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Analizamos la comunicación no verbal de la chica agredida en un directo de Tiktok

Una chica llamada Simona recibió una bofetada por parte de su pareja en un directo de TikTok (noticia). El vídeo se hizo viral y tras la repercusión, la víctima ahora asegura que estaba todo preparado para ganar dinero y tener fama con ese supuesto show.

No podemos saberlo con absoluta certeza pero su comunicación no verbal sí que puede darnos ciertas pistas en un sentido u otro. Observemos el patrón de comportamiento de la chica durante la secuencia en vídeo.

En primer lugar, es llamativo que mire relajadamente a la persona que unos segundos después la va a agredir, orienta su mirada, su cabeza y su cuerpo directamente hacia su pareja, elevando la cabeza, descubierta y con los ojos bien abiertos, la boca cae relajada, sin presión.

Es una postura natural, carente de rigidez o tensión y descuidada. Así, su cuerpo no representa cierta alerta o defensa esperable en alguien que aguarda encajar un golpe, es decir, no hay reacción previa, ella está totalmente confiada y despreocupada.

Recibe el golpe en la cara y su primera reacción es abrir la boca y los ojos, una expresión compatible con la emoción de sorpresa, ésta se produce de forma inmediata ante una situación novedosa, extraña o ante acontecimientos inesperados y se desvanece rápidamente dando paso a otra emoción posterior, en este caso, la risa.

Pero mientras se ríe se tapa la cara, pone la mano donde ha recibido el golpe, baja la cabeza unos segundos y se mantiene así mientras continúa riendo.

Sin embargo, no se trata de una sonrisa espontánea de felicidad, se percibe que es una risa nerviosa con cierta vergüenza. A continuación, se muerde el labio y se tapa la boca, gestos que refuerzan el pudor de la chica.

¿Las emociones también se pueden fingir?

Por supuesto, pero si unimos todas las expresiones faciales, su reacción corporal y postural, sus gestos y su actitud, nos transmite la idea convincente de que Simona no había preparado la agresión que recibió y que para ella fue totalmente inesperada.

Además, el contexto que nos da el testimonio de los chicos que compartieron con ella el directo, es bastante descriptiva de la realidad que envuelve esta polémica.

Quizás sea la primera vez que ha sido agredida por su pareja, quizás no, quizás ella lo normalice, quizás le quite importancia, quizás no supo cómo justificar ese golpe, quizás tenga miedo o vergüenza… Solo ella lo sabe pero no me parece que Simona consintiera y esperara esa violencia contra ella.

 

Un largo abrazo también es infidelidad según la ciencia

En el amor todos tenemos nuestros límites para considerar o no que nuestra pareja nos ha traicionado. Sin embargo, de forma objetiva, nunca ha estado claro dónde comienza una infidelidad y cómo se describirían esos comportamientos.

Licencia CCO

Un estudio de la Universidad Ludwig-Maximilian de Munich arroja resultados sorprendentes al eterno dilema de ‘infidelidad sí o no‘.

Con una muestra de más de 9.000 personas, se evaluaron 26.633 viñetas sobre conductas presuntamente infieles que incluían cuatro dimensiones: comportamientos explícitos, implicación emocional, la duración de esa actitud ‘infiel’ y el contacto erótico online.

«Si bien las relaciones sexuales se juzgan infieles independientemente del contexto, los comportamientos menos explícitos, como los besos o los abrazos, también se consideran infidelidad«, concluyen los autores del experimento.

En relación a estas conductas menos explícitas, fue el contexto el que contribuyó a proyectar una idea férrea sobre la infidelidad. Así, incluso en los casos sin contacto físico pero combinados con mensajes eróticos y compromiso emocional fueron evaluados como infidelidad.

Además, los juicios de las mujeres fueron más estrictos que los de los hombres, también lo fueron las evaluaciones de los más jóvenes en comparación con los de los más mayores, así, las personas de mayor edad serían más permisivas al cuestionar las infidelidades de una pareja romántica.

No es ninguna sorpresa que casi el 100% de los encuestados definiera como infidelidad la práctica de relaciones sexuales fuera de la pareja, al igual que los besos.

Sin embargo, un dato llamó poderosamente la atención: el 80% de la muestra consideró infidelidad un abrazo largo si estaba combinado con una implicación emocional, un comportamiento erótico online o una relación de larga duración.

