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‘Colossal’ de Nacho Vigalondo se estrena con el mejor promedio por sala en EE UU

En primer plano

2016, Fantastic Fest, Alamo Drafthouse, Austin, Texas

( Nacho Vigalondo celebrando su premio en el pasado Fantastic Fest con un original pastel homenaje a su ‘Colossal’ ©Fantastic Fest, fotografía de Jack Plunkett )

Puede que su repercusión en taquilla sea muy reducida, pero también da una idea del prestigio que se está labrando el director cántabro Nacho Vigalondo entre los aficionados al género fantástico, sobre todo en Estados Unidos. Colossal, con una magnífica interpretación de Anne Hathaway, es una producción que nunca podrá competir con los grandes de Hollywood, empezando por su paupérrimo presupuesto de 5 millones de dólares (unos 4,7 en millones de euros), pero ahí está, llegando a los cines y registrando los mejores datos de asistencia de público del pasado fin de semana.

Acostumbramos a focalizar la atención en grandes noticias y enormes cifras, mientras que en esta ocasión todo es muy limitado, pero no por ello menos meritorio. Estamos hablando de 31.452 dólares por cine y teniendo en cuenta que solo se ha estrenado en 4. Total, 125.809 dólares en tres días y que han situado la película de Vigalondo en el puesto 28 del box office de allí. En comparación con las tres más taquilleras, el promedio por sala de Colossal fue muy superior a los 6.869 dólares de la animación de El bebé jefazo (por cierto, una acertadísima crónica la encontraréis en el blog de Melisa, Madre Reciente), los 6.304 de La bella y la bestia o los 3.882 de Los Pitufos: La aldea escondida.

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Sitges 2016: Anne Hathaway, una chica «Colosal»

Colossal 2016 - Anne Hathaway

( Anne Hathaway en ‘Colossal’ ©Brightlight Pictures )

¿Cómo rodar una película de monstruos («kaijus») prácticamente sin presupuesto? o… ¿cómo rodar una comedia romántica sobre tormentosas relaciones amorosas sin seguir caminos trillados?… Se me ocurre otra pregunta, ¿cómo hablar incluso sobre la guerra de sexos, con un toque femenista, desde un punto de vista totalmente distinto? Bueno, todo esto y más es lo que pretende Nacho Vigalondo en Colossal. El presupuesto ínfimo está allí, apenas 5 millones de dólares y coproducción entre España y Canadá, y lo demás, también.

Colossal es otra de esas películas destinadas a dividir al público. Personalmente añadiría que el ritmo se resiente de una duración algo larga. Debo confesar que durante una hora (quizá algo más) pensé que su historia resultaba morosa. No justificaba tanto metraje para incluir algunas escenas, eso sí, realmente sorprendentes e hilarantes. Me parecía como si hubiera tres películas en una, la de kaijus, la romántica y otra que interpretaba una Anne Hathaway excelente, sí, pero demasiado perfecta. Hathaway es Gloria, una mujer con serios problemas de adicción al alcohol. Tras una ruptura con su pareja, regresa a su pueblo natal, sin trabajo y sin blanca, donde intentar recomponer su vida bajo el techo de su vacía casa familiar.

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Actores modernos retratados como si fueran fotos antiguas

Victoria Will es una ingeniosa fotógrafa neoyorquina. Su trabajo es requerido para ilustrar prestigiosas revistas y periódicos, también trabaja como realizadora de anuncios comerciales. Entre sus obras maestras destacan los «tintypes», fotografías de celebridades, sobre todo cineastas, actores, actrices y músicos, combinando las técnicas actuales con las que se utilizaban en la segunda mitad del siglo XIX.

El resultado es asombroso al comprobar como quedan rostros tan reconocibles hoy en día, pero en blanco y negro y en un estilo retro para una fotografía que parece haber sido tomada hace 150 años. Queda impresionante, aunque algunas dan grima, son fantasmagóricas.

Victoria Will consigue la mayoría de sus fotografías aprovechando el desfile de nombres y caras conocidas en el Festival de Sundance. Asegura que para conseguir el efecto deseado utiliza una enorme cantidad de luz. En esa época remota, las personas que posaban para los retratos debían permanecer pacientemente sentadas durante 6, 8 o 15 minutos. Ella debe captar la imagen en apenas una fracción de segundo.

Anne Hathaway (©Victoria Will )

Anne Hathaway (©Victoria Will )

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Crítica: ‘Interstellar’, nosotros somos lo que da vida al universo

Interstellar 2014

Soy un admirador del cine de Christopher Nolan. Esto tampoco significa que necesariamente me gusten todas sus películas. Especialmente, le agradezco esa capacidad y talento de “pensar a lo grande” (no todos lo que intentan hacer algo grande lo consiguen), y sobre todo de intentar ofrecer un tratamiento original y novedoso en el terreno del fantástico, la ciencia-ficción o la intriga. Nolan desea llegar al gran público, pero al mismo tiempo huye de lo convencional, de lo que puede ser fácilmente comercial, jugándosela en cada película con sus defectos y sus virtudes. Y así le ha ido, ganándose tanta cantidad de fans como de detractores, a partes iguales, pero cada estreno de una de sus obras se convierte en un acontecimiento.

