Comunicación no verbal y supervivencia, un terrible experimento

En el libro “El lenguaje del cambio” Paul Watzlawick (1989), presenta un interesante experimento llevado a cabo por el personal del emperador Federico II.

En el libro ‘El lenguaje del cambio’, Paul Watzlawick (1989) presenta un interesante experimento llevado a cabo por el personal del emperador Federico II

Federico II Hohenstaufen (1194-1250), emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y nieto del famoso Federico II Barbarroja, fue llamado en su tiempo «stupor mundi» (estupor o pasmo del mundo) por sus raras, profundas y excéntricas cualidades que escandalizaban a su entorno. Este personaje fue extremadamente inteligente, hablaba nueve lenguas y escribía en siete. Sus conocimientos abarcaban la filosofía, la astronomía, las matemáticas, la medicina y las ciencias naturales.

Le obsesionaba saber y determinar si existía una ‘lengua natural’, es decir, una lengua adámica, una lengua connatural al mismo hombre y que de algún modo fue utilizada, en el primigenio estado, para dar cumplimiento al mandato divino de ‘dar nombre a todas las cosas’. Federico II organizó lo que, a la postre, se revelaría como un crudelísimo experimento. Por supuesto, él no podía prever semejantes resultados. Ordenó que se recluyeran en una sala a 30 recién nacidos y que se les suministraran los mejores cuidados de la época. Pero con una condición, las criadas que se ocupaban del cuidado de los niños no debían hablarles ni establecer ningún tipo de gestualidad o comportamiento que pudiera interpretarse de un modo afectivo o emocional por los bebés.

Él pensaba que, sin influencia humana alguna, el lenguaje adámico surgiría espontáneamente, y los niños hablarían (suponía él) hebreo, sin que nadie se lo hubiese enseñado. El resultado fue desastroso, murieron todos los bebés sin excepción, ninguno pudo siquiera alcanzar los tres años de edad. Este experimento de tan fatal consecuencia despertó el interés del famoso psicoanalista René Spitz que en los años 40 estudia a fondo todas las consecuencias de las privaciones emocionales de los primeros momentos de vida del ser humano, comprobando cómo con una privación emocional parcial se generaba un bloqueo tónico, malestar, ansiedad y miedo provocados por el carácter impersonal y neutro de los cuidados recibidos. Se reducen las posibilidades para desarrollar sus expresiones mímicas, sus actitudes de comunicación, la comprensión de situaciones y la conciencia que podría adquirir de sí mismo y de los otros.

Con una privación emocional total (cuando hay una absoluta carencia afectiva), por ejemplo, en los niños que son entregados a un orfanato, puestos a los cuidados de niñeras (previo destete) que atienden a 10 niños a la vez dándoles solo los cuidados básicos (higiene y alimento), sobrevino primero una depresión anaclítica (o síndrome de hospitalismo), y después del tercer mes se acentuó el retraso motor, la pasividad total, el rostro sin expresión, sin coordinación ocular y redujo el nivel mental a un 45% de la capacidad normal. El retraso motor les imposibilitaba darse la vuelta en la cama; los que llegan a alrededor de los tres o cuatro años, no hablan, no se pueden poner de pie y generalmente no caminan. El porcentaje de mortalidad es alto, el deterioro es progresivo en proporción a la cantidad de tiempo de carencia, se detiene el desarrollo de la personalidad, por no tener relaciones objetales (relación con el otro, primeramente con su madre) el niño no puede descargar los impulsos agresivos y los deposita en sí mismo (no asimila la comida), se dan situaciones autoagresivas.

Estas cuestiones son indicativas de la importancia de la expresión emocional y del afecto a través de la comunicación oral y del comportamiento no verbal, no solo para el adecuado desarrollo personal y social si no para la adaptación al medio e incluso para la supervivencia del ser humano. Oinsel T. Young (2001), menciona que las neurociencias han hecho evidente que la actividad del cerebro necesaria para todo proceso de aprendizaje que consolida la atención, la cognición y la memoria es estimulada durante el establecimiento de la comunicación emocional a través del tacto, el oído y del contacto visual con nuestro interlocutor. El establecimiento de los vínculos emocionales será un continuo a lo largo de la vida y los sentidos seguirán colaborando en esta función, así como en la actualización de datos grabados en la memoria, por experiencias que surgieron del establecimiento de vínculos pasados.

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3 comentarios

  1. Dice ser Sony

    está claro que el apodo le va al pelo…estupor es lo que he sentido al leer semejante experimento…sabía que el amor y el afecto con los bebés era importante, pero no hasta el punto de ser el instrumento para la supervivencia de la especie!

    Interesantísimo artículo!

    29 abril 2016 | 11:47 am

  2. Dice ser DSA

    Alta inteligencia intelectual, pero la emocional pues eso, demostrado está, ¡¡madre mía!!

    29 abril 2016 | 1:34 pm

  3. Dice ser Marivi

    Terrible, eso demuestra la importancia de las relaciones humanas. Una madre, padre, canguro o niñeras deben comunicarse con los niños, es vital.

    30 abril 2016 | 7:32 am

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