El polémico posado de Marine Le Pen con una mujer negra

Todo eran ‘buenas intenciones’. Marine Le Pen posa para la foto con una señora negra en su visita a la isla de Sainte-Rose, comuna francesa situada en las Antillas.

El momento fue compartido este mismo lunes a través de sus propias redes sociales, seguramente sin haber advertido el pequeño detalle que la convertiría en viral. Observa bien la foto… ¿Qué te llama la atención?

Hay pequeños gestos que pueden ofrecer grandes significados en el mundo de la comunicación. Estamos ante tal caso, ya que ese dedo que toca ligeramente el hombro de la señora se convierte en el indiscutible protagonista de la escena. Una postura que lo cambia todo.

Es evidente que hay algo extraño, porque en un abrazo natural la palma de su mano entraría en contacto con la piel de la mujer, pero lo evita y entonces nos resulta un posado artificial y forzado.

El canal de comunicación háptico (el del contacto físico con nosotros mismos y con los demás) es muy elocuente en algunas ocasiones. Los seres humanos, y muchos animales también, establecemos vínculos afectivos a través de la piel, es nuestra forma de conectar sensorialmente con otros y con el mundo que nos rodea.

Un líder cercano y accesible, con actitud de transmitir y llegar a su público, toca mucho, pero toca bien, toca con ganas. Parece que este no sea el caso.

Tal y como apunta en su análisis mi colega Alan Crawley: «Todos tenemos un impulso natural de mantener ciertas distancias y tener menos contacto físico con aquellos que consideramos muy distintos a nosotros o simplemente con los que no nos gustan».

En esta instantánea vemos cómo se pretende un forzado abrazo para la foto pero de forma inconsciente se reduce al mínimo posible el contacto piel con piel.

Otro aspecto importante de la fotografía son los rostros de ambas. En la expresión facial de la señora anónima vemos cierta desgana en el posado, su ceño está levemente fruncido y sus labios apretados. Cara de circunstancia total y compromiso forzado.

Y en el rostro de Le Pen podemos advertir una sonrisa pero ésta también se dibuja algo singular, puesto que no es relajada, vemos las comisuras con tensión, estiradas, forzando mostrar los dientes para que se vea mayor amplitud.

No transmite comodidad, ni felicidad, ni voluntad de conectar, más bien proyecta cierto desagrado por la forma en la que se produce.

Parece que la comunicación no verbal más involuntaria le juega una mala pasada a las intenciones de Marine Le Penn con esta fotografía.

¿Por qué Putin camina con el brazo derecho pegado al cuerpo?

Hace ya años que la extraña forma de caminar de Putin llamó la atención en el mundo de la neurología.

El patrón de movimiento es excepcional: una marcha firme, segura, con el brazo izquierdo oscilante de manera natural pero el brazo derecho permanece estático, totalmente pegado al cuerpo.

Siendo esta postura bastante atípica al andar. El balanceo de ambos brazos en la marcha es propio de los seres humanos y algunos mamíferos, ya que la función principal de este movimiento es el de mantener el tronco equilibrado.

Por tanto, lo primero que pensaron los investigadores de la Universidad de Radboud (en Holanda) fue que Putin podía padecer algún tipo de enfermedad, como un Parkinson incipiente, cuyas características iniciales son compatibles con esta asimetría en el caminar.

Lo descartaron enseguida al comprobar que no solo Putin ejecutaba este tipo de marcha, también lo hacían otros dirigentes rusos, pero…

¿Qué tenían en común?

Todos ellos habían recibido una férrea instrucción militar, eran diestros y tenían muy interiorizado este peculiar gesto, visible por las numerosas apariciones públicas en las que fueron grabados de tal modo.

Los investigadores descubrieron un antiguo manual de entrenamiento de la KGB, el cuál obligaba a que los soldados soviéticos siempre marcharan con el arma pegada al cuerpo, en el lado derecho (o dominante) y que su brazo siempre cubriera esta arma con la doble función de protegerla y también de poder utilizarla rápidamente en caso de amenaza.

Los autores lo bautizaron oficialmente como ‘el andar de pistolero‘. Parece que este adiestramiento militar ha desembocado en una costumbre adquirida y aunque no porte un arma (o eso espero) su cuerpo mantiene esta postura en el caminar habitual.

(Sergei Ilnitsky / EFE)

*Fuente: BBC News

 

Christian Gálvez y Patricia Pardo ya caminan de la mano pero, ¿transmiten naturalidad?

