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El lenguaje crea realidad

A veces no somos conscientes de que nuestras palabras son un arma, que tienen el poder de destruir y destruirnos o de sanar, potenciar y construir. Ya hemos hablado anteriormente de que el lenguaje corporal no solo informa a los demás sino que además influye en nosotros mismos, nos transforma.

También nuestro lenguaje verbal crea nuestras realidades porque construye emociones, éstas no están basadas en los datos objetivos sino que interpretamos lo que sucede a nuestro alrededor y reaccionamos a esto útlimo. La Psicología Cognitiva ya descubrió hace mucho que la percepción, la gestión y la valoración de nuestro mundo (con emociones de por medio) van a determinar la felicidad, el éxito o el fracaso, porque el acto de escoger y decidir es lo que permite no agredirnos.

Creative Commons CC0

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El lenguaje no solo nos proporciona la función de comunicarnos y contar cosas, el lenguaje hace que sucedan cosas. Tenemos que manejar nuestra forma de hablar con plena conciencia, la falta de precisión da alas a las sombras y nuestro cerebro tiene a rellenar esos ‘huecos’ para que nuestro pensamiento (ilógico) tenga sentido. Por ejemplo, con la frase: «Nadie me entiende». Es una sentencia incompleta y genérica, realmente ¿quiénes no te entienden? ¿sobre qué no entienden? ¿cómo te manifiestan que no te entienden? Estas respuestas nos hacen analizar la situación con información más realista.

Todo lo que oímos y decimos nos afecta, si utilizamos frases como la anterior o: «ya no puedo más», «soy un fracasado», «conseguirlo es imposible», nuestra neurofisiología se adapta rápidamente a estos mensajes y sentimos una bajada neuroquímica y de autocapacidad percibida. La solución está en utilizar la técnica del ‘reencuadre’, ver la realidad desde otro punto de vista más constructivo y convertir estas frases en otras más positivas como: «esto es un reto y una oportunidad», «¿cómo podría resolver esta situación?»

De este modo somos más flexibles con nosotros mismos, relativizamos y desechamos la culpa. Os invito a observar vuestro diálogo interno, ¿cómo os habláis a vosotros mismos? Ahí reside toda la información sobre quiénes creéis que sois y cómo os proyectáis. Estar atentos a esas palabras que utilizamos para describirnos puede convertirse en una toma de conciencia muy poderosa…

[Mi amiga Patricia Noble y colega de profesión, al leer el artículo, me ha enviado una apreciación que me ha encantado y comparto con vosotros: Su profesor de Psicopatología en la carrera les decía: «Cuidado con lo que te dices a ti mismo ya que tu subconsciente lo procesa todo y lo peor es que viniendo de ti mismo ni siquiera lo cuestiona». ¡Brutal!]

 

 

La mente corrupta ¿Es posible evitar la corrupción? #psicología

Los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán y la exconsejera Martínez Aguayo imputados en el caso de los Ere falsos de la Junta de Andalucía. (Imagen de Archivo de 20 minutos)

Los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán y la exconsejera Martínez Aguayo imputados en el caso de los Ere falsos de la Junta de Andalucía. (Imagen de Archivo de 20 minutos)

Creo que hoy es el primer día desde que comencé el blog que me desvío un poquito del área de la comunicación no verbal más rigurosa, pero lo cierto es que cuando mi colega Sergio Colado, experto en neurociencia y director de la emprea Nechi Group, me planteó este tema me pareció apasionante. Hemos analizado aquí numeras comparecencias de políticos acusados de corrupción, como el de Rita Barberá o el ex ministro Soria. Ahora vamos a analizar la psicología del corrupto, qué mecanismos cerebrales se activan para llevar a cabo tal actitud deplorable, qué hay detrás de la corrupción y si es posible evitarla.

Vivimos tiempos de cambios en todo el mundo. Estamos en la era en la que descubrimos que el ser humano se corrompe con facilidad. Los altos cargos cometen actos de corrupción por todas partes. Y los niveles intermedios les secundan. El poder político, la banca, las grandes corporaciones, los empresarios… son corruptos. ¿No se libra ninguno?

Existen muchas definiciones de corrupción. “Acción y efecto de corromper o corromperse. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”. Así la define la Real Academia de la Lengua Española. A su vez, define corromper como “Sobornar a alguien con dádivas o de otra manera”. Transparencia Internacional la define como “el abuso del poder encomendado para uso privado”. Finalmente, la definición que podemos encontrar como una de las más extendidas según google es “Pervertir o hacer que una persona o una cosa sea moralmente mala”.

A la vista de estas definiciones, podríamos englobar dentro de esta delimitación acciones de nuestra vida diaria, aunque es evidente que la connotación de la gravedad de cada una no es igual. Pero, ¿qué dice la ciencia sobre este tema? La corrupción no es exclusiva de la especie humana. De hecho, se han evidenciado conductas corruptas en chimpancés, abejas, hormigas y otros animales. La corrupción pasa por ser un acto que se desvía de la conducta determinada socialmente. Está claro que si, socialmente, aceptásemos la premisa de que el uso de nuestro poder justifica el beneficio no entenderíamos la corrupción de igual manera.

