De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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Oiga.me, un entorno activista al servicio del 99%

Nueva cara de la plataforma activista Oiga.me

Nueva cara de la plataforma activista Oiga.me

«Tecnología libre para la acción ciudadana. Del 99% para el 99%». Así se define así misma Oiga.me, una «plataforma activista de movilización distribuida, transparente, con software libre y sin ánimo de lucro». Oiga.me, que lleva funcionando desde el octubre de 2011, está presentando su nueva cara y funcionalidades en el Reina Sofía de Madrid mientras yo escribo estas líneas. El hashgtag de Twitter para seguir lo de presentación es #NuevoOigame.

 

Oiga.me es mucho más que una plataforma. Una definición más acorde con la realidad sería la de un «entorno activista». Para empezar, tiene serias diferencias con otras plataformas del denominado clic-activismo en las que una persona propone una petición, los usuarios la firman y miles de mails llegan a una dirección concreta. Oiga.me no tiene ánimo de lucro. Impulsada por diferentes colectivos, Oiga.me tiene un consejo social del que forman parte entidades de la sociedad civil. Además, está diseñada con software libre, su código está abierto (aquí está documentado todo el proceso) y la licencia es libre. «Usamos software libre porque así la capacidad de pensar y decidir sobre lo que haces es de todos y fluye libremente por la red. Esto beneficia a toda la comunidad y hace que Oiga.me sea mejor», aseguran sus impulsores en una respuesta colectiva a una entrevista que les he mandado por  mail. El software libre de Oiga.me garantiza la privacidad e impide que el dueño de la plataforma vendra los mails de los firmantes de peticiones, como ocurre en el mundo anglosajón.

Quizá la diferencia mayor con otras plataformas de clic-activismo sea su forma de funcionamiento. La mayoría son verticales y monolíticas. Alguien crea una petición, el resto la firma digitalmente. Oiga.me cree en los procesos en red. Y por eso ofrece todo un abanico de posibilidades. Con las nuevas funcionalidades de Oiga.es se pueden organizar campañas de forma orgánica. La presión podrá llegar por e-mail, pero también por teléfono, fax o listas de firmas. Además, existirá un ‘kit de ayuda’, para que quien inicie una campaña reciba consejos sobre las mejores tácticas a seguir. La inclusión del fax ha llamado mucha atención durante la presentación.

¿Por qué incluir una herramienta del pasado para ejercer presión? Desde Oiga.me, por mail, me responden así: «Las formas analógicas de comunicación tipo fax son un mecanismo deliberado de filtro para inhibir las reclamaciones. Es normal que las operadoras telefónicas, o las compañías de agua, luz, gas, o las propias instituciones públicas abusen de este tipo de medios para reducir las reclamaciones». El uso de fax en Oiga.me incluirá un módulo que permitirá que los usuarios firmantes de una petición puedan darse de baja de los servicios de, por ejemplo, una compañía operadora que no ofrece calidad.

Oiga.me irá lanzando nuevas funcionalidades en los próximos meses. Siempre – aseguran – con las perspectiva de realizar «acciones que se trasladen de la red digital al mundo físico». En un futuro próximo incluirán telefonía (SMS) y , más adelante, sistemas de geoacciones «que faciliten movilizaciones de enjambre de manera distribuida». Aprovechando el lanzamiento del #NuevoOigame la Plataforma de Afectados por la Hipoteca acaba de crear una campaña para que el Instituto de Vivienda de Madrid «no ejecute ningún desahucio más sin alternativas de habitabilidad».

Oiga.me es una iniciativa promovida por colectivos y organizaciones sociales como la asociación aLabs, el Patio Maravillas, las cooperativas de software libre Dabne y xsto.info, Greenpeace, Attac, Facua, Ecologistas en Acción, el sindicato CGT, la Plataforma Política de Apoyo al Pueblo Saharaui, la Asociación Libre de Abogados y abogadas (ALA), o la Alternativa Antimilitarista (Movimiento de Objeción de Conciencia).

Por un gran hermano ciudadano contra el poder

El vigilante vigilado. El poder controlado por un nuevo big brother distribuido. La distopía de 1984 pero al revés. La acción Surveillance chess del colectivo Mediengruppe Bitnik es totalmente inspiradora: sustituyeron las imágenes en tiempo real de las cámaras de vigilancia del metro de Londres por una invitación para jugar al ajedrez.Vale la pena ver el vídeo. Reverlo. Do you wanna play chess, vigilante?.  El sistema de vigilancia queda en un absoluto ridículo cuando aparece el pantallazo con el tablero de ajedrez y una frase intrigante: “You are white. I am black. Call me or text me to make your move. This is my number: 07582460851.”

