De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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Se busca nombre para una agencia de noticias libres

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Acaba de nacer una agencia de noticias latinoamericana. Todavía no tiene nombre. No va a celebrar una fiesta de presentación pomposa. Tampoco va a invertir en campañas de marketing. Su apuesta es la colaboración, el trabajo en red. ¿Qué mejor marketing que abrir el proceso desde su nacimiento? La frase que se puede leer en su site es muy significativa:

“¿Si tuvieras que escoger un nombre potente y poético, preciso y aplicable para la Agencia, que funcione en español y portugués, cuál sería y por qué? ¡Deja tu propuesta al final de esta página! — ¡Gracias!”.

Cualquier persona puede enviar su propuesta de nombre de agencia en el site, en el hashtag de Twitter #ComunicaCulturas y en otras redes sociales. La agencia de información y comunicación, gestionada por la red de colectivos culturales de Latinoamérica del proyecto Juntos, publicará su contenido en español y portugués. “Nos pensamos desde el formato de la red. Concebimos un nuevo periodismo en red basado en la colaboración, la instantaneidad, la comunicación multimedia, multidireccional e interactiva”, afirman los colectivos que colaboran en el proceso de #ComunicaCultura.

#ComunicaCulturas apostará por trabajar un periodismo desapegado del imaginario de la “mesa de redacción”, un periodismo digital que no implica limitarse a la información que es accesible a través de la red. #ComunicaCultura busca construir puentes para el diálogo entre las más diversas experiencias de acción cultural en el continente.

#ComunicaCulturas tendrá licencia libre y dará voz a procesos de cultura viva, cultura libre, cultura abierta y cultura de red. Es un proyecto en el que participan Cultura Senda (Argentina-Venezuela), mARTdadero (Bolivia), CulturaPeru.org (Perú) o Fora do Eixo (Brasil), entre otros.

Deja tu sugerencia en el site: AgenciaCulturas Hashtag Twitter: #ComunicaCulturas

Nuevos rumbos participativos del periodismo

Hablan los socios. Hablan los lectores. Así de sencilla es la idea que ElDiario.es acaba de lanzar. Instalaron una cámara en su redacción e invitaron a hablar a algunos de sus socios. Patricia Martín, por ejemplo, explica de forma simple por qué apoya a este medio: “para mí, ser socia de Eldiario.es no significa donar dinero cada mes, significa invertir en una prensa independiente en la que creo y contribuir a una democracia mejor y un país mejor”. La conversación expandida continua en Twitter, alrededor de la etiqueta #apoyoaldiarioes. Ahora, este nuevo medio de comunicación que ya tiene más de 3.000 socios en medios de menos de seis meses, tiene una cuenta pendiente: un encuentro de sus lectores y el equipo de redacción.

La campaña #apoyoaldiarioes es necesaria. Empodera a los lectores. Les da voz. De hecho, yo acabo de dar mi razón para apoyar a dicho medio, en el que ya colaboro. Sí, lo confieso: me he equivocado de hashtag

 

 

Pero es apenas un primer paso para adaptar el viejo modelo periodístico top down (en el que el contenido se impone desde arriba en formatos inmutables) a los procesos bottom up (en los que la conversación de ‘abajo arriba’ y horizontal construye contenido). No es sencillo. La gran crisis que viven los medios de comunicación clásicos y el boom de buen periodismo en red que estamos viviendo, del que ya he hablado en este blog, es una prueba de ello. ¿Cómo construir un medio de información en el que la conversación, el buzz del que habla Jeff Jarvis, sea el sistema nervioso del mismo? Desde luego, usando la fórmula del Tú, reportero (dejando una esquina del medio para que los lectores participen) o permitiendo apenas que opinen sobre las noticias, no llegaremos a un nuevo paradigma informativo.

Existen algunos casos brillantes de participación de los lectores en medios. El diario brasileño A Tribuna, tiene hace años un Consejo de Lectores que se reúne con la redacción periodicamente. The New York Times empodera a los lectores que más y mejor participan comentando noticias, con su Verified Commenters. 20 Minutos, por su parte, hace años que trabaja en intenso diálogo con sus lectores para escoger los temas abordados. Su Pizarra (ahora reconvertido en Tu blog) de temas del día compartida en tiempo real con sus lectores  y su Eco para medir el impacto de cada noticia son referencias al respecto. The Guardian co-crea constantemente noticias con sus lectores. Y el medio digital colombiano La Silla Vacía pone un editor al servicio directo de los lectores.

Sin embargo, quizá el mayor reto sea incorporar el eco de la conversación a las piezas informativas. Un hashgtag, como #Yoapoyoeldiario, es una forma de hacerlo. Sin embargo, es complicado incorporar el flujo que se dispersa por las redes. Los comentarios en el site ya no son suficientes. Los medios, además, siguen usando las redes sociales para divulgar sus contenidos y no para co-crearlos conjuntamente. ¿Por qué seguir considerando las noticias son un producto de formato cerrado en lugar de como un organismo vivo? Yo hace unos meses escribí una entrada en este blog, Aclarando los términos comunidad y red, que nació antes como una conversación coral en Twitter. La plataforma FixMedia.org, en el que los lectores corrigen noticias, es un excelente camino, sin duda. De hecho, hasta ofrece un plug in a los medios para que los lectores mejoren cada noticia.

