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Videocracia: política y ficción

“Cuando las elecciones han terminado, todo queda congelado en el tiempo. ¿En qué se convierte aquel cartel electoral? En el maldito rastro hacia nuestras mentiras”. Así arranca Videocracia: política y ficción, el último capítulo del programa Soy Cámara, del Centro de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) emitido el pasado 18 de enero en TVE. La frase que abre Videocracia: política y ficción, en realidad, aparece en el libro SPOTS ELECTORALES. El espectáculo de la democracia en la TV desde 1989, una investigación de Jorge Luis Marzo y Arturo «Fito» Rodríguez. Teóricamente, es una frase de Roberto Alfa, uno de los mayores «expertos internacionales en comunicación política». Sin embargo, Roberto Alfa es una ficcón: una máscara que da voz a los miles de creativos entrevistados para la investigación que prefieren mantenerse en el anonimato.

Roberto Alfa encarna a la perfección el marketing político, la política espectáculo, la política objeto, la democracia escaparate. La filosofía de Roberto Alfa, mitificado como gurú-de-gurús en este mockumentario (documentario ficción), flota en todo el programa. Frases redondas, impactantes, directas. Dolorosas (deberían serlo) para cualquier verdadero demócrata.

 “Todo se basa en repetir lo mismo hasta la saciedad, hasta que el eslogan se quede adherido a la piel del público como un secante (…). En las dos semanas que dura una campaña, todo debe ser campaña: un perro, un tren, un tomate; todo se convierte en elemento simbólico de campaña, le importe o no al perro o al tomate».

Videocracia: política y ficción, que aterriza en una España distópica azotada por la corrupción y un desligitimado Partido Popular, es un trabajo especialmente explosivo. Supuestos especialistas/creativos, como Lluc Canetti (Cetedrático de Comunicación política de la Universidad de West Virginia) comparten escena con políticos reales de todo el mundo. Spain is not different. Muchos de ellos desfilan por el vídeo. José María Aznar, José María Ruíz Mateos. Videocracia: política y ficción. Jesús Gil, José Luis Rodríguez Zapatero. Videocracia: marketing y maquillaje. Videocracia: teatro y marca. Videocracia: manipulación y palco. «El ejercicio de la política es el control de los afectos», afirma un solemne y ficticio Lluc Canetti. 

Da al play. Observa, escucha. Mira el refrito de spots políticos de este mockumentario, de esta realísima ficción. Da al play, digiere el golpe. Indígnate. No es para menos. Aunque ya lo supiéramos, Videocracia nos confirma de sopetón que existe un grupúsculo de gurús especializados en convertir a los candidatos políticos en un producto de mercado. Que la única manera de triunfar en la mayoría de democracias es invertir ingentes candidades de dinero en campañas comerciales. Que la política, como dice en el vídeo Joan Pudevilla (Cofundador ACP Asociados. Alfa Comunicación Política) es «marketing sofisticado». Y que el auto proclamado imbatible raciocinio de Occidente, de la democracia, no tiene nada que ver con las ideas: reside exactamente en manipular emociones.

Emoción. Ficción. Manipulación. Cleptocracia. Hace años publiqué un texto sobre Lula, el peluche presidencial, el muñeco-candidato, el amuleto emotivo de la política-corazón, la carne-bajo-el-maquillaje de las agencias de marketing. ¿Para qué hablar de programas electorales si tenemos estrategias lacrimógenas? «Las democracias occidentales, en claro proceso de descomposición han entendido en los spots un claro exponente de su estetización y banalización», dice Lluc Canetti. Y cuándo llegamos a la red, la cosa puede empeorar. Nadie como Roberto Alfa, dando voz a todo un sistema, para explicarlo: “Es genial lo de la red: con tal de no firmarlos o de que vayan a nombre de las juventudes del partido, puedes colgar videos saltándote la normativa electoral».

Por todo lo anterior, me llama la atención que muchas personas no hayan captado algunas sutilezas del recientemente presentado Partido X, el partido del futuro que pretende «desalojar el hemiciclo» español. En mis Hipótesis sobre el Partido X elogié en cierto modo que dicho partido no tenga rostros y que se escondan bajo el anonimato. Tras ver Videocracia: política y ficción, su postura me parece todavía más pertinente. El hecho de haber contratado a actores en su controvertida rueda de prensa virtual mete el dedo en el ojo de la manipulación política, en el marketing de la emoción, en la construcción artificial de candidatos. Haciendo una campaña low cost de alto impacto político, el Partido X deja en evidencia otra cosa: las millonarias campañas electorales son innecesarias. Por lo menos, podrían serlo.

Los críticos del partido X – a los que respeto – deberían ver Videocracia: política y ficción. Y después de ello, deberían olvidarse del Partido X y simplemente intentar responder a las siguientes preguntas: ¿No debería estar prohibida la propaganda política? ¿No debería bastar con la publicación-comunicación de los programas electorales?

 

3 comentarios

  1. Mejor no ver los spots, que recien levantado ponerte ya de mala leche para todo el dia seguro que no es sano.

    Trabajo interesante el que usted comenta, muy de actualidad.

    http://cicatricesdelamente.com/

    27 enero 2013 | 09:19

  2. Dice ser ANTONIO LARROSA

    Hay que ser persistente , luchar por tus sueños ser insistente en exponer tu proposito hata que la mente del oyente o del lector quede impregnada por el mensaje. Por eso yo no paro de escribir ……Clica sobre mi nombre

    27 enero 2013 | 17:00

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