Con reservas Con reservas

"Lo que tenemos que hacer es montar un bar. Y si no funciona, lo abrimos". Viejo adagio periodístico

«Papá, ¿ese señor es un ladrón?»

Ocurrió esta semana en una peluquería de Madrid perteneciente a una cadena. Un señor que habla por teléfono dentro del establecimiento empieza a levantar la voz. El hombre se hace entender perfectamente pese al ruido de los secadores y el hilo musical. Exige a su interlocutor que le pague lo pactado; acepta el despido, pero pide el dinero que según él se le debe en concepto de comisión por cada corte de pelo. Es un exempleado de la peluquería.

Las peluqueras, que están atendiendo a los clientes, empiezan también a elevar la voz y le piden, avergonzadas y nerviosas, que se marche, alegando que el encargado no está. El hombre exige hablar con este por teléfono. A gritos, pero el tono no es amenazador y él no parece violento. Pide que le paguen lo acordado. La que lleva la voz cantante le dice que si no se va, llamará a la Policía.

Él empieza a hablar de nuevo por teléfono, a voces, y sale a la calle, momento que aprovecha una de las peluqueras para cerrar la puerta con pestillo y telefonear supuestamente al encargado; le explica la situación y este da la instrucción de pagar al hombre, que a la sazón está entrando de nuevo en la peluquería (el pestillo no estaba bien echado).

Al instante, la peluquera que hablaba por teléfono abre la caja, saca un dinero, lo mete en un sobre y se lo da. El hombre se marcha. Y las peluqueras vuelven a su trabajo pidiendo mil disculpas a los clientes, que las aceptan con cara de circunstancias mientras comentan lo ocurrido y se lamentan por la situación tan embarazosa que acaban de contemplar.

El mal rato ha pasado, y todo queda en una anécdota provocada aparentemente por un desequilibrado, alguien despechado a causa de un despido cuyas circunstancias obviamente desconocemos.

Pero, ¿y si el hombre no es un desequilibrado? ¿Y si es cierto que pactó un dinero que finalmente no se le pagó? ¿No se enfadaría usted si le ocurriera algo similar? ¿No exigiría que le pagasen lo que es suyo? ¿No gritaría?

A juzgar por las miradas y los comentarios, ninguno de los presentes se plantea esta hipótesis. De hecho, a nadie parece llamarle la atención que la peluquera finalmente, y dadas las circunstancias, no haya telefoneado a la Policía, ni siquiera después de haberle entregado el sobre. ¿No habría sido esto lo lógico en el caso de que el tipo se estuviera llevando algo que no le correspondía? ¿O es que en esa peluquería pagan en negro y por eso a nadie le resulta chocante?

Un niño ha presenciado la escena entre asustado y sorprendido. Y al llegar a casa, aún confundido, pregunta a su padre: «Papá, ¿ese señor era un ladrón?».

-¿Por qué crees que era un ladrón?

-Porque gritaba mucho, las señoras tenían miedo, querían llamar a la Policía y al final le han dado un sobre con dinero.

Blanco y en botella… para un niño de cinco años.

¿Y para el resto? Ciertamente ha sido una situación incómoda, pero ¿qué les habrá resultado más embarazoso? ¿Que un tipo pida lo que al parecer se le debía? ¿Que lo haga a gritos? ¿Que se le entregue un sobre sin disimulo alguno? ¿Que las peluqueras lo hayan tratado como a un delincuente? ¿Que estas puedan verse en una situación similar mañana? ¿O simplemente la sensación de estar ante un perdedor más, un desahuciado social (con lo perturbador que es eso)?

El niño de cinco años ha aprendido esta semana que no siempre los ladrones son quienes lo aparentan. Ya sabe más que muchos de los adultos que le rodean.

8 comentarios

  1. Dice ser Kastle

    Son todo conjeturas, lo que sí sé es que ningún exempleado iba a ir a un establecimiento a exigir un dinero que no le corresponde… aunque estuviera estipulado en un contrato verbal.

    11 mayo 2012 | 10:41

  2. Dice ser pim-pam-pum

    En negro o no, si el debían el dinero que se lo paguen. Posiblemente ese señor que reclamaba hubiera preferido trabajar legalmente, pero ya se sabe que muchos empresarios se aprovechan de la necesidad de la gente para hacer trampas a Hacienda. Y quien no tiene otra opción si quiere comer y pagar el alquiler o la hipoteca trabaja en negro, en gris o en amarillo.

    11 mayo 2012 | 11:25

  3. Dice ser ANTONIO LARROSA

    Eso es el pan nuestro de cada dia. Los auténticos ladrones son gente honrada y los que no gritan y salen en la TV maquillados explicando sus proezas , a su manera, son los peores.

    Clica sobre mi nombre

    11 mayo 2012 | 11:38

  4. Dice ser Porlajeta

    A mi y a los compañeros de mi ex-empresa en el ERE también nos habriamos tenido que ir a Martorel a pedirle al señor Miró nuestro dinero, nuestro querido exjefe (que la administración concursal ha recomendado que lo inhabiliten para tener empresas y que la caixa lo ha demandado por estafa) se escudó en las leyes para NO pagarnos lo nuestro…
    Triste pero real

    salu2

    http://www.porlajeta.es

    11 mayo 2012 | 12:28

  5. Dice ser Por supuesto

    Uf, por favor, que verguenza. ¿Como se atreve? Esto deberia estar prohibido…. Prohibido para que a todos los que nos importa un pito la situacion de los demas, los abusos, y demas cosas parecidas podamos seguir en nuestra burbujita.

    11 mayo 2012 | 12:29

  6. Dice ser cross

    Me parece más que evidente que el ladrón era el encargado de la peluquería.

    11 mayo 2012 | 13:09

  7. Dice ser Damoklis

    Yo he vivido una situación parecida y he visto a mis antiguos compañeros mirarme con cara de que le pasa a este?, Se a vuelto loco?
    Los humanos por desgracia somos así mientras no nos toque personalmente somos incapaces de sentir empatía con el que sufre, aunque mañana podamos ser nosotros los que suframos esa situación injusta, simple y llanamente es muy desagradable de ver y de soportar.

    12 mayo 2012 | 00:22

  8. Dice ser yopispa

    Hizo lo que tenía que hacer: gritar a viva voz delante de los clientes. Es lo que tuve que hacer yo contra un jefe que no me pagaba.

    12 mayo 2012 | 13:10

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