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La ‘papitis’ también existe, a pesar de la RAE

La ‘papitis’ también existe, aunque a la RAE le haya dado solo por incorporar el concepto de ‘mamitis’.

Fotografía con licencia CCO

Fotografía con licencia CCO

Además, definen a la ‘mamitis’ como un «apego y necesidad excesiva de la madre». Considero que le dan un significado muy breve y simplista que no hace justicia a la importancia del concepto.

Tanto la ‘mamitis’ como la ‘papitis’ no son un trastorno ni una enfermedad, son comportamientos totalmente normales que se suceden en el desarrollo de los bebés y niños.

Los bebés forman un vínculo de apego con sus cuidadores y a partir de los 7 meses de vida desarrollan lo que se conoce como ‘ansiedad por separación’, es decir, se ven inseguros y temerosos si su figura de referencia desaparece porque no saben si va a volver o no y se sienten desamparados con personas extrañas.

Es cierto que la tendencia mayoritaria, en un principio, es que el vínculo de apego más fuerte lo tengan con la mamá, por razones obvias, biológicas y lógicas.

Las madres disponemos de 9 meses de ventaja creando ese vínculo con el bebé ya en nuestro vientre. Para ellos somos su todo, su refugio, su calor, su alimento y su protección… No se trata de «una necesidad excesiva de la madre» (como dice la RAE), hablamos de puro instinto de supervivencia.

A veces, por diferentes circunstancias, esa unión más se crea con el papá desde el nacimiento, con la abuela o la cuidadora, y está bien. Pero sobre todo, conforme el bebé crece va transitando diferentes etapas en las que el vínculo es cíclico y de repente prefieren a papá y a las semanas prefieren de nuevo a mamá.

Para ellos es importante tener por fin cierto control, se dan cuenta de que pueden elegir, preferir… porque son acciones que refuerzan su capacidad de decisión, de expresar sus deseos y salvaguardar su seguridad, quieren rodearse de certeza y según su momento pueden cambiar a voluntad.

Con el tiempo, van comprobando que pueden confiar en sus progenitores y que ya no tienen una razón de peso para elegir, simplemente les gusta más jugar con mamá, la hora del baño con papá, bailar con la abuela y contar chistes con el tío, ya sus preferencias se relacionan más con el tipo de actividad que con el tipo de apego.

Las palabras son importantes, el lenguaje también tiene la capacidad de crear realidad, elijamos bien los conceptos y significados que queremos incorporar en nuestro día a día. Ya metieron la pata definiendo al amor, tenemos que darle una vuelta a esto del diccionario!

 

Redefiniendo al amor (y alucinando con la RAE)

Amor es una de las palabras más buscadas en diccionarios y exploradores varios de internet. Demuestra que nuestras inquietudes son claras y en mi caso, además, me encanta investigar sobre la ciencia del amor, sus procesos cerebrales, descubrir cómo evoluciona el concepto psicológico y social.

Fotografía Pxhere. CC0 Dominio publico

Fotografía Pxhere. CC0 Dominio publico

He escrito en este blog (os dejo al final del post un archivo) muchísimo sobre el tema y no dejo de sorprenderme con resultados de investigaciones varias, pero nunca pensé que la RAE se llevaría la palma de mi estupefacción.

Estaba yo leyendo tranquilamente a Paul Ekman, uno de los referentes en el estudio de las emociones y expresiones faciales, y publicaba en su blog una reflexión muy acertada sobre el amor, y es que no se puede pensar como una emoción, porque el amor tiene un marco temporal totalmente diferente.

Las emociones van y vienen, duran segundos, minutos, incluso horas, pero no van más allá. Tanto el amor de padres, por ejemplo, como el amor romántico por una pareja implican compromisos a largo plazo, apego y vínculos intensos.

Esto no significa que el amor no aparezca y desaparezca y que contenga emociones varias, no siempre de índole más positivo. El amor también es miedo, a la pérdida o al riesgo, también es ira, ante una mentira o decepción, alegría en los momentos buenos, también frustración, celos (bien gestionados), preocupación, tristeza, orgullo y un infinito etcétera emocional.

Después de leer esta consideración que comparto, pensé en ir a la Real Academia de la Lengua Española y consultar cómo definimos el amor. Ojo. Que llegué a pensar que era fake, pero no, las dos primeras acepciones son:

Es muy PELIGROSO pensar que el amor parte de la ‘insuficiencia’ propia y que ‘necesitamos’ completarnos con otra persona. Desoladora y destructiva esta definición. ¿Planteamos alternativas?

#RAEunpoquitodeporfavor #Redefinirelamor #emosidoengañadosporlaRAE

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Sin emoción no hay sexo: la demisexualidad

Sabemos que el sexo es rico en matices, pero ser demisexual todavía es una orientación sexual muy poco conocida como tal. Y es importante hablar de ello, porque a través de la divulgación de nuevas categorías sexuales muchas personas que antes no se encontraban representadas pueden reconocerse en una descripción y, de este modo, no sentirse extrañas en su forma de desear a los demás.

¿De qué se trata la demisexualidad?

La persona es incapaz de sentir atracción sexual por alguien con el que no tenga una vinculación emocional previa, necesita de una estrecha relación con el otro, un clima de amistad, cariño, confianza…

Independientemente del físico, aspecto por el que no muestran interés. Será siempre prioritaria la conexión creada con el otro, por encima de la apariencia e incluso del género.

Para un demisexual, la única estimulación en el sexo son obligatoriamente las relaciones afectivas, mientras que para el resto de personas el hecho de querer formar una relación antes de llegar a la intimidad es totalmente opcional.

La palabra demisexual, del sufijo en inglés demi-, «a medias», significa estar entre la sexualidad y la asexualidad. Según el Centro de Recursos de Demisexualidad, esta tendencia se encuentra en el espectro de la asexualidad, pero mientras que una persona asexual no tiene ningún interés en el sexo, bajo ningún concepto, una persona demisexual sí puede llegar a sentir atracción sexual en estas circunstancias específicas.

En un mundo cada vez más dominado por el impacto y la estimulación de la imagen en redes sociales, el flechazo, la rapidez, las citas fugaces de Tinder… Las personas demisexuales pueden sentirse inadaptadas e incomprendidas, pensar que no encajan en este sistema social por su forma de sentir y desear.

Necesitan tiempo, conversaciones, el conocimiento profundo del otro, afecto, apego… Y no es algo que se elija, no es que prefieran este vínculo. Esto es importante: no es una elección consciente, es una orientación sexual.

 

*Referencia:

Elena Martínez – Psicoactiva

 

 

 

¿Tu pareja te habla como un bebé? Esta es la explicación

Seguro que en algún momento, o de forma habitual, alguna de tus parejas te ha hablado como si lo hiciera con un bebé, quizás eres tú mismo/a quien lo hace…

Fotografía Pxhere. CC0 Dominio publico

Fotografía Pxhere. CC0 Dominio publico

Tranquilidad, no te sientas ridículo o cursi, es totalmente normal. De hecho, según la investigación, el baby talk entre parejas es practicado por más de 2/3 de los enamorados.

Este lenguaje infantil romántico entre adultos no es un signo de inmadurez, de hecho, se trata de una conducta beneficiosa para las relaciones de pareja.

Posee un gran sentido biológico, este tipo de tierna comunicación nos transporta directamente a nuestra primera experiencia amorosa, la que tuvimos con nuestros padres.

Según los estudios del psicólogo León F. Seltzer, tanto en el escenario infantil como en la relación romántica se activan los mismos neurotransmisores clave:

La dopamina, que activa los centros de recompensa del cerebro para que una pareja enamorada se sienta impulsada a pasar tanto tiempo juntos como sea posible, al igual que una madre lo siente con su bebé.

