La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

No quiero comer alimentos transgénicos

No quiero alimentos transgénicos, pero los tengo hasta en la sopa, hasta en el pan, hasta en la leche de soja. En mi pequeña huerta ecológica de casa ya no sé si cultivo tomates o a los hijos vegetales de Frankenstein. Nada comparable con las más de 80.000 hectáreas de maíz modificado genéticamente que producimos cada año en España. Hermosos granos con genes de bacteria que les permiten generar de forma natural una sustancia insecticida, pero cuyas semillas sólo las vende en el mundo una empresa, al igual que sus exclusivos herbicidas y pesticidas. Convertidos en perplejos conejillos de Indias, aportamos dinero y salud a mayor gloria de las multinacionales.

Dicen sus defensores que somos unos ignorantes y unos alarmistas, que el futuro es transgénico. Lo dicen desde esos modernos laboratorios donde por dinero juegan a ser Dios, experimentando con genes de vaca en plantas de soja, con genes de polilla en manzanas e incluso con genes de rata en lechugas.

Nos aseguran que por ser clones no hay peligro de contaminación genética, pues prácticamente son estériles. Prácticamente. Tampoco parece que puedan afectar a nuestra salud. Resulta poco probable, dicen. Pero nos niegan el derecho al miedo, a temer por los daños colaterales de tan lucrativo negocio, a la lógica de la precaución.

El mayor peligro de los transgénicos es su invisibilidad, su irreversibilidad y su imprevisibilidad. Imposible de acotar el polen en un lugar, acabarán para siempre con la pureza genética de nuestros alimentos naturales, con la biodiversidad. Quien sea alérgico a los transgénicos no encontrará un rincón en el mundo donde poder evitarlos. Tampoco se pondrá fin al hambre, pues el problema no es la producción, es la distribución equitativa de los alimentos. Pero lo que es seguro es que acabarán con la soberanía alimentaria, el derecho de todo Estado a garantizar su independencia alimenticia.

Por todo ello y mucho más estoy en contra de los alimentos transgénicos. Y apoyo la manifestación que mañana sábado, 17 de abril, saldrá a las 11,30 horas de la Puerta de Alcalá para mostrar el rechazo de la sociedad civil a su forzada introducción en nuestra agricultura y nuestra alimentación.

Si quieres evitar consumir productos con transgénicos, la lista roja y verde elaborada por Greenpeace en beneficio de los consumidores es fundamental. Descárgatela aquí.

