Hay desolaciones que se viven y que dejan vivir, sin rozarse, esquivándose unas a otras. Parecen ser conscientes de que al tocarse abandonarán su condición de átomos independientes. Parecen saber que al acariciarse se convertirán en una sola, grande, blanda, voluptuosa, que se hace sentir con más o menos intensidad en función de la inclinación del alma.
Y ese nuevo ente desolador superior, viscoso, asfixiante, invasor, vuelve a vivirse, a veces incluso acaba dejándonos vivir, hasta que el alma pierde pie, se inclina precipitadamente hacia adentro, y vuelve a fundir desolaciones, una tras otra, y a sumirnos en la bruma del condicional compuesto. O simple. Lo mismo da. Porque la bruma lo devora todo, salvo la luz de las almas.
Desolation Row (21 de junio de 1996. Utrecht). Bob Dylan.
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Gabriel García Márquez (6 de marzo de 1927 – 17 de abril de 2014): «La muerte no llega con la vejez, sino con el olvido».
La bruma lo mantendrá a salvo.
Felicitaciones por el artículo y por su rebosante salud física
18 abril 2014 | 17:58
Pues ningún átomo aislado de la derecha de la tabla periódica, de los denominados del bloque «p» se combinaría nunca con ninguno del resto, osea de los bloques s, d o f. Ni en los casos más favorables, como sería la unión de un átomo de flúor con uno de Cs, sería posible. Evidentemente cuando se habla de desolaciones en el post, la autora debe de estar refiriéndose a «muchas» interaccionando a la vez unas con otras. Dos solas no pueden interaccionar si su comportamiento fuese idéntico al de los átomos. Sí lo hacen si pertenecen al mismo grupo, es lo que se conoce como enlace «covalente», del que el enlace «metálico» es un caso particular. Muy interesante el post.
18 abril 2014 | 21:07
Dylan es un poeta extraño, como todos. He cantado todas sus canciones miles de veces; cada renglón parece tener vida propia, es como una pequeña idea casi independiente dentro de la historia que va describiendo. Una maravilla. Desolation row siempre ha sido una de mis favoritas.
Están vendiendo postales del ahorcamiento….
El salón de belleza está lleno de marineros…
El pelotón antimotines está revuelto…
Cenicienta parece sentirse bien
barriendo en el paseo de la Desolación.
Einstein disfrazado de Robin Hood…
Nadie diría que hace tiempo era un tipo famoso…
Descansa en paz Gabo.
18 abril 2014 | 21:45
Son muchas desolaciones, Manuel. Solo dos no darían para tanta bruma.
18 abril 2014 | 21:45
@vperez, Demasiadas. Pero uno encuentra el valor que le falta para sobrellevarlas e incluso hacer «algo», aportar su granito de arena, en el ejemplo de los grandes hombres y mujeres… que nunca han faltado. A veces tiene uno miedo de que algún día lleguen a faltar y sólo quedemos en el mundo gente mediocre… Esperemos que eso no ocurra nunca.
18 abril 2014 | 22:04
¡¡¡Nunca va a ocurrir!!! Siempre va a ver alguien privilegiado, brillante, y sencillo, como GGMárquez, que nos ayude a vivir.
18 abril 2014 | 22:08
Hay cosas, hechos que sólo los artistas lo pueden expresar, que sólo los genios de las palabras lo pueden decir.
http://goo.gl/DPXI1I
19 abril 2014 | 11:41