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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Cabra montés: amor a testarazos

Hace frío pero la sangre está muy caliente. El viento gélido de las altas cumbres nos trae estos días los golpes secos, violentos, de imponentes testarazos retumbando en el aire. Todavía no han concluido los ciervos el prodigio de su berrea cuando, con la llegada de noviembre, en las sierras españolas comienza otro espectáculo aún más impresionante, el celo de la cabra montés (Capra pyrenaica).

En Sierra Nevada, Maestrazgo, Ronda, Sierra Morena e incluso en la cada vez más masificada sierra madrileña de La Pedriza, pueden verse ya a los grandes machos dándose cabezazos inmisericordes, tratando de lograr los favores de alguna hembra con la que establecer coyunda.

La conservación de este emblemático endemismo, joya exclusiva de la Península Ibérica, tiene en los cazadores una doble historia de culpa y mérito. Ávidos de sus colosales cuernas, fueron ellos los que la sometieron durante siglos a una incansable persecución, llevándola al borde de una extinción que acabó con las razas pirenaica y gallega, mientras dejaba tan sólo un macho y siete hembras en Gredos.

Pero también fueron los cazadores los que pusieron en marcha las primeras reservas de caza, embriones de nuestros parques naturales, donde una acertada gestión cinegética las ha permitido hacerse habituales de nuestras serranías, superando los 50.000 ejemplares.

Contrario como sabéis a los amigos del rifle, personalmente prefiero disfrutar de estas exhibiciones de la naturaleza con unos prismáticos antes que ensangrentarme las manos. Buscar a las cabras en las solanas de las pedrizas, al calor del sol mañanero. Y en la distancia, sin molestarlas, contemplar las salvajes competiciones de los machos para hacerse con el mayor número posible de hembras. Largas peleas para lograr fugaces cópulas de apenas dos o tres segundos, seguro de supervivencia de tan extraordinario animal.

Todos fuimos atentos espectadores de estas luchas en la pequeña pantalla de la mano de Félix Rodríguez de la Fuente. Gracias a su labor y a la de tantos otros, hoy este espectáculo es cada día más habitual. Disfrutemos pues de él. Merece la pena.

6 comentarios

  1. Dice ser S.

    A mi también me gusta verlo al natural.No me gustan los cazadores.

    21 noviembre 2008 | 13:22

  2. Dice ser el venao

    Los cazadores fueron los que pusieron en marcha las primeras reservas de caza porque ya se habian cargado todo bicho viviente y se les acababa la diversion…Porque estos tios cazan por diversión, por hobby, no lo olvidemos…To tambien prefiero el sonido de los cuernos chocando antes que los tiros de los cazadores…Salu2

    21 noviembre 2008 | 14:37

  3. Dice ser yo

    Yo lo ví en julio, hace 3 o 4 años, en Montserrat. Lástima que era un poco tarde y las fotos me salieron movidas por falta de luz.

    21 noviembre 2008 | 17:20

  4. Dice ser Sílver

    Primero contribuyeron a diezmar las poblaciones de cabra hispánica y le echaron la culpa al lobo.Y acabaron con los lobos en gran parte del territorio.Y se creó en gredos la primera Reserva Nacional de Caza por el Rey Alfonso XIII que allí iba a matar cabras y cabrones, acompañado de otros tantos. Y la población de cabras aumentó.Menos una, en otras latitudes: el bucardo.Al bucardo lo extiguieron.Eso es todo lo que se le debe a esos tipos, los cazadores.

    21 noviembre 2008 | 18:06

  5. Dice ser gypaetus

    Si habran vuelto a reintroducir la cabra o todo lo que quieras pero seguro que en la especie ahora existe un cuello de botella por que estas son descendientes de los pocos ejemplares que quedaron.

    22 noviembre 2008 | 14:28

  6. Dice ser empleo

    ha de ser un espectáculo impresionante..

    22 noviembre 2008 | 21:38

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