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"Ya no se hacen películas como las de ahora"

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Así han evolucionado los efectos visuales en el cine en los últimos 25 años

De la hipnótica visión de los dos soles sobre las arenas de Tatooine a los zarpazos de un famélico tigre en un bote en alta mar: 25 años separan ambas imágenes, pero La Guerra de las Galaxias y La vida de Pi tienen en común haber ganado el Oscar en la categoria de mejores efectos visuales, reintroducida en la gran fiesta del cine en 1977.

Parece un premio menor, pero el vídeo demuestra que las películas que se llevan este galardón dejan, casi siempre, una profunda huella. Es evidente que los Oscar no suelen orientarse a títulos poco comerciales, pero en el caso de los ganadores de esta estatuilla la lista parece muy similar a la que haría cualquier cuarentón con los títulos que le hicieron amar el cine: las tres primeras entregas de Star Wars, las dos de Indiana Jones o títulos como Superman, Alien, Cocoon o ¿Quién engañó a Roger Rabbit? están entre los elegidos.

Quizá a partir de 1989, con Abyss, puede detectarse un cambio: de la mano de James Cameron los ordenadores adquieren un mayor protagonismo y comienzan a acaparar esta categoría. Ojo: detrás de las máquinas también se esconden artistas. El increíble asesino líquido de Terminator II nos dejó a todos con la boca abierta, al igual que mirábamos con estupor y admiración a las maravillosas criaturas que robaban el protagonismo a los humanos en Parque Jurásico. Detrás de los efectos de ambas películas se esconde, por cierto, la mano de Dennis Muren, el hombre récord en esta categoría con 16 candidaturas y seis Oscar.

Sandra Bullock y George Clooney en 'Gravity' (WARNER BROS.)

Sandra Bullock y George Clooney en ‘Gravity’ (WARNER BROS.)

Así, y pasando por Forrest Gump, Titanic, The Matrix o Avatar, llegamos a los premios de este año. Gravity, El Hobbit: La desolación de Smaug, Iron Man 3, El llanero solitario y Star Trek: En la oscuridad son las cinco candidatas, con claro favoritismo (en mi opinión) para la primera. A veces criticamos la sobrecarga de imaginería digital del cine actual, pero al menos en esta categoría la Academia suele tener buen gusto: más allá de efectos digitales y explosiones, el Oscar suele ir a parar a imágenes que, además de valer mil palabras, permanecen mucho tiempo en retinas y memorias.

Otra cosa: el autor del montaje es Nelson Carvajal, un tipo de Chicago muy hábil tanto a la hora de editar como de escribir, y autor de varios trabajos muy interesantes en su página web.

Phillip Seymour Hoffman, o cómo resultar grandioso encerrado en tipos mediocres

Varios medios se han atrevido a adelantarlo: una sobredosis de heroína (sustancia con la que coqueteaba desde hace muchos años) ha acabado con la vida de Philip Seymour Hoffman, uno de los actores más llamativos de las últimas dos décadas.

Phillip Seymour Hoffman, en Venecia'2012

Phillip Seymour Hoffman, en Venecia’2012

Una jeringuilla colgando del brazo izquierdo y dos papelinas con algo parecido a caballo (había unas cuantas vacías) en la habitación de su casa parecen confirmar que este camaleón no supo, o no quiso, cargar con el peso de la fama y el éxito. Ambos, en su caso, eran merecidos: durante su corta carrera (le hemos podido disfrutar durante apenas 17 años) Hoffman deja varios papeles inolvidables y, sobre todo, un sello de autenticidad, una personalidad inconfundible y una apariencia, aunque muy variable, única.

Si hubiera que definir al actor con una palabra, esta podría ser intensidad. Uno cierra los ojos y no puede evitar recordarle bañado en lágrimas, tartamudeando o agitándose dentro del cuerpo de algún personaje desgraciado con el que, quizá, tenía más de un problema en común. Tres son los papeles de Hoffman que más recuerdo ahora mismo, quizá por ser los primeros en los que le disfruté: los de Boogie Nights, Happiness y Magnolia, tres películas magníficas en las que clavaba a tres tipos mediocres y vulgares, a los que su grandeza actoral convirtió en inolvidables.