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103 comentarios

  1. Dice ser No a los transgénicos

    Manifiesto: Por una alimentación y una agricultura libres de transgénicosDesde hace más de diez años, el Estado español es el único estado miembro de la Unión Europea que cultiva transgénicos a gran escala. Y lo hace con una absoluta falta de transparencia y control. Nadie sabe dónde están estos cultivos, nadie evalúa sus daños, nadie asume responsabilidades.Muchos países europeos han prohibido el cultivo de maíz transgénico: Francia, Alemania Polonia, Austria, Luxemburgo, Grecia o Hungría. Y lo han hecho basándose en evidencias científicas sobre sus daños al medio ambiente, en las incertidumbres sobre sus efectos en la salud humana y animal, y en la imposibilidad de proteger la agricultura convencional y ecológica de la contaminación genética.Mientras, aquí, más 76.000 hectáreas de maíz modificado genéticamente contaminan nuestros campos y nuestros alimentos, poniendo en peligro los modelos de agricultura más sostenibles.La agricultura convencional y la ecológica están en peligro por los múltiples casos de contaminación. Agricultores y agricultoras que habían optado por practicar una agricultura responsable con el medio ambiente, por producir alimentos sanos y de calidad, ven como todos sus esfuerzos e ilusiones se pierden por culpa de la avaricia de unas multinacionales con la complicidad del Gobierno estatal.Los consumidores y consumidoras estamos además indefensos ante la introducción, en contra de nuestra voluntad, y sin que en la mayoría de los casos podamos evitarlo, de transgénicos en nuestra alimentación. Según reconoce el Gobierno, el 15% de los alimentos con soja o maíz, ya están contaminados. Y hace pocas semanas, de una forma antidemocrática, y pese sus riesgos, se aprobó el cultivo de una patata transgénica. Una patata destinada a la industria, que si no hacemos algo terminará en nuestros platos.Los cultivos transgénicos se introdujeron hace ya más de 12 años con la promesa de acabar con el hambre y la pobreza, de producir alimentos más sanos, nutritivos y baratos, de solucionar los problemas de los y las agricultores y muchas otras promesas. No se ha cumplido ninguna de estas promesas, todas han resultado ser falsas.Así vemos como sucesivos gobiernos han autorizado y siguen autorizando la liberación de seres vivos extraños en nuestros campos y en nuestros platos a pesar de que:Se han demostrado daños para la salud de transgénicos autorizados para alimentación humana.Multiplican el uso de productos químicos en el campo.No han demostrado ser más productivos.Sus negativos impactos sobre el medio ambiente están más que documentados.No aportan ninguna mejora en la calidad de los alimentos, solo grandes incertidumbres.Provocan un deterioro y pérdida de la biodiversidad agrícola, favoreciendo la privatización y control de las semillas por unas pocas compañías y amenazando la diversidad de los cultivos, la agricultura campesina y el futuro de la agricultura mundial.Su introducción no soluciona el hambre ni la pobreza, sino que agrava los problemas existentes, minando la soberanía alimentaria de los países del Sur.Ponen la alimentación mundial en manos de unas pocas multinacionales, las únicas beneficiadas por estos cultivos.En definitiva, los transgénicos no son más que el último exponente de un modelo de agricultura, industrial e intensiva que produce alimentos de mala calidad y dudosa seguridad a costa de destrozar la sostenibilidad de la agricultura local, el medio ambiente y poner en riesgo nuestra salud y el futuro de la alimentación en todo el mundo.En nuestra lucha contra los transgénicos estamos hablando de agricultura, de alimentación, pero también de un mundo rural vivo, de una vida digna de las gentes del campo, de respeto al medio ambiente, de quién controla la alimentación mundial, de quién provoca y quién se beneficia de las crisis alimentarias. Hoy miramos a la situación del Estado español, pero nos solidarizamos también con los otros pueblos del mundo cuya agricultura y alimentación están siendo destrozadas por los transgénicos.Nos hemos reunido en Madrid gentes venidas de todos los puntos del Estado para volver a expresar nuestra decepción, nuestro cansancio, y nuestra rabia tras años de ver cómo los distintos gobiernos y administraciones del Estado español dejan que las multinacionales experimenten con las personas y con el medio ambiente.Y en estos meses, en los que España ocupa la presidencia de turno de la Unión Europea, el Gobierno tiene si cabe aún más responsabilidad para poner freno a este sinsentido. ¡Estamos hartos de vivir en el único país europeo que cultiva transgénicos a gran escala ¡Por todo ello queremos decir basta. Queremos una alimentación y una agricultura 100% libres de transgénicos. Durante años nos hemos movilizado, y durante este mes de abril hemos hecho y haremos cientos de actos y actividades para pedir de forma contundente a los Gobiernos estatal y autonómicos que cambien su actitud.No vamos a parar. Seguiremos luchando hasta que consigamos que el Gobierno haga una apuesta real por un modelo de agricultura sostenible, que genere empleo en el medio rural, produzca alimentos sanos y de calidad, y garantice nuestra soberanía alimentaria y la de todas las personas del planeta.Y el primer paso, fundamental, nuestra exigencia irrenunciable al Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, a la Ministra Espinosa, y al Gobierno del PSOE es la prohibición inmediata del cultivo de maíz transgénico en el Estado español, así como de cualquier otro experimento a campo abierto con organismos modificados genéticamente.¡Por una alimentación y una agricultura 100% libres de transgénicos!

    18 abril 2010 | 21:24

  2. Dice ser axel

    Yo tampoco quiero comer transgenicos. Es cierto que la naturaleza tambien modifica sus genes pero de otra manera.No es necesario modificar nada, todas las respuestas estan en la naturaleza.Los listos que los defienden no tienen ni idea, seguro que defienden tambien las vacunas, sois el estiercol de esta sociedad y del cual emergera por suerte otro tipo de personas.Solo hay que hacerse una pregunta para saber de que va esto ¿Quien sale beneficiado de todo esto? Yo desde luego no, la gente que pasa hambre parece que tampoco.

    20 abril 2010 | 15:28

  3. Dice ser liz

    entonces no se puede comer nada?pero quien los cosume sabe que esta consumiendo,gluten colorante……y que es perjudical para la salud.Y además en algunos paises son concientes de esto y pagan impuesto por consumir estos productos.

    10 mayo 2010 | 22:07

Los comentarios están cerrados.