A través de la comunicación no verbal no solo transmitimos emociones, también intenciones; y la esperada aparición de Christian Gálvez y Patricia Pardo juntos es buena muestra de ello.

Fotografía de Europa Press

Fotografía de Europa Press

Ambos se exhiben públicamente de la mano con el evidente propósito de confirmar al mundo su relación. Y no una relación cualquiera.

En nuestra cultura, este gesto de entrelazar las manos es una conducta asociada a un cierto grado de intimidad, al compromiso.

La unión corporal expresa una alianza más formal en la relación, más consolidada, propia de las fases iniciales del enamoramiento, socialmente se describe como un acto romántico pero también indica la posesión del otro (¡Es mí@!).

Ahora bien, ¿transmiten naturalidad? 

Estaréis de acuerdo conmigo en que, al menos en esta secuencia, ninguno expresa comodidad. Están tensos, y no digo que no sea normal… Saben de la trascendencia de ese momento ante las cámaras y realmente parece que han forzado esta ‘forma de aparecer’ ante los medios.

¿Por qué?

Si analizamos las imágenes al detalle es interesante destacar lo que podemos ver pero también lo que no vemos y sería esperable en este contexto:

La marcha de Gálvez y Pardo es frenética, caminan acelerados, los dos mantienen la vista al frente (o al suelo), apenas hay miradas entre ellos, ni otros gestos, están serios, ni siquiera hay conversación.

No se sueltan la mano en ningún momento y si lo pensamos eso tampoco es natural. Cuando uno va por la calle con su pareja, variamos el comportamiento, nos agarramos las manos, nos soltamos, nos abrazamos, nos cogemos del brazo o conversamos ilustrando con diferentes gestos manuales.

En este caso, hay demasiada inmovilidad en el gesto para ser espontáneo, de hecho, tanto Patricia como Christian se meten la otra mano en el bolsillo todo el trayecto, y así se mantienen, proyectan rigidez, no se aprecian posturas distendidas.

Da la sensación que se ven forzados a comunicar sin palabras que sí, que están juntos, pero no se aprecia que disfruten de esa demostración de afecto.

Sin embargo, podrían haber aparecido simplemente juntos y ya nos hubiera quedado clara la relación entre ambos, pero no, eligieron a conciencia entrelazar sus manos, demostrar ese amor a las claras…

La intención ‘no verbal’ es obvia, los motivos que les llevan a elegir este comportamiento algo artificial solo ellos los saben 🙂

¿Qué hay tras el apasionado saludo entre Macron y Sánchez?

Emmanuel Macron y Pedro Sánchez se han encontrado en la reunión de la UE celebrada en Versalles y las redes se han inundado de memes tras el saludo algo inusual entre ambos, literalmente se dan las manos, efusivos abrazos y besos en las mejillas.

Es cierto que ambos líderes políticos pueden ser considerados de base como personas de ‘alto contacto’, es decir, buscan establecer una buena conexión y vínculos con los demás a través de sus manos. Ya lo habíamos visto antes entre ambos también, aunque sin tanta trascendencia y lo veíamos frecuentemente entre Sánchez y Pablo Iglesias, por ejemplo.

Como en aquella ocasión, de estas imágenes se desprende que la relación entre ambos supera lo meramente profesional. Normalmente el contacto en el contexto laboral se centra en las zonas neutrales del cuerpo (hombro y codo), cuando se sobre pasa esta barrera entramos en terreno peligroso si no hay un nivel de confianza suficiente entre los dos partes, ya que puede provocar bastante rechazo.

En este caso, Macron y Sánchez están en sintonía, muy cómodos, con amplias sonrisas, miradas cómplices y hasta caricias en la espalda tras la típica palmada.

Por tanto, es normal que esta conducta ritual de saludo llame la atención, este tipo de saludos está reducido a familiares, amigos muy cercanos y a nuestra pareja.

Entiendo que ambos se marcan el objetivo de transmitir con la mayor de las intensidades su alegría por el reencuentro, pero ojo, que en no pocos líderes políticos este ‘marcaje’ manual también se exhibe como símbolo de dominancia.

Si reflexionamos, esos comportamientos están cargaditos de testosterona y son únicos entre hombres, es muy muy extraño encontrar a mujeres que se saluden dándose palmadas en la espalda (y además parece que cuánto más fuerte sean, mejor)

Al final, siguen siendo gestos de poder, de fuerza, de dominancia sobre el otro… Un marcaje del territorio y la superioridad. Recordemos también el caso de Monedero con Soraya Sáenz de Santamaría, la salvedad es que entre Macron y Sánchez la ‘lucha afable’ es correspondida.