Desde entonces una ristra de trabajos, casi siempre, aplaudidos por el público y la crítica. El Oscar por Capote estaba cantado, aunque no me gustó la película y su trabajo me pareció, casi, caricaturesco. Creo que la última vez que le vi fue en The Master, donde estaba irreprochable. Y, en el camino, infinidad de títulos, en casi todos ellos cambiando de peinado, modificando el acento, casi siempre tirando al exceso (no era lo que se dice una presencia discreta) pero siempre inconfundible.

Fallecido con apenas 46 años, deja mujer (Mimi O’Donnell, una diseñadora de vestuario) y tres hijos: Cooper Alexander, Tallulah y Willa, que por desgracia ya sólo podrán ver las múltiples caras tras las que se camuflaba su padre y nunca más a su papá de verdad.

Los magistrales y gélidos ’12 años de esclavitud’ de Steve McQueen

Van, poco a poco, llegando las grandes películas del año. Se supone que las repasamos por el horizonte próximo de los Oscar, pero no: los Oscar son una falacia. Tienen el mismo peso cinematográfico que los pechos de Irina Shayk. Son una brillantísima herramienta de marketing, pero no se engañen: no sirven para nada a la hora de valorar los mejores trabajos cinematográficos de la temporada.

Chiwetel Ejiofor y Michael Fassbender en '12 años de esclavitud' (DEA PLANETA)

Chiwetel Ejiofor y Michael Fassbender en ’12 años de esclavitud’ (DEA PLANETA)

Uno de ellos es 12 años de esclavitud. Se hablaba de ella desde mucho antes de que se estrenara, y no por casualidad: Shame, de 2011, nos deslumbró a todos (¿hay alguien en la sala a quien no le gustara?), y poder ver ahora qué pensaba su director, el negro Steve McQueen, sobre la esclavitud en EE UU ya nos hacía contar las horas sin pensar en estatuillas ni nada parecido.

El estreno fue hace unas semanas, y si no la han visto haganlo antes de dejarse manipular por los premios (por cierto, no creo que gane muchos de los nueve a los que opta): es una película modélica (salvo algún error de casting), magnífica e imprescindible, pero también es una película fría.

Ojo: ser frío no siempre es malo. La frialdad puede ser sinónimo de ecuanimidad, racionalidad o justicia, pero uno contempla 12 años de esclavitud y tiene el corazón acelerado, en tensión, encogido pero nunca parado. La película nos atrapa pero no nos rompe. Y supongo que contemplar la muerte, o la inhumana vida, de millones de esclavos negros debería romperle el corazón a cualquiera.

Steve McQueen y Chiwetel Ejiofor en el rodaje (DEA PLANETA)

Steve McQueen y Chiwetel Ejiofor en el rodaje (DEA PLANETA)

Quizá tenga algo que ver con la forma de dirigir (o de ser, no le conozco) de McQueen: como en Shame, nos sume en una historia terrorífica en la que no llegamos a sentir el corazón del protagonista. En Shame, esa era la gracia: la gelidez absoluta de un tipo que al principio renuncia a sentir y, de pronto, se desespera por no poder conseguirlo y desiste de seguir intentándolo. Es ahí cuando descubrimos por qué no sentíamos su corazón: no existe. Él tampoco lo encuentra. Está muerto. Es de piedra.

Ahora, McQueen nos pone de nuevo al lado de otro tipo frío, porque alguien capaz de ver cómo le roban todo (incluida su mujer y sus dos hijos) pero con la inteligencia y practicidad suficientes para salir adelante tiene una frialdad innegable. La película me recuerda un poco a El pianista (quizá, no por casualidad, los dos protagonistas son músicos): la cobardía, la frialdad, muchas veces son el único pasaporte para sobrevivir.

