Ridley Scott estrenó su primera película Los duelistas (1977) a los 40 años. Akira Kurosawa tampoco era precisamente un jovencito cuando realizó La leyenda del gran judo (1943), con 33 tacos. O el galardonado Michael Haneke firmó su primer trabajo tras las cámaras, El séptimo continente (1989), con 47. Todos ellos ejemplos de debuts en el largometraje.

Muchos aspirantes a director sueñan con convertirse en el nuevo Orson Welles, cuya puesta de largo fue nada menos que a los 25 años y con una obra maestra, Ciudadano Kane (1941), innovando tanto en el lenguaje cinematográfico como en la estructura del guión. El director y guionista Damien Chazelle también hizo lo propio, debutar, a la misma edad con Guy and Madeline on a Park Bench (2010). Nadie daba un céntimo por él, pero en su segundo filme, Whiplash, nada menos que 3 Oscars y acaparando la admiración de muchos críticos y seguidores. Con paciencia, y verdadero talento, todo llega.

Como Scott, Kurosawa o Haneke tantos otros cineastas actualmente consagrados vieron como su primeriza obra se materializaba en edades no tan jovenzuelas. Entre los casos recientes de aquí, el barcelonés Juan Antonio Bayona vio como su ópera prima El orfanato (2007) se convertía en todo un taquillazo. Tenía 32 años cuando se estrenó.

La web Mentorless ha elaborado una ilustrativa infografía con autores muy conocidos como los citados o el recientemente oscarizado Alejandro González-Iñárritu, y que empezaron en el largometraje pasados la treintena.

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