En el día de hoy Rita Barberá convoca una rueda de prensa tras el levantamiento del secreto de sumario del caso Imelsa relativa a un supuesto blanqueo de capital del Partido Popular en el Ayuntamiento valenciano. La ex alcaldesa llegó y posó muy sonriente, quizás demasiado para la seriedad del momento, por tanto su intención pareciera ser la de quitar importancia al momento y proyectar una imagen de despreocupación ante los acontecimientos.
El lenguaje corporal predominante en su declaración es la ira y la agresividad, su expresión facial muestra en repetidas ocasiones odio, desafío y desprecio, hacia a los que hace referencia cuando habla y hacia los periodistas allí presentes que le lanzaban preguntas, pare ella, insidiosas. Eso sí, el mensaje que quería transmitir iba bien preparado y ensayado, leía asiduamente el papel y por tanto nos perdíamos la expresión emocional que iba acompañando cada sentencia.
El gesto protagonista fue el dedo acusador y el de látigo. ‘Advertía’ con su corporalidad a los asistentes de su supuesta no implicación en el caso, de la presunción de inocencia, de la confianza inicial en su partido… constantemente advertía y lanzaba miradas penetrantes cargadas de indignación. Estaba irritada de tener que dar explicaciones, cuando entró en materia su actitud corporal cambió radicalmente de la risa del inicio a la perpetua cólera. Esta evolución da buena cuenta de cuál es realmente su verdadero estado emocional.