La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Amores que matan

Recordando hoy la fiesta de san Valentín, justo es reconocer cómo en la Naturaleza también hay amores que matan. O bellezas que mueren de éxito.

Uno de los ejemplos más paradigmáticos es sin duda el de las grandes colonias de garzas, zancudas que por miles eligen árboles señeros, los más altos y hermosos de la zona, para instalar en ellos sus nidos, pero que al final, producto de la dañina acumulación de sus ácidos excrementos, acaban involuntariamente con la vida del viejo vegetal que les dio todo su ser como mejor lugar donde instalar sus ruidosas casas. De tanto querlo lo matan y al final, conscientes de la inutilidad de tantas ramas secas, las ingratas aves lo abandonan inerme y buscan otro sustituto a quien, con el tiempo, terminarán igualmente matando.

De todas estas crueles pajareras llenas de hermosura, una de las más famosas es sin lugar a dudas la de Doñana. En realidad no es un único árbol, sino 70 ejemplares centenarios de alcornoque, últimos restos del viejo bosque marismeño de Las Rocinas. Su descubrimiento en 1952 por los ornitólogos Valverde y Bernis permitió revalorizar todo un entorno entonces amenazado por la destrucción. La pajarera donde criaban cientos de parejas de espátula, garza, garcilla común y cangrejera, martinete e incluso la esquiva águila imperial se convirtió pronto en el símbolo de un espacio natural único, la desembocadura del Guadalquivir, finalmente convertido en Parque Nacional.

Pero como la mayoría de las pajareras, ésta se mueve de árbol muerto/matado a árbol vivo/por matar. Como el viejo bosque no se regenera, acabará desapareciendo, y con él las colonias de ardeidas.

Por esta razón, para poner fin a esta destructiva progresión, la Junta de Andalucía acaba de iniciar la primera actuación integral sobre el mítico estrato. Para ello se colocarán vallados de exclusión en unas 55 hectáreas, pues todas las bellotas de estos alcornoques eran comidos por la fauna sin posibilidad alguna de germinación. Y los ejemplares más viejos serán tratados contra insectos y hongos.

Además de favorecer la regeneración del árbolado, en los próximos dos años se plantarán otras especies como acebuche, lentisco, mirto o labiérnago. Las actuaciones también contemplan la plantación en unas 16 hectáreas cercanas de 20.000 estaquillas de sauces, álamos fresnos y olmos, con la esperanza de que con el tiempo acaben convirtiéndose en populosas pajareras, importante sustrato de recambio de crecimiento rápido.

Y es que hasta en los ejemplos más famosos de equilibrio ecológico todo puede acabar en maltrato y divorcio. Como la vida misma.

1 comentario

  1. Dice ser Artemisa

    ¡¡Que dura es la naturaleza!! unos se mantienen con vida mientras se la quitan a otros…Las fotos son muy bonitas.Un saludo

    30 noviembre -0001 | 00:00

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