Pero deberíamos seguir investigando sobre los flujos sociales de cada noticia. Escribir en tiempo real y a la vista de los lectores (en PADs o Google Docs), siempre que sea posible y no matemos una exclusiva. Deberíamos  crear una Sala de Remezclas para que cada noticia sea completada y rescrita por la inteligencia colectiva. Deberíamos buscar fórmulas para incorporar el eco orgánico de cada noticia a nuestros medios. Los periodistas deberían hacer piezas de Storify con la vida social de sus propias noticias, con lo que ocurre después de publicarlas. Mientras no lo hagamos estaremos apenas intentando encontrar una nueva fórmula económica para el periodismo en la era red.

Innovación #copyleft y colectiva en los medios de España

Innovar en tiempos de crisis. Cambiar de piel. Reciclaje a ritmo forzado. Los medios de comunicación clásicos están en la mayor crisis de su historia. Sin embargo, siguen apostando, con muy pocas excepciones, por la misma fórmula. Intentan aplicar la lógica del papel al mundo digital, sin adaptar o buscar otro camino. Peor que eso: su única solución a la crisis es el despido masivo de trabajadores. El caso de El País, con sus 128 despidos, es el mayor ejemplo de lo que no se tiene que hacer para salvar a un medio que agoniza. La tecnología que salvará el periodismo se llama contenido, escribí hace unos meses en este blog. Cuando publiqué el Manifiesto PosPeriodístico, también en este blog, quería remover un poco los cimientos de la vieja guardia que asiste impávida al desmoronamiento de la prensa, especialmente del papel.

En el caso de los medios españoles la crisis es especialmente dolorosa. Doble crisis: de papel y económica. Sin embargo, en medio de la tormenta está sucediendo una espectacular revolución en el panorama informativo que no estoy viendo en otros lugares del planeta. El hundimiento de Público – que se quedó en un escuálido site con poca plantilla – dio pie a un buen puñado de proyectos. El #copyleft – licencia que permite la copia del contenido – se abre paso en bastantes cabeceras, algo casi inexistente en el resto del mundo. 20 Minutos, que usa Creative Commons y liberó la copia de su contenido hace ya una década, abrió el camino. Ahora, el periodismo español empieza a abandonar el copyright y abrirse a otras fórmulas.

Por otro lado, la situación española is different. En pocos lugares del planeta se cumple con mayor claridad aquello de la ‘autocomunicación de masas’ de la que habla el pensador Manuel Castells o el Nosotros, los medios, de Dan Gillmor. La sociedad está informando (y muy bien) desde las redes, blogs, plataformas, cooperativas, colectivos. La información unidirecional de los medios clásicos ha dado paso a una conversación: a la era de la comunicación. Por eso, he incluído en este inventario nuevas cabeceras pero también proyectos ciudadanos. El futuro del periodismo, de la comunicación, ya está aquí.

Eldiario.es. Sin lugar a dudas, el proyecto que más está innovando. Lanzado por Ignacio Escolar, primer director de Público, El Diario ya es una cabecera respetada. ¿Innovaciones? Muchas. La primera: utiliza la licencia Creative Commons más abierta de todas.Cualquier persona puede incluso vender su contenido y ganar dinero con ello. Han entendido que la monetización, en la era red, viene de otros rincones. Publicidad clásica, sí, pero también suscripciones, reputación, encuentros alrededor de la marca, acuerdos con ONGs… La redacción de El Diario es pequeña. Tampoco quieren redacciones en todas las regiones. Prefieren alianzas temáticas con otras entidades (en Ciencia y Tecnología con Esmateria, en cultura con el Hotel Kafka que realiza el Diario Kafka…) o regionales (en Galicia con praza.com, en Catalunya con diferentes colectivos, en Valencia con SOM…). Además, han entendido el concepto de commons marketing de Olmo Gálvez. Dividen riesgos y beneficios con sus diferentes aliados regionales y temáticos. Los subscriptores pueden dialogar con la redacción presencialmente y tienen ciertos privilegios (leer antes algunas noticias, por ejemplo). La zona de blogs es un bello paisaje donde encontrar algunas de las firmas más interesantes de España, además de fantásticos blogs colectivos, como Zona Crítica (donde yo escribo de vez en cuando), Interferencias, Colaboratorio, El cuaderno del MediaLab o Desalambre. También imprimirán una revista con contenido en profundidad y análisis.

EsMateria. Lanzado por Patricia Fernández de Lis, ex redactora jefe de Ciencias en Público, Esmateria es un medio especializado en ciencia y tecnología, con un saludable guiño a la cultura libre. Usa Creative Commons y su modelo también es innovador. Vale la pena leer su Quiénes somos.

MasPúblico / LaMarea.com. Una buena parte de los trabajadores que salieron del diario Público fundaron una cooperativa. MásPúblico ha informado desde un blog colectivo con rigor desde el primer día. El 21 de diciembre lanzan LaMarea.com, con espíritu cooperativo. Muy bonita la justificación que ellos mismos hacen del nombre del proyecto: «La palabra “marea” se usa a menudo como sinónimo de “marcha”, pero tiene otra esencia.Una marcha puede sonar algo marcial. Una marea es muy distinta, sugiere un movimiento progresivo y expansivo. Las mareas no tienen nada que ver con los tsunamis destructivos. Avisan de su llegada, pero nada las detiene. Crecen lenta, e incluso serenamente, pero con una fuerza imparable». Usará licencia Creative Commons.