Pero el propósito de McQueen, creo, no es narrar la simple historia de un hombre sino de toda una raza. Nos habla de la raza blanca a través de una colección de repugnantes e inolvidables personajes (salvo el de Pitt, grotesco), pero sobre todo nos habla de la raza negra.

Fotograma de '12 años de esclavitud' (DEA PLANETA)

Fotograma de ’12 años de esclavitud’ (DEA PLANETA)

Porque a través del protagonista y de sus compañeros de infierno el director quiere ofrecernos otro punto de vista: sí, los negros lloramos y sufrimos, fuímos despreciados y despedazados, pero quizá no sólo sobrevivimos los más fuertes físicamente (como nos han contado tantas veces) sino también los más inteligentes, fríos, prácticos y, perdón por la palabra, cobardes. Los que fueron capaces de volverse casi completamente inhumanos en medio del infierno blanco.

El que una película nos mantenga pegados a la butaca casi dos horas y media es maravilloso, pero que encima nos lleve a preguntarnos sobre las motivaciones de un hombre, de todos los que le rodean e incluso de toda una raza, desvela lo ambiciosa, magistral y autosuficiente que es 12 años de esclavitud. Quizá es esa autosuficiencia la que nos ofende en McQueen: era divertida cuando se posaba en un tipo guapísimo (y blanco) con una polla enorme, pero necesitamos un poco más de populismo facilón cuando denuncia el martirio de millones de inocentes, negros, como él.

¿Cómo puede ser una película de Miyazaki «moralmente repugnante»?

Una buena noticia: a sus 73 años recién cumplidos (fue el 5 de enero) el japonés Hayao Miyazaki sigue estando de moda. Anunció hace unos meses su retirada como director (esperemos que siga teniendo algo que decir al frente de Ghibli, su legendario estudio de animación), pero durante los últimos meses se está hablando de él por muy diferentes motivos.

Imagen de 'Se levanta el viento', lo último de Miyazaki

Imagen de ‘Se levanta el viento’, lo último de Miyazaki

Estos días, por ejemplo, se comenta que ha sido homenajeado por Los Simpson, que en su episodio de este domingo en la televisión estadounidense incluirá una secuencia llena de situaciones inspiradas en la filmografía del japonés. El conductor Otto se transforma en el autobús-gato de Mi vecino Totoro; Patti y Selma Simpson se reencarnan en Nicky, la aprendiz de bruja y el Kwik-E-Mart de Apu en El castillo ambulante. El viaje de Chihiro, quizá la película más célebre de Miyazaki, es también rememorada de un modo muy especial.

Otro motivo para hablar de Miyazaki es que su cine, a nivel taquilla, sigue vigente. Su última película (y cuando decimos última es, por desgracia, última), Se levanta el viento, ha sido el título más exitoso de 2013 en Japón, donde sumó (estrenándose el 21 de julio) 84 millones de euros, dejando bastante rezagadas a Monsters University y Ted.  Por cierto: en Japón, tercer mercado cinematográfico del planeta tras EE UU y China, gusta el cine nacional, con siete películas niponas entre las diez más taquilleras del año.

Y, por último, un poco de polémica. Nos dicen (no lo sabremos hasta que la película se estrene en España, aunque ya se pudo ver en los festivales de Sitges y San Sebastián) que Se levanta el viento es poética, romántica, deslumbrante y un poco larga… Pero también discutible o, todavía peor, «moralmente repugnante».

Eso asegura el crítico del Village Voice, Inkoo Kang, quien definió como «aberrante y peligroso» que la película, ambientada antes, durante y después de la II Guerra Mundial, pase por alto que el ejército imperial japonés asesinó hasta a 30 millones de personas esos años. Kang (cuya familia es de Corea del Sur, uno de los países entonces devastados por Japón) no ha sido el único en denunciar ese «despiste histórico»: hasta en Japón se han indignado al saberse que la película recrea la vida de Jiro Jorikoshi, diseñador de dos de los aviones más letales del ejército nipón en el conflicto y para cuya construcción fueron esclavizados miles de prisioneros.