La feniletilamina (o PEA) es el correlato químico similar a la anfetamina de la conexión física y psicológica entre amantes. Se trata de la sustancia química del amor, e induce los mismos sentimientos de euforia o ‘subidón’, que una madre (o un padre) y un hijo pueden compartir.

La oxitocina, la hormona del apego emocional o del ‘vínculo’, contribuye a potenciar los sentimientos relajantes y reconfortantes del contacto físico íntimo, característico del amor materno y romántico. Al principio de nuestra vida, se libera tanto durante la lactancia como durante el contacto y el abrazo entre padres e hijos. En las parejas románticas, se activa mediante el orgasmo.

Además, cuando la madre y el bebé están separados, cada uno de ellos puede experimentar un poderoso anhelo de volver a unirse, al igual que los amantes pueden extrañarse terriblemente, incluso cuando están separados solo por un breve periodo.

Ya vemos que no es casualidad. Los estudios demuestran que el baby talk de pareja se relaciona directamente con el afecto. Y es que no se te ocurre dirigirte así a tu jefe, a un amigo, o a un camarero, ¿verdad?

Precisamente por ello, este particular estilo de comunicación es única con tu pareja, hace exclusivo vuestro vínculo, solo a ella eres capaz de hablarle así, y esto es muy bueno.

Nuestro cerebro ‘escoge’ al otro como nuestra persona especial, lo cuál refuerza la seguridad y la armonía en la relación.

 

El éxito del fenómeno influencer explicado por la psicología

Es indudable que las influencers triunfan ya entre diferentes generaciones y sus opiniones, recomendaciones y estilo, marcan tendencias, publicidad y ventas. ¿Pero qué tienen que engancha tanto? ¿Por qué consiguen influir en millones de seguidores?

Tanto la psicología como la comunicación no verbal tienen mucho que decir al respecto.

Tradicionalmente los líderes de opinión solían pertenecer a las clases altas de la sociedad, por su estilo de vida aspiracional y porque obviamente tenían un mayor acceso a la formación y educación más especializada, por tanto, su preparación, relaciones y conocimientos les dotaban de mayor credibilidad.

Hoy esta tendencia ha cambiado, en buena parte gracias al desarrollo de las tecnologías y la conexión que han logrado las redes sociales. El boca a boca es la nueva modalidad del marketing más eficaz.

Los estudios demuestran que ahora percibimos la publicidad convencional como una amenaza, sin embargo, si un influencer se dedica a establecer vínculos y cultivar relaciones de apego con su comunidad, esa persona nos empieza a resulta familiar, ya tomamos su ‘sugerencia’ como si fuera la de un amigo, alguien conocido, de nuestra total confianza.

Y no solo es fundamental lo que nos cuentan, también importa el cómo lo hacen.

Con un lenguaje muy cercano y coloquial, los influencers conectan contigo a través de un directo, de un vídeo, cara a cara, porque nos tienen que mostrar sus emociones, observamos rostros de placer al oler una determinada crema, o felicidad y diversión en un viaje o en tal hotel… Y además lo combinan sutilmente con días malos, también nos enseñan su tristeza, su ansiedad, su agobio o indignación con los haters, esto nos hace ponernos en su lugar, querer ayudarles, nos conectan aún más a ellos.

Casi podemos sentirlo, nos contagian emociones a través de su conducta no verbal y esa es la mejor forma de influir y convencer, pura empatía positiva. Nuestro cerebro se engancha a esa visión y querrá repetir cada día, sin perderse nada.

Porque no podemos olvidar el fenómeno del ‘deseo de pertenencia‘ para cerrar el círculo. El influencer se apoya en las aspiraciones de pertenencia de su audiencia a ese universo ‘mejor’, bello, atractivo, lujoso,  cuando recomiendan una peluquería, un perfume o un determinado restaurante. Su comunidad experimenta la necesidad de imitar en algún sentido ese estilo de vida para sentirse más cerca de ese mundo glam que proyecta.