Presentacion NUMEROS ROJOS from maite garrido on Vimeo.

Revista NúmerosRojos. Una revista financiada con crowd funding que ya ha lanzado 4 números. Excelente en contenido y diseño. Se definen como una revista de izquierdas. El proyecto que aporta reposo, análisis y contenido de calidad en un mundo gobernado por el exceso de información de última hora. Tuve el placer de colaborar en el primer número de la revista con el texto Un doble click para una nueva izquierda. La licencia es Creative Commons.

InfoLibre. El periodista Jesús Maraña, último director de Público antes de dejar de ser un medio impreso, acaba de anunciar el lanzamiento de InfoLibre para los primeros meses de 2013. Será un diario digital, InfoLibre, y una revista impresa mensual, TintaLibre. Su financiación será totalmente transparente y buscará una fórmula intermedia entre subscripciones y publicidad. Y prometen ser totalmente independientes. Vale la pena leer su presentación. Usará licencia Creative Commons.

Revista Mongolia. El nacimiento de esta revista satírica, que mezcla humor con periodismo de investigación, demuestra que el papel no está muerto. Todo lo contrario. Mezclando subscripciones con venta en quioscos han alcanzado la espectacular cifra de 40.000 ejemplares vendidos de cada número. Hasta The New York Times ha hablado de Mongolia.

Fix media. Con el lema ‘Arregla las noticias’, este site lanzado por Pau Llop, es una de las grandes novedades en el ámbito comunicacional de los últimos tiempos. Cualquier usuario puede mejorar noticias publicadas en medios. FixMedia abre la puerta a la inteligencia colectiva y al periodismo colaborativo. Disponen, incluso, de un plug in para colocar en cualquier web el icono de Fix Media. Fraguo su nacimiento gracias a la plataforma Goteo.orgcrowd funding for the commons.

Fotomovimiento. El Fotomovimiento fue puesto en marcha por un grupo de personas interesadas en la fotografía que se juntaron en la Plaza de Catalunya durante la acampada del 15M, en mayo de 2011. Su cobertura colaborativa y colectiva de la realidad es, simplemente, brillante. Y necesaria. Las fotografías que los medios nos se atreven a publicar las encontrarás en Fotomovimiento.org. Cuelgan su trabajo en galerías de Flickr con licencia Creative Commons. La imagen pertenece a la cobertura de la huelga general, donde la represión policial en Barcelona fue muy dura y apenas apareció en algunos medios.

Solidaritat i Comunicació. La cooperativa catalana de periodistas audiovisuales Solidaritat i comunicació, que nació para  “fomentar la cooperación y la solidaridad”está haciendo una gran cobertura de la crisis. Son los autores del vídeo que probó que los Mossos d’Esquadra son los responsables de que Ester Quintana perdiese un ojo a causa del impacto de una bola de goma y dejó en ridículo al conseller Felipe Puig. Vale la pena ver su canal propio de You Tube.

Yorokobu. Con el lema Take a walk on the slow side, Yorokobu nació como un blog de la mano de Brand&Roses. Creatividad, cultura, diseño, publicidad, mundo de código abierto. Contenido cocinado con cariño, frescura, apertura. Y rápidamente dio el salto al papel, un camino casi inédito en el mundo de la prensa. Sus contenidos, que tienen licencia Creative Commons, son una buena puerta de entrada al nuevo mundo de las redes, la innovación abierta y la cultura libre. También tengo el placer de colaborar con ellos.

People Witness. Este colectivo, del que ya he hablado en Código Abierto, se ha convertido en la mayor red de streamers del Estado español. Armados de teléfonos móviles con acceso a Internet, están poniendo en entredicho las versiones oficiales de políticos y policías. Sus coberturas audiovisuales en directo de manifiestaciones están siendo magistrales.

Agora Sol Radio. La radio que nació durante la Acampada Sol continúa viva. Y más que nunca. Emite online para todo el mundo. Su parrilla de programas no para de crecer.

TomaLatele.tv. Otra iniciativa del movimiento 15M digna de elogio. Coberturas de actualidad, programas, cortos. Más que recomendable. Un medio colectivo necesario.

Periódico15M. «Descarga este periódico, llévalo a la Asamblea de tu barrio, repártelo en tu trabajo o lugar de estudios, buzonea a tus vecinos… ¡¡IMPRIME-DISTRIBUYE-PARTICIPA!!». Con esta frase está resumido el espíritu de un periódico con que nació con vocación de papel, para explicar a la población más analógica lo que circula en las redes y no en los medios masivos.

 

Revista Orsai. + 10000 para el gigantesco Hernán Casciari, uno de los grandes defensores de Creative Commons. El escritor argentino, lanzando la revista Orsai, ha abierto un camino editorial simplemente genial. Periodismo de calidad, profundidad, textos narrativos. Y lo mejor de todo: un producto totalmente independiente que sobrevive gracias a los lectores. Su secreto: facilitar que cada lector sea distribuidor y pueda implicarse en el proyecto. Cualquier lector puede vender la revista y lucrarse (un poco) con ello.  El vídeo ‘Cómo acabar con el intermediario’ que antecede estas líneas se puede considerar un clásico del mundo en red. Un blog se convirtió en una revista. Una revista dará paso a una editorial en red. Un blog que ya se transformó en una pizzería – sí, abrieron una pizzería en Buenos Aires gracias a la colaboración de los lectores del blog- conectando personas alrededor de un sueño.

Líbero. Otro proyecto que nació de profesionales que salieron de la cabecera Público. Una peculiar publicación alrededor del fútbol, pero con un claro matiz literario. En sus páginas se puede encontrar cultura, relatos literarios, moda, estilo de vida. Un soplo de aire fresco en el abanico de revistas comerciales hechas por y para el mercado. También usa licencia Creative Commons.

Lainformacion.com. Esta cabecera nació en los primeros empujones de las crisis. Y a pesar de las críticas de que usa más robots que personas, me parece muy interesante. Ha conseguido métricas excelentes y muy buen desempeño en redes sociales. La mirada de La Informacion es propia, diferente y bastante rigurosa. Además, su sección de InfoGráficos es magnífica.

 

Reset from Reset on Vimeo.

The Reset Project. Un medio digital que tiene las cosas muy claras: «Existe una brecha entre la ciudadanía y el periodismo. Pero también un abismo, triste, entre el periodismo y los propios periodistas. Empecemos por ahí». Pretenden, de alguna manera, resetear el periodismo clásico y menear el inmobilismo provocado por la crisis. Su licencia también es copyleft. Y su energía camina, creo, en la dirección correcta. Otra bella frase de su site: «Estamos neutralizados ante una crisis de los medios, que no sólo es económica ni de modelo de negocio, SINO DE SENTIDO, VALENTÍA Y CREATIVIDAD».

Diagonal. Aunque Diagonal nació unos años antes de la crisis (en 2005), su modelo merece atención. Surgió de los colectivos sociales de Madrid. Apostó desde el inicio por licencias libres (Creative Commons). Sobrevive gracias a sus subscriptores. Trabajan en red. Y su modelo de profundidad, análisis, información rigurosa, se está abriendo un hueco en el panorama informativo. Haber tejido una comunidad es uno de sus secretos. Los productos Diagonal – camisetas, sudaderas, libros… – son una fuente complementaria al contenido. Desde el madrileño barrio de Lavapiés ya han lanzado ediciones locales en Andalucía, Aragón, Asturias y Galicia.

La Parada. La mutación de Vudeo.org. Se definen como una «comunidad que selecciona, analiza y reflexiona la actualidad con múltiples herramientas, para producir conjuntamente con un equipo de periodistas y productores un espacio televisivo de emisión online«. Con el grito de ‘enciende tu webcam’, La Parada está realizando periodismo de calidad, compartiendo proceso con la comunidad. Periodismo participativo en estado puro.

Via52. Un semanario digital que nació con un proceso de crowd funding en la plataforma Goteo.org. Está conformado por un grupo de profesionales del periodismo, el fotoperiodismo, la ilustración y la tecnología. Licencia copyleft. Licencia para copiar.

Alternativas económicas. Aunque usan copyright tienen espíritu cooperativo. Son una cooperativa, vaya. Se inspiran, según su site,  «en el modelo periodístico y societario que desde hace 32 años ha desarrollado la publicación francesa Alternatives Economiques« copyright.

Un manifiesto posperiodístico

Para algunos, los periódicos de papel están marcados para morir. El estudio elaborado por Ross Dawson creó una línea del tiempo con la fecha exacta de fallecimiento de los diarios en cada país. En 2017 se extinguirá el último periódico en Estados Unidos. En 2031 no habrá diarios en Japón. En torno a 2040 no quedarán periódicos impresos en África. Para muchos, la comparación es inevitable: si desaparecen los periódicos muere el periodismo. Los agoreros aprovechan cada dato o informe para confirmar la crónica de una muerte anunciada. La prensa escrita es la industria que más decrece en Estados Unidos. Los medios se hunden en España: baja un 20% la facturación por publicidad. Sin papel no hay periodismo, piensan los que fabrican noticias como siempre lo hicieron.

Los augurios mortales contra los medios – o contra el periodismo-  vienen de lejos. El prestigioso pensador Jean Baudrillard, en su clásico Réquiem for the media, de 1972,  arremetía con el sistema de mass media unilateral y vertical. «Debemos entender la comunicación – escribía Baudrillard – como algo más que una simple transmisión-recepción del mensaje». Informar no es comunicar. Pero la mayoría de los medios de comunicación continuaron en la senda de la transmisión-recepción del mensaje en la era de Internet. El medio es el mensaje, como diría Marshall McLuhan. El papel / pantalla es todo. Substituye al mensaje.

En 2005, Bruce Sterling, uno de los escritor más influyentes del cyberpunk, observando la inercia del viejo régimen informativo escribió el Dead Media Manifiesto (manifiesto de los medios muertos), «una guía para los paleontólogos de los medios». Bruce (@bruces en Twitter) vislumbró entonces el suicidio de los medios: «Necesitamos un libro sobre los fallos de los medios, el colapso de los medios, un libro que detalle los horribles errores que debemos conocer para no repetirlos». Su manifiesto, en esencia, no era tan diferente al réquiem mediático de Baudrillard: «El verdadero medio es una transmisión inmediata, dada y recibida, hablada y respondida, móvil en el mismo espacio y tiempo, recíproca y antagonista».

Confieso que este post no existiría sin el texto Por un manifiesto posfotográfico de Joan Fontcuberta, en el que el artista catalán desguaza los cimientos de la vieja fotografía con fascinante naturalidad. Fontcuberta imagina cómo opera la «radical creación posfotográfica» en un mundo en el que «el artista se confunde con el curador, con el coleccionista, el docente, el historiador del arte, el teórico». Ya no se trata de producir obras, afirma, «sino de prescribir sentidos». Prevalece la circulación y gestión de la imagen, apunta, «sobre el contenido de la imagen». Tras varias relecturas del texto de Fontcuberta, tras más de quince años de profesión, cambié la palabra «periodista» en mi perfil en Twitter por «posperiodista». Y eso que tengo muy claro que el periodismo no va a morir. Nos encontramos ante una mutación semántica. La definición clásica de periodismo ya no sirve. Tal vez sobreviva, enriquecida, en una nueva definición de «posperiodismo». Un redefinición que describe otra realidad, otra práctica, otros hábitos. ¿Y cómo opera la radical creación del posperiodismo? Intentaré imaginar una especie de hardware posperiodístico en un decálogo abierto, remezclable y claramente mejorable colectivamente. Los siguientes puntos ya están colgados en un wikidocumento en PiratePad. Cualquiera puede rescribir este manifiesto posperiodístico.

1) La información pasa a ser un proceso compartido. Los productores de información incluyen a los lectores en la elaboración del contenido. Compartir en blogs, plataformas de vídeo o sites los detalles de cómo se ha elaborado un trabajo informativo es tan importante como el resultado final. El contenido llegará a ser un making of en tiempo real.

2) La definición de contenido evoluciona, crece, se amplia.Comentar una noticia, difundirla con un valor añadido (más contenido), remezclarla, es crear contenido. La adhesión (clickar en «Me gusta» en una red social) es otra nueva mutación del contenido. La edición pasa a considerarse una forma de autoría.

3) El posperiodista se confunde con el curator (comisario). Seleccionar el contenido relevante en la infoesfera de la sobreabundancia será una de sus principales tareas. Filtrar contenido será una de las labores del posperiodista.

4) Sobre el marco: tenemos que entender el posperiodismo como una estructura de código abierto en constante desarrollo. Nadie posee el periodismo. Cualquiera puede usarlo. Cualquiera puede mejorarlo. Cualquiera puede hackearlo.

5) La noticia – que no desaparecerá – deja de ser la unidad básica del posperiodismo. El flujo, un constante fluir de hechos, datos y declaraciones, pasa a ser la columna vertebral del posperiodismo. El fragmento pasa a ser la unidad mínima informativa. La información se convierte en un río compartido que incorpora fragmentos distribuidos elaborados por periodistas y lectores. El río convivirá con una estructura informativa descentralizada (archivo en beta) inspirada en la Wikipedia.  Algunos, camino insinuado por la P2P Foundation, preferirán añadir información al wikicuerpo de su marca que al río de flujos.

6) La información deja de ser un producto para ser una comunidad. En ocasiones, las comunidades girarán en torno al contenido generado por los posperiodistas. En otras, ellas mismas elaborarán su propio contenido. Los medios – con contenido propio o ajeno- pasan a ser una valiosa plataforma de interacciones.

7) La inmediatez pasa a ser considerada como un mero plug in o aplicación de algo mayor. Sin un sistema operativo, sin un gestor de contenidos, el plug in o aplicación informática es inservible. La inmediatez no es el epicentro del posperiodismo. La inteligencia colectiva de una ciudadanía armada de smart phones será el mejor aliado (y no enemigo) del posperiodismo para entender la inmediatez. Buena parte de las fuentes clásicas serán devoradas por esa inteligencia colectiva en tiempo real.

8) El posperiodismo prescribe sentidos a hechos ya conocidos. El lector descubrirá cada día menos noticias en las marcas informativas. Entenderá gracias a las marcas informativas, eso sí, los fragmentos ya conocidos. Por eso no basta con informar. No basta con comunicarse con los lectores. Explicar, analizar y contextualizar son características que se diluirán en todos los géneros narrativos.

9) Sobre la definición de relato: las historias se construyen con piezas de naturaleza diferente, con piezas superpuestas, con piezas moldeables. El relato adoptará nuevos e impredecibles formatos híbridos construidos con pedazos aparentemente inmezclables.

10) Sobre el eco del mensaje: prevalece la importancia de la circulación y de lo compartido. El mensaje será algo coral, distribuido, modificable, enriquecido y retroalimentado durante todo el ciclo de la comunicación. El eco – una nueva narración colectiva – se confundirá con el mensaje.

Mi web: bernardogutierrez.es Dirijo la consultora futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

Fixmedia: la herramienta para hackear el periodismo

¿Te imaginas una herramienta que permitiera a los ciudadanos comprobar la veracidad de los noticias publicadas por los medios? ¿Una plataforma colaborativa para que los lectores mirasen con lupa los detalles de cada noticia y la mejorasen? Pues este ´gran hermano´ ciudadano contra el periodismo manipulador, inexacto o directamente malintencionado está a punto de nacer. Se llama Fixmedia.org.  Y necesita tu apoyo: está buscando fondos en la plataforma de financiación colectiva Goteo (crowdfunding for the commons). En pocos días han conseguido 2.090 euros (el 37% de lo necesario). Todavía faltan 33 días.