En esta odisea espacial de enorme envergadura, dice Nolan que ha realizado su película más “ambiciosa”, ¡también un rollo de dos horas y tres cuartos!, ¡también una propuesta fascinante e hipnótica, por momentos sublime!. Así está en esta órbita que sigue la película de mezclar ciencia astrofísica con sentimientos, entre sus imperfecciones y logros, bascula entre lo genial y el tostón, entre los que esas casi tres horas les pasarán volando y los que lamentarán haber comprado su entrada. No es un plato para todos los gustos.

En mi caso, yo que soy proNolan, me he quedado entre la “peor” de las posibilidades: a medias, en tierra de nadie. En una zona de ni frío ni calor, quizá tal vez dejando también que el tiempo me lleve a una mejor percepción sobre si Interstellar es una genialidad o un bluff.

INTERSTELLARHay paralelismos con 2001, una odisea del espacio (aunque la película de Nolan sea muy, muy distinta a la de Kubrick), a Solaris de Tarkovski, a El árbol de la vida de Terrence Malick o al cine de Spielberg (este es un proyecto que, en un principio, debía dirigir). Hay más conexiones, Elegidos para la gloria o Cuando los mundos chocan serían otras referencias imprescindibles.

Su temática, con guión coescrito por el mismo Nolan junto con su Hermano Jonathan, y fundamentándose en conceptos sobre anomalías gravitatorias o las teorías de Kip Thorne sobre los agujeros de gusano espaciales, se sustenta esencialmente en dos ideas. Una es la creencia que sólo existe vida en nuestro planeta y que, por lo tanto, los terrestres somos los seres vivos (¿inteligentes?) destinados a colonizar los otros posibles mundos habitables que puede haber esparcidos por el universo. El cómo traspasar las barreras de la tecnología y del espacio tiempo son las cuestiones astrofísicas y científicas a resolver. La segunda es aquello que nos distingue como seres especiales y “elegidos”, las cualidades humanas de supervivencia, de desarrollo e innovación, y sobre todo la capacidad de amar como motor del universo, para seguir adelante.

Ilustrativos, y uno de los leiv motiv del filme, son los versos de Dylan Thomas que recita el profesor Brand (Michael Caine) sobre esa capacidad de supervivencia, de rebeldía contra la propia extinción que caracteriza la raza humana (además de esa cualidad propia de Nolan de tender al énfasis, la solemnidad o el subrayado):

“No entres dócilmente en esa buena noche,
La vejez debería arder y delirar al acabarse el día;
Rabia, rabia contra la muerte de la luz.”

Interstellar nos sitúa en un futuro preapocalíptico donde los recursos alimenticios de la Tierra están próximos a agotarse, asolados por tormentas de polvo (símil de la muerte, “polvo eres y en polvo de convertirás”, y no se me rían) o con el crucial problema de la menguante reserva de oxígeno. Ello hace imperioso salir al espacio exterior para encontrar nuevos planetas. Pero, en la película, ese futuro quizá no tan lejano que nos presenta, la ciencia y la tecnología ha quedado devaluada en pos del pragmatismo de unas autoridades que reinterpretan la Historia a sus intereses y que prefieren encasillar a sus ciudadanos como agricultores, muchos de ellos de maíz, de los pocos alimentos que quedan.

InterstellarLa lucha entre ciencia y razón vs. corazón y sentimientos es la dualidad que marcará a los principales personajes del filme, al granjero y astronauta Cooper (Matthew McConaughey), y a su colega Brand (Anne Hathaway). El amor y los lazos sentimentales entre padres e hijos, los de Murph (Jessica Chastain) con los de su padre Cooper son la columna vertebral a nivel argumental y temático, punteado con la escena de Brand (para evitar destripes) confesando su amor por uno de los exploradores espaciales e intentando que ello no interfiera en sus decisiones.

McConaughey, Hathaway, Chastain, Caine (su actor fetiche)… sí, Nolan no tiene ni un pelo de tonto y se rodea de los mejores intérpretes. Además, añadan una mención especial para el robot TARS.

Nolan apuesta por el realismo en esa Tierra venidera, sin recurrir a trajes o diseños de decorados futuristas; perfectamente reconocibles con los de hoy en día. También por la verdadera magia y fascinación hacia la grandeza del universo y lo desconocido que podemos encontrar ahí fuera. Secuencias de enorme poder como la de la nave Endurance entrando en el impresionante agujero negro; la amenaza de unas olas gigantescas o la visualización, arriesgada, irritante o genial, de esa quinta dimensión que rompe las leyes espacio-temporales tras las estanterías de la habitación de una niña me recuerdan porque amo el cine de Nolan.

Interstellar, al contrario que 2011, una odisea del espacio, contiene sus distintos niveles de interpretación, pero prefiere no dejar demasiados enigmas y preguntas al aire, sin responder.

Esto, y mucho más, es Interstellar. Una película a nivel técnico y de efectos visuales apabullante, con música de un Hans Zimmer de nuevo en forma (su banda sonora para Origen, al igual que la misma película, me pareció una obra maestra). Interstellar es tan compleja como al mismo tiempo simple. Y aunque parezca una contradicción, no lo es. Entusiasme o se odie, no es en absoluto esa clase de películas que se puedan despachar en unas pocas líneas. Y si Interstellar nos dice que nosotros somos los que damos vida al universo, hay que valorar también la “vidilla” que le da Nolan al género de ciencia-ficción.

 Puntuación:

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( Fotos: Warner Bros. )

Y aquí reportaje: Las películas de «sci-fi» que precedieron a ‘Interstellar’