Este es el primer estudio que demuestra que existen ciertos rasgos faciales que, por sí mismos, son atractivos para las mujeres. La investigación en cuestión proviene de la Universidad de Singapur y expone unos resultados muy interesantes. Los autores establecen una zona denominada: fWHR (facial Width-to-Height Ratio) se trata de la proporción que existe entre el ancho del rostro y la altura desde el maxilar superior hasta el arco ciliar (zona central del rostro, desde las cejas hasta el labio superior) y relaciona este área con los picos de testosterona durante la pubertad.
Según los resultados, en la medida que el cuerpo segregaba más testosterona durante la adolescencia eso condicionaba una personalidad dominante (no observable), mientras que la proporción del cráneo se hacía, en lineas generales, más ancha. Desde el punto de vista de las relaciones, un hombre siempre será más atractivo para las mujeres en la medida en que su radio fWHR sea mayor; es decir, rostros más anchos y masculinos. Por contra, esto conlleva una contraprestación; si este tipo de rostro es producto de la testosterona, su personalidad será en promedio más dominante y menos confiable.
El asunto se complican aún más, cuando entra en juego el favor de protección; una mujer se sentirá más segura con un hombre de alto fWHR. La investigación realizada confirmó que la forma del rostro masculino tiene un efecto directo en la apreciación de su personalidad por parte de las mujeres; se verán atraídas casi repentinamente hacia rostros anchos.
*Fuente de consulta: Lenguajecorporal.org