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#Halloween: ¿Por qué nos gusta el miedo?

halloween-illustrationLa emoción primaria de miedo es una reacción afectiva innata y universal, es decir, nacemos con ella (no es aprendida) y está presente en todos los seres humanos del mundo independientemente de la cultura a la que pertenezcan. El miedo y la ansiedad quizá sean las emociones que han generado mayor cantidad de investigación y, curiosamente, nos encontramos ante una de las emociones que produce mayor cantidad de trastornos mentales.

La distinción entre ansiedad y miedo podría concretarse en que la reacción de miedo se produce ante un peligro real y la reacción es proporcionada a éste, mientras que la ansiedad es desproporcionadamente intensa ante la supuesta peligrosidad del estímulo. El miedo es una de las emociones más intensas y desagradables, genera aprensión, desasosiego y malestar; preocupación, recelo por la propia seguridad o por la salud y sensación de pérdida de control. Entonces… ¿por qué nos atrae tanto?

La expresión y la reacción corporal del miedo, recogida en martinovejero.com

La expresión y la reacción corporal del miedo, recogida en martinovejero.com

Buscamos actividades que nos despierten esa sensación de terror/ansiedad: novelas y películas de miedo, la creación de personajes espeluznantes, atracciones del pánico, videojuegos que quitan la respiración, interés por sucesos escabrosos, la práctica de deportes de alto riesgo… Una de las explicaciones más citadas tiene que ver con la hiperactivación física. Aludiendo a que quienes disfrutan de tales sensaciones solo experimentan una descarga de adrenalina, no un miedo de verdad. Esta reacción conlleva una liberación de adrenalina y dopamina, responsables de la sensación de euforia que experimentamos tras pasar un mal rato.

En este sentido, algunos investigadores han sugerido que las historias vistas y leídas favorecen la empatía, el ponerse en la piel del otro, y así, actuarían como un simulador del mundo real donde las personas aprenden comportamientos que nunca han vivido, pero eso sí, sin sufrir las consecuencias físicas o emocionales que tendrían en la realidad. Por tanto, la ficción sería como un campo de juego donde explorar los miedos propios.

En palabras de la socióloga, experta en la emoción de miedo, Margee Kerr, «Los humanos se han estado asustando a sí mismos desde el nacimiento de la especie, a través de todo tipo de métodos, como contar historias, saltar desde acantilados, o saliendo de lugares oscuros para asustar a otros. Hemos hecho esto durante todo este tiempo por diferentes razones: como darle unidad a los grupos, preparar a los niños para la vida en el peligroso mundo y, por supuesto, para controlar nuestro comportamiento. Pero realmente solo ha sido en los últimos siglos cuando hemos empezado a asustarnos a nosotros mismos por diversión (y beneficio), y esto se ha convertido en una experiencia tan cotizada».

Cuando sí que lo experimentamos en una situación vívida o real, también nos quedará posteriormente una sensación positiva intensa que contrarrestará a la anterior. Superar una situación estresante nos deja una sensación de autoconfianza (¡Yo sobreviví!) que nunca viene mal.

Así que si eres adicto al terror no te preocupes, eres evolutivamente muy normal… 🙂