¿Les parece poco? Pues ahí va la última: Se levanta el viento (que opta a un Globo de Oro a la mejor película en habla no inglesa, estará con total seguridad en los Oscar y será distribuida en EE UU por Disney) también ha sido criticada por contener, al menos, ocho escenas con personajes fumando, algo real a efectos históricos pero muy mal visto en estos días de corrección política.

A mi también me parece moralmente repugnante… No ver una película porque en ella se fume. En general, me parece repugnante no ver películas del tipo que firmó todas las películas mencionadas y otras cuantas como La princesa Mononoke o Nausicaä del valle del viento, por ejemplo. Akira Kurosawa decía del indio Satyajit Ray que «no haber visto sus películas es como haber pasado por el mundo sin conocer la luna o el sol»: una preciosa frase perfectamente aplicable al cine de Miyazaki, su compatriota.

Imagen de 'Mi vecino Totoro', de Miyazaki

Imagen de ‘Mi vecino Totoro’, de Miyazaki

Son leyenda: las doce estrellas vivas más veteranas de Hollywood

No está siendo un buen final de año: durante las últimas horas se anunció la muerte de dos grandes estrellas del cine clásico. Primero fue Peter O’Toole, fallecido el domingo a los 81 años. Horas después se conoció el deceso de Joan Fontaine, que moría el lunes a los 96 años.

Audrey Totter falleció hace una semana, Eleanor Parker hace un mes y en 2012 nos dejaron Ernest Borgnine, Ann Rutherford, Ben Gazzara o Charles Durning. Sin embargo, quedan todavía muchos nombres ilustres del viejo Hollywood, estrellas que, con casi un siglo de vida, siguen siendo sinónimo de gran cine e inolvidables trabajos. Ahí va un pequeño homenaje…

Olivia de Havilland en 'Lo que el viento se llevó'

Olivia de Havilland en ‘Lo que el viento se llevó’

Olivia de Havilland (1 julio de 1916, 97 años)

Ganadora de dos Oscar, protagonista de Lo que el viento se llevó y Nido de víboras (entre otras muchas) y hermana de una ilustre recién fallecida, Joan Fontaine (un año más joven). Desde hace muchos años vive en París, y fue allí donde se la vio por última vez en un acto público: fue en los César de 2011, donde fue presentada por Jodie Foster y recibió una enorme ovación.

 

Kirk Douglas en 'Espartaco'

Kirk Douglas en ‘Espartaco’

Kirk Douglas (9 de diciembre de 1916, 97 años)
Nunca ha ganado el Oscar, pero tampoco lo necesitó: es la estrella de títulos legendarios como Espartaco, El loco del pelo rojo, Duelo de titanes, Senderos de gloria o Cautivos del mal. Nacido en Amsterdam y de orígenes muy humildes, hace justo diez años le vimos en una de sus últimas películas, Cosas de familia, con su hijo Michael, su nieto Cameron y su exesposa Diana.

 

Zsa Zsa Gabor, en 1959.

Zsa Zsa Gabor, en 1959.

Zsa Zsa Gabor (6 de febrero de 1917, 96 años)
Bellísima y exótica, acabó siendo más famosa por sus matrimonios (nueve, uno más que Liz Taylor) que por sus trabajos en el cine (entre los que se incluyen títulos como Moulin Rouge, Lili o Sed de mal). A punto de cumplir los 97, se rumorea que está en coma desde hace meses.

