¿Cuál es el mejor thriller erótico del siglo?

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Instinto básico erigió a su protagonista Sharon Stone en uno de los mayores iconos sexuales de los 90. La dirigió Paul Verhoeven y Michael Douglas fue su pareja de intriga… y cama. Este año se cumplen 25 años de su estreno, nos lo recordaba mi compañero Juan Carlos Rivas, aunque a nuestros cines no llegó hasta finales de agosto. Su éxito en taquilla fue tremendo. Pero, ¿qué fue de los thrillers eróticos que tanto se pusieron en boga en los 80 y 90?

Brian De Palma sorprendió con Vestida para matar (1980) o Doble cuerpo (1984); Kathleen Turner se convirtió en un icono sexual gracias a Fuego en el cuerpo (1981); Glen Close y Michael Douglas protagonizaron Atracción fatal (1987), nominada como mejor película en los Oscar; Virginia Madsen, Jennifer Connelly y Don Johnson subieron la temperatura de la intriga en Labios ardientes (1999); Denise Richards, Neve Campbell, Kevin Bacon y Matt Dillon formaban un cuarteto de armas tomar en Juegos salvajes (1998). Incluso Kubrick se permitió su particular descenso a los infiernos, de los celos y la pasión, en Eyes Wide Shut (1999).

Las frases publicitarias tipo Bruce Willis y Jane March tenían «escenas muy tórridas» eran el leiv motiv de El color de la noche (1994). Un gancho comercial, pese a que este tipo de escenas de alto voltajes no siempre eran sinónimo de éxito garantizado en taquilla (algunas era mejor dejarlas para la intimidad del hogar, para el VHS, Beta o 2000), mientras que otras caían directamente en el ridículo más espantoso (que se lo pregunten, por ejemplo, a Madonna y su El cuerpo del delito).

El thriller erótico llegó a ser un género en sí mismo. En los últimos años la fórmula ha decaído. En Internet se encuentra de todo, las series también han aumentado su cuota de lo que es permisible enseñar, pero no faltan las que intentan poner de nuevo su granito de arena para revitalizar el género. Angelina Jolie ha protagonizado un par: Vidas ajenas (2004) junto a Ethan Hawke, y Pecado original (2001) con nuestro Antonio Banderas. Ambas parecieron «deleitar» más a los críticos, que se enseñaron con ellas dedicándoles todo tipo de improperios, que al (al más bien escaso) personal que acudió al cine a verlas.

La siguiente lista es una selección (por orden alfabético) de las mejores de entre lo que llevamos de siglo, y curiosamente bastantes son películas estrenadas el pasado año. El thriller vuelve a animarse.

Al final del post puedes votar por tu preferida.

( Algunas imágenes son explícitas )

 

Compliance (2012)

La realidad supera a la ficción. Narra el caso de una joven empleada de un restaurante de comida rápida, Becky (Dreama Walker) acusada injustamente de robarle la cartera a un cliente. Con la complicidad de un empleado y de la encargada del local, manipulados y siguiendo las instrucciones por teléfono de alguien que dice ser un oficial de la policía, sufrirá humillaciones, obligándola a desnudarse para comprobar si oculta lo presuntamente robado e incluso llegando a los abuses sexuales. Seguían la voz de alguien que decía actuar en nombre de la ley, y detrás de todo ello estaba el miedo a perder los respectivos trabajos. Lo increíble es que está basado en el caso real de un desaprensivo que, durante diez años, actuó de esta manera, dando instrucciones por teléfono a sus involuntarios «cómplices» y «víctimas» y utilizando videocámaras en almacenes y restaurantes de localidades rurales de Estados Unidos.

 

Deseo, peligro (Lust, Caution / Se Jie, 2007)

Solo habían pasado dos años desde que el director Ang Lee hubiera levantado una polvareda enorme con su película de vaqueros homosexuales, Brokeback Mountain, cuando presentó otra peculiar trama, pero sobre espionaje y ambientada en Shanghái durante la II Guerra Mundial. Con ecos a Encadenados de Hitchcock, el pastel de la función eran las muy explícitas escenas de sexo entre Tang Wei y Tony Leung. Impactaron desde su presentación en el Festival de Venecia, del que se acabó llevando el León de Oro a la mejor película.

 

El desconocido del lago (L’inconnu du lac, 2013)

Amor y muerte a orillas de un lago o en el bosque más cercano. Una atmosfera de pasión y también policíaca en la que el francés Alain Guiraudie no se cortó ni un pelo. Exhibió todo tipo de escenas sexuales en uno de los títulos icónicos del cine gay moderno y que dejaba en paños menores a títulos como La vida de Adèle.

 

Elle (2016)

El director holandés Paul Verhoeven, 78 años, y la francesa Isabelle Huppert (58 años cuando se rodó la película) nos ofrecieron una de las tramas más morbosas del thriller erótico reciente. Su protagonista era objeto de un acosador que incluso llegaba a violarla, pero ello no le causaba un trauma especial a la ejecutiva que interpreta Huppert, más bien al contrario, despertaba en ella unos deseos e instintos mucho más bajos.