 

 

Sexo, amor y apego, ¿todo junto o por separado? #SanValentin

Os recuerdo la frase de Antonio Damasio “Conocer la fisiología de la digestión no nos impedirá saborear un buen bistec”. No dejaremos de paladear el sentimiento más hermoso del que disponemos los humanos (y los animales) si profundizamos sobre los mecanismos cerebrales que hacen que se produzca. Porque sí amig@, el amor está en el cerebro.

Y gracias a Fisher sabemos además que no es una emoción. Helen Fisher es una de las investigadoras que más ha estudiado la neurobiología del amor. Tras sus experimentos ha reconvertido las concepciones más arraigadas sobre el amor, y repetiré mil veces la palabra amor porque no tiene sinónimos, los que aparecen en el diccionario (pasión, ternura, apego, cariño, aprecio, idolatría… etc) son otra cosa, tienen un matiz diferente que no consiguen englobar todo lo que significa el amor.

Antes se consideraba que el amor sólo implicaba una gama de distintas emociones que abarcaban desde la euforia hasta la desesperación. Tras sus investigaciones, Fisher llega a la conclusión de que el amor es un poderoso sistema de motivación, un impulso básico de emparejamiento. Pero, ¿Por qué es un impulso y no una emoción?

  • El amor romántico se centra en obtener la gratificación de una recompensa específica: el ser amado. Por el contrario, las emociones están ligadas a infinidad de objetos, tal como puede ser el miedo, que se asocia a la oscuridad, a las alturas, a la soledad, e infinitos temas de fobia.
  • No existe una expresión facial concreta para el amor, al contrario que las emociones básicas y sociales. Sí que puede contener una serie de patrones de comportamiento habituales (ya os las conté en el post: El secreto no verbal de las flechas de Cupido) pero éstos dependen de la cultura, el género, la personalidad, el aprendizaje… algo que no ocurre con las emociones.
  • Por último, el amor romántico constituye una necesidad, un ansia, un impulso por estar con el ser amado.

Para Helen Fisher, el amor romántico evolucionó en el cerebro para orientar toda nuestra atención y motivación sobre una persona específica. Pero esto no termina aquí. Para volver más complejo el amor, este sistema cerebral que genera una fuerza tan intensa como el amor romántico también se encuentra intrínsecamente relacionado con otros dos impulsos básicos para el apareamiento: el impulso sexual (deseo) y la necesidad de establecer vínculos profundos con la pareja (apego). 

Amor, deseo y apego son ‘controlados’ por tres sistemas cerebrales y circuitos neuronales distintos, también por diferentes neurotransmisores y producción de hormonas. Cada uno de estos tres sistemas cerebrales evolucionó para cumplir una función específica para el apareamiento. El deseo evolucionó para permitir la reproducción sexual con casi cualquier pareja más o menos adecuada. El amor romántico permitió que los individuos se enfocarán en una sola pareja a la vez, de tal modo que se ahorrase tiempo y energía el tiempo considerable para el cortejo. Y el apego dio lugar a que hombres y mujeres estuviesen juntos durante el tiempo suficiente para la crianza de un hijo.

Según Fisher, tales sistemas no siempre se dan en este orden, ni con una misma persona. Es posible sentir atracción sexual por una persona, amor romántico por otra y un profundo apego por otra distinta. Esta teoría abre un interrogante al intentar explicar una conducta tan interesante como la infidelidad. Pero esto da para otro post… 🙂

¡Feliz día del Amor! Libre, cómplice, propio, generoso y sin chantajes.

 

 

*Referencia: Psicología y Mente.

 

 

El vínculo entre humanos y perros es muy similar al de padres e hijos

He conocido gente que se mofa y le parece exagerado el trato que algunas personas les dan a sus perros, gente que, claro está, no tiene en casa animales; solo aquél que tiene en su familia un animal sabe lo que se les llega a amar.

Estudios realizados por científicos del departamento de Ciencia Animal y Biotecnología de la Universidad Azabu, en Sagamihara (Japón), demuestran que la oxitocina, conocida popularmente como la hormona del amor, es la responsable de que la conexión que se establece entre un perro y su humano sea tan fuerte como la que se crea a nivel biológico entre padres e hijos.

Simplificando mucho, el simple contacto visual es suficiente para crear ese amor. Cuando una madre mira a su bebé a los ojos, los niveles de oxitocina del bebé aumentan, lo que hace que el bebé vuelva a mirar a los ojos de su madre y que esta a su vez libere más oxitocina, desencadenando una retroalimentación positiva que, según estudios, crea un fuerte vínculo emocional entre la madre y el niño, lo que contribuye a la supervivencia de la especie.

Los investigadores del equipo japonés liderado por Takefumi Kikusui querían averiguar si ocurría lo mismo con los perros. En el experimento, los propietarios debían mostrarse afectuosos, acariciar a sus animales, hablar con ellos y mantener contacto visual constante.

Pues bien, en este caso, los niveles de oxitocina de ambas especies también aumentaron tras el contacto visual prolongado. Cuanto más contacto visual, mayor aumento muy significativo en los niveles de la hormona en el cerebro. Las conclusiones del estudio son contundentes: “El mismo mecanismo de conexión, basado en el aumento de la oxitocina al mirarse, que fortalece los lazos emocionales entre las madres y sus hijos, ayuda a regular también el vínculo entre los perros y sus dueños.”

*Fuente: The Objective.

¿Tú también has sentido vibrar el móvil sin que hubiera llegado nada? Tiene explicación

Lo has sentido y lo sabes. Estás convencido de escuchar o notar cómo tu móvil vibraba o incluso sonaba pero cuando consultas la pantalla no hay ninguna notificación nueva.

adicto-movilHoy por hoy la comunicación es verbal, no verbal y telefónica. Es una realidad y tenemos que aceptarlo, todos estamos enganchados al móvil, ya sea por motivos personales o laborales no podemos pasar sin él. Este nuevo hábito ha desarrollado una serie de síndromes hasta ahora desconocidos para la psicología.

A esta novedosa ‘patología’, surgida de la era digital, se la conoce como Síndrome de la Vibración Fantasma. Un reciente estudio, realizado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan, ha determinado que ciertos tipos de personas son más propensas a sufrir este síndrome. La investigación, en la que han participado más de cuatrocientos estudiantes de la Universidad de Michigan, buscaba determinar si las personas con ansiedad del apego (es decir, aquellos que constantemente anhelan sentirse reafirmados por sus amigos) eran más propensas a sufrir el síndrome a diferencia de las personas que intentan evitar la intimidad social.

Pues bien, sus hipótesis iniciales fueron confirmadas: las personas con mayores niveles de ansiedad sufrían el síndrome que les hacía sentir vibraciones, notificaciones y llamadas.  Por supuesto, la relación entre ansiedad y un uso excesivo del móvil no es nada nuevo. El año pasado, un grupo de científicos de la Escuela de Medicina de Dow Internacional exploró una posible relación entre los trastornos del sueño, la ansiedad y el síndrome de la vibración fantasma.

Más de cien estudiantes de medicina fueron encuestados sobre sus hábitos de sueño; el 93% dijeron que utilizan su teléfono antes de ir a dormir, y el 59% aseguraron que se despiertan durante la noche cuando escuchan el timbre del móvil. Casi todos los que respondieron, revelaron haber experimentado el síndrome de la vibración fantasma en algún momento de sus vidas.

Nadie tiene por qué alarmarse pero tendremos que hacer examen de conciencia para poner remedio a este insólito padecimiento… A mi me ha pasado un par de veces… ¿y a vosotros?

*Fuente: PlayGroundNoticias