Fotografía EFE

Urdangarín en apuros, se acaba echando una mano al cuello

Iñaki Urdargarín y Juanma Castaño han protagonizado los casi 30 minutos que podría incluso considerar como los más tensos de la historia no verbal de la comunicación. Y ya veréis que no es exagerado.

Captura de pantalla del programa El Partidazo de la COPE

Captura de pantalla del programa El Partidazo de la COPE

El contexto, como siempre, es importante y es que tal y como el mismo Urdangarín manifiesta, entra en el programa pensando que va a hablar de deporte, sin embargo, Castaño va desviando hábilmente sus preguntas hacia el ámbito personal.

¿Y qué es lo interesante de esto? Normalmente las respuestas se preparan o se leen, lo vemos normalmente en los discursos políticos, y la comunicación no verbal no fluye de la misma manera en esa situación, al entrenarnos podemos controlar y gestionar más a voluntad nuestras reacciones verbales y no verbales.

En esta entrevista el lenguaje corporal es muy espontáneo y se expresa libremente ante preguntas inesperadas. Además, ya habíamos analizado previamente a Iñaki Urdargarín en el juicio por el caso Noos y podemos apreciar que es bastante expresivo en general.

Son muy llamativos los cambios corporales que podemos apreciar según el tema del que habla, nos va diciendo con su cuerpo cuándo se siente cómodo y cuándo no.

Al inicio, en las presentaciones e introducción, un sonriente y dispuesto Urdangarín se muestra visiblemente tranquilo, con sus abrazos apoyados en la mesa. Pues bien, en el mismo instante en el que entra la primera pregunta personal se transforma, mueve inmediatamente sus brazos para esconderlos literalmente debajo de la mesa.

Es muy curioso ver cómo su cuerpo se protege automáticamente, se encoge en el espacio, se hace pequeñito de repente.

Podemos apreciar también que se le seca la boca por el tipo de paladeo, que evidencia nuestro estado de vulnerabilidad; esto ocurre porque la producción de saliva se relaciona con el acto de la ingesta de alimentos, una acción que no es compatible con la conducta de huida ante una amenaza percibida.

Se reanuda la conversación sobre deporte y vuelve a expandir su postura y a posar los brazos encima de la mesa, de nuevo tranquilidad.

Tras un breve descanso, vuelven las preguntas personales y aquí el estrés se visibiliza en el tercio superior de su rostro, se ven las marcadas arrugas de su frente por la tensión muscular y elevación intensa de sus cejas.

Esta expresión se podría relacionar con cierto temor pero también con esfuerzo cognitivo, es decir, se concentra mucho en lo que está diciendo, le consume bastante energía tener que hablar de su situación personal.

Respecto al contenido verbal, es muy curioso también cómo se refiere al periodo de «privación de libertad«, un concepto refinado y de efecto más suave, evita así las palabras más impactantes como ‘cárcel’ o ‘prisión’.

De este modo, se distancia de ese momento de su vida. No quiere ni nombrarlo, no se permite utilizar las palabras que más resuenan. Más adelante también añade en este sentido: «Ya he pagado las cosas que han ocurrido«, una forma sutil de esquivar su responsabilidad y de llamar a las cosas por su nombre: no son cosas, son delitos, no han ocurrido de forma fortuita, según un juez, las hizo él a voluntad.

También es muy peculiar el gesto postural que realiza cuando le preguntan por su libertad condicional, inclina el cuerpo de tal forma que parece que vaya incluso a levantarse, ¡da la sensación de que quiere salir de ahí como sea!

Desde luego la peor pregunta para él, por su reacción más emocional, es la de: ¿Podemos hablar de tu paso por prisión? A Urdangarín esta le incomoda especialmente.

Se encoge de hombros, desvía la mirada, de nuevo paladea (boca seca) e incluso se aprecia cierta tristeza o afectación en ese justo momento. En su respuesta posterior se aprecian microexpresiones de asco (rechazo) cuando dice que prefiere no recordarla y mirar para adelante.

Le preguntan a continuación si fue (su paso por prisión) más duro de lo que pensaba y Urdangarín responde no verbalmente de forma bastante clara, y es que suspira lenta y profundamente y vuelve a paladear, además de cabecear contrariado.