Según recientes estudios las personas son menos corruptas cuando saben que pueden ser observadas. Si no hay sanción social se pierde el mecanismo de premios y castigos y se naturaliza el delito. La neurociencia nos revela que una pequeña región del cerebro, llamada circunvolución frontal inferior izquierda, se activa en mayor medida cuando realizamos una acción corrupta. Por otro lado la corteza dorsolateral prefrontal parece ser el área responsable de controlar nuestros impulsos más automáticos de represión y honestidad.

Según la psicología cognitiva, podemos relacionar la corrupción con la denominada disonancia cognitiva, que trata de comprender qué hacen las personas cuando se enfrentan a una información que crea estados psicológicos conflictivos. Los individuos que experimentan disonancia cognitiva pretenden reducir sus sentimientos de incomodidad intentado conciliar sus creencias y sus comportamientos conflictivos. Las personas en conflicto pueden llegar a crear mecanismos de conclusión y confirmación distorsionados con el objetivo de obtener pruebas que apoyen su teoría de acción correcta, creándose lo que se denominan “sesgos confirmatorios”.

En consecuencia, no son conscientes de su comportamiento inadecuado. Entonces, cuando las personas en conflicto no son conscientes de ello, no resulta probable que las campañas de transparencia y de lucha anti corrupción puedan modificar su comportamiento. Por otro lado, de manera consciente, aquellos que aceptan el soborno establecen juicios morales de acuerdo con pautas cognitivas diferentes de quienes lo rechazan. Los que aceptan sobornos responden al esquema moral cognitivo del interés personal mediante el filtro del lucro propio, predominando la perspectiva de la ventaja personal y extendiendo la preocupación solo a los conocidos y cercanos.

El camino que lleva a la corrupción es una combinación de un entorno propicio, una oportunidad y un tipo de personalidad que, superando el temor a un posible castigo, antepone el beneficio individual al interés de los demás y al cumplimiento de la ley. Para que una persona se corrompa se necesitan factores como poder, dinero y oportunidad. Sin embargo, no todo el mundo que tiene la oportunidad de infringir la ley en beneficio propio lo hace.

Conclusión: Si no hay miedo a ser sancionado, el ser humano tiende a naturalizar el delito y la corrupción se vuelve una dinámica que incita a su propio sostenimiento. Ante esto hay dos caminos para corregir la corrupción, uno a corto plazo, relacionado con la creación de leyes anti-corrupción y una incentivación de las acciones honorables, y uno a largo plazo, centrado en la generación y promoción de valores empresariales a través de la formación y la educación. Una sociedad con libertad de elección con capacidad de competencia por valor y con confianza en las tomas de decisión es una sociedad más feliz y equilibrada.

Cómo influir en los demás a través del control de la luz y el color

Fotografía de la empresa Nechi Group

Fotografía de la empresa Nechi Group

La comunicación no verbal también es luz y color, y para explicar este curioso fenómeno acudo a Sergio Colado, ingeniero industrial especializado en psicología cognitiva y experto en comportamiento no verbal (ahí es nada la mezcla), el cuál ha investigado y aplicado sabiamente, en su empresa Nechi Group, la tecnología y el análisis emocional en entornos empresariales para influir y mejorar procesos como la comunicación, la productividad o la negociación con variables tan sencillas de control como la luz y el color.

A lo largo de la historia de la humanidad la luz y el color han ejercido una fuerte influencia en los seres humanos. La percepción que tenemos del color surge como resultado de la interpretación que hace nuestro cerebro al recibir la luz reflejada en los objetos de nuestro entorno. Cuando la energía del color es recogida por los nervios oculares estimula las glándulas pineal y pituitaria afectando a la producción de hormonas y provocando diferentes efectos sobre una variedad de procesos fisiológicos dependiendo del color. Esto explica por qué el color tiene influencia directa sobre el pensamiento, estado de ánimo y patrones de comportamiento.

Cada color posee una vibración espectral que provoca emociones diferentes. Por ejemplo, la luz ambiental azul provoca en las personas un ligero aumento en la intensidad de sus emociones comparado con la luz ambiental verde, aspecto que permite su aplicación en el tratamiento de la depresión. La luz roja, por otro lado, estimula el sistema nervioso simpático, mientras que la luz blanca y azul estimulan el sistema nervioso. Los humanos reaccionamos en general con más velocidad y fuerza cuando vemos el color rojo. El rojo aumenta el contenido emocional, lo que puede derivar en una ventaja específica en el conflicto o las negociaciones y también, y por la misma causa, en la atracción sexualEl rojo hace vender más, ya que se identifica al vendedor como una persona más expansiva, influyente y poderosa y por todo ello, con más poder de convencimiento y persuasión.

La luz puede ser utilizada como una herramienta que nos permite desarrollar nuestra actividad de una forma eficaz ayudando a que la visión se complemente para conseguir una mayor productividad, seguridad y confort.
Además de factores lumínicos, en la influencia de emoción juegan otros factores como la distribución de espacios, las formas de los objetos y del mobiliario, el sonido ambiental, la temperatura, el uso de aromas, las texturas y el color. En la actualidad, el uso de nuevas tecnologías permite poder controlar estos factores de manera voluntaria para provocar impresiones y generar las emociones y estados de ánimo deseados.

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