¿Y cómo funcionaría esta herramienta para hackear el periodismo? Así de sencillo: “A través de Fixmedia.org, cualquier persona podrá con solo dos clics reportar errores y ampliaciones a las noticias de cualquier sitio online en un lugar común en donde las personas podrán debatir la idoneidad (o no) de dichas aportaciones. Fixmedia.org clasifica y segmenta los errores (omisión, titular engañoso, cita sin atribuir, etc.) y ampliaciones (cifras, imágenes, ejemplos, etc.)».

Fixmedia es el terremoto que faltaba a la tormenta perfecta de la prensa. Y la prueba de cómo ha dado la vuelta en este inventillo de la información. Antes, cuando un lector encontraba un error apenas podía enviar una carta al director. O acudir a la pomposa figura del defensor del lector. Los agregadores como Menéame rompieron la barrera existente entre medios y blogs. Los redes sociales actualizan y corrigen en tiempo real los errores o manipulaciones de algunos medios. Pero Fixmedia asienta un golpe brutal al flujo vertical e unidirecional de algunos cabeceras informativas: coloca a cada lector en un  «defensor del periodismo». Y los errores pueden pasar a ser «virales colectivos» a favor de la verdad (en contra de algunos medios).

¿Es necesaria la existencia de una herramienta como Fixmedia? Juanlu Sánchez, en su blog, piensa que sí porque «falla el mensajero«.  En mi opinión, si los medios tratasen la información como un proceso participativo, si abriesen el código de las historias, si se olvidasen de viejas inercias verticales, Fixmedia o MediaBugs serían innecesarios. Existen algunas prácticas periodísticas alentadoras, aunque todas incompletas. En Korea, hace años que existe un diario, Omny News, hecho por los lectores (apenas hay editores que verifican informaciones). The Guardian y 20 Minutos cuentan con los lectores antes y durante la preparación de las noticias. El argentino La Nación libera las bases de datos utilizadas para redactar noticias, para que cada lector apure el dato que quiera. La plataforma Weblogs corrige los errores de su información gracias a los lectores: tacha una palabra y agradece a quien descubre los fallos.

Pero mientras siga habiendo portadas tergiversadores y manipuladoras como esta del diario de ciencia ficción española ABC, Fixmedia es una herramienta absolutamente necesaria.

Mi web: bernardogutierrez.es Dirijo la consultora futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

 

La tecnología que salvará al periodismo se llama contenido

¿Qué forma tendrá el periódico del futuro? ¿Será que el papel va a desaparecer? ¿Los tablets van a substituir los periódicos impresos? Aunque todavía nadie tiene una respuesta clara, algunos investigadores, como el portugués Sebastian Rodriguez Kennedy Bettencourt, están dando un paso adelante. El proyecto Beyond the fold, desarrollado por Sebastian para el Art Center of College of Design (USA), es uno de los más interesantes. Beyond the fold abandona los símbolos del diseño digital, cómo botones e iconos, y crea una nueva forma de navegación.

Beyond the Fold, según palabras del propio Sebastian, es una «aproximación especulativa a los periódicos electrónicos del futuro». El proceso del diseño usa metáforas culturales, experiencias humanas y rituales para crear interacciones llenas de significado. La versión 2.0 del proyecto explora formas de serendipia, los descubrimientos afortunados hechos por casualidad, habituales en la lectura de papel. Además, Beyond the Fold 2.0 crea la sensación de tinta en los dedos (como los periódicos), desarrolla un sistema para leer secciones a (doblando para dentro son locales, para fuera globales) y está experimentando un sistema de visualización de gráficos en 3D.

Aviso para geeks: la tecnología no salvará el periodismo. Cierto que cada vez habrá más superficies para leer noticias, como expliqué en el artículo Nuevas superficies para los medios en TicBeat. Pero el futuro del periodismo depende más de entender los nuevos flujos de la información y la co-creación con los lectores. Los medios tienen que entender mejor que las redes sociales son meras herramientas. Y que lo esencial es crear, alimentar o simplemente entender las comunidades. También que los medios tienen que abrir el código de las historias y no enlatarlas como un producto final comparable con dinero. El periódico del futuro – tecnológico o no – tiene que tener historias propias. Tiene que cocinar conjuntamente noticias con los lectores. Tiene que ser relevante. Tiene que ser creíble. Tiene que ser respetado. 

Aviso para pesimistas: el buen periodismo nunca morirá. Ya existen nuevos modelos de periodismo clásico (Orsai, Revista Números Rojos…) que simplemente han cambiado el sistema de financiación y distribución. Ya existe buen periodismo hecho por los ciudadanos. Y ya tenemos nuevos géneros periodísticos (por definir) escritos colectivamente en tiempo real alrededor de hashtags de Twitter.

Nuevo aviso para geeks: la mejor tecnología para salvar los periódicos es el contenido.

Mi web: bernardogutierrez.es Dirijo la consultora futuramedia.net. En Twitter soy @bernardosampa

Los amigos menores de Wikileaks

Algún amigo mío ironizó tras la operación GIFiles, los nuevos cables de Wikileaks. «Va a ser más fácil que digan quién no tiene los archivos que digan quién los tiene». De los cinco magníficos que difundieron los primeros cables hemos pasado a un apretado camarote de los hermanos Marx (23 medios). Sus razones tendrá Julian Assange. A parte de los medios importantes (Público, La Repubblica, Página 12…), conocía una buena parte de estos nuevos amigos menores. Pero confieso que otros no. Navegando en esta creciente Wikileaks Family me he encontrado con blogs diseñados en la plataforma WordPress y sites sin copyright (la mayoría con Creative Commons). Comento algunos de estos sitios que no son periódicos conocidos. La lista completa, aquí (izquierda).