Ante la pregunta por posibles secuelas psicológicas, el ex Duque de Palma vuelve a menguar notablemente su corporalidad, a esconder los brazos, a hacerse pequeñito… Casi que no le hace falta decir nada.

Continúa la entrevista con la cuestión del ‘linchamiento mediático‘ que ha padecido, y este es el único momento en el que acude a los gestos auto-manipuladores: se toca la cara, se rasca suavemente la barbilla y el cuello, se acaricia…

Se trata de gestos apaciguadores, solemos hacerlos cuando necesitamos auto-calmarnos y nuestro cerebro busca cierto consuelo en el contacto con nosotros mismos. Y de nuevo paladea.

Y se mantiene así varios minutos, de hecho, estos gestos acaban derivando en una postura estática bastante extraña ya que acaba literalmente agarrándose el cuello con una mano y así se queda. Además, a estas alturas ya se le aprecia visiblemente ruborizado y acalorado.

Tanto es así, que Juanma Castaño lo percibe y decide interrumpir la conversación para advertirle que le ve excesivamente incómodo. Urdangarín acaba confirmando verbalmente todo lo que su cuerpo ha estado gritando durante media hora:

«Bueno, es que esto es un programa deportivo y creo que llevamos ya un buen rato sin hablar de deporte». El periodista finaliza la entrevista argumentando: «Te noto tan incómodo que no quiero preguntarte más».

Y es que efectivamente era muy evidente la tensión a la que había estado sometido en buena parte del encuentro, creo que es el lenguaje corporal en apuros más claro que he visto en años.

Lenguaje no verbal de Putin: su cuerpo muestra la conducta de ataque de la forma más primitiva

La comunicación no verbal se explica de forma biológica y de forma cultural. Ambas variables influyen y son importantes a la hora de realizar cualquier análisis de comportamiento.

Vladimir Putin siempre ha destacado por su mueca impasible, por lo parco en gestos con manos y brazos, por ser tacaño en sonrisas y por su mirada firme y sostenida.

Pero esta descripción corresponde realmente con la sociedad rusa, una cultura de baja expresividad corporal de cara al exterior, por supuesto que sienten como todos, pero contienen más sus emociones a los demás.

Por ejemplo, solo ríen cuando realmente están felices, la sonrisa para ellos no es un indicador social de afabilidad, educación o aprobación.

Para la cultura rusa, sonreír sin razón a extraños en público, a menudo se juzga como un signo de enfermedad mental o inteligencia inferior.

Entonces, ¿Putin es una persona carente de emociones? ¿No sonríe? Sí que lo hace, pero cuando está cómodo de verdad, de hecho, lo vimos hace poco días en su encuentro con el Presidente de Argentina.

Evidentemente, en su declaración de guerra no esperaremos que muestre emociones positivas. Pero emociones aparecen y no tanto como una ‘filtración emocional’ sino como toda una declaración de intenciones.

¿Qué nos encontramos? Decenas de microexpresiones de asco, desprecio e ira. Las emociones compatibles y esperadas al hablar de guerra, las sensaciones que mueve el odio, el rencor, el poder ambicioso…

Porque aquí entra en juego la biología, además del desarrollo cultural, todos somos animales, mamíferos, simios, que se culturizaron y desarrollaron un lenguaje, pero con bastante posterioridad a la comunicación no verbal que nos conectaba con el medio y con la manada.

Tal y como apunta acertadamente mi admirado compañero Mario Russo: «Putin es todo un simio agresivo«. Su cuerpo no hace más que mostrarse continuamente en disposición a la conducta de ataque de la forma más primitiva.

Abre los brazos para ocupar más espacio, para parecer más grande, fuerte e imponente, baja la cabeza pero manteniendo la mirada directa, desafiante, abre sus fosas nasales, se inclina hacia adelante.

Los pocos gestos que realiza son autoritarios e inquisitivos, por ejemplo cuando dice: «Quien quiera detenernos…», aquí utiliza el dedo acusador, amenaza y amedrenta no verbalmente, dándole potencia a su advertencia verbal.

Algo que también maneja y realza en su oratoria a través de los silencios, que no pausas, ejecuta largos silencios tras las frases que para él son importantes y contienen un significado de alto impacto.

Hasta el psicópata más puro es capaz de sentir emociones y hasta de experimentar empatía, aunque las gestiona y expresa de forma diferente al resto.

