Cinefilia
(‘Frente al mar’ ©Universal )
Alejados de las portadas mediáticas y del glamour. Sin alfombras rojas, sin trajes de Armani, Versace o Dior, sin discursos de agradecimiento ni nadie que vaya a recoger su «premio», pero son probablemente los galardones más divertidos que se conceden al séptimo arte. Son los YoGa, los razzies de aquí a lo peor de la cosecha cinematográfica estrenada a lo largo del (pasado) año.
Desde hace 28 años, fieles a su cita invernal en enero, un colectivo de críticos «anónimo y mutante» autodenominado Catacric (Catalans Critics) se reúne en algún céntrico lugar de Barcelona para valorar cuales han sido las exquisiteces merecedoras de sus YoGa. También, aseguran, tienen en cuenta los comentarios y las opiniones vertidas tanto a través de su web como de las redes sociales para dictar sus veredictos.
Para que sea más personalizado cada premio lleva su correspondiente, único e intransferible nombre. Están los de peor película, actores o directores, pero con una coletilla añadida que le da un plus humorístico, y cinéfilo, añadido. Y no existen vacas sagradas, ni películas comerciales o las que los mismos críticos han puesto por las nubes.
