Hans, el insólito caballo capaz de leer el lenguaje corporal

El caballo Hans durante una actuación

El caballo Hans durante una actuación

Mi amigo Sergio Colado me enviaba hace unos días una de las historias más bellas que he leído jamás sobre comunicación no verbal, con un caballo como protagonista. Clever Hans era un caballo alemán que gozó de fama mundial en los inicios del siglo XX.

Este caballo fue entrenado por Wilhelm Von Osten, profesor de matemáticas y frenólogo, para que, mediante golpes de la pata delantera, llevara a cabo cálculos matemáticos en un público. El caballo hizo grandes presentaciones públicas donde le hacían consultas matemáticas sobre sumas, restas, multiplicaciones y divisiones, y el animal “respondía” correctamente pateando en el suelo.

Von Osten comenzó enseñándole a Hans los símbolos que representan los números del uno al diez escribiéndolos en una pizarra, de forma que el caballo pudiera reproducirlos golpeando el suelo con sus cascos. Después de ser adiestrado durante algún tiempo Hans era aparentemente capaz de resolver problemas básicos de matemáticas. Con el tiempo llegó a decir la hora, calcular el calendario y distinguir tonos musicales.

Ante las dudas de los científicos sobre la supuesta inteligencia animal se creó una comisión especial encabezada por el psicólogo Oskar Pfungst en 1907. Descubrieron que Hans contestaba correctamente si las personas a su alcance visual sabían la respuesta. Esto era debido a que los observadores adoptaban una postura de expectación y aumentaban la tensión del cuerpo mientras Hans pensaba o empezaba a contar. Cuando llegaba al número correcto de golpes, los observadores se relajaban y hacían un ligero movimiento con la cabeza que era para el caballo la señal de dejar de golpear.

Pfungst descubrió en su metodología de investigación, que el caballo respondía directamente a señales involuntarias en el lenguaje corporal del entrenador humano, que tenía las facultades para solucionar cada problema. El entrenador era completamente inconsciente de que él proporcionaba tales señales. Esto se debía a que el adiestramiento al que había sido sometido Hans le hacía responder y dejar de golpear el suelo con sus cascos en función de sutiles e inconscientes señales corporales de Von Osten ‒cambios en la postura, expresiones faciales e incluso el ritmo de la respiración‒. Con cada uno de los golpes de Hans la tensión de Von Osten parecía ir en aumento y cuando llegaba a la respuesta correcta desaparecía por completo, algo que no ocurría cuando Von Osten desconocía la respuesta.

Para demostrar su teoría Pfungst asumió el papel de Hans y trató de responder a problemas matemáticos basándose únicamente en el lenguaje corporal. Además, al taparle los ojos a Hans se acabaron las respuestas. Entonces se dieron cuenta de que la inteligencia de Hans no residía en su capacidad de comprender órdenes verbales, sino en su capacidad para responder a movimientos casi imperceptibles e inconscientes de su entrenador. Era un experto en lectura del comportamiento no verbal de Von Osten.

2 comentarios

  1. Dice ser Nublado

    Increíble!!! aunque tenga «truco» el mero hecho de que un caballo sea capaz de «acertar» las respuestas al ver la comunicación no verbal del público….es impresionante!

    12 diciembre 2016 | 12:12 pm

  2. Dice ser raro es

    Si no hubiera truco sería muy sorprendente.
    ¿Y si entre el público hubiera alguien conocido por el animal que marcara la pauta del caballo con algún gesto? No sé, muy interesante.

    12 diciembre 2016 | 1:25 pm

Los comentarios están cerrados.