La dominancia de Rajoy y la tensión de Puigdemont en su primer encuentro

El histórico encuentro, en el Palacio de la Moncloa, entre el presidente del gobierno (en funciones), Mariano Rajoy, y el presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, nos deja imágenes interesantes. Ya hemos comentado que en estas ocasiones de relevancia política suele haber una lucha de poder, por ganar la mejor posición, por quedar en un estatus superior al otro, aunque sea en apariencia.

Fotografía EFE/Paco Campos.

Fotografía EFE/Paco Campos.

Rajoy como anfitrión toma la posición más ventajosa al recibir a su invitado, se coloca de tal forma que cuando se produce el apretón de manos ante los medios será el dorso de su mano el que predomine, esta es la posición dominante y la que evoca en los observadores la sensación de control y autoridad en la escena. Pero además, no acerca su mano hacia él, coge la suya y la lleva hasta su altura (tal y como se observa en el fotograma adjunto). Uno de los datos más relevantes, para interpretar una escena de esta índole, pertenece al canal háptico, el tacto, es un canal esencial para expresar cercanía, estima e interés. La forma de tratar a los demás en esta situaciones también puede reforzar esa dominancia.

En este caso, los toques que se producen se relacionan directamente con el dominio y la autoridad de Rajoy sobre Puigdemont, observando las imágenes en movimiento, el presidente catalán queda en una posición muy sumisa, se deja hacer y se deja llevar por Rajoy. No considero que en esta ocasión se vincule directamente con la personalidad de cada uno (uno dominante y otro sumiso) sino por la coyuntura del momento, es una cuestión de tablas que Rajoy ‘aprovecha’ para articular el ‘baile’ gestual del encuentro.

El presidente del gobierno en funciones, Mariano Rajoy, entrega un facsímil de la segunda parte del Quijote al president de la Generalitat, Carles Puigdemont. (Mateos P./ACN)

El presidente del gobierno en funciones, Mariano Rajoy, entrega un facsímil de la segunda parte del Quijote al president de la Generalitat, Carles Puigdemont. (Mateos P./ACN)

Le da un toque en la espalda, lo gira, le da otro toque para frenar su camino hacia la entrada, y lo ‘obliga’ corporalmente a permanecer más tiempo posando ante los medios. Una vez dentro, Rajoy se muestra relajado con una apertura gestual y Puigdemont, al contrario, tiene una corporalidad más cerrada, con posturas tensas, forzadas, y movimientos bruscos que dan cuenta de la incomodidad del momento. Todo esto se ve reforzado además por la entrega del regalo, que el líder del Partido Popular entrega con cierta arrogancia, es más, ‘grita’ a los medios «¡le voy a regalar al president…!» (y muestra el libro, un ejemplar de «El Quijote»), para que quede buena constancia de ello (como si no se viera sobradamente ya la acción).

No podríamos afirmar, por tanto, que han transmitido buena sintonía, entendimiento, empatía o una conexión especial entre ambos, más bien, se desvela la incomodidad de Puigdemont por el obligado encuentro y un intento de Rajoy por impresionar y dominar la reunión.

 

6 comentarios

  1. Dice ser Drop

    Que buen análisis y que buenas conclusiones. Fue una cuestión de tablas que de seguro cambiaría si se repitiese dentro de unos ańos (cuando puigdemont sea consciente de la debilidad del gobierno anté el independentismo..)

    21 abril 2016 | 10:23 am

  2. Dice ser Victor Saura

    Ambos tenían las ideas muy claras. Cuando uno se aferra a una decisión, y compromete en ella todo su futuro lo esperable es que no retroceda ni un ápice. Aunque la idea sea disparatada, que sería lo de menos, no la desechara por temor a quedar retratado con un peaje doloroso.

    Desde tiempos remotos el común de los mortales debate su futuro en el fino alambre de las urgencias. Por más que invoquemos experiencia menos dañinas, los derroteros son los que son; las mayorías clavan sus ojos en su presa y articulan el boceto de un ego herido de egoísmo y locura.

    No me gusta la gente que aprovecha la debilidad para armarse de «valor»

    Un saludo

    21 abril 2016 | 2:55 pm

  3. Dice ser Latek

    Pues que yo solo veo la actitud normal entre quien es anfitrión y quien es el invitado a casa ajena. También a tener en cuenta que uno lleva muchos años en este circo y el otro acaba de llegar. Y por supuesto mucho teatro y poses pensadas. Y no estaba tan tranquilo Rajoy por como le costó desligar la tapa del libro.

    21 abril 2016 | 3:38 pm

  4. Dice ser Thomas Paine

    No falta mucho para que veamos la coreografía gestual del rey Felipe en la primera visita oficial como jefe de estado de un Presidente de la República de Catalunya.
    Y la vida seguirá para todos con total normalidad (y bastante más tranquilidad de espíritu)

    21 abril 2016 | 5:26 pm

  5. Dice ser yo

    Puigdemont lo tiene más que claro, votaron al referéndum que hicieron con trampas y él es el resultado. Para que hacer otro entre ellos. Porque España es la casa de todos no puede un hijo quedarse por su cara con algo no suyo. Rajoy es un buen trabajador que hace todo lo que le manda la unión Europea, es la primera que no quiere que Europa se ropa a trozos por regiones y lenguas. Que por mucho que nos machaquen con el Catalán estos políticos saben hablar Castellano no es más fácil explicar en castellano, así ellos solos se hacen un favor.

    21 abril 2016 | 8:25 pm

  6. Dice ser Si

    Gracias, pero libertad de expresión usted no tiene. Pero esto es (demos gracias )no democracia.

    22 abril 2016 | 6:35 pm

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