La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

El desierto se frota las arenas del cambio climático

Souss-Massa Acabo de regresar de un viaje por el Sáhara. Allí he tenido la oportunidad de conocer el programa Climatique de cooperación transfronteriza entre España y Marruecos. Un proyecto piloto que estudia las aves migratorias como excelentes indicadores del estado del clima.

Traigo aún impreso en la retina el maravilloso sol africano meciéndose tras las palmeras de ese oasis que es el Parque Nacional de Souss-Massa. Pero también una gran preocupación por lo que se nos viene encima: el desierto.

La zona de estudio es el último cauce estable de agua dulce donde pueden reponer fuerzas miles de aves antes o después de atravesar el inmenso y árido Sáhara. Hasta él llegan retazos finales de bosques casi fósiles como los de argán (el del famoso aceite de la eterna juventud) que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad. Un lugar tan importante como tremendamente frágil, pero sometido a una presión agrícola tremenda.

¿Agricultura en el desierto? Efectivamente, cultivos industriales bajo plástico para satisfacer la demanda europea de frutas y hortalizas, muchos de ellos promovidos por empresarios españoles y franceses.

La nueva Almería se desarrolla en el sur de Marruecos y tienen tanto derecho como nosotros para hacerlo. Otra cosa son las consecuencias ambientales. Las aves hace tiempo que encendieron todas las alarmas. Especies adaptadas a los ambientes saharianos avanzan hacia el norte mientras las norteñas retroceden o se refugian en enclaves montañosos. Otras modifican sus hábitos migratorios. Y todas sufren de una manera u otra el aumento de la contaminación del aire y el agua, la desaparición de los hábitats naturales, el avance de nuestra sociedad urbana y el retroceso del mundo rural tradicional.

Este viernes concluye en Varsovia la 19 Cumbre del Clima. Una oportunidad global para no continuar con este error garrafal, pero todo parece indicar lo evidente. Nadie está dispuesto a levantar el pie del acelerador. Y mientras tanto el desierto se frota las arenas.

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3 comentarios

  1. Dice ser ollines

    que de mentiras que dice este periodico..este articulo no tiene ni pies ni cabeza..una nota malisima con inventos raros de las aves migratorias y el cambio climatico..yo no se ..ustedes se creen que los que leemos este periodico solos ignorantes..bueno seguramente saldra algun perroflauta diciendo que el ignorante soy yo..jajajaja..solo teneis que decir lo que escribieron ..

    21 noviembre 2013 | 21:43

  2. Dice ser mucho viajas...

    De aquí para allá, igual estás en el Sahara, que en Canarias, que en alguna parte de Europa……..Menuda manera de contaminar, avión para aquí, avión para allá….
    y luego te las das de sostenible jaja
    Si todos hicieramos como tu el planeta estaría destruido.Suerte que muchos no tenemos ni para ir en bicicleta, vamos a pié….
    Vamos, vete dándole caña a los combústibles fósiles que son los que más contaminan.
    Y si te las sigues dando de tan ecologista mercaté una patera y dale a los remos.
    Los verdaderos ecologistas no se dedican a dar más vueltas por el mundo que Willy Fogg, los verdaderos ecologistas viven en algún apartado lugar y viven de manera muy humilde.Lo tuyo es ser un ecolojeta al estilo de Al Gore.
    Ecolojetas de salón, avión,conferencia y minuta.
    Y así nos va.

    22 noviembre 2013 | 20:01

  3. Dice ser Xavi

    Compañero me solidarizo contigo yo tambien voy a pie he tenido que olvidarme del coche cuando vengo de cazar traigo ampollas en mis pobres pies

    24 noviembre 2013 | 19:13

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