Archivo de julio, 2016

‘La buena mano’ de Obama en su visita a España

Manifestaba hace pocos días la ‘envidia carismática’ que emana Barack Obama en cada una de sus apariciones públicas. Ahora le toca el turno a España, en su breve visita, el presidente estadounidense se reunió con el monarca y principales representante políticos de nuestro país. Es curioso observar con detenimiento este tipo de encuentros y establecer las diferencias que se generan entre unos y otros en base a las distancias, gestos, posturas, etc.

La sintonía más notable la encontramos en el recibimiento de Felipe VI. Obama tiene ‘muy buena mano’ a la hora de gestionar cualquier interacción; al estrechar la mano del jefe de Estado acompaña su saludo de un toque con su mano izquierda, casi más bien, le coge el brazo. Tal y como apunta mi siempre acertado colega, Martín Ovejero: «El empleo del tacto, cuando se hace correctamente, tiene un efecto directo y muy positivo en la otra persona. En este caso, transmite interés, afecto, cordialidad, sintonía… Y como vemos en el vídeo, lo hace en dos ocasiones, primero con su mano izquierda y, al concluir el saludo, con la derecha: doble ración de afecto».

Captura de pantalla 2016-07-10 a la(s) 21.48.54En este encuentro los gestos, posiciones y distancias denotan comodidad, sincronía, armonía en la conducta corporal de ambos, pero, ¿y en el que se produce con Mariano Rajoy? Ahí la mano de Obama refleja un estado diferente y adquiere un significado más dominante que afectuoso. En el fotograma vemos como a la entrada de Moncloa tras posar ante los medios, es Obama quien ‘empuja’ sutilmente con su mano a Rajoy para invitarle a entrar, ¿no debería ser al revés? 

Captura de pantalla 2016-07-10 a la(s) 21.51.06Ya en el interior, ambos se sientan, y de nuevo pareciera que es Obama quién está en ‘su casa’, se muestra relajado, sereno, con gestos de apertura e ilustradores contantes, sin embargo fijaos en la postura que adopta Rajoy, es una posición casi imposible, no es un gesto rápido capturado, sino de una postura prolongada en el tiempo, ésta refleja la tensión del momento.

Para alternar con la anterior postura decide colocar sus manos en forma de ojiva (juntando los dedos formando un triángulo), normalmente éste se interpreta como un gesto positivo, de confianza, seguridad y buena recepción de la conversación, pero no es un gesto ejecutado de forma relajada, aprieta los dedos, incluso a veces rompe el triángulo para entrecruzarlos, por tanto también nos vuelve a remarcar la falta de confort, nerviosismo y rigidez de la situación por su parte.

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Ni en el físico, ni en el interior… El verdadero secreto de la atracción

amorYa tratamos con anterioridad el funcionamiento de algunos de los mecanismos psicológicos que se activan en el amor. Es inquietante pensar el motivo por el que nos podemos sentir atraídos en concreto por una persona y no por otra… ¿Qué nos atrae? ¿Qué nos ‘engancha’? Algunos piensan que su fijación se basa en unas determinadas características físicas, otros creen que su interés es provocado por ciertos rasgos de personalidad o por la inteligencia.

La ciencia ahora nos revela curiosos resultados al respecto. Para que alguien nos resulte atractivo tenemos que ser capaces de leer sus emociones. Es decir, cuanto más capaces somos de descifrar los sentimientos de alguien, más atractiva nos parecerá esa persona. Así lo apunta, al menos, un nuevo estudio de la Universidad de LübeckLa clave del atractivo reside en el cerebro y en nuestra capacidad para comprender las emociones e intenciones de los demás.

“Ser capaz de comprender las intenciones y emociones de otra persona es esencial para una interacción social exitosa”, explica el autor del estudio, la profesora de Neurociencia Social y Efectiva de la Universidad de Lübeck, Silke Anders. “ Para llegar al éxito común, las personas deben entender y continuamente actualizar las informaciones sobre las intenciones y emociones de sus parejas, anticiparse al comportamiento de los otros y adaptar su propio comportamiento en consecuencia”, resume la profesora Anders.

