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Una vídeo-clase sobre tipología de personalidad

El estilo de personalidad es una variable que siempre influye a la hora de analizar cualquier conducta. Por eso es tan importante conocer los rasgos básicos que definen a los demás. Sí, es posible hacerlo sin necesidad de pasar un test.

Con la mera observación (perfilación indirecta de la personalidad) ya podemos obtener información válida al respecto, por ejemplo, saber si una persona es extrovertida o introvertida, o si es más emocional o racional.

Hace ya unos años grabé una vídeo-clase sobre el tema para el canal de YouTube de UDIMA (Universidad a distancia de Madrid) y la verdad es que por el número de visitas parece que resulta muy interesante, así que también quería compartirla con vosotros por este medio.

En esta clase descubrirás qué es realmente la personalidad, qué tipo de personalidad tienes y cuáles son tus fortalezas y debilidades, ¿es la personalidad genética o aprendida? ¿Podemos cambiar nuestra personalidad con la edad o es estable? ¿Con qué otros tipos somos más y menos compatibles?

Os dejo por aquí el vídeo y… ¡ya me contaréis resultados!! Cualquier duda con vuestro tipo podéis plantearla también por aquí y resolvemos.

Espero que disfrutéis de unas felices vacaciones llenas de emociones, el blog vuelve en septiembre con más comunicación no verbal. 🙂

Rivera, Casado y Abascal, ¿tres personalidades diferentes? #AnálisisNoVerbal

Los tres líderes políticos asistieron a una entrevista de formato más íntimo en el programa de ‘Mi Casa es la tuya‘, no hubo demasiadas preguntas comprometidas ni importantes confrontaciones a nivel político, pero sí nos acercó a la parte más personal del candidato y de este modo se puede perfilar con más certeza el estilo de personalidad/comunicación de cada uno.

Tres ideologías de derechas a diferentes niveles y tres personalidades muy similares, ya que corresponden con la tipología racional-introvertido. Este estilo de personalidad se caracteriza por una tendencia al formalismo, la disciplina, las tradiciones, los datos objetivos, una comunicación directa y mayor estabilidad/frialdad emocional. Ésta digamos es la ‘genética‘ de su forma de ser, ¿la diferencia entre los tres? Aquí entra en juego la parte adaptativa de la personalidad.

Todos nacemos con una tendencia para ser y comportarnos pero hay personas a quienes las circunstancias les hacen cambiar, realmente adaptarse, que no transformarse (porque eso es imposible) pero sí ‘limar’ ciertos aspectos de su carácter para llegar, o encajar, con un mayor grupo de la población. Y esto es algo muy importante en política como podéis imaginar, donde el discurso tiene que ‘calar’ en el mayor grueso de personas posibles. Esta adaptación es muy visible en Pablo Casado y Albert Rivera.

Ambos son personas serias, introvertidas, más distantes pero que han reorientado su parte más genética para transmitir también otras emociones y ser más cercanos. Han ido adquiriendo un estilo comunicativo más positivo y emocional, se muestran sonrientes, utilizan el recurso del humor, cuentan anécdotas personales y familiares para llegar al espectador, utilizan palabras también de mayor impacto emocional, como «familia», «ayuda», «cooperación» o «liberal». Se muestran relajados y cómodos (aunque la procesión vaya por dentro).

En el lado opuesto tenemos a Santiago Abascal, tiene una personalidad arraigada muy similar a la de Casado y Rivera, pero no demuestra un comportamiento adaptativo, sigue dominado por su genética y fiel a su forma de ser, le cuesta entrar en temas personales y emotivos, no sonríe porque no le apetece y es una persona seria, se mantiene a la defensiva en sus apariciones públicas, paraliza su corporalidad, no demuestra emociones en su rostro ni altera su actitud. Esto puede ser un valor personal positivo pero ¿realmente es útil en política? porque ciertamente reduce su conexión con un sector mucho más restringido de la población.

¿Qué opináis? ¿Los políticos deben permanecer fieles a su forma de ser o desoír su genética y readaptarse para llegar a tod@s?

¿Qué tipo de personalidad tienes?

Según los estudios científicos, parece que los seres humanos somos más parecidos de lo que pensamos, ya que solo establecen 4 categorías distintas para explicar los estilos de personalidad existentes en la sociedad. Hay que explicar que los principales rasgos de la personalidad son genéticos y bastante estables, se van modulando con el tiempo, la experiencia, el aprendizaje, o las relaciones interpersonales, pero es improbable que se transformen en un rasgo totalmente opuesto (por ejemplo, pasar de ser extrovertido a introvertido) a no ser que haya enfermedades graves o hechos traumáticos de por medio.

Dicho esto, todos somos diferentes, ¿cómo puede ser? Hay que ver a cada uno de los cuatro grupos de personalidad como una nube de puntos en la que todos nos distribuimos con diferentes puntuaciones en la misma categoría (por ejemplo, dos personas son neuróticas, pero una puntuará con un 58 en la escala y la otra con un 87, son iguales pero diferentes a su vez).