El colectivo artístico transformó el Londres preolímpico en una partida táctica contra el poder con una acción poética que desnuda una vez más los sistemas de vigilancia. ¿Para qué nos observan? ¿Por qué nos vigilan? ¿Con qué derecho nos graban? Hace dos años, el colectivo madrileño Un barrio feliz lanzó una campaña contra las cámaras de videovigilancia que el ayuntamiento instaló en el barrio de Lavapiés. Divulgaron un falso hackeo de las imágenes (dijeron que las habían interceptado para divulgarlas),  creando una gran polémica. Y denunciaron el sistema de vigilancia que costó 600.000 euros de dinero público con ludismo, mucha creatividad, un cómic de Camaroncito (personaje creado contra las cámaras) y hasta pruebas de Artivismo en el Medialab Prado.

Existen otras iniciativas para denunciar el big brother en el que se apoya el poder, como el proyecto mexicano Contra Vigilancia. El colectivo anonimoColectivo construyó una herramienta que permitía a cualquier persona conocer «la ubicación de las cámaras de vigilancia dentro de la ciudad de México y Cuernavaca«. Y existen otras iniciativas que utilizando la inteligencia colectiva dejan fuera de juego a las fuerzas de seguridad. Los brasileños se escapan de los controles de alcoholímetro  de la Ley Seca gracias a Twitter y el uso de hashgtags. Este  movimieto está siendo muy criticado, pero que muestra el potencial de la sociedad en red. 

Del movimiento 15M de España nació la fascinante iniciativa #peoplewitness, un hashgtag que sirve para documentar la violencia policial y los abusos del poder. El pueblo distribuido graba, hace streaming, cuelga fotografías, en esta etiqueta de Twitter. Además, existe una web para completar el giro de «la comunicación a manos del pueblo».

Y acá llegamos a donde quería llegar. ¿Y si naciese un proyecto llamado #BigBrotherCiudadano que diese la vuelta a la tortilla de la videiovigilancia y el control? ¿Y si todos los ciudadanos colocasen una webcam en su balcón y vigilasen a las fuerzas de seguridad? ¿Y si nace una web que recopile todas las webcams, barrio a barrio, calle a calle, para que la policía esté totalmente vigilada? ¿Y si la policía, digamos la española, suelta de porra y reincidente en abusos de fuerza y maltratos arbitrarios, comenzase a sentirse de verdad vigilada? ¿ Y si esta red distribuida de imágenes convirtiese nuestras ciudades en un territorio blindado contra los abusos? ¿Y si el vigilante empezase a sentirse vigilado? Do you wanna play chess, señor Mariano Rajoy?

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

 

 

 

Nolotiro.org, te lo regalo sin condiciones


«No lo tiro, te lo regalo (sin condiciones)». Así de sencilla es la filosofía de Nolotiro.org, un sitio web en el que cualquier persona puede regalar y buscar objetos. De muebles a bicicletas, pasando por ordenadores, lámparas, campas, juguetes, cunas o teléfonos móviles. Creado por @Jipipayo y mantenido y coordinado por  Alabs, una asociación que incentiva proyectos de acción social con software libre, Nolotiro.org es un verdadero grito anti consumista y pro colectivo. «Calculamos entre 6.000 y 10.000 objetos que cada mes evitamos que vayan a la basura», asegura Daniel Vázquez, uno de los miembros de Alabs.

Nolotiro.org es un claro ejemplo de cómo la sociedad red funciona desde la lógica de lo compartido. Y una prueba palpable de que cómo un sitio web puede transformarse en una verdadera plataforma de comunidades autogestionadas. Cualquier usuario puede relacionarse con otros usuario. El intercambio es el primer paso de una interacción real. Tal vez, la semilla de una comunidad hiperlocal que puede cambiar el mundo con pequeños gestos cotidianos.  «Nolotiro es una delicia, más de 1.100.000 páginas servidas y 45.000 usuarios únicos al mes», matiza Daniel Vázquez.

Los proyectos de Alabs son un gran faro inspirador en la nueva era de la Sociedad P2P en la que los ciudadanos se relacionan sin intermediarios. Mientras el sistema financiero colapsa y la industria empieza a replantearse la obsolescencia programada (¿para qué fabricar objetos que se rompan?), la sociedad civil da un paso al frente. Otros proyectos de Alabs como Oiga.me (una plataforma activista) o Liberateca (una página comunitaria y autogestionada sobre literatura) muestran que hay vida a la salida del túnel del neoliberalismo especulativo y de los viejos paradigmas.

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa