La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Infusiones de alimoche

Hace cinco años visité el Sáhara Occidental con un único fin: localizar nidos de alimoche . En 1957 José Antonio Valverde había descrito e incluso dibujado algunos en las inmediaciones de El Aaiún. Entonces era un pájaro abundante. Uno de ellos, recluido en el zoológico de la antigua posesión española, fue traído a la Península tras la descolonización de 1975. Y los primeros estudios genéticos hacían sospechar que estas poblaciones del desierto podían ser diferentes a las del norte y el sur africano, así como a las españolas. Pero no vimos ni un solo pájaro. La guerra, la caza furtiva y las fumigaciones contra las langostas han acabado con ellos.

La semana pasada volví al Sáhara y redoblé esfuerzos por encontrar algún vestigio del pequeño buitre. Para mi desconsuelo Mohamed, un terrible y eficacísimo cazador furtivo saharaui, me confirmó la extinción definitiva del animal.

Pero fue precisamente tras hablar con él en Tan Tan cuando hice un sorprendente descubrimiento. En una pequeña tienda de medicina tradicional me encontré colgando de una cuerda el cadáver de un alimoche joven de un año.

El propietario, muy desconfiado con los occidentales, no me quería dar información sobre el origen del ave, pero gracias a mi amigo Shaui pude finalmente lograrla.

En primer lugar, que ese ejemplar no era saharaui, pues procedía de Marruecos, donde todavía subsisten algunas pocas parejas.

En segundo lugar, me desveló su utilidad. Vendían por trozos su reseco pellejo como eficaz remedio contra los venenos. Si alguien era envenenado accidental o premeditadamente, una infusión suya le salvaría de una muerte segura.

De vuelta a España consulté el espléndido trabajo de Valverde sobre las aves del Sáhara, escrito en 1958. Allí comprobé cómo una vez más el científico vallisoletano se me había adelantado.

Señala Valverde que

“la carne de rajma [alimoche] es muy apreciada como medicamento; seca, la guardan cuidadosamente en un trapo en la creencia de que preserva de desgracias; mezclada con la de chivo o cabra y en cocimiento (también sirve el caldo de huesos de rajma) hace un sudoríparo que cura la fiebre, el reuma, las picaduras de culebra y el hechizo de las mujeres”.

Hace 50 años era ya un animal muy apreciado en el Sáhara, cotizándose entonces a 75-100 pesetas la pieza. En estos momentos, extinguido el pájaro en prácticamente todo el norte africano, sus precios se han disparado. Éste en concreto le había costado al yerbero 500 euros.

Añade Valverde dos preciosas historias saharauis sobre el alimoche.

Reunidos todos los pájaros para decidir qué es lo mejor en la vida, rajma declaró, cuando llegó su turno, que él prefería el excremento humano (del que se alimenta), por lo que se vio inmediatamente expulsado. Por ello se dice “quel enle rajma” (has hablado como rajma) al que se muestra indecoroso en una reunión.

La otra es una curiosa superstición. “Los nidos [de alimoche] tienen fama de inaccesibles, por lo que una petición hecha acostada en uno de ellos es oída por Alá”.

Seguramente la utilización del pequeño buitre en la medicina tradicional no ha provocado su extinción. A pesar de ello, a todos nosotros nos duele ver a una especie prácticamente extinguida utilizada como vulgar infusión al servicio de una botica con toda seguridad ineficaz. No seré yo, sin embargo, quien los critique. Esas tradiciones forman parte de su cultura milenaria, tan en peligro de extinción como el propio alimoche. Bastante está sufriendo ya el pueblo saharaui como para que lleguemos ahora nosotros y les hablemos de Medio Ambiente y de la protección de las especies ¿no os parece?

PD. La preciosa imagen del alimoche aterrizando es obra de Fernando Alarcón, y está colgada en la página web de Fotonatura.

1 comentario

  1. Dice ser Wandernais

    Pues no.Primero la cultura no es lo más importante que existe, y mucho menos en gente tan pobre que se tenian que preocupar de otras cosas.Si la cultura es aniquilar cualquier animal que les parezca guay, sagrado, curativo o lo que les parezca…me meo yo en la cultura.No vamos a ser nosotros quien se lo diga, ni a nadie desde luego se le dice nada parecido. Pero dice mucho de la gente sus aficiones y sus preocupaciones; en este caso ninguna para con los alimoches.

    24 diciembre 2007 | 17:28

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