Ciper (Chile). Copy&paste: «El Centro de Investigación e Información Periodística es una institución independiente que desarrolla reportajes de investigación de acuerdo a principios de máxima calidad e integridad profesional.  Funciona como una entidad sin fines de lucro». Imitando el modelo ProPública recibe financiación de organizaciones externas (Grupo Copesa, Open Society Foundation, Fundación Ford… ). Al presidente Sebastián Piñera le dedicaron un gran reportaje sobre sus vínculos con las empresas que reconstruyeron Chile tras el terremoto. Tienen una sección de trabajos multimedia interesante.

Twitter: @ciper

Nawaat (Túnez). Es una plataforma de periodistas independientes con rincones de periodismo ciudadano. Desde el 2004, Nawaat está alzando la voz por la libertad. Fue una pieza clave en la Revolución de los Jazmines. Utiliza un tema de WordPress y tiene licencia Creative Commons.

Twitter: @nawaat

Owni (Francia). Uno de los pocos sitios que salvan a la adormilada Francia de Sarkozy de la debacle informativa 2.0. Impulsado por 22 Mars, este sitio apuesta por las nuevas narrativas, el periodismo de datos y la cultura libre. Otro feliz maridaje de WordPress y Creative Commons.

Twitter: @owni

Plaza Pública (Guatemala). Plaza Pública – según su propia web- «es un periódico digital de análisis, investigación y debates, que reivindica los derechos humanos, la democracia y la búsqueda de la verdad». Su entramado es más que interesante. Reciben ayuda de una universidad, de fundaciones. Plaza Pública, además, es una alianza de medios alternativos como Confidencial (Nicaragua), Verdad Abierta (Colombia) e IDL-Reporteros (Perú). Tiene autorización para reproducir artículos de La Silla Vacía (Colombia), Razón Pública (Colombia) y la agencia IPS América Latina (usan copyleft). La Fundación EFE le permite publicar los contenidos. Su licencia es Creative Commons.

Twitter: @PlazaPublicaGT

Al-Alkhbar (Líbano). Su eslogan, con la segunda palabra tachada, es un verdadero puntazo: Your foreign correspondent in the  Middle East. Al-Alkhbar es una aventura capitaneada por el periodista Joseph Samaha que ofrece una edición en árabe y otra inglés. Una visión alternativa de los conflictos de la región. Licencia Creative Commons .

Twitter: @AlakhbarEnglish 

Mi web: bernardogutierrez.es Dirijo la consultora futuramedia.net. En Twitter soy @bernardosampa

 

 

 

 

 

 

Queremos #chalecosparatuiteros

 

Reniego del chaleco para periodistas que la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, quiere promover entre los profesionales del sector. Lo tunearé. Lo convertiré en un #chalecoparatuiteros. Se lo daré a un parado para que cubra en primera línea la creciente represión policial de España. Se lo regalaré a un estudiante valenciano para que informe desde su teléfono móvil sobre la #primaveravalenciana. Donaré mi chaleco pomposo a un ciudadano que esté reivindicando sus derechos en una plaza pública. Lo revenderé para registrar el dominio Chalecoparatuiteros.es. Ahora, una ronda de argumentos.

Soy periodista. Hace muchos años que soy miembro de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y de la International Federation of Journalism (IFJ) de Bruselas. Las asociaciones de periodistas son útiles, siempre que luchen por la libertad de expresión, la defensa de la profesión y las condiciones laborales. Defiendo la libre circulación de periodistas por el mundo. Su papel (nuestro papel) todavía es importante. Condeno frontalmente los ataques a periodistas y fotógrafos que se han producido reincidentemente desde el 15 mayo de 2010 en España.

Soy periodista, sí. Pero hace un tiempo que en mi perfil de Twitter he colocado la palabra «posperiodista». El ecosistema informativo ha cambiado radicalmente: la información ya no es monopolio de los medios. Los ciudadanos informan. Muchos compañeros tuiteros cubren mejor las plazas / calles que algunos compañeros periodistas. Y, sobre todo, llegan antes. Sí, señora Cristina Cifuentes, el tuitero @fanetin es más grande que @el_pais en algunos mapas informativos.  Incentivar el uso de chalecos para periodistas es una estrategia tosca. Cifuentes quiere convertir Madrid en Bagdag. Quiere transformar las plazas públicas en un territorio en guerra. Distribuir #chalecosparaperiodistas no es un guiño a la prensa. Es un clave para que la policía reprima su porra fácil frente a los achalecados. Es un guiño para que la policía apenas atice a ciudadanos No Periodistas. La señora Cifuentes ignora la ordenanza de Carlos V de 1523 que define a la plaza como un «lugar de encuentro para todas las funciones sociales, oficiales o de diversión y esparcimiento». Y los chalecos para periodistas son un paso más en la estrategia de criminalización de los movimientos ciudadanos altamente digitalizados que han roto el monopolio informativo de la prensa. El chalequito facilón es otro intento de deslegitimar ese movimiento pacífico (15M) que el PP elogió tanto en su informe para conseguir los Juegos Olímpicos de 2020. El próximo paso será empotrar periodistas en las fuerzas policiales, como hacen los marines estadounidenses en sus guerras. Los beduínos del Sahara o los samis nómadas del Ártico han visto las tétricas escenas de la represión policial en Valencia. Pero Ellos Allá Arriba siguen manipulando, ayudados por los guiñoles de cierta anti-prensa chalecable: los manifestantes son violentos.

