La comunicación no verbal en las reuniones de Rajoy con Pablo Iglesias y Albert Rivera

Ojalá pudiéramos tener la secuencia en vídeo (y si fuera con cámara oculta mejor) de estas negociaciones de una conmoción emocional muy significativa, y así poder ir enlazando la conducta no verbal con el discurso de ambos. Las instantáneas nos ofrecen menos información, o al menos, más sesgada a la hora de interpretar, pero siempre podemos jugar con las diferencias entre unos y otros para establecer buenas o malas sintonías en comunicación. En este caso, hay numerosos fotogramas que reflejan una posición muy parecida a la de estas dos imágenes que adjuntamos aquí, es decir, que la postura se mantiene en el tiempo y esto ya es válido para realizar inferencias sobre su nivel de rapport (compenetración psicológica en la comunicación).

Tenemos que destacar que existe una mayor conexión entre Rajoy y Rivera que en Rajoy e Iglesias. Esto no quiere decir que ambos estén de acuerdo en el contenido ideológico de lo que comparten, sino que están dispuestos a escucharse, comprenderse y empatizar.

Todos estos elementos se reflejan en su actitud no verbal, cuando aparece el rapport pareciera que uno se refleja en un espejo, se produce un contagio emocional y postural, aspecto que podemos apreciar en la primera fotografía: ambos se encuentran con las piernas bien flexionadas, con una marcada apertura, sentados en el filo del sillón, con una leve inclinación hacia delante. Hay una sintonía fuerte entre Rajoy y Rivera, tienen una atención mutua, están abiertos y receptivos a la conversación.

Hasta ambos guardan ese punto de tensión e impulsividad que ya forman parte de su línea base de comportamiento, el líder de Ciudadanos con ese gesto ya tan suyo de agarrarse el meñique para descargar el estrés y la ansiedad que forja siempre el afrontamiento de estas situaciones inquietantes o importantes para él y Rajoy que se agarra una mano con la otra, ambos gestos sirven para descargar presión o nerviosismo.

En el caso de Iglesias con Rajoy ocurre lo contrario, y este último lo intenta, pero no consigue conducirlo hacia su postura, llevárselo a su terreno y conectar con él. El líder del PP sigue con una postura inclinada hacia adelante, de apertura, exactamente igual que con Rivera, pero el líder de Podemos está con su espalda apoyada en el sillón, piernas cruzadas, inclinado hacia atrás. Es una postura más relajada pero no está abierta ni receptiva para un diálogo de intensidad, en este contexto no muestra interés y se aleja de su interlocutor, no focaliza la atención ni la energía en su expresión.

Por estas imágenes se puede deducir que la intención de Rajoy y Rivera era la de aunar propuestas, perspectivas e ideas, estaban abiertos a hablar y a escuchar y asistían a este encuentro con la pretensión de “sacar algo en claro”, con un objetivo comunicativo y de entendimiento. Pablo Iglesias pareciera, por su actitud, que acudiera a la reunión a cumplir el expediente y que no estuviera interesado lo más mínimo en congregar posturas encontradas.

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