 

 

 

8 veces al día: el mejor gesto para ser feliz

Cuidar nuestra salud mental es urgente, a veces debemos tomar grandes decisiones para conseguir nuestra felicidad, pero también disponemos de recetas bien sencillas para inundar nuestro organismo de oxitocina de la buena cada día.

Fotografía CCO

La oxitocina es una hormona muy potente que actúa en el centro emocional del cerebro, fomenta sentimientos de alegría y reduce el estrés y la ansiedad. Por si fuera poco, cuando tenemos altos niveles de oxitocina en sangre socializamos más y vemos a los demás y al entorno con otros ojos, con una mirada más afectiva.

¿Qué podemos hacer para conseguir un buen chute de esta maravilla? Según los estudios del neuroeconomista Paul J. Zak, son necesarios 8 abrazos al día. Pero abrazos de los de verdad, durante al menos 20 segundos, bien de contacto y sentimiento.

“Hemos demostrado que dando ocho abrazos al día se es más feliz y que el mundo será un lugar mejor porque se estará provocando que otros cerebros también segreguen oxitocina”, asegura el autor.

Especialmente si has tenido un mal día, te sientes decaído, pasas por un momento difícil, o simplemente lo necesitas, abraza, abraza todo lo que puedas. Aquí os dejo más beneficios de este simple gesto:

  • Fortalece el sistema inmune: las hormonas que produce el abrazo contrarresta el riesgo de sufrir infecciones o enfermedades. Además, estimula la producción de anticuerpos que combaten virus y bacterias.
  • Según los científicos de la Universidad de Duke, el cerebro de un bebé que no recibe abrazos es aproximadamente un 20% más pequeño. La falta de contacto y muestras de afecto con un recién nacido puede ser causa de muerte neuronal o afecciones importantes.
  • Los abrazos también son analgésicos. Según algunos estudio de Stanford, el contacto disminuye el dolor hasta en un 50%.
  • Equilibra el ritmo cardíaco y reduce la presión arterial.

Comprobamos fácilmente que el contacto físico a través de un sentido abrazo no es solo un gesto agradable, sino que también necesario para nuestro bienestar psicológico, emocional y corporal.

¿Fácil, no? ¡Pues, a ponerlo en práctica desde ya! 🙂

 

La comunicación no verbal de un ganador: Rafa Nadal

Los momentos de alta intensidad emocional son los que realmente pueden despertar a nuestro comportamiento no verbal más instintivo y primitivo.

No hay tiempo para la preparación ni para el control, los gestos explotan con la ebullición del instante. Nuestro cerebro necesita soltar la alta tensión que provocan las emociones tan potentes y así lo hizo Rafa Nadal al ganar su 21 Grand Slam.

Fotografía Europa Press

La secuencia no verbal de su victoria en el Open de Australia es magnética. Imposible no contagiarnos de su euforia; y de eso trata la comunicación no verbal, (principalmente) de transmitir y llegar a los demás, para lo bueno y lo malo.

Vemos como su primera reacción es taparse la boca con las dos manos, este gesto surge en un contexto de ‘superación emocional’, es tan intenso lo que experimenta Rafa Nadal en ese momento, que el cuerpo intenta gestionar esta exaltación con una conducta que trate de regular ese estado interno.

Nos puede venir a la mente el gesto que hace un niño cuando se tapa la boca ante algo inédito, una palabrota, sorprendidos por lo que han visto o escuchado. Escandalizado es la palabra, consternado, en este caso por la conquista, por ganar.

A continuación, Nadal pone sus brazos en jarra, se trata de una postura expansiva, poderosa, dominante, que proyecta seguridad y confianza en uno mismo, es un «aquí estoy yo», «lo he logrado».

Mientras tanto, ejecuta la que creo que puede ser una de las sonrisas más exultantes que he visto. Observamos incluso cómo su cara se transforma, deformándose completamente por la amplitud de las comisuras labiales y las arrugas tan intensas, las cuales dan cuenta de la acción muscular relacionada con esta expresión facial.

 

Tras abrazar al oponente con humildad y reconocimiento, se dirige al público y ahora sí, puños cerrados con fuerza, la rabia del éxito, la filtración de la energía a través de los gestos con las manos, suelta su fiereza a través del cuerpo, se libera.

 

Por último, el gesto de la victoria, vemos cómo el tenista estira los brazos hacia arriba para transmitir su triunfo, según los estudios, una conducta universal y muy arraigada en el ser humano.