 

 

 

Maureen O'Hara en 'El hombre tranquilo'

Maureen O’Hara en ‘El hombre tranquilo’

 

Maureen O’Hara (17 de agosto de 1920, 93 años)

Dueña de una espectacular melena roja y fascinantes ojos verdes, O’Hara estuvo en algunos de los mejores títulos de John Ford (¡Qué verde era mi valle!, Río grande o El hombre tranquilo), fue una de las primeras estrellas que demandó a una revista por difamación (fue en 1957, cuando Confidential Magazine la acusó de ser detenida por hacer el amor en un teatro) y vive en las Islas Vírgenes. Que dure.

Mickey Rooney (Wikipedia)

Mickey Rooney (Wikipedia)

 

Mickey Rooney (23 de septiembre de 1920, 93 años)
Es una de las grandes instituciones del cine estadounidense: ha trabajado durante casi 90 años (debutó en 1926), y tiene pendientes de estreno varios trabajos. También puede presumir de haber estado casado con una de las mujeres más bellas de la historia, Ava Gardner, y se separó hace pocos meses de la cantante Jan Chamberlin, su octava esposa.

 

Christopher Lee, como Drácula

Christopher Lee, como Drácula

Christopher Lee (27 de mayo de 1922, 91 años)
El que probablemente haya sido el mejor Drácula sigue en activo, y no hace demasiado le vimos en las exitosas trilogías de El señor de los anillos o las últimas entregas de Star Wars. Es un habitual de Tim Burton, grabó hace tres años un disco de heavy metal sinfónico (Charlemagne: By the Sword and the Cross) y reitera que no tiene ninguna intención de jubilarse.

Doris Day en 'Pijama para dos'

Doris Day en ‘Pijama para dos’

 

 

Doris Day (3 de abril de 1924, 89 años)
Tres comedias con Rock Hudson (Confidencias a medianoche, Pijama para dos y No me mandes flores) la convirtieron en ‘la novia de América’, pero su inocente apariencia tenía poco que ver con la realidad: un libro de David Kauffman, Doris Day: The Untold Story of the Girl Next Door, definía su vida como una interminable serie de penurias y desengaños, culminados por una vejez rodeada de mascotas y estafadores.

 

Eva Marie Saint en 'Con la muerte en los talones'

Eva Marie Saint en ‘Con la muerte en los talones’

Eva Marie Saint (4 de julio de 1924, 89 años)
Ganadora del Oscar por La ley del silencio, fue una de las más  perturbadoras rubias de Hitchcock gracias a la magnífica Con la muerte en los talones, donde se daba unos arrebatados besos con Cary Grant. También supo estar a la altura de Paul Newman en Éxodo, y la hemos visto encarnar a la madre de Cybill Shepherd en Luz de luna, de Tom Hanks en Nada en común y de Clark Kent en Superman Returns.

Lauren Bacall en 'El sueño eterno'

Lauren Bacall en ‘El sueño eterno’

 

Lauren Bacall (16 de septiembre de 1924, 89 años)
Palabras mayores: su belleza y elegancia la convirtieron en una de las presencias más irresistibles del cine, y su leyenda se vio acrecentada por ser, durante doce años y hasta la muerte del actor, la esposa de Humphrey Bogart. Bacall deslumbró en Tener y no tener o El sueño eterno, cantó y bailó en Cómo casarse con un millonario y ha seguido atrapando miradas en películas recientes como Manderlay, de Von Trier.

Angela Lansbury en 'Luz de gas'

Angela Lansbury en ‘Luz de gas’

Angela Lansbury (16 de octubre de 1925, 88 años)
La inolvidable Jessica Fletcher de Se ha escrito un crimen ha vuelto a ser noticia: el pasado 16 de noviembre recibió un Oscar honorífico (había sido candidata tres veces sin éxito) por el conjunto de una carrera con películas como Luz de gas, El retrato de Dorian Grey o El mensajero del miedo. Además, tiene el récord de candidaturas al Emmy sin premio: lo rozó en 18 ocasiones a lo largo de 33 años, pero nunca lo ganó.