Los científicos querían explorar si realmente existe un mecanismo neuronal que marca la capacidad de una persona para detectar e interpretar las emociones de los demás y sentirse atraído por ellos. Con este objetivo realizaron el siguiente experimento:

Eligieron una muestra de 90 personas y les pusieron vídeos de mujeres expresando miedo o tristeza. A continuación, los participantes debían adivinar cómo se sentía la mujer y qué nivel de confianza tenían en sus respuestas. Mientras realizaban esta tarea, los investigadores medían la actividad cerebral de los sujetos del estudio. Llegaron a la conclusión que cuanto más certero era el análisis de las emociones, más atraídos se sentían por la mujer. Es decir, leer las emociones de los demás correctamente hace que nos resulten más atractivos. Niveles altos de certeza y atracción activaban el área de recompensa del cerebro, por tanto, cuando desciframos el pensamiento y las emociones de alguien sentimos placer.

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¿Hillary Clinton proyecta liderazgo (con permiso de Obama) en su lenguaje corporal?

Foto efe

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He quedado absoluta y no-verbalmente hechizada con el primer mitin de Hillary Clinton junto a Barack Obama, la verdad es que me despierta una profunda ‘envidia carismática’, creo que este proceder en España (y me atrevería a decir que en el resto del mundo) no lo veremos ni de lejos en nuestros políticos. El liderazgo y la gracia natural de Obama es hipnótica y contar con su apoyo en un mitin es una suerte para la candidata demócrata.

Un buen amigo me comentaba que el carisma no se puede definir, es un constructo subjetivo, cada persona tiene una idea propia sobre cómo sería una personalidad atractiva, pero ¿quién podría decir que Obama no tiene ese don?

Al inicio de su aparición, Obama establece contacto visual con Clinton y lo primero que hace es coger su mano y elevarla como a la de una ganadora. Cuando empiezan a caminar él siempre va unos pasos por delante de ella, algo que ambos aceptan con comodidad, el actual presidente se siente a gusto tomando la iniciativa de la situación y ella se siente reforzada siendo la segunda, protegida, nada incómoda, ya que, él se para o disminuye la velocidad para esperarla pero ella no le adelanta, si él para, ella también lo hace.

En el primer minuto de aparición de ambos ya nos encontramos con los primeros toques en la espalda de Obama hacia Clinton, si veis la secuencia en vídeo, literalmente la guía, muestra el camino, la dirige, la gira, la mueve, marca los tiempos y ella está encantada de que lo haga.

Cuando la representante demócrata se planta en el atril para exponer su discurso, Obama sigue animando al público, aplaude, levanta sus brazos, a continuación se sienta pero no para quieto, su expresión facial y corporal son constantes, ilustrando y asintiendo continuamente cada frase de Clinton de forma incansable, aportando incluso un toque cómico a la situación, transmite emociones positivas que refuerzan y ensalzan la figura de Hillary. Fijaos en la postura que adopta éste mientras escucha, sentado de una forma desenfadada, natural con un punto chulesco que no hacen más que seguir proyectando, de forma espontánea, poder y liderazgo.

Cuando Obama pasa al atril, ambos se funden en un sincero y caluroso abrazo, del que puede interpretarse una verdadera amistad y estima personal entre los dos: hay contacto visual antes y después, no queda espacio que ellos, rompen la distancia íntima, su duración es amplia y no denotan malestar. Este el el único momento en el que es Hillary quién da los toquecitos en la espalda de Barack, en este momento del abrazo podría representar un refuerzo o énfasis del afecto hacia el otro.

