí y al campo sólo hay un paso… y la noche.

Foto: Búho Real. Wikimedia Commons.

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