Cifuentes, señora de la guerra, becaria de emperatriz: no queremos chalecos para periodistas. No queremos que Madrid sea Bagdag. Queremos las plazas con las que soñó Carlos V, el emperador perroflauta. Queremos que ningún ciudadano sea vapuleado por las fuerzas policiales. Queremos que los periodistas informen. Queremos que los ciudadanos retuiten las plazas en tiempo real. Queremos una #twitternación sin represión. Y si ustedes – FAPE y Delegación del Gobierno – insisten en que me coloque un #chalecoparaperiodistas empezará la batalla del #chalecosparatuiteros. Además, la FAPE perderá un asociado. Y Cifuentes ganará un enemigo (ya que para algunos todos somos enemigos del poder).

No a la guerra. #chalecosparatuiteros ya. 

Este post  y sus reacciones estará asociado al hashtag de Twitter #chalecosparatuiteros

Historias con código abierto

«El enfrentamiento se produce entre narraciones abiertas y narraciones cerradas. Historias que muestran el funcionamiento de la máquina mitológica e historias que lo esconden. Programas narrrativos open source y propietarios; narradores que se dirigen a otros potenciales narradores y vendedores de historias que buscan sólo compradores». Este texto pertenece al libro Código Fuente, la remezcla (descarga gratuita), publicado por el colectivo Zemos 98. Historias cerradas frente a historias abiertas. Vendedores de productos frente a ofertantes de servicios.

En un capítulo El desenlace, Wu Ming 2 – uno de los escritores italianos del colectivo Wu Ming que publica obras colectivamente con licencia copyleft – sostiene que en nuestros tiempos la distancia entre expertos y aficionados se ha reducido. Al igual que en la Ilustración, cuando científicos y pensadores amateurs recodificaron el mundo,  la relación entre expertos y aficionados, entre escritores y lectores, es más informal. «Hoy cuando contamos una historia – afirma Wu Ming 2 – nos dirigimos a lectores mucho más “meditativos”, menos consumidores y más multiplicadores de contenidos culturales. El mundo de mañana será el resultado de un conflicto/negociación entre los grandes medios de comunicación intentando montar su negocio “a costa de” los usuarios, y la demanda de estos de contenidos siempre más abiertos y maleables: dónde, cuándo y cómo los quieren».

De un lado, el modelo de medios de contenidos pagos de Rupert Murdoch y la industria de entretenimiento que sueña con la obsoleta Ley Sinde; del otro lado medios abiertos como The Guardian o 20 Minutos y el movimiento de la cultura libre. De un lado los medios que segregan al lector-periodista en una sección llamada «Tú reportero» ; del otro, los que construyen la historia con la ayuda de los lectores. «Las empresas – continúa Wu Ming 2 – desean meter en un recinto la inteligencia colectiva en lugar de permitirle existir como forma independiente de creatividad. A su vez, la inteligencia colectiva rompe las empalizadas y se escapa gracias a la acción de los consumidores/multiplicadores que la convierten en algo  imprevisible».

Una pregunta al aire. ¿Qué es el contenido en la era del click, de la sociedad en red?  Jeff Jarvis, autor del influyente blog Buzzmachine,  redefinió intuitivamente el contenido así: «Cuando añadimos tweets, mejoramos el contenido. Cuando hacemos una foto y la subimos a Flickr es contenido. Cuando decimos algo sobre esas fotos — etiquetándolas — es contenido. Cuando hacemos esas cosas en Facebook, que pueden ver nuestra gráfica social, crea un meta capa que añade más contenido”. De acuerdo en parte. Pero yo haría un matiz: eso es contenido con valor añadido. Contenido que está siempre en beta, que no es definitivo. Que muta. Que crece. Que se corrige. El valor añadido, las nuevas capas, llegan a ser tan importantes como contenido original. El pie de página – como en la novela Pálido fuego de Vladimir Nabokov – acaba sustituyendo a la página, aunque de una manera más dulce.

Y llegamos a donde quería: creo que no es suficiente con dejar que el usuario opine, comente, comparta, genere valor añadido. Necesario-pero-no-suficiente. Para ello, usaré un argumento del medievo de la era digital, de Tim O´Reilly, escrito en el año 2006. En Qué es Web 2.0, Tim asegura que en Internet 1.0 existía un modelo de compra / venta de productos cerrados, definitivos, en alfa. Y que en la Web 2.0 apenas existen servicios. La clave está en entender los productos – un programa informático, un periódico, un edificio, un libro – como un servicio. El contenido como un servicio permanente, abierto, prolongable en el tiempo. Y los medios de comunicación lo deberían tener fácil, pues ser un servicio para los ciudadanos siempre fue uno de sus objetivos a alcanzar. Los medios, para reinventarse, deberían pensar en cómo seguir siendo relevantes recuperando su papel de servicio. Pero tienen que entender aquello del 2.0: abrir el contenido desde el pitido inicial, construir plataformas sociales alrededor del contenido, crear narraciones abiertas que involucren la creatividad del individuo, intentar que las redes sociales sean apenas parte de algo mayor, de una comunidad. Mejorar los servicios con la ayuda de los que los disfrutan, de los lectores / ciudadanos.