Me gusta el estilo comunicativo de Hillary Clinton, es pasional, con muchos gestos ilustradores, mano en el pecho y alta expresión emocional en su rostro, pero si comparamos una conducta con otra a la hora de afrontar un mitin político, desde luego que tiene difícil llegar al carisma, fuerza, poder y liderazgo de su predecesor, además, por sus proyecciones de personalidad da la sensación de no encontrarse demasiado cómoda como primera de gobierno y funcionaría quizá mejor desempeñando un rol de vicepresidencia sin ser la cabeza visible pero con un gran peso en la toma de decisiones. Con estas observaciones, si me preguntaran: ¿Hillary Clinton sería apta para el puesto? Yo respondería que: Por supuesto que sí. Ahora bien, a la pregunta: ¿Se sentirá cómoda con éste rol y éste es afín a sus rasgos de personalidad? En este caso mi respuesta sería diferente…

 

Los secretos del éxito de Donald Trump ¿Qué esconde su comunicación no verbal?

Foto EFE

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Es indudable que Donald Trump mueve masas, unos le adoran, otros le odian, pero a nadie deja indiferente. Si cerramos los ojos y nos imaginamos al personaje en cuestión seguro que lo recordamos con alguna emoción en su rostro, ya sea la ira, el asco, el desprecio o su sonrisa embaucadora, a veces desdeñosa. Su fuerza reside en la expresión emocional continua, y esto es ventajoso en comunicación; el ser humano está programado para recordar aquello que le emociona, el cerebro entiende que si existe un fuerte impacto emocional debe grabar a fuego esa información a largo plazo ya que será importante, incluso, para nuestra supervivencia.

El mensaje de Trump cala hondo, apelando a los instintos más primarios, tal y como dice mi colega de profesión, J.L Martín Ovejero: «Los grandes líderes no hablan con cifras y estadísticas; conmueven y hacen sentir. Es el idioma de la persuasión.»

Trump sorprende, es diferente (y lo contrario) a lo tradicional, rompe con todo protocolo y lógica política, y la emoción de sorpresa en el interlocutor causa expectación, atención, y dota a Trump de autenticidad, sus ideas grotescas y forma de expresarlas le hacen especial, único, extravagante y, para bien o para mal, resulta muy original.

Su intencionalidad por ganar el voto no es notable, no se aprecia a simple vista su ansiedad por ganar, por quedar bien, por gustar a todos, por hacer amigos, todo ello proyecta altruismo. Parece que no le importan los apoyos y buenas relaciones, no necesita ganar, sugiere que solo se sube a su atril o se pone ante una cámara para expresar sus ideas de la forma más improcedente posible, no hay cuidado, no le interesan las buenas formas, esto también le dota de cierta credibilidad e interés por gobernar de forma desinteresada.

Foto EFE

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La seguridad en sí mismo del candidato republicano es imponente. No da lugar a la evasiva, a las medias tintas, es abrumadora su gestualidad al defender una idea o decisión controvertida en un mundo dónde la política es solemne, ceremonial y en el que las formas se miden al milímetro, llega Trump con sus fuertes ademanes y movimientos, su cabeza siempre erguida y su inclinación de torso es continua y prominente, sus gestos de poder y desafío son muy significativos, le convierten en el ‘macho alfa’ de cualquier debate, su fuerza corporal es devastadora, se expande, se hace grande, se ‘come’ al oponente. Sus expresión es tan agresiva y dominante que hace que su contrincante parezca un inepto a la hora de gestionar conflictos, se presenta a sí mismo como la única opción razonable para elegir a un gobernante.

Pero sin duda, el gran secreto de Donald Trump reside en generar constantemente en su audiencia la emoción de miedo. Alude a inminentes atentados terroristas, inmigrantes violadores que trafican con droga, que roban el trabajo y el dinero estadounidense, se centra en publicitar un panorama desolador, amenazante y él será la única opción para mantener a salvo al pueblo, el protector. Es una estrategia muy hábil (independientemente de lo reprobable de esta conducta a nivel ético), el miedo es una emoción muy poderosa, capaz de bloquear nuestro pensamiento crítico y racional, y el miedo desemboca en ira dirigida hacia los sectores ‘culpables’ de esa inseguridad inducida.

Otro recurso utilizado con astucia es el humor, ya comentamos la relevancia del humor en el discurso político, y este es un buen ejemplo de ello. Su soberbia es incesante, tiene una tendencia incansable a mostrar sus cualidades, las encuestas más ventajosas sobre su imagen y liderazgo, sus logros, etc; en según que foros este discurso causa rechazo y le abuchean, él en estas ocasiones siempre recurre al humor, también cuando vierten acusaciones en su contra o cuando se siente perdedor en algún momento de la discusión, suelta un chiste, el público se ríe, retoma el control perdido y de nuevo reconduce el mitin, liderando otra vez la situación.

En definitiva, sabe muy bien lo que se hace, domina las principales premisas sobre influencia y persuasión (rozando la manipulación) como nadie, y lo cierto es que ha marcado un antes y un después en la comunicación política, veremos si le ha surtido tanto efecto o solo queda en lo anecdótico de su particular estrategia.

Vicente del Bosque se tapa la boca al hablar de Iker Casillas ¿Significa que miente?

El pasado viernes se desata una polémica futbolística de gran transcendencia. Casillas, titular indiscutible en la portería de la selección española durante más de una década, fue suplente por primera vez. Al parecer, este hecho provoca el malestar del jugador con el entrenador Vicente del Bosque, tal y como declara este último en una entrevista para la cadena SER.

Lo relevante para el cometido de este blog es analizar los gestos y expresiones faciales que se sucedían a lo largo de las declaraciones al respecto por parte de Del Bosque. Y hubo un gesto curioso, muy repetido y significativo para explicar qué había más allá de sus palabras; se trata del gesto de taparse la boca con la mano mientras habla.

Captura de pantalla 2016-07-03 a la(s) 15.39.51Vulgarmente este gesto se asocia directamente con la mentira, pero el análisis de la comunicación no verbal no puede ser tan reduccionista, no hay blancos y negros, y esta asociación directa es arriesgada y sesgada. Hay múltiples matices que pueden orientar su significado hacia diferentes interpretaciones. Se trata de un gesto automanipulador, éstos indican nerviosismo, tensión e incomodidad con la situación, el simple hecho de participar de una entrevista para los medios de comunicación ya puede desembocar esta característica reacción, sobre todo, si la persona no está acostumbrada o no gusta de este tipo de exposiciones.

Se puede codificar como un acto defensivo, ocurre cuando nos sentimos ‘atacados’ (verbalmente) o presionados para hablar. Lo que proyecta este gesto es inseguridad, ningún líder o gran orador practicará este gesto cuando se dirige a sus interlocutores. Esta inseguridad puede ser provocada por no estar convencido de lo que se está diciendo, o por tener que tratar un tema, pregunta o afirmación inesperada, sorpresiva, algo que no teníamos bien preparado y debemos improvisar.

Captura de pantalla 2016-07-03 a la(s) 16.42.22Además, puede ser uno de los muchos gestos que podrían asociarse con rasgos más introvertidos de la personalidad: timidez, retraimiento, vergüenza social, etc. Mientras Del Bosque se tapa la boca también vemos cómo aparta su mirada, dato que podría relacionarse con cierto nivel de vergüenza o pudor hacia el tema que trata. No hay agresividad en esta acción, si no más bien aflicción y profundo pesar por la situación.

Está claro que este es un asunto complicado para él, de alto impacto emocional, y este gesto no hace más que filtrar estas sensaciones incómodas de tensión, disgusto, vergüenza y resquemor, mezclado en algunos momentos con expresiones faciales de asco, es una cuestión que le provoca total rechazo, le desagrada tener que dar explicaciones sobre ello, pero no tiene por qué conllevar intenciones maliciosas como el engaño.