Un reciente estudio del año 2018 ha constatado los resultados con una muestra de casi dos millones de personas de todo el mundo. Todos ellos cumplimentaron pruebas estandarizadas de los cinco principales factores de la personalidad: neuroticismo, amabilidad, conciencia, extraversión y apertura a la experiencia.

Tras el análisis, los autores establecen los siguientes 4 estilos de personalidad: El ‘promedio’, el ‘reservado’, los ‘modelos a seguir’ y el ‘egocéntrico’.

  1. Promedio: La mayoría de las personas son ‘promedio’, como es de esperar: son relativamente extrovertidas pero también algo neuróticas. Además, se encuentran relativamente cerrados a nuevas experiencias, prefiriendo atenerse a lo que saben, en lugar de ser curiosos.
  2. Reservado: Las personas reservadas tienden a ser emocionalmente estables pero más introvertidas. También son agradables y concienzudos, personas silenciosas, discretas, dispuestas y confiables.
  3. Modelo de roles: Los que pertenecen a esta categoría tienden a tener emociones estables y son altos en apertura a la experiencia, amabilidad, conciencia y extroversión. Esto se traduce en que son personas amables, trabajadoras, extrovertidas y curiosas. Es una categoría ideal para asignarles por ejemplo la coordinación y gestión de personas y proyectos. Son líderes positivos natos. El estudio demostró además que en este grupo se encontraban las personas de mayor edad de la muestra y encontraron una mayor propensión también en mujeres.
  4. Egocéntrico: Las personas egocéntricas son extrovertidas pero bajas en niveles de franqueza, amabilidad y conciencia. Los varones adolescentes son particularmente propensos a pertenecer a este tipo de personalidad. Y tienden a serlo menos las personas de avanzada edad.

¿Por qué nos cuesta mantener la mirada?

Anteriormente os preguntaba ¿Alguna vez una mirada te ha dejado sin habla? La ciencia nos dice que esto es normal, ya que la rapidez y correcta elección de las palabras parece verse mermada cuando miramos o nos miran a los ojos. Pero ¿dónde se situaría la línea que separa una mirada atenta de otra molesta, impertinente, invasiva…?

La mayoría de los animales se miran entre sí para mostrar amenaza o interés. Los seres humanos también lo hacemos, pero entre nosotros el contacto visual resulta más complicado y está lleno de matices sociales. Si es demasiado corto, podemos parecer nerviosos, evasivos o poco fiables; si es demasiado largo, podemos intimidar o exhibir una confianza o intimidad excesivas. En casos extremos, es una característica definitoria de condiciones clínicas como el autismo o la esquizofrenia. Por si no fuera suficientemente delicado, cada cual aguanta la mirada durante un tiempo diferente.

Investigadores de varias universidades británicas han querido averiguar cuál es el tiempo medio adecuado para mantener la mirada de otro, motivo por el que han realizado un curioso experimento cuyos resultados publican en la revista Open Science de la Royal Society. En su estudio, los científicos pidieron a un grupo de 498 estudiantes contemplar el vídeo de un actor que mira hacia el exterior de la pantalla. Debían pulsar un botón cuando sus miradas se encontraran durante un tiempo que resultara demasiado incómodo.

Durante la prueba, el movimiento de los ojos y el tamaño de las pupilas de los voluntarios fueron grabados con tecnología de seguimiento ocular. En promedio, los participantes tuvieron una duración de mirada preferente de 3,3 segundos. Esto no dependía de características como el género, los rasgos de la personalidad o el atractivo.

Algunos estudios establecen que el contacto visual medio ocupa un 70% de la conversación mientras escuchas, y no más del 40% cuando hablas, aunque estos porcentajes son solo orientativos. Aunque considero que no es una cuestión de cantidad sino de forma. Una mirada dulce, de admiración, de emoción más constante puede ser percibida como positiva, pero una mirada con un ceño fruncido, que transmite hostilidad, puede ser muy incómoda.

Ocurre igual con las miradas inexpresivas (cara de póker), nuestro cerebro necesita constantemente recibir información sobre los estados de ánimo de nuestro interlocutor para interpretar sus intenciones con nosotros, si no logra este análisis nos generará desconfianza.

Yo considero que el contacto visual sí que depende de muchos factores, uno importante es la tipología de personalidad que tengamos cada uno, las personas más tímidas e introvertidas suelen percibir el contacto visual directo como más negativo que las personas más sociables o extrovertidas, asimismo, tampoco les gusta (y les cuesta) mantenerlo con los demás.

Y porque, tal y como apunta el estudio que comentamos, nos gasta recursos cognitivos, hay gente que se concentrará mejor que otra haciendo una multitarea y no le resulte complicado, pero hay otras personas que no, y no piensan con claridad mientras el contacto visual se mantenga. El estudio mencionado concluye que cuando hay contacto visual, nos cuesta encontrar las palabras adecuadas para mantener una conversación. Al final es una cuestión de multitarea, hablar y mantener el contacto visual son dos tareas de procesamiento diferente, y según a que acción destinemos más recursos se nos hará más exitosa la ejecución de una u otra.

¿Y tú, cuánto aguantas la mirada? 🙂