Jerry Lewis en 'El profesor chiflado'

Jerry Lewis en ‘El profesor chiflado’

 

Jerry Lewis (16 de marzo de 1926, 87 años)
Fue una de las grandes estrellas del cine durante los años cincuenta y sesenta por El botones, El ceniciento o El profesor chiflado, y hace pocos meses dio una de las ruedas de prensa más divertidas de los últimos tiempos en la presentación de Max Rose en el Festival de Cannes. Además de un cómico descomunal, ha brillado en títulos más amargos como El rey de la comedia, de Scorsese.

Sidney Poitier, en 'Adivina quién viene esta noche'

Sidney Poitier, en ‘Adivina quién viene esta noche’

 

Sidney Poitier (20 de febrero de 1927, 86 años)
Actor y símbolo: con Los lirios del valle, Poitier se convirtió en el primer actor varón negro en ganar el Oscar. Fue la gran superestrella de color de Hollywood por Adivina quién viene a cenar esta noche, Estado de alarma o En el calor de la noche, ha dirigido varias películas, es embajador en la UNESCO y recibió otro Oscar, esta vez honorífico, en 2001 por su «contribución global al cine americano».

 

Pero hay más, muchos más, históricos con vida: Roger Moore, Shirley Temple, Martin Landau, Max von Sydow, Vera Miles, Tippi Hedren, Robert Wagner, Clint Eastwood, Gena Rowlands, Sean Connery, Robert Duvall, Leslie Caron, Debbie Reynolds, Omar Sharif, Kim Novak, Joan Collins, Gene Wilder o Michael Caine siguen cumpliendo años. Algunos están muy en activo, mientras otros hace tiempo se retiraron a un discreto segundo plano. En todo caso, no lo duden: si se cruzan con cualquiera de sus películas véanla, porque estarán frente a un trozo de la historia viva del Séptimo Arte.

El cine, en ‘Estado crítico’

Es como lo de los incendios en verano o el penúltimo puesto en Eurovision: en España hay cosas que no cambiarán jamás, y una es la de que el cine está en crisis. O son las películas españolas, que dice la gente que son muy malas, o que no se vende una entrada, porque está todo muy caro, pero en España parece que el cine nunca ha ido demasiado bien.

Oscar para 'Volver a empezar'Pero lo de ahora es peor. Porque el cine sobrevivió a Marisol, Tobi o Parchís, a Garci recogiendo un Oscar vestido de primera comunión y a enemigos como el videoclub o las Mama Chicho, pero nunca llegó a la situación actual. Es como lo del rinoceronte blanco: el cine lleva años extinguiéndose, pero parece que lo de ahora va en serio. La piratería, los precios, la última de AlmodóvarNo es que el cine se muera en España: es que la gente lo quiere, casi, asesinar.

Y es grave porque, no nos engañemos, somos un país muy peliculero. Ya sólo entramos en los cines en los que ponen Zara o HyM, pero nos siguen haciendo luz de gas y estamos a punto de morir con las botas puestas. Seguimos fantaseando con a quién dedicaremos nuestro Oscar. Y todos escondemos en nuestro interior a un crítico, lo que no es demasiado difícil porque suelen ser muy bajitos.

Scarlett JohanssonEs así: como la halitosis, la caspa o Marujita Díaz, el cine ha existido siempre y así seguirá sucediendo. Así que resignación y entereza, hermanos: habrá que encontrarle su lado positivo y tratar de disfrutar. Ya saben: ver películas en las que salgan Scarlett Johansson o Michael Fassbender desnudos, escuchar de vez en cuando la voz de Gracita Morales, comentar lo nuevo de nuestro director favorito aunque esté en peor forma que Casillas…

Lo que sea: metámosnos en la sala y, ya de paso, en este fregado espantoso, y acometamos el enésimo blog de cine. ¿La diferencia? Que aquí no engañamos a nadie: Casillas, Almodóvar, el cine y hasta Gracita Morales están en una profunda crisis, la misma que atravieso yo y, probablemente, tú. Así que no os preocupéis: pase lo que pase aquí dentro, ya sólo nos quedará mejorar.