 

Femme fatale (2002)

Los cronistas de este pasado Festival de Cannes relataban que el francés François Ozon con L’amant double había facturado un thriller psicológico cargado de erotismo y excesivo, recordando los mejores tiempos de Brian De Palma, pero sin superar ni de lejos al maestro. Femme fatale tenía un hálito de misterio y sensualidad que recorría todos sus fotogramas, sin embargo, si ha pasado a la historia es gracias al sexy Strip Dance que se marcaba su protagonista, Rebecca Romijn-Stamos.

 

Killer Joe (2011)

A la vejez viruelas, y a sus 76 años, el mítico director de El exorcista y French Connection, William Friedkin, realizó unos de los thrillers más rompedores y cargados de sexo de los últimos años (basado en la obra de teatro de Tracy Letts, que también se hizo cargo de adaptar el guion cinematográfico); además marcó el sorprendente resurgir de Matthew McConaughey, no tardarían en llegar Mud, el oscar por Dallas Buyers Club o la televisiva True Detective. No menos memorables, y generosas al mostrarse con poca ropa, eran la joven Juno Temple (pura sexualidad sureña) y la más veterana Gina Gershon (ella era además la protagonista, junto al personaje de McConaughey, de una de las escenas más brutales, inesperadas y recordadas, obligada literalmente, a practicarle una «felación» a un muslo de pollo).

 

Infiel (Unfaithful, 2002)

Es difícil imaginarse que alguien le pudiera ser infiel a Richard Gere, pero Diane Lane lo fue. O mejor dicho, su personaje. El tercero en discordia era Olivier Martínez y los dirigó otro especialista en la materia, Adrian Lyne. Se trata quizá también de su mejor película, junto con Atracción fatal, pero el director decidió también entonces que era el momento de retirarse. Desde hace 15 años no ha vuelto a ponerse tras las cámaras.

 

La doncella (The Handmaiden/Ag-ga-ssi, 2016)

Magistral adaptación de la novela Falsa identidad (Fingersmith) escrita por Sarah Waters en la que el surcoreano Park Chan-wook trasladó sus personajes e intrigas, en busca de dinero y poder, también de pasiones irrefrenables, de la época victoriana del libro original a la Corea de los años 30 bajo la ocupación de los japoneses. En ella, la auténtica historia de amor la vivían dos mujeres, una ladronzuela metida a doncella, y una dama de la alta alcurnia, supuestamente inocente y pura.

 

La habitación azul (La chambre bleue, 2014)

Mathieu Amalric metido a director es tan tortuoso como los personajes que acostumbra a interpretar. En su cuarto largometraje como director no le hizo falta demasiados personajes, ni metraje (apenas una hora y cuarto) para este intrincado melodrama policial basado en una historia de Georges Simenon.

 

Loft (2008)

Una de las más agradables sorpresas de los últimos años fue esta recomendable producción belga en la que cinco amigos con cierto poder adquisitivo y felizmente casados deciden alquilar un loft para dar rienda suelta a sus desmadres y fantasías sexuales. El problema llegaba cuando un buen (o mal día) se encontraban con una muchacha muerta en la cama de su picadero. Como la historia era buena, en 2015 se realizó el correspondiente remake norteamericano dirigido por el mismo autor del original, Erik Van Looy.

 

Pasiones secretas (Choses secrètes, 2002)

Una de las propuestas más subidas de tono nos llegó de Francia. Una camarera y una stripper que acaban de ser despedidas unirán sus fuerzas, amistad y algo más, en pos de otros fines más lucrativos. Su objetivo, seducir al joven y apuesto hijo de un rico empresario. En el fondo, una historia de supervivencia en las que su pareja femenina, Coralie Revel y Sabrina Seyvecou, se mostraron muy desinhibidas ante las cámaras, con escenas de sexo nada simulados.

 

Swimming Pool (2003)

Y aunque no sea Brian De Palma, François Ozon logró su obra maestra en el género, con la complicidad especialmente de Ludivine Sagnier y Charlotte Rampling. Ficciones y realidades, otro de los temas predilectos de Ozon, en la que una escritora de novelas de misterio (Rampling) busca inspiración en casa de su editor, y vaya si la encontrará. Será inesperadamente y por obra y gracia de la provocativa

presencia de la hija de este (Sagnier).

 

The Neon Demon (2016)

Thriller psicológico, dosis de misterio y terror, críticas al mundo de las pasarelas, al culto exacerbado a la belleza, el cuerpo y la juventud. Sudor, lágrimas y sobre todo mucha sangre con imágenes y sonidos que harían las delicias del mismísimo David Lynch. Muchos neones, sombras y oscuridades en un cuento envenenado que, pese a todo, tuvo la cualidad de dividir al público entre los que odiaron por siempre jamás al danés Nicolas Winding Refn y los que le amaron incondicionalmente. Elle Fanning fue su musa aquí.

 

Toc Toc (Knock Knock, 2012)

Ana de Armas y Lorenza Izzo (Infierno verde) se lo hacían pasar muy mal a un Keanu Reeves, «de «rodríguez» solo en casa durante una ausencia de su esposa e hijos. Eran dos peculiares «vengadoras», castigando a hombres infieles. Primero provocaban y una vez caídos en sus redes se lo